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La Real Sociedad desgasta a un Valencia peleón e inferior (0-1)

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Valencia-Real Sociedad
El centrocampista del Valencia Javi Guerra (d) disputa el balón ante Mikel Oyarzabal (i), delantero de la Real Sociedad, durante el encuentro de la jornada 7 de LaLiga EA Sports entre Valencia CF y Real Sociedad, este miércoles en el estadio de Mestalla en Valencia. EFE/ Biel Aliño

Valencia, 27 sep (OFFICIAL PRESS-EFE).- La Real Sociedad se impuso este miércoles al Valencia con un gol de Carlos Fernández en la primera parte tras un partido en el que el equipo donostiarra desgastó a un conjunto local voluntarioso que jugó con un jugador menos todo el segundo tiempo y no pudo combatir la calidad de su rival.

La Real Sociedad no ganaba en Mestalla desde la campaña 2016/17 y quería mandar. Con seguridad, el equipo de Imanol Alguacil mantenía el balón en un inicio que quiso que fuera pausado para evitar el ímpetu valencianista, que trataba de imponerse sin éxito con Javi Guerra como líder del centro del campo y con Amallah más adelantado.

Los realistas, que con su posesión atraían y movían de lado a lado a los de Baraja, tuvieron pronto el primer acercamiento peligroso con una subida por la banda izquierda de Cho, que se deshizo como quiso de Thierry y puso un centro raso hacia Carlos Fernández que el jugador no llegó a rematar por centímetros y atrapó Mamardashvili.

Pero el Valencia, todo lo contrario que su oponente, aprovechaba la posesión para ser directo y agresivo. A los diez minutos, Javi Guerra lo intentó con un tiro con rosca en la frontal que se marchó por poco en lo que supuso un aviso para la Real, que comenzó a sufrir con la presión y recuperación de los valencianistas.

Remiro salvó con una espléndida mano un testarazo de Amallah a un buen centro de Thierry en los mejores minutos del equipo blanquinegro, que se sentía suelto y con chispa en ataque. Pero la Real volvió a dormir el partido. Los donostiarras amasaban el balón y esperaban la mejor ocasión para salir sin prisa hasta que consiguieron desactivar al Valencia.

Tierney fue pillo en un saque de falta para filtrar el balón a Carlos Fernández, que se desmarcó con rapidez y superó a la media vuelta a Diakhaby y a Mamardashvili para avanzar a su equipo. El Valencia trató de recuperarse del duro golpe, pero, en el intento de buscar el empate con insistencia, Amallah fue expulsado por doble amarilla al sacar el brazo ante Oyarzabal.

El tiempo añadido fue tenso en un feudo valencianista que pidió algo más que una amarilla para Traoré tras un codazo a Diego López y la primera parte se cerró con un libre directo de Pepelu que salió rozando la escuadra.

Tras el descanso, el Valencia se cayó físicamente. La presión alta ejercida durante el primer tiempo, la inferioridad numérica y una corta plantilla que obligó a forzar titularidades fueron un combo mortal para los locales, que, mientras estaban cansados, veían toda la artillería que todavía tenía la Real en su banquillo.

Gayà abandonó con molestias el campo y la Real Sociedad se reforzó con hombres como Zubimendi, Zubeldia o Brais Méndez en un partido que perdió ritmo y se endureció. El equipo donostiarra estaba tranquilo, mientras que los valencianos, desdibujados, desesperaban y se precipitaban en sus jugadas conforme avanzaba el contador.

Baraja se encomendó al delantero Yaremchuk, que salió en los últimos quince minutos y cabeceó alto una falta de Pepelu, pero, pese al esfuerzo y algunas llegas al área visitante, el Valencia no pudo enfrentar a una Real Sociedad que, como dijo el técnico blanquinegro en la previa, es un espejo en el que mirarse por su gestión y funcionamiento.

Ficha técnica Valencia-Real Sociedad:

0 – Valencia: Mamardashvili; Thierry (Mosquera, m.46), Diakhaby, Cenk, Gayà (Paulista, m.55); Javi Guerra, Pepelu, Amallah; Fran Pérez (Almeida, m.55), Diego López (Yaremchuk, m.74) y Hugo Duro1 – Real Sociedad: Remiro; Traoré (Odriozola, m.46), Aritz, Pacheco (Zubeldia, m.61), Tierney (Aihen, m.71); Cho, De Zárate (Zubimendi, m.46), Turrientes (Brais Méndez, m.61), Merino; Carlos Fernández y Oyarzabal

Gol: 0-1, m.32: Carlos Fernández

Árbitro: Hernández Hernández (Comité canario). Amonestó a Javi Guerra y Mosquera por parte de los locales y a De Zárate, Pacheco, Traoré, Carlos Fernández, Brais Méndez, Merino y Zubeldia por parte de los visitantes. Amallah fue expulsado con doble amarilla y el delegado del Valencia, David Rangel, con roja directa.

Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada de LaLiga disputado en el Estadio de Mestalla ante 44.200 espectadores. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria del periodista deportivo Pepe Domingo Castaño, recientemente fallecido.

Paula Lerín

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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