Ahorrar es posible. Así lo asegura la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que señala que revisando las costumbres cotidianas y ajustando algunos hábitos y haciendo buenas elecciones, al cabo del año el bolsillo lo notará. OCU te da hasta 50 consejos para ayudar a ahorrar 2.500 o 3.000 euros al año sin grandes esfuerzos.
Ahorrar 3.000 euros en un año:
1. La cesta de la compra
La cesta de la compra es un gasto casi diario: llenar la nevera y la despensa se lleva aproximadamente un 20% de nuestro presupuesto familiar. Conseguir recortar ese gasto puede suponer un buen pico todos los meses.
Comprar productos de temporada, frutas y verduras, o pescado del tiempo y de la zona, además de suponer una mejora en la calidad del producto, puede traducirse en un ahorro significativo. Fíjate en las ofertas de productos frescos: déjate tentar por ellas. Tu salud y tu bolsillo te lo agradecerán.
Es posible ahorrar en tu cesta de la compra, simplemente, eligiendo comprar en establecimientos con un buen nivel de precio. El el último estudio de supermercados de OCU, en que se visitaron casi 1.200 super e hipermercados de 63 ciudades, comprobamos que el ahorro anual al cabo del año oscilaba entre 276 y más de 3.000 euros, dependiendo de la localidad (donde mayor competencia hay, mayor puede ser el ahorro).
En cualquier caso, según los cálculos de los expertos de OCU, el ahorro medio anual para una cesta de la compra estándar (la cesta OCU) es de más de 900 euros, sin renunciar a nada, solo comprando en las tiendas con mejores precios de tu zona o, al menos, en las cadenas con mejor nivel de precios.
La compra online tiene muchas ventajas, es cómodo y rápido… Sin embargo hay que tener cuidado con las ofertas familiares tipo 3×2, 2×1, packs familiares, «envases ahorro», un 20% más gratis… No pienses que comprar sistemáticamente este tipo de ofertas es la mejor manera de ahorrar, porque no es así. En una buena indicación de precios, no basta señalar el precio por envase o unidad, debe indicarse también el precio del kilo: esta es la mejor manera de comparar precios y ver si esa presunta oferta realmente sale más económica.
Otra razón para desconfiar de esas ofertas es que, en ocasiones, la fecha de caducidad o consumo preferente del producto es demasiado próxima. El resultado es que acaba mucha comida en la basura, porque compramos más de la que podemos consumir.
Está comprobado, los alimentos «con apellido» suelen ser más caros: no es lo mismo una mermelada, que una mermelada «casera», unas pastas, que unas pastas «artesanales», un yogur, que un yogur «eco» o «bio», unos huevos, que unos huecos «tradicionales»…
2. En las facturas de suministros
Las continuas subidas eléctricas, la confusión del mercado, tarifas poco adecuadas a nuestro perfil de consumo… las facturas de suministros, sobre todo las de gas y electricidad suponen un gasto insoslayable ¿podemos recortarlo? Sí. Aquí van algunos trucos:
Buena parte de lo que pagas en tu factura es la potencia contratada: cada 1,15 kW de potencia suponen casi 60 euros al año. Si quieres recortar la factura de la luz, el primer paso es revisar qué potencia tienes contratada y ver si es de verdad la que necesitas.
¿Cómo puede saber sin pagas más potencia de la que necesitas según tu consumo? El truco casero es valorar si no salta nunca el ICP (interruptor de control de potencia), un dispositivo que controla la potencia, ahora integrado ya en los nuevos contadores: si el tuyo no salta es probable que puedas contratar algo menos de potencia … y arañar unos euros a tu factura.
Optar por la tarifa de discriminación horaria es una de las mejores maneras de ahorrar electricidad. Se basa en la existencia de «horas valle» (desde las 22 horas hasta las 12; desde las 23 a las 13 en verano), en que la electricidad es más económica, y unas «horas punta», con la electricidad solo un poco más cara. Cambiarse de tarifa a la tarifa con discriminación horaria (DH) es sencillo y bastante económico (solo 11 euros). Los hogares que no tienen esa tarifa suelen hacer, de media, u 50% de su consumo en horario valle: para empezar a ahorrar solo necesitas un 30%. Veras que, sin grandes esfuerzos, puedes ahorrar unos 80 euros anuales en tu factura de la luz.
