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Cultura

10 curiosidades de la Crida que no sabías

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OFFICIAL PRESS

Como marca la tradición el último domingo de febrero, la Fallera Mayor de València hace la Crida de las Fallas. Un acto en el que reúne a todas las comisiones falleras en las puertas de las Torres de Serranos para iniciar las Fallas invitando a valencianos y visitantes. Con este tradición «pregón» comienzan las fiestas josefinas en un escenario único.

Official Press te cuenta 10 curiosidades que tal vez no sabías sobre este acto tan cargado de emoción.

Curiosidades de la Crida

  • El 15 de marzo de 1931 tuvo lugar la primera «crida« realizada por Ángeles Algarra Azura. Como curiosidad en aquella época no recibía el nombre de Fallera Mayor, ya que este título se empezó a conocer como tal en 1934, sino Reina Fallera de la Historia.
  • En 1931 el acto fue muy distinto a tal y como hoy lo conocemos. Las bandas de música de todas las comisiones falleras se situaron rodeando València. Desde el centro se dispararon varias carcasas y un pregonero al frente de cada banda debía recitar un discurso, para después dirigirse todos los músicos a la plaza del Ayuntamiento, conocida por aquella época como plaza de Emilio Castelar. Todos frente al ayuntamiento izaron las banderas de València y de España mientras sonaba el Himno de València. Al año siguiente ser celebró también un pregón parecido, aunque con solo cuatro comitivas que entraron a València desde Pinedo-Russafa, Poblados Marítimos, Quart y Horta Nord hasta llegar a la plaza de Emilio Castelar. Tras desfilar se terminó con una gran traca.
  • Al principio el llamamiento al inicio de las Fallas se realizaba recorriendo las calles a viva voz. No fue hasta terminada la Guerra Civil cuando se volvió a celebrar el pregón. Es en 1942 cuando se decide hacer desde el Ayuntamiento.
  • En 1943 se produce el primer pregón «retransmitido» por radio.
  • En 1944 el encargado de pregonar de manera divertida el inicio de las fiestas sería el cómico Julio Espí, conocido por su trayectoria teatral y por protagonizar la película El fava de Ramonet.  A lomos de un pollino (asno o burro más pequeño y joven) recorrió las calles cercanas a la actual plaza del Ayuntamiento cantando:

“Se fa saber a la chent

de Valencia y forastera

que de ordre del president

comensa en este moment

la gran Semana Fallera.”

10 curiosidades de la Crida que no sabías

Pregón de las Fallas de 1944 (foto: Remember Valencia).

  • Durante la década de los 40 del siglo pasado este llamamiento basado en el típico pregón de fiestas rurales iba variando año tras año. No es hasta 1951 cuando empieza a llamarse Cridà o Crida. Consistía en una cabalgata que iba recorriendo las calles repartiendo el texto de la invitación a las Fallas al público. De esta manera se eliminó ese año el discurso desde el balcón del Ayuntamiento.
  • La primera vez que se celebra la Crida desde las Torres de Serranos es en 1954 con la idea de convertirla en un acto multitudinario, más popular y más espectacular que sirviera como reclamo del turismo fallero.
  • En 1957, el alcalde entrega por primera vez las llaves de la ciudad a la fallera mayor de València, Sagrario Fernández de Córdoba Planells, costumbre que continúa hoy en día.
  • En 1989 fue el último castillo de cara a la plaza de los Fueros por motivos de seguridad. Aquel 26 de febrero Covadonga Balaguer, Fallera Mayor de ese año, y María Montoro, Fallera Mayor Infantil fueron testigos del accidente producido al finalizar el acto cuando cayeron al público elementos pirotécnicos por estar defectuosos.
  • Pepa Oliver, en 1990, fue la primera fallera mayor de València en celebrar la Crida hacia el otro lado de las Torres de Serranos, es decir, de cara al cauce del río, que hay más espacio y vías de evacuación que detrás del monumento.

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Cultura

El tesoro oculto del caballo del Parterre

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El tesoro oculto del caballo del Parterre

Enero de 1891. El Parterre de la ciudad de València, construido décadas antes, colocaba la estatua ecuestre del Rey Jaume I. Ocupaba en el centro el lugar en el que en un principio debía ir también una gran fuente monumental y que finalmente no se llevó a cabo.

Un jardín que ha llegado a nuestros días después que fuera remodelado tras la riada que arrasó València en 1957.

La imponente obra parece dominar desde lo alto la ciudad del Turia gracias al trabajo de los hermanos escultores Agapito y Venancio Vallmitjana y que fue fundida gracias a 5 cañones y un obús enviados desde Peñíscola junto a 15 toneladas de bronce.

Pero cabe destacar como dato curioso que el caballo sobre el que descansa el rey existió en realidad. Muchos podrían pensar que salió de la imaginación de sus autores.

Pero nada más lejos de la realidad. Ese animal, el que sirvió de modelo y que quedaría inmortalizado para la posteridad pertenecía a un transportista vecino del barrio de Marxalenes llamado Rafael Martí, y que era un antiguo soldado.

Una preciada gorra de soldado miñón

Cuentan que estaba orgulloso de que su bello ejemplar llevara para siempre al monarca y por ese motivo solía acercarse a menudo al taller de los escultores para ver cómo avanzaba la obra.

Dicen que Martí era un hombre orgulloso de su pasado ya que había servido a la patria y conservaba como un tesoro todas sus condecoraciones, medallas, uniformes e incluso su preciada gorra de soldado miñón, una especie de milicia urbana que hacía frente a los delincuentes.

Nunca iba sin su gorra, prenda por la que era conocido por los vecinos.

Y tampoco la olvidó el día que fue a ver como por fin introducían el metal en el molde.

En ese momento presa de la emoción y la alegría lanzó la gorra hacia el cielo para celebrar la finalización de la obra.

Lo que había olvidado era que en el interior de esa gorra guardaba la paga correspondiente por un año de trabajo.

El tesoro oculto del caballo del Parterre

La gorra cayó en el vientre del caballo de bronce y quedó fundida junto al resto para dar forma a la figura ecuestre que hoy podemos contemplar en la Plaza de Alfonso el Magnánimo.

El tesoro del caballo del Parterre del que se habla desde hace siglos forma parte de su piel, una piel fundida con cañones, un obús, bronce y unas mil pesetas que pertenecieron a este soldado, toda una fortuna para aquella época.

El paso de los años hace que en ocasiones realidad y leyenda se mezclen formando historias y mitos como el de Martí y el tesoro del caballo del Rey Jaume I. Historias y mitos que forjan el alma de una ciudad.

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