Síguenos

Cultura

Javier Castillo, escritor: «Está siendo todo un sueño»

Publicado

en

Javier Castillo escritor
twitter

Javier Castillo es el hombre del momento en la literatura. Lo llamaban «El chico del tren» porque escribió su primera novela durante los trayectos que hacía en ferrocarril a diario para acudir a su trabajo como consultor financiero en Málaga. Después de dos años de escritura, decidió autopublicar «El día que se perdió la cordura» y logró triunfar en Amazon. Durante un año se mantuvo entre el top de ventas de ebook. Fue entonces cuando fichó por una editorial, Suma de Letras, y la novela se convirtió en el fenómeno editorial del año.  Novelas que lo han encumbrado en el ‘pódium’ del panorama literario

Cercano, divertido y atento, se nota al hablar con él, la pasión por lo que hace, esa misma que se siente en cada página de sus libros. Tras arrasar con «El día que se perdió la cordura» (2017), «El día que se perdió el amor» (2018) «Todo lo que sucedió con Miranda Huff» (2019) y «La chica de nieve» (2020), Javier Castillo publica «El juego del alma» que ya se anuncia incluso en la mítica plaza Times Square de Nueva York.

Official Press ha hablado con él sobre libros, adaptaciones para Netflix, pandemia, creatividad y muchas más cosas.

Javier Castillo, escritor

¿Qué queda de aquel chico del tren? 

Me queda la ilusión y la pasión sin duda. Al final es tan alucinante todo lo que está pasando y tan sorprendente, esa acogida ese cariño de la gente, que estoy escribiendo con más ilusión que incluso en ese momento, y eso que escribía con muchísima ilusión pero sin mucha esperanza. Era como todo muy nuevo como muy llamativo y ahora escribo con una ilusión y con unas ganas de que la gente se lea la novela porque la verdad creo que lo merece y sobre todo esa pasión porque lo que importa cuando uno escribe es disfrutar haciéndolo y yo tengo la suerte de que es algo que siempre me ha acompañado y disfruto muchísimo haciéndolo y creo que la gente nota entre líneas.

¿El éxito aumenta la presión del autor a la hora de escribir?

En la primera novela te sientes con menos responsabilidad sientes que si la leen 4 o 5 personas y no le gusta bueno pues no pasa nada, es tu entorno cercano. Una vez que ya públicas y sabes que la lee, independientemente de que sean mil o un millón ya tienes mucha más presión porque sientes que son gente más lejana ti y quieres que le guste y que disfruten, pero es irrelevante la cifra al final si te leen cien personas te vas a sentir igual de presionado que si es un millón. También depende de cada uno, yo soy muy exigente conmigo y escribo con mucha sensación de responsabilidad de que todo lo que escriba esté bien y esté orgulloso de ello, que la historia sorprenda y que la trama te atrape y es lo único que importa. Intento ser muy crítico conmigo e intento conseguirlo.

¿Cómo te llega la inspiración a la hora de crear las tramas?

Las ambiento en Estados Unidos y las tramas suelen surgir de momentos cotidianos, por así decirlo en cualquier momento y tienes que estar con ese prisma de buscar la historia todo el tiempo y estar analizando la situación para buscarle la vuelta, hacerla llamativa. En mi caso por ejemplo «La chica de nieve» y «El juego del alma» surgieron de un momento normal con mi hija que se separaba y se iba con su madre y eso es el inicio de «La chica de nieve», ahí surgió Miren que era la periodista que iba a investigar la desaparición de esa niña de 3 años que ocurre en «La chica de nieve». Y en «El Juego del alma» era como la continuación necesaria, no es una continuación te la puedes leer en cualquier orden, pero es una continuación de darle esa fuerza a Miren que necesitaba.

Las tramas transcurren siempre en EEUU ¿no hay lugares en España que te inspiren?

En España sí los hay, pero tengo la sensación que hay muchísimo escrito aquí en España. Es más te pones a leer cualquier novela de un autor español y están todas ambientadas en Madrid, o zona norte Navarra, Asturias, Galicia y Barcelona. Al final está todo como muy escrito, entonces tengo la sensación que alejándolas para mi encajan muy bien para tocar temas que de cerca no puedes tocar, te permite mucho la creatividad de sacar algo muy llamativo o sorprendente sin importar dónde.