Usar bien los electrodomésticos no solo alarga su vida, con el consiguiente ahorro, sino que además permite reducir el consumo de energía. Para ello, elige los programas que funcionan a temperaturas bajas, vigila donde instalas frigorífico y congelador, apagar placas eléctricas o el horno un poco antes de que acabe el tiempo de cocción y aprovechar el calor residual y mantener limpios tus electrodomésticos es clave para aumentar su eficiencia, y eso se traduce en euros.
Evita el Stand By: Cuando dejes de usar un aparato, apágalo del todo, no lo dejes en modo stand by, porque, aunque mucho menos, sigue consumiendo. Si apagas del todo la tele, el ordenador, el cargador o el equipo de música cuando no los estés utilizando, recortarás en un 10% tu consumo energético, que para un consumo medio (de 3.500 kWh/año) supone más de 50 euros anuales.
Revisa si puedes acogerte al bono social. Esta opción puede ahorrarte unos 180 euros al cabo del año. Sin embargo, muchas de las personas que podrían beneficiarse de esta ayuda no lo hacen, básicamente por desconocimiento. El bono social solo se aplica en la vivienda habitual, y en clientes que tengan contratada la tarifa regulada PVPC. Pero los requisitos están a punto de revisarse, y se incluirá la renta como criterio.
Hasta que llegue el momento el Bono Social exige cumplir uno de estos requisitos: tener contratados menos de 3 kWh, ser familia numerosa, ser pensionista con una pensión mínima de jubilación, incapacidad o viudedad o que todos los miembros de la unidad familiar estén en paro.
Ajusta los termostatos de calefacción y aire acondicionado: tener la casa a 21 ºC en vez de a 24 recorta en un 20% el consumo energético. También ahorras no bajando el aire acondicionado por debajo de 23 o 24 ºC en verano.
Regula el caudal del agua: La factura del agua no es tan elevada como la de otros suministros pero hay distintas opciones para asegurarse de no despilfarrar agua en nuestra vida cotidiana: cerrar el grifo mientras nos enjabonamos, mientras nos lavamos los dientes, o fregamos los platos, sustituir el baño por la ducha, no enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas, esperar a cargar la lavadora o lavavajillas antes de ponerlos… todo eso está muy bien. Pero además, recortarás el consumo de agua con grifos con limitadores de caudal o cisternas con doble descarga.
3. Facturas de teléfono e Internet:
El móvil, el fijo, la conexión a Internet, en ocasiones con paquetes que incluyen televisión… todos los meses pagamos una factura en telecomunicaciones que puede llegar a ser bastante elevada.
Las compañías ofrecen paquetes con megas, con tarifas planas ilimitadas, con programas que no vas ver, con una tecnología puntera para la que tu instalación quizá no esté preparada… no contrates la última oferta, ni firmes con la compañía más insistente: valora lo que necesitas, lo que de verdad vas a utilizar, y no contrates menos… pero tampoco más.
Busca la mejor oferta. Solo con llamadas, también con datos, fijo, móvil, con tarifas planas, prescindiendo del teléfono fijo… Piensa en tus hábitos de consumo de telecomunicaciones y contrata la oferta que más te convenga. El ahorro depende de cada caso, pero puede superar los 15 o 20 euros mensuales.
Cuidado con los servicios de valor añadido. Estos servicios suelen ser los responsables de que se disparen nuestras facturas: teléfonos de información, de juegos, la suscripción a servicios mediante el envío de SMS… estáte atento si no quieres que se desequilibre tu presupuesto en telefonía. Los teléfonos que empiezan por 800 y 900 son gratuitos, pero no sucede igual con los que empiezan por 803, 806, 807 y 905, que tienen un precio muy elevado. El consejo de OCU es que contactes con tu compañía y desactives todos los servicios de tarificación adicional. Si algún día los necesitas puedes volver a activarlos en cualquier momento… y hasta entonces evitarás un buen susto.
