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’30 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea
Publicado
hace 8 añosen
De
José Luis Fortea
……. El 30 de junio de 1520, hace hoy cuatrocientos noventa y siete años, Hernán Cortés caía derrotado en Tenochtitlan, la ciudad más grande del mundo en aquellos tiempos, capital del imperio azteca, en un suceso que en los anales de la historia se recuerda como “la noche más triste”.
Cuando los españoles durante la primavera de 1519 arribaban a las costas del actual México, procedentes desde el puerto de Matanzas, en tierras cubanas, lo hicieron por un lugar que los antiguos mayas denominaban “nido de las golondrinas” (Kosom Lumil; Cozumel), una isla llana de roca caliza ubicada a unos sesenta kilómetros de Cancún (kaan kun, “nido de serpientes”), descubierta nueve meses antes, el 3 de mayo de 1518 por Juan de Grijalva.
Allí, en Cozumel, tras entrevistarse con quien dijo ser el “señor de toda aquella isla”, el “hombre de mando”, Hernán Cortés, haciendo uso de dos jóvenes intérpretes mayas hechos prisioneros en Isla Mujeres de la península del Yucatán, a quienes llamaban los españoles Juliancillo y Melchorejo, consiguió, resaltando insistentemente sus intenciones pacíficas, la colaboración de aquellos, previa su conversión al catolicismo, brindándoles de esta forma la real protección del monarca de España, en aquellos días, Carlos I, concediéndoles, a petición de este jefe maya, una carta a modo de salvoconducto que les protegiera de los posibles ataques de expediciones españolas futuras.
En su avance por aquellas tierras, los españoles llegaron a Pontochán, en donde solicitaron agua y víveres y poder entrar en la ciudad, siendo las primeras peticiones concedidas, pero no así el permiso de entrada en el poblado, desatando la ira de Cortés que entendiendo aquella negativa como un desafío, decidió atacar la pequeña localidad por dos frentes.
Los nativos valientemente defendieron su ciudad lanzando una lluvia de flechas sobre los “hombres barbudos” españoles, que utilizando sus armas de fuego, asustaban con sus detonaciones a aquellos bravos guerreros, que escuchaban, por primera vez, el ensordecedor ruido de los arcabuces de mecha, que junto con el acoso de aquellos majestuosos caballos y las temibles fauces de los perros que les acompañaban, la mayoría alanos y dogos adiestrados, llegaron a causar verdadero pavor entre la población indígena, que no habían visto en su vida semejantes “armas de guerra”, sin olvidar la más mortífera que trajeron consigo aquellos regimientos, sin ser conscientes, la enfermedad de la viruela, que acabaría con el 97% de estas poblaciones en los años posteriores.
Las autoridades indígenas de Tabasco ofrecieron a Hernán Cortés y sus hombres, en señal de buena voluntad, víveres, joyas y un grupo de veinte esclavas, entre las que destacaba, sobre todas ellas, una, que resultaría de vital importancia en la conquista de aquellas tierras, Malintzin, llamada por los españoles “doña Marina”, y que será conocida como “La Malinche”, que realizará su papel de intérprete, de consejera, colaboradora y amante de Hernán Cortés, con quien tres años más tarde, en 1522 tendría un hijo, Martín Cortés.
El emperador azteca desde 1502, Moctezuma II, conociendo la presencia de aquel, y creyéndolo la viva señal enviada por los mismos dioses, que según predicción de sus oráculos, estos visionaban la existencia de gente extraña con un cuerpo y dos cabezas (posiblemente de un soldado a caballo), envió a sus emisarios para entrevistarse con ellos, durante la primavera de aquel año de 1519, concediéndoles a tenor de su buena voluntad de diálogo, una entrevista personal, que tendría lugar el día 8 de noviembre de ese mismo año, en Tenochtitlán.
El encuentro entre ambos desde su mismo comienzo estuvo cargado de cierta tensión y malentendidos, sobre todo en sus aspectos protocolarios, pues desconocedor de las costumbres del lugar, nada más descender de su caballo el español se fue a abrazar directamente al emperador azteca, sin ser consciente que aquello suponía un gesto hostil hacía la figura que representaba aquel hombre de cabellos negros, de unos cuarenta años de edad, a quien bajo ningún pretexto se podía mirar y mucho menos llegar siquiera a tocar. Superados estos pequeños detalles, las relaciones parece que aparentemente fueron cordiales, al menos al principio, aunque con cierta desconfianza uno del otro.