Empecé con «El día que se perdió la cordura» y era un hombre caminando por la calle con la cabeza decapitada de una mujer y no podía ubicar eso en un entorno muy cercano porque la gente iba a decir «no eso no ocurre aquí en España, en EEUU ahí hay gente muy loca, pero aquí eso no puede ocurrir», aunque luego ha ocurrido.

¿Cómo lo haces a la hora de documentarte cuando escribes?

Lo hago todo online. Hay mucha más información pública sobre cosas procedimientos internos de EEUU que por ejemplo de procedimientos internos de España. Te puede resultar más complicado a la hora de saber cómo funciona la jerarquía dentro de la Guardia Civil, y los procesos que en EEUU que está toda pública, hay una ley de transparencia alucinante que prácticamente puedes encontrar información de  contratos de procesos, códigos internos, todo lo puedes conseguir de una manera relativamente fácil. Y luego también tiro mucho de internet y libros que también hay mucho publicado en EEUU y eso al final te da las herramientas para ambientar sobre todo. Yo por ejemplo uso mucho Google. Google te puede servir para buscar localizaciones.

Trabajo de escritor al 100%

Desde «El día que se perdió la cordura» me dedico 100% a escribir. A raíz del mega éxito, cuando ya llevaba diez ediciones vendidas ya decidí dejarme mi trabajo anterior y lanzarme porque era algo que siempre me había llamado mucho, siempre había tenido ganas de hacer, era como mi pasión de adolescente y vi como la puerta abierta. Era como un salto al vacío, porque luego puede ser que solo sea la primera novela y te dejas un trabajo que era fijo y permanente y con muchísima progresión por la aventura de escribir que es una locura. Cuando hablas con mucha gente dices ‘madre mía’, es un salto complicado pero bueno yo he tenido suerte y a mí me ha salido bien.

¿Cuánto dura el proceso de creación de una novela de Javier Castillo?

El proceso entero suele ser como unos doce o trece meses y por ejemplo ahora ya estoy con la siguiente. Tengo libertad en cuanto a tiempos, la verdad es que trabajo en una editorial que para mí no solo es que sea la mejor de España sino que tiene gente increíble y maravillosa que fomenta muchísimo el talento, respeta muchísimo al autor, y creo que eso también hace muchísimo y en mi caso tengo encima a dos editores que son Ana Lozano y Gonzalo Albert que siempre están pendientes de mí, dándome mi espacio. Ni siquiera me preguntan la trama de la siguiente novela, me dicen «¿Qué fecha aproximada tienes de entregar?», y me dicen «vale lo programamos para tal fecha pero si necesitas mover la entrega nos lo dices». Tengo mucha suerte en ese sentido.

¿Qué lee Javier Castillo?

Leo de todo. Fíjate tengo aquí sobre la mesa «Tragedias» de Eurípides, justo acabo de hojear de nuevo porque ya lo leí bastantes veces «Ventajas de viajar en tren» de Antonio Orejudo; el último que me leí así relativamente bueno «1794» de Niklas Natt och Dag. Hace nada leí «Conversaciones de amigos» anterior a este y no recuerdo más de los últimos (risas) Voy saltando de uno a otro pero intento leer un poco de todo. Leo muchísimo más suspense, obviamente, lo que más me llama la atención. Por ejemplo hay uno muy bueno «El doble sentido de la familia Lessage» que es muy bueno, tiene un ritmo altísimo. Me acabo de comprar «El día del ajuste» de Chuck Palahniuk que lo tengo en la mesa para empezar. Uno que me encantó que leí hace muy poco es «A veces miento» de Alice Feeney, que es genial, también muy bueno.

Referentes

Leo de todo, pero siempre están los grandes que admiro como Stieg Larsson, que lo relees una vez al año como poco, siempre cae alguna relectura de alguna de sus novelas. Me apasiona la cadencia de las frases de «Cien años de soledad», me apasiona, es que puedo leer ese libro tropecientas mil veces que la cadencia es maravillosa. Y luego siempre tiro de autores que sé que siempre sorprenden con las tramas como Joël Dicker que tiene esa capacidad de crear tramas muy sorprendentes y a la vez llamativas. Luego también tienes a Sandrine Destombes que es muy buena.