Usa amplificadores de Wifi: Si tienes frecuentes cortes en la conexión, poca cobertura o una escasa velocidad de descarga son señales claras de que el Internet de tu casa no va tan bien o tan rápido como debería. Las causas del problema son variadas (mala señal, robo del wifi, tipo de router incorrecto…) Para mejorar la señal, la solución más simple y económica es instalar un amplificador/repetidor, un dispositivo que se enchufa a la corriente eléctrica y recibe la señal wifi de tu router y luego la amplifica. Su precio: 30 euros.
Ahorra con los datos: Por defecto, la mayor parte de las tarifas de móvil, una vez agotado el bono de datos, cobran por el consumo adicional de internet. Atento pues: si no tienes datos, olvídate de las últimas apps y de navegar de manera ilimitada. Para no pagar de más, las principales compañías permiten activar la opción de reducir la velocidad una vez agotado el bono, sin coste adicional. No podrás navegar bien, pero sí bastará por ejemplo, para los servicios de mensajería y correo.
4. En el banco
¿Siempre eres tú el que sale perdiendo en tus relaciones con las entidades financieras? Cambiar las cosas puede estar en tu mano: aquí tienes las claves para que cuidar de tu dinero no te salga caro.
Elige cajeros donde no pagas comisión: la guerra de los cajeros se saldó con unas claras víctimas, los consumidores, que hemos visto cómo se reducían drásticamente las opciones para poder sacar dinero sin pagar comisiones. Afortunadamente, algunas entidades ofrecen opciones para extraer dinero en cajeros de otros bancos sin pagar comisiones (pero normalmente con limitaciones). Si no quieres pagarle al cajero, entérate bien de dónde (y cómo) puedes extraer dinero gratis.
Busca una cuenta que no te cobre: Elegir bien tu banco, la cuenta que se coupa de gestionar tus pagos y cobros te sale a cuenta: Algunas cuentas te devuelven un porcentaje de los recibos domiciliados (luz, gas, teléfono fijo, teléfono móvil e Internet), otra es retribuir a los clientes es pagar un interés sobre los saldos medios de la cuenta.
Elije una tarjeta rentable: Busca una tarjeta sin comisiones… y no solo eso, en vez de pagar por ella, localiza una de las que te devuelven dinero por usarlas.
Si tienes ahorros, inviértelos bien: Con los intereses por los suelos, incluso los mejores depósitos del mercado ofrecen al ahorrador rendimientos muy bajos. Si quieres sacar un mayor rendimiento a tu dinero, lo más acertado es plantearse la inversión en bolsa, pero claro, no de cualquier manera, hace falta diversificar, equilibrar… Salvo que seas un experto, la clave es estar bien asesorado. Una buena alternativa escoger un buen fondo de acciones.
Revisa los gastos hipotecarios: Si tienes una hipoteca o si la has tenido, aunque ya hayas acabado de pagarla, es muy probable que te hayan obligado a pagar mucho dinero de más que ahora puedes recuperar. Los contratos hipotecarios incluyen cláusulas que obligan a los consumidores a pagar todos los gastos de constitución de hipotecas. El Tribunal Supremo ha dictaminado que estas cláusulas son nulas, que el conusmidorea no tiene por qué correr con todos los gastos (Notaría, registro, impuesto de Actos Jurídicos Documentados…), y quien lo hizo, puede reclamar y recuperar su dinero. Dependiendo de los casos, puedes tener derecho hasta a 3.000 euros.
