Ruth del Moral
Madrid, 19 mar (EFE).- Sin mascarillas, con miedo y con mucha preocupación comenzaba hace un año el primer Pleno del Congreso que se convocaba con España confinada. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, debía dar cuenta de un estado de alarma que sería el segundo en más de 41 años de vigencia de la Constitución.
Aquel Pleno al que acudía una treintena de diputados, todavía inconscientes de las 72.910 muertes por covid que vendrían después (según datos de Sanidad) mostró la imagen de que todos somos igual de vulnerables y por eso la frase más repetida entre ellos ese día era: «¿Cómo te encuentras?».
Un tono de unidad que un año después y con el virus aún activo ha desaparecido.
«Lo más humano que vi de todos nosotros es que de forma sincera e incluso cariñosa nos alegrábamos de vernos. Nos preguntábamos cómo estábamos y cómo estaban los nuestros. La sensación era de tregua en la batalla», señala a EFE la diputada de Ciudadanos María López.
La pandemia llevó a la suspensión de las actividades parlamentarias el 12 de marzo cuando la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, anunció, que aunque «el Congreso no se cierra», la actividad se cancelaba durante quince días. Unos días antes varios diputados de Vox habían dado positivo en coronavirus.
Aquel día también se reactivó el voto telemático y se amplió para todos los diputados y toda clase de iniciativas, ya que hasta el momento solo se permitía para casos de bajas por maternidad, paternidad o por enfermedad grave y se ceñía a la toma en consideración de proposiciones de Ley o Reales Decretos Ley.
Meritxell abría la sesión del 18 de marzo con semblante serio y algo desencajado. Destacaba las «inusuales condiciones» en las que se celebraba ese Pleno y mostraba en su nombre y en el de todo el hemiciclo el pesar y las condolencias por los fallecidos.
Los aplausos del presidente del Gobierno, de los cinco ministros que le acompañaban (Carmen Calvo, Salvador Illa, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos) y de todos los presentes resonaron en la sala.
«Hay momentos que marcan vidas enteras, las nuestras y las de los ciudadanos a los que servimos, y aquellas primeras sesiones de la pandemia ya son parte, sin duda, de nuestras vidas», relata a EFE la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, al tiempo que la diputada del PP Ana Beltrán incide en que «vivíamos una tragedia y sentía que de nuestras acciones dependía la vida de muchos españoles».
El líder de Más País Íñigo Errejón coincide en que «sabíamos que estábamos pisando horas históricas y a todos nos sobrecogía la situación».
Lo cierto es que todos los diputados han señalado a EFE que entonces les pudo el sentimiento de deber y de responsabilidad por proteger a los españoles y han coincidido en que tenían la sensación de vivir una película de terror.
Mikel Legarda, del PNV recuerda que el «ambiente era tenso, pero puesto en relación con la densidad que tenemos ahora, parece hasta ingenuo. Entonces teníamos dudas de si la situación a la que nos enfrentábamos podría llegar a unir a los partidos políticos, pero eso ahora queda lejos».
«Entendí que acudir a ese Pleno esa era mi obligación, igual que hicieron los camioneros, los sanitarios, la gente que trabajaba en los supermercados», puntualiza el diputado de Compromís Joan Baldoví que desvela que cogió su furgoneta y con carretera y manta (literal) se plantó en el Congreso para alojarse en su despacho durante unos días.
«Comía y cenaba de táper solo en el despacho, porque además los bares estaban cerrados. El Congreso, a mí que soy maestro, me recordaba al primer día de las vacaciones de verano, cuando los niños ya se han ido y los maestros nos quedamos allí haciendo trabajo administrativo», ha confesado.
Lastra añade que «el silencio en las calles, en los pasillos del Congreso y en el hemiciclo concentraba el temor y la angustia de todo un país cuyas miradas estaban más que nunca puestas en sus representantes».
En ese primer hemiciclo semivacío de hace un año no se imponían todavía las mascarillas y la lejía sustituía al gel hidroalcohólico.
Los ujieres llevaban guantes y Valentina Cepeda era la ujier encargada de desinfectar la tribuna cada vez que subía un diputado.
«Eran sesiones investidas de formalidad y de respeto», rememora Errejón mientras el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique recuerda que «la atmósfera era pesada» y que «la sensación principal que sentí durante aquellas horas fue de una enorme responsabilidad».
«Me impactaron las caras de preocupación y tristeza de mis compañeros y de todo el arco parlamentario. Era sobrecogedor», puntualiza la diputada popular al tiempo que Echenique resalta que «estábamos viviendo un momento histórico en el que las personas que teníamos cierta capacidad de influir en las decisiones no nos podíamos equivocar».
«Se nos va a juzgar a todos por lo que hagamos en estas fechas», incidía también María Muñoz antes de intervenir en el nombre de Inés Arrimadas en el Pleno que se celebró el día 25.
Y ASÍ LLEGÓ EL PLENO DE LA UNANIMIDAD
Comenzaba el día 25 de marzo y fue al día siguiente cuando 306 votos telemáticos dieron el sí a la primera prórroga del estado de alarma.
Seguía el confinamiento y en el Congreso se respiraba acercamiento político. La Cámara abría esas semanas sus puertas a un hemiciclo con aforo limitado y donde se celebraron dos comisiones: la de Sanidad y la de Reconstrucción para hablar solo de la evolución de la covid-19 y sus consecuencias.
Desde entonces el Congreso ha ido paulatinamente volviendo a una nueva normalidad, los aforos siguen reducidos al 70 % en el hemiciclo aunque a las comisiones ya pueden acudir los cerca de 37 diputados que las componen.
Lo que no ha cambiado ha sido el voto telemático.
EL VOTO A DISTANCIA DESDE 2012
En 2012 con José Bono al frente de la Cámara Baja y con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se implantó el voto telemático para los casos de maternidad, paternidad o enfermedad grave. Hoy no hay votación que no sea mixta: presencial y a distancia.
Para ello los diputados deben avisar con antelación y votar a través de una aplicación horas antes.
Los sistemas de garantía de voto e informáticos se han tenido que reforzar para soportar el peso -en algunos casos- de más de 300 votos simultáneos a distancia. Además se vota por fases y por días.
Las iniciativas que son susceptibles de cambio por llevar enmiendas (como mociones, proposiciones no de Ley o dictámenes de comisión) no se votan de forma inmediata para no quebrantar el principio de debate.
De hecho se votan primero las enmiendas y luego el resto de la iniciativa al final de la última sesión plenaria.
Actualmente los votos telemáticos todavía ascienden a más de 200 en algunos casos y pese a que la mayoría de estos diputados están en la Cámara se impone la prudencia por si fallan.
El Congreso también ha instaurado el voto telemático nominal para evitar tener que tocar las papeletas y meterlas en la urna. Lo importante, como reitera Batet, es garantizar el funcionamiento del Parlamento y evitar riesgos.
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