Dicen que eres el nuevo Stephen King español

(Risas) Lo de Stephen King yo creo que es una cosa que tiene la prensa continuamente que me llama mucho la atención, porque yo me imagino a King en su casa en Maine, que le salen «Stephen King» de cada país del mundo cada tres meses, como ocurre en fútbol con es el nuevo Messi, el nuevo Zidane… (risas) Espérate, vamos paso a paso, partido a partido, intentando sorprender. Yo me lo tomo con mucho humor, escribiendo delante del ordenador e ignorando un poco todo.

Javier Castillo: 34 años y cinco novelas que son top ventas 

Sí, es una auténtica locura. Y el otro día la editorial me pasó un dato, que entre mis novelas todas juntas han sumado ya más de cuarenta semanas número 1 en España. Es una auténtica locura, y más de noventa ediciones entre todos mis libros. La verdad es que está siendo todo un sueño y lo intento vivir poco a poco, disfrutando de cada pequeño logro.

¿Eres de los que escribe en pijama?

No, yo necesito ponerme el modo de trabajo. Es más me preparo mi taza de café, además soy muy particular para tomármelo porque me lo preparo y lo dejo que se enfríe mientras escribo y solo me lo empiezo a tomar cuando se ha enfriado. soy muy particular con estas manías y suelo organizarme para escribir toda la mañana, luego por la tarde reviso lo que he escrito y por la noche planeo lo que voy a escribir al día siguiente, de modo que tengo todo como muy cerrado y al día siguiente no tengo que pelearme con qué voy a escribir.

Las obras de Castillo dan el salto a la pequeña pantalla

Se anunció en agosto de 2020 la adaptación de mis dos primeras novelas, «El día que se perdió la cordura» y «El día que se perdió el amor», y hace tan solo unos días anunciamos la adaptación de «La chica de nieve» con Netflix. Es un auténtico sueño, el dar el salto y estar con «La chica de nieve» en 190 países va a ser algo alucinante.

«La chica de nieve» se convirtió en el libro más vendido durante el confinamiento ¿Cómo te ha afectado la pandemia a la hora de trabajar?

Me resultó difícil porque tienes menos creatividad durante los meses de confinamiento, tengo dos niños pequeños que en aquel momento tenían 1 y 3 años respectivamente y la verdad que era complicado el explicarles que tenía que escribir, ellos en casa todo el día, te pegan en la puerta quieren jugar contigo y no entienden que estés en el ordenador y ellos ahí queriendo jugar (risas). Al final te afecta pero he tirado de horas de sueño y he escrito más que nunca de noche.

A ningún escritor se le podía pasar por la imaginación que fuéramos a vivir una pandemia como la que estamos sufriendo…

No no, en absoluto. Yo he tomado la decisión de ignorar la pandemia en mis novelas, de hacer como si nunca haya sucedido.  Todos los escritores vamos a tener que plantearnos la situación de «qué vamos a hacer en nuestros libros cuando queramos tocar el año 2020 y 2021. ¿Tu personaje protagonista va a ir con mascarilla? Nos vamos a tener que enfrentar todos a ese tipo de decisiones, y yo creo que no tocaré la pandemia.

La realidad supera a la ficción…

Siempre, siempre. La realidad es el mundo más creativo, lo único que no es tan interesante. Pasan cosas muy alucinantes pero pasan muy espaciadas en el tiempo, y muy alejadas unas de otras. La vida de una persona en sí es muy monótona y no pasa tantas cosas. En una novela se concentra todo, se hace todo más explosivo porque todo sucede muy rápido y todas las coincidencias ocurren en un momento como muy inoportuno y en la vida real eso es mucho más lento. Te van pasando cosas, la vida te va vapuleando una y otra vez pero se espacia tanto en el tiempo que suele ser como mucho más aburrida. La novela es más interesante que la vida real.

 

 

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cultura

Los fracasos de España en Eurovisión

Publicado

en

Los últimos fracasos de España en Eurovisión

España es junto a Noruega, Alemania y Austria uno de los países con más fracasos en Eurovisión. Irlanda es el más exitoso con 7 victorias, seguido por Suecia, con 6. El estudio también constató cuáles son los países ‘mejores amigos’ que suelen entregar su voto a España y viceversa. Portugal es históricamente el país que más vota a los participantes españoles. Los españoles suelen entregar su voto preferentemente a los alemanes.