5. Al comprar productos:
Sí, tú quieres ahorrar… pero justo entonces la lavadora se rebela y se niega a seguir funcionando, o resulta que tu móvil ya no va a soportar la última actualización. Además, a la vuelta de la esquina está esa ocasión especial que toca celebrar, por no hablar del cambio de temporada. Hay que comprar cosas, no hay más remedio. Pero si aciertas con qué comprar, cuándo y dónde, puedes ahorrarte unos buenos euros.
Elige bien la tienda donde comprar: Si quieres ahorrar no basta solo con elegir los productos que más te interesan, por su calidad, por sus prestaciones o por su precio, sino que te interesa localizar la tienda donde lo podrás comprar más barato. Acertar al elegir el modelo con mejor relación calidad/precio y la tiendas más económica se traduce en cientos de euros.
Piensa en alternativas de consumo: Cada vez ganan terreno nuevas opciones de consumo: si tú ya no lo necesitas, puedes dárselo a otros, o venderlo, o cambiarlo por lo que te hace falta. Ropas, enseres y equipos que ya no necesitas pueden tener una nueva vida… y ser para ti también una fuente de ingresos. Las redes de trueque suponen tomar las riendas de tu propia economía.Todo puede intercambiarse, pero lo que tiene más exito es la ropa, bisutería, juguetes, libros, música y hasta pequeños electrodomésticos.
6. En el coche:
El transporte en general, y el coche en particular, se llevan un buen pico del presupuesto familiar: combustible y mantenimiento, aparcamiento, seguros… Hay quien calcula que al cabo del año un coche gasta unos 5.000 euros.
Adopta prácticas de conducción eficiente: Conduce de un modo eficiente, a la velocidad adecuada, sin apurar las marchas y eligiendo la marcha más adecuada para circular en cada momento: ahorrarás hasta el 15% en combustible. Vigila la presión de los neumáticos para que sea siempre la adecuada: circular con menos presión en las ruedas aumenta el consumo un 1% por cada 0,1 bares de presión menor a la adecuada, y en un año o 20.000 km, el gasto extra medio será de entre 80 y 100 euros más que con las ruedas con la presión correcta. Evita cargar el coche en exceso y no abuses del aire acondicionado, ni de otros aparatos electrónicos del coche.
Ahorra en la gasolinera: El depósito te durará más con unas buenas prácticas de conducción, pero aun así, se agotará y tendrás que ir a repostar: en ese momento, también puedes ahorrar. ¿Cómo? Localizando la gasolinera con mejor nivel de precios de la zona que te interese.
Plantéate al carsharing y el alquiler por horas: Recorta gastos usando el coche solo cuándo lo necesitas, optando por el carsharing, que te permite usar (y pagar) un vehículo el tiempo que lo has usado y aparcar de manera cómoda en un parking o donde te venga mejor dentro de las zonas autorizadas por la compañía.
Si vas a comprar un coche nuevo, ten en cuenta que puedes ahorrar negociando bien con el concesionario: distintos estudios de OCU han visto que, apra un mismo modelo, es posible tener un ahorro de hasta el 24% en el precio de ese coche.
7. En los seguros:
Pasa revista a los seguros que ya tienes, y no vuelvas a contratar esas coberturas: si ya tienes el riesgo de accidentes cubierto por tu tarjeta, no necesitas contratarlo más, por muy competitiva que sea la oferta que te hagan.
Si tienes coche, necesitas un seguro. Y sí, es posible tener un buen seguro sin pagar de más. Consulta cuál es la mejor póliza para tu caso concreto en los comparadores de seguro.
Asegura tu hogar por el valor correcto, asignando el valor adecuado a continente y contenido, ya que si desafortunadamente se produce un siniestro podrían aplicarte la regla proporcional. Sí es posible recortar un poco la prima de tu seguro de hogar evitando duplicar garantías ya cubiertas: en este sentido, te recomendamos revisar lo que cubre el seguro de la comunidad de propietarios, pues si es bueno, podrías contratar el seguro de hogar con un pequeño capital “a primer riesgo” y de esta forma, se reduciría la prima. Si eres inquilino, lo que más te conviene asegurar es la responsabilidad civil.
Fuente:OCU
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