El asesinato del alguacil español Juan de Escalante al ir a cobrar unos tributos en el poblado azteca de Cempoala, sirvió de excusa a Hernán Cortés para hacer prisionero al emperador, en su propio palacio, hecho que causaría verdadero malestar entre sus súbditos.
Teniendo que ausentarse, por este motivo, Cortés de la ciudad azteca, dejó a don Pedro Alvarado al frente de una compañía de cerca de ochenta soldados en la custodia del prisionero Moctezuma, que viendo aquel como en la plaza del templo los nobles ataviados con sus mejores vestimentas celebraban unos bailes, interpretándolo como el inicio de una rebelión, en lugar de los actos propios del festival religioso del mes de Toxcatl, mandó abrir fuego sobre aquellos, causando una verdadera matanza, siendo el origen de una verdadera revuelta, que a pesar del intento de Hernán Cortés una vez hubo regresado, por aplacar los ánimos exacerbados, haciendo incluso que el propio emperador se dirigiera hacia sus súbditos desde una ventana de palacio, estos, le llegaron a lanzar piedras y flechas, mostrando su contrariedad en su figura (al que consideraban en connivencia con el enemigo), falleciendo como consecuencia de las heridas sufridas días después, siendo su hermano Cuitláhuac elegido emperador, que ordenaría la muerte de todos los españoles.
Cuando las tropas españolas huían con los tesoros expropiados durante la noche del 30 de junio, de un día como hoy, fueron descubiertos por sus habitantes ávidos de venganza, provocando una derrota en la que perecieron más de la mitad de las huestes de Cortés, perdiéndose en aquellas aguas que rodeaban la ciudad la mayor parte de dichas riquezas, y entonces, según Bernal Díaz del Castillo cuenta en su crónica de aquel suceso, fue cuando Hernán Cortés, viendo que no tenía más soldados, rompió a llorar, en la que se vendría a llamar, “la noche más triste”.
………en 1934, de nuevo una noche del 30 de junio, en la localidad alemana de Bad Wiessee, un balneario ubicado a orillas del lago Tegernsee, en el distrito de Miesbach, en el Estado de Baviera, tuvo lugar la llamada “noche de los cuchillos largos”, u “operación Colibrí”, en la que Hitler, aconsejado por su lugarteniente Hermann Göring, su ministro de propaganda Joseph Goebbel y Heinrich Himmler, jefe de las SS (Schutzstaffel, escuadras de defensa), decidiera acabar con los opositores críticos de su nuevo régimen, pertenecientes al propio partido Nazi, la mayoría integrantes de las tropas paramilitares llamadas SA (Sturmabteilung, Secciones de Asalto) dirigidas por un Enerst Röhm que en junio de 1934 tenía casi cuatro millones de afiliados y que se había postulado al canciller alemán como ministro de defensa, en aras de dirigir todo el ejército de aquella Alemania de 1934, y al que veían con su desmedida independencia más que una posible amenaza.
Los camisas pardas, que así era como se conocía a los integrantes de las Secciones de Asalto de Röhm, habían adquirido protagonismo durante el ascenso al poder de Adolf Hitler, sembrando el caos, mediante el uso de la violencia, por las calles de una Alemania que clamaba venganza sobre unas condiciones, consideradas desmedidas e injustas, impuestas tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, pero que con el devenir de los años se habían desmarcado en varias ocasiones de los criterios impuestos por el mismo Hitler desde que este fuese nombrado canciller en enero de 1933.
Así, reuniéndoles en aquel balneario, y mediante el nombre en clave de operación Colibrí, contraseña elegida para designar el día en que los escuadrones de ejecución, sin hacer ruido pero con eficacia, irían acabando con la vida de cerca de ochenta y cinco personas “contrarias”, según estos, a la unidad de criterios del régimen Nazi, entre otros, de Ernst Röhm, General en Jefe de las SA, de Gregor Strasser antiguo presidente del partido nacional socialista obrero alemán (NSDAP) durante los años que Hitler pasó en prisión, de Kurt von Schleicher el último canciller y de su esposa Elisabeth von Henning, de Erich Klausener líder católico contrario abiertamente a la política violenta de Hitler, Karl Ernst, jefe de escuadrilla de las SA, y Edmund Heines jefe de policía en Breslau.