Los últimos fracasos de España en Eurovisión

España, entre los países con más canciones que han sido un fracaso en las votaciones

Lamentablemente, el máximo de puntos no se puede otorgar a todos y en algunas ocasiones ocurre que hay canciones que obtienen cero votos. Noruega encabeza la lista de los países que más veces (4) se ha ido para casa con las manos vacías. España ha participado en tres ocasiones con canciones que no las ha votado nadie, la primera ‘Llámame’, en 1962 interpretada por Víctor Balaguer, la segunda en 1965, titulada ‘¡Qué bueno, qué bueno!’, por Concha Bautista y la tercera, ‘Quién maneja’, en 1983 con Remedios Amaya.

Aunque la mayoría de las canciones con cero puntos corresponden al siglo XX, Alemania y Austria se fueron a casa sin nada en 2015.

Víctor Balaguer en Eurovisión 1962.

El debut de España en Eurovisión en 1961 no fue muy exitoso. La candidatura de RTVE apenas logró ocho puntos y una novena posición con una canción que, sin embargo, ha perdurado con el paso de los años. La canción «Estando contigo» de Conchita Bautista precedió al primer gran fracaso de España en el certamen, cuando un año después Víctor Balaguer recibió el primer cero en la historia del país en Eurovisión.

El barcelonés interpretó su canción «Llámame» en el Villa Louvigny de Luxemburgo, pero no consiguió que ninguno de los jurados le otorgara los 1, 2 o 3 puntos que repartía cada país participante en ese momento. Así comenzó una de las peores rachas históricas de España en Eurovisión, ya que en los dos años siguientes obtuvo el puesto 12 con 2 y 1 punto, respectivamente.

Conchita Bautista en Eurovisión 1965.

Tras hacer historia como la primera representante española en el concurso organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), Conchita Bautista regresó al festival en 1965 decidida a mejorar su posición anterior. Lo intentó con «¡Qué bueno, qué bueno!», pero desafortunadamente acabó en la última posición con el segundo cero en la historia de España en Eurovisión.

Braulio en Eurovisión 1976.

Tras el revés de Conchita Bautista en Nápoles, España vivió su racha más exitosa en la historia de Eurovisión durante la siguiente década, sin salir del top 10 y logrando dos victorias (1968 y 1969) y dos segundos puestos (1971 y 1973).

Esta buena racha se detuvo en 1976 con la participación de Braulio y su canción «Sobran las palabras». Sin embargo, no faltaron puntos, ya que el cantante regresó a casa con apenas 11 puntos y el puesto 16 de 18 participantes.

Remedios Amaya en Eurovisión 1983.

En 1983, Remedios Amaya se preguntó quién manejaba su barca en el Rudi-Sedlmayer-Halle de Múnich. A pesar de que su actuación fue ovacionada por el público, ninguno de los jurados le otorgó puntos, sumando otro cero histórico para España en el festival.

Patricia Kraus en Eurovisión 1987.

El famoso tenor Alfredo Kraus fue el padrino excepcional de la candidatura española en Eurovisión 1987. Él mismo presentó en un programa de televisión a su hija, Patricia Kraus, como representante española en esa edición.

La joven, entonces con 22 años, defendió la canción «No estás solo», pero solo obtuvo 10 puntos, otorgados por el jurado de Grecia, quedando en el puesto 19 entre 22 propuestas.

Lydia en Eurovisión 1999.

La actuación de Lydia en Eurovisión 1999 es una de las más recordadas de la historia de España, pero no precisamente por su resultado. La cantante interpretó «No quiero escuchar» con un vestido diseñado por Ágatha Ruiz de la Prada que recibió críticas, vinculándolo incluso con el mal resultado de aquel año: última posición con un solo punto.

A pesar del tropiezo, Lydia tiene el curioso honor de ser la única representante española que ha ganado el Premio Barbara Dex, que premiaba a los peores vestidos de la edición.

Raquel del Rosario, vocalista de El Sueño de Morfeo, en Eurovisión 2013.

Raquel del Rosario desafió las supersticiones en 2013 al salir al escenario descalza y vestida de amarillo. Lo hizo junto a su grupo, El Sueño de Morfeo, para interpretar «Contigo hasta el final», la canción elegida por los espectadores de TVE para representar a España en Malmö.

Aunque no se sabe si fue mala suerte, España recibió su peor puntuación desde 1999 y quedó penúltima con ocho puntos.

Barei en Eurovisión 2016.

