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Salud y Bienestar

El embarazo, la maternidad y sus implicaciones psicológicas

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El embarazo, la maternidad y sus implicaciones psicológicas

El embarazo puede ser una época difícil para las futuras madres, ya que se enfrentan a multitud de nuevos retos. Para algunas mujeres, esto puede acarrear un sentimiento de ansiedad derivado de la preocupación por cosas como la forma de compaginar su carrera con las responsabilidades familiares, cómo manejar las dificultades en su relación pareja o cómo hacer frente a los cambios en su estado de ánimo.

Principales preocupaciones relacionadas con el embarazo y la maternidad

Durante la concepción, el embarazo y la maternidad pueden aparecer un amplio abanico de situaciones complicadas, como son los problemas de fertilidad, los abortos (únicos o múltiples, deseados o no), la indecisión a la hora de tener hijos o incluso problemas relacionados con el duelo o la pérdida.

Además de los muchos cambios físicos que pueden experimentar las futuras y nuevas madres, también hay muchos cambios emocionales debidos a las hormonas, la incertidumbre, las expectativas, los miedos, las preocupaciones y los nuevos retos que se presentan. Por esta razón, muchas mujeres buscan durante este periodo la ayuda de un psicólogo especializado en fertilidad para obtener claridad y apoyo durante este momento emocionante pero también estresante.

Para otras mujeres, el embarazo puede desencadenar preocupaciones relacionadas con embarazos anteriores que fueron traumáticos. Por ejemplo, los abortos espontáneos, que son relativamente comunes, pueden hacer que aparezca miedo a apegarse al bebé por temor a volverlo a perder. O algunas mujeres pueden sentirse inseguras de querer volver a ser madres simplemente por una falsa sensación de incapacidad para sacar un nuevo hijo adelante. Sea cual sea la preocupación, la terapia puede ayudar a las futuras madres a sobrellevar este período de rápidos cambios, para aportar una mayor sensación tranquilidad al proceso.

Desafíos para las nuevas madres

Muchas madres recientes experimentan la «melancolía del bebé», que puede incluir ataques de llanto o sentimientos de depresión, ansiedad o tristeza, que tienden a resolverse por sí solos en un par de semanas. Sin embargo, algunas mujeres pueden experimentar niveles significativos de angustia que persisten, como la depresión o la ansiedad posparto, lo que dificulta que las madres se vinculen con su hijo de la manera que habían previsto.

Otras dificultades a las que pueden enfrentarse las mujeres durante este periodo son, por ejemplo, el dolor o las limitaciones físicas derivadas del parto vaginal o de la cesárea, los hijos existentes que muestran signos de celos hacia el nuevo bebé, las tensiones familiares o la falta de apoyo, las desavenencias en la pareja, las dificultades con el biberón o la lactancia, la falta de sueño, los sentimientos de incompetencia, etc.

El deseo de tener hijos, los abortos espontáneos y los problemas para concebir

En contra de la opinión popular, no todas las mujeres tienen el mismo nivel de deseo de tener hijos. Algunas mujeres pueden no desear tener hijos, lo que puede hacerles reflexionar sobre cómo afectará a sus aspiraciones profesionales y a sus relaciones sentimentales. Esta reflexión puede ser aún más crucial si se enfrentan a la decisión de interrumpir o no un embarazo inesperado.

Otras mujeres pueden enfrentarse a una realidad fisiológica diferente: un fuerte deseo de tener hijos, pero problemas para concebir, no poder llevar el bebé a término, o una interrupción forzada del embarazo relacionada con alguna enfermedad grave. El estrés de estas situaciones, sin mencionar el estrés adicional relacionado con los problemas médicos, puede ser importante.

Cómo puede ayudar la terapia durante el embarazo y la maternidad

La mayoría de estas mujeres se enfrentan a la presión de su entorno en cuanto a cómo deben vivir el embarazo y criar a sus hijos. Esto puede llevarlas a sentirse inadecuadas, confundidas o sin apoyo si no «irradian alegría como deberían» durante el embarazo o «hacen las cosas de la manera correcta» como madres. Una parte importante de la terapia es normalizar estas experiencias y aliviar la culpa, ya que no hay una forma perfecta de ser madre o de vivir la maternidad.

La terapia es una forma de recibir apoyo personalizado basado en la experiencia única de cada mujer, para identificar las áreas específicas de preocupación, explorar sus orígenes y poner en práctica las soluciones que mejor la apoyen durante esta importante fase de la vida. Para algunas mujeres, la terapia puede consistir en reflexionar sobre las implicaciones personales del embarazo, como, por ejemplo, la manera de sentirse más cómodas, menos ansiosas y más seguras de sí mismas, mientras que otras mujeres pueden preferir centrarse más en el impacto que el embarazo tiene en su trayectoria profesional, su relación o su estilo de crianza

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Cómo eliminar el anisakis de la merluza y disfrutar del pescado sin riesgos

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El anisakis es un parásito presente en muchos pescados y cefalópodos que puede causar anisakiasis, una enfermedad que provoca trastornos digestivos y reacciones alérgicas graves. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) advierte que el consumo de pescado crudo o poco cocinado es el principal riesgo, y ofrece recomendaciones para disfrutar del pescado con seguridad.

1. Selección y manipulación del pescado

El primer paso para evitar la infección es elegir pescado fresco y limpio, preferiblemente sin vísceras. Si compras el pescado entero, retira las vísceras inmediatamente, ya que el parásito se encuentra principalmente en ellas. Este gesto reduce significativamente el riesgo de anisakiasis.

2. Cocción adecuada: el método más efectivo

Cocinar el pescado correctamente es fundamental para eliminar el anisakis. Asegúrate de que la temperatura interna alcance al menos 60 °C durante un minuto. Como guía práctica:

  • Una pieza de pescado de 2,5 cm de grosor necesita unos 10 minutos de cocción, dándole la vuelta a la mitad del tiempo.

  • Puedes freír, hornear, cocer o cocinar a la plancha, siempre controlando la temperatura uniforme.

3. La congelación salva vidas

Cuando el pescado se va a consumir crudo o semicrudo, la congelación es obligatoria. Las recomendaciones de AECOSAN incluyen:

  • Congelar a –20 °C o menos durante mínimo cinco días.

  • Usar frigoríficos con tres estrellas o más para asegurar la temperatura.

  • Comprar pescado ya congelado de proveedores que cumplan esta norma.

4. Preparaciones que requieren congelación

Algunas recetas tradicionales o internacionales deben seguir este paso:

  • Boquerones en vinagre, ceviche, sashimi o sushi.

  • Carpaccios y pescados marinados.

  • Huevas crudas, arenques o pescados ligeramente salados.

  • Pescado ahumado en frío.

5. Productos que no necesitan congelación

No todo el pescado requiere congelación:

  • Moluscos bivalvos: mejillones, ostras, almejas, coquinas.

  • Pescados de agua dulce: truchas, carpas.

  • Semiconservas y pescados curados: anchoas, bacalao, mojamas.

6. Legislación y responsabilidad

La UE y España obligan a que los productos de la pesca estén libres de parásitos visibles y que los establecimientos garanticen la seguridad de los alimentos crudos o semicocidos. Además, los consumidores tienen derecho a información sobre congelación previa.

7. Prevención: clave para disfrutar del pescado

La prevención del anisakis combina:

  • Elección de pescado limpio y fresco.

  • Cocción a temperaturas seguras.

  • Congelación adecuada cuando sea necesario.

Siguiendo estas recomendaciones, es posible disfrutar de la merluza y otros pescados sin riesgos, equilibrando tradición culinaria y seguridad alimentaria.


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