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Valencia

Comienza el traslado del sarcófago de Blasco Ibáñez al Cementerio General

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EFE/Kai Försterling

València, 6 abr (EFE).- Un grupo de técnicos especialistas en el transporte de piezas de arte han trasladado este martes el sarcófago de Blasco Ibáñez, obra de Mariano Benlliure, desde el Museo de Bellas Artes, donde se encontraba actualmente, hasta un almacén municipal, donde quedará custodiado hasta su instalación definitiva en el Cementerio General.

La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, ha explicado que el sarcófago será trasladado al vestíbulo del Cementerio General «cuando la gran pieza de mármol que debe servir de apoyo para el sarcófago esté lista”, por lo que ha previsto que sea después del próximo lunes 12.

En los trabajos de traslado han participado seis operarios y una pequeña grúa para desmontar el sarcófago pieza a pieza, que pesa 1.400 kilos en total, y depositarlo de manera temporal en un depósito municipal en el que estará custodiado los próximos días.

Tello ha comentado que el Ayuntamiento de València está trabajando para «poder emplazar el sarcófago de la manera más fiel posible a su diseño original», por lo que la pieza de mármol encargada ha supuesto «una dificultad extra y un poco más de tiempo, ya que hay que traerla desde fuera”.

Tras la muerte de Vicente Blasco Ibáñez en Menton (Francia) el 28 de enero de 1928 y la instauración en 1931 de la Segunda República Española, se formó un comité para cumplir con el deseo del escritor de ser trasladado a València, por lo que el consistorio local encabezó las iniciativas planteadas para el traslado de sus restos.

El 29 de octubre de 1933, a bordo del acorazado Jaime I, llegaron los restos del escritor al puerto de València, donde le esperaba una comitiva oficial encabezada por el presidente Alcalá Zamora, que le rindió honores en un acto que congregó a más de 300.000 personas que acompañaron el traslado del enorme féretro hasta la Lonja, donde fue expuesto durante unos días, para ser conducido posteriormente a la sala de concejales del Cementerio General.

Ese mismo año, el Ayuntamiento encargó el arquitecto municipal Javier Goerlich un monumento funerario en el Cementerio General, proyecto que constaba de un jardín valenciano en cuyo centro se situaría la cripta y un mausoleo, coronado por un sarcófago labrado por Mariano Benlliure, que puso en marcha la obra en 1935 y la terminó en dos meses.

Los trabajos arquitectónicos sufrieron retrasos y quedaron paralizados al estallar la Guerra Civil, por lo que a causa de la victoria franquista, el proyecto se abandonó, y el sarcófago pasó en 1940 al Museo de Bellas Artes, donde permaneció hasta el año 1998, en el que fue trasladado al claustro gótico del convento del Carmen, aunque en 2017, por petición del Consorcio de Museos, retornó al Museo San Pío V.

“Ahora, el Ayuntamiento de València ubicará definitivamente el sarcófago labrado por Benlliure en el Cementerio General al objeto de que esté en el lugar para el que fue concebido».

La concejala ha destacado «los esfuerzos de la Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales, de la Concejalía de Cementerios y los Servicios Centrales Técnicos» para dicho fin.

Tras diferentes opciones estudiadas, Tello ha explicado que se ha considerado como «ubicación idónea el vestíbulo del cementerio, un espacio amplio y digno, que ensalza la obra de Benlliure y permite contemplarla por todas las personas que visiten el lugar», además de garantizar la conservación de sarcófago, al tratarse de un espacio interior

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Valencia

“El pueblo salva al pueblo», el grito desesperado de los voluntarios de la DANA

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“El pueblo salva al pueblo" DANA
Situación de las inundaciones en Paiporta

València, 2 nov (OFFICIAL PRESS-EFE).- La sensación de impotencia por no poder hacer más con los medios de que disponen y la urgencia de vehículos que retiren los objetos que han quedado inservibles por la dana de las vías públicas es el grito desesperado de los voluntarios y vecinos de Aldaia (Valencia), que manifiestan con un lema: «El pueblo salva al pueblo».

«Ves las noticias y hablan mucho de Paiporta, Catarroja, Massanassa, que me parece muy bien porque lo necesitan, pero Aldaia parece que no existe. Ni siquiera cuando salen los pueblos afectados sale. Que crucen el puente y vean cómo está y vean si la gente necesita ayuda de verdad», claman tres jóvenes voluntarios de Alaquàs de camino a la población vecina, ataviados con guantes de látex y mascarilla porque les han dicho que el agua está empezando a ser «tóxica».

Lamentan que haya solo un camión de la UME para todo el pueblo cuatro días después de la tragedia y piden que no vayan a «hacerse la fotito y a quedar bien» porque ha sido el pueblo el que ha salvado al pueblo, «no el Gobierno ni nadie».

«Ni tenemos fuerza ni material» para poder mover los coches y quitarlos, y encima se aprovechan las noches para robar en los coches, lo poco que queda en ellos.

Piden a los gobernantes que bajen al barro y miren de primera mano cómo está el pueblo, y se articulen las ayudas que ya existen, por ejemplo uno de los hoteles de Alaquàs que en los últimos tiempos ha acogido a inmigrantes para alojar a los vecinos que se han quedado sin poder vivir en sus casas.

La ayuda de los jóvenes está siendo vital

Un vecino del barrio La Saleta, Satur Moral, no recuerda que nunca haya entrado agua en su casa y por eso la inundación del pasado martes pilló a todos por sorpresa y sin haber sido advertidos. «Cuando nos llegaron los avisos, yo tenía el agua por las rodillas y ya no podía hacer nada, ya no podía reaccionar, solo pudimos encogernos de hombros y ver cómo pasaba el agua, a esperar que remitiera».

PAIPORTA (VALENCIA), 02/11/2024.- Varias personas trabajan en las labores de limpieza en la localidad valenciana de Paiporta, este sábado. Por tercer día consecutivo una marea de voluntarios ha llegado este sábado a barrios del sur de la ciudad de València y a los pueblos de la comarca vecina de l’Horta Sud asolados por la dana para luchar contra un fango, donde grupos especializados de los equipos de intervención buscan cadáveres en garajes o fosos aún anegados.EFE/ Kai Försterling

Lo peor fueron los primeros días sin luz ni agua, sin cobertura y sin internet, y cuando bajó el nivel de agua se dio cuenta de la magnitud del desastre y de que su casa estaba «patas arriba» sin poder echar mano de una manguera, ni poder usar los inodoros o las duchas, ni siquiera lavar la ropa o los platos.

«Una impotencia total, porque no puedes hacer nada», relata Satur, que el primer día, el miércoles, estuvo incomunicado junto con el resto de vecinos de una calle donde se apilaron numerosos vehículos arrastrados por las aguas y hasta hoy sábado «no ha venido nadie a decirme si necesito algo», en alusión a entidades públicas.

Y asegura tener «clarísimo» que es gracias a la ayuda ciudadana como están saliendo del caos, con un agradecimiento especial a los jóvenes. «La gente joven es maravillosa», dice emocionado.

Según un vecino afectado por las inundaciones, Jesús Pérez, residente de la calle San Vicente, hace falta comida, agua, manos para quitar los escombros y maquinaria, aunque reconoce que él cuenta con mucha ayuda.

Esta calle es una vía estrecha y larga, una de las más afectadas, y se generaron taponamientos a causa de los vehículos arrastrados, palés y contenedores flotantes, de ahí la dificultad de acceder a vaciar la calzada.

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