Aquella purga supuso, el afianzamiento en el liderazgo de Hitler que ese mismo año de 1934, tras la muerte de Paul von Hindenburg fue declarado Führer, líder de la nación alemana, y la consiguiente pérdida de influencia de las secciones de Asalto (SA) y una mayor presencia de las SS de Himmler.
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Deportes
El Girona firma el hundimiento del Valencia CF (2-1)
Publicado
hace 6 díasen
4 octubre, 2025
El Valencia CF no pudo sumar en su visita a Montilivi y cayó por 2-1 ante el Girona FC en un partido intenso y con alternativas, correspondiente a la jornada 8 de LALIGA EA SPORTS 2025-26. El tanto valencianista lo firmó Diego López, que volvió a demostrar su calidad y olfato en el área rival.
Un arranque accidentado y un Girona más eficaz
El encuentro comenzó cuesta arriba para los de Carlos Corberán, que a los pocos minutos perdieron a Diakhaby por lesión. El central fue sustituido por Copete, lo que obligó a reajustar la defensa. El Girona, muy activo en los primeros compases, llevó la iniciativa con un juego fluido y vertical.
El primer golpe llegó pronto. En el minuto 18, Vanat aprovechó una segunda jugada en la frontal del área para enviar un disparo ajustado al poste derecho de Agirrezabala (1-0). El Valencia intentó reaccionar con orden y buscando el contragolpe, pero le costó romper la presión alta de los de Míchel.
Diego López lidera la reacción blanquinegra
El equipo valencianista fue ganando presencia con el paso de los minutos. Thierry Rendall y Pepelu protagonizaron una buena combinación que terminó con un potente disparo de Jesús Vázquez, al que respondió Gazzaniga con una gran intervención. Poco después, Danjuma tuvo otra ocasión clara, pero su tiro se marchó desviado.
Tras el descanso, Javi Guerra entró por Santamaría y cambió la cara del equipo. El centrocampista de Gilet lideró una jugada brillante que acabó con un zurdazo al larguero de Diego López. Esa acción fue el preludio del empate: en el minuto 58, Danjuma y Lucas Beltrán fabricaron una buena acción por la izquierda y el propio Diego López apareció en el primer palo para empujar el balón a la red (1-1).
El tanto espoleó a los valencianistas, que disfrutaron de sus mejores minutos del partido. En apenas cinco minutos, el Valencia acumuló cuatro ocasiones claras, obligando a Gazzaniga a lucirse ante los disparos de Javi Guerra, Tárrega, Thierry y Copete.
Arnau decide y el Valencia se queda sin premio
Cuando mejor estaba el conjunto che, llegó el mazazo. En una falta lateral, Asprilla puso un centro peligroso que Vanat cabeceó. Agirrezabala rechazó el balón, pero Arnau apareció atento para empujarlo a la red y devolver la ventaja a los locales (2-1).
El Valencia no bajó los brazos. Corberán movió el banquillo dando entrada a Ramazani y Hugo Duro, y el equipo se volcó sobre el área rival. Ramazani rozó el empate con un disparo cruzado que se marchó rozando el poste, y Copete tuvo otra clara tras un córner. En el tramo final, Iván Martín fue expulsado por doble amarilla al frenar una internada de Diego López, pero ni la superioridad numérica ni el empuje final bastaron para rescatar un punto.
En el descuento, Javi Guerra sirvió un balón medido a Rioja, que centró buscando a Hugo Duro, aunque el delantero no logró conectar el remate. El Valencia lo intentó hasta el último suspiro, pero el marcador no se movió.
El Valencia CF sigue compitiendo con orgullo
Pese a la derrota, el equipo de Carlos Corberán ofreció una imagen competitiva y demostró carácter ante un Girona sólido y eficaz. El conjunto blanquinegro se mantiene en mitad de la tabla y ya piensa en su próximo compromiso.
El Valencia CF volverá a jugar a domicilio el lunes 20 de octubre a las 21:00 horas, frente al Deportivo Alavés en Mendizorroza, en la jornada 9 de LALIGA EA SPORTS.
Ficha técnica
Girona FC 2 – Valencia CF 1
Goles: Vanat (18’), Diego López (58’) y Arnau (63’).
Árbitro: Isidro Díaz de Mera (Castilla-La Mancha). Expulsó a Iván Martín (min. 85).
Estadio: Montilivi.
Tiempo de juego: 101 minutos.
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