La última década no ha sido especialmente buena para España en Eurovisión. Por eso, cuando Barei se posicionó quinta en las apuestas tras actuar en Estocolmo, muchos soñaban con volver al esplendor de antaño y rozar una victoria que se había resistido durante demasiados años.

Sin embargo, esa ilusión quedó truncada y el resultado de ese año fue doloroso: vigesimosegunda posición con 77 puntos. Además, posteriormente la artista criticó duramente a la delegación de RTVE y aseguró que se vivía un ambiente tenso ante la posibilidad de que pudiera ganar, ya que, según ella, la cadena no quería organizar el festival al año siguiente.

Manel Navarro en Eurovisión 2017.

El camino de España hacia Eurovisión 2017 estuvo marcado por la polémica desde el principio. Manel Navarro ganó Objetivo Eurovisión después de que el jurado rompiera el empate con la favorita, Mirela. El artista dedicó un gesto obsceno al público que coreaba «tongo» en el plató de RTVE, siendo uno de los episodios más bochornosos de nuestra historia en el certamen europeo.

La actuación de Manel en Kiev también dejó un momento histórico: un desafortunado gallo que se volvió viral al instante y causó gran pesar emocional al representante, quien luego confesaría que no había podido cantar la versión de «Do it for your lover» que realmente quería. Su posición fue una de las peores de la trayectoria española: último con cinco puntos.

Blas Cantó en Eurovisión 2021.

La pandemia obligó a Blas Cantó a esperar dos años para poder representar a España en Eurovisión. Finalmente, pudo hacerlo en Róterdam en 2021 con el tema «Voy a quedarme», una balada que presentó con una puesta en escena desconcertante coronada por una luna hinchable gigante.

El artista tuvo que enfrentarse al hecho de que el televoto le otorgó c

ero puntos, aunque los seis puntos del jurado (cuatro de Bulgaria y dos de Reino Unido) le permitieron evitar el último lugar por poco. Blas Cantó quedó antepenúltimo y hasta el momento tiene el último gran fracaso de España en Eurovisión.

España, 52 años sin conocer la victoria en Eurovisión

España ha ganado dos veces el festival, la primera el año 1968, en Londres, con la canción ‘La, la la’, interpretada por Massiel, y la segunda, al año siguiente, en 1969, con ‘Vivo Cantando’ bajo la voz de Salomé.

Han pasado ya 52 años desde la última victoria de España en este certamen, por lo que se encuentra entre los países que más tiempo llevan sin ganarla. La victoria más reciente es de los Países Bajos, que con 5 trofeos en total, tiene potencial para escalar hasta el segundo puesto.

Los países con más talento en Eurovisión

Que Irlanda sea el país que más ha ganado el certamen no le convierte en el más talentoso. De hecho, Reino Unido ha sido el receptor de la mayor cantidad de votos de primer lugar y ocupa el segundo lugar junto a Francia como el país que ha llegado a más finales. Irlanda les sigue en la tercera posición.

España, en tanto, ha participado en el concurso en 60 ocasiones, ganando dos veces y quedando en otras 28 oportunidades entre los diez primeros. Sin embargo, nunca se ha llegado a una final sin ganarla.

En cuanto a la proporción de puntuaciones máximas, Australia es el país más talentoso, ya que consiguió más puntuaciones máximas en las cinco finales que llegó. Esto significa que, si bien Australia solo ha alcanzado cinco finales, en comparación con las 62 que participaron Reino Unido y Francia, acumuló más puntos que cada país, respectivamente.

Mejores amigos en Eurovisión

Los mejores amigos no solo existen entre personas, también entre países. Año tras año, la naturaleza política de Eurovisión sale a jugar y los países a menudo votan por su mejor amigo en lugar del más talentoso. Hay algunos de ellos que parecen estar unidos con pegamento como es el caso de Grecia y Chipre, los cuales se apoyan mutuamente, aunque parece que Chipre está más comprometido con la amistad a largo plazo, ya que le han dado el máximo de puntos 7 veces más que Grecia a Chipre.

En el caso de España y Portugal resulta curioso. Se podría hablar de una amistad no correspondida. Portugal le ha dado sus puntos máximos en 11 oportunidades a España, sin embargo, los españoles han votado con puntuación máxima en 12 oportunidades a Alemania. Italia es el segundo país más votado por España, seguido por Portugal en la tercera posición y Reino Unido, en la cuarta.

Puntos necesarios para ganar

Debido a que en su primera edición participaron sólo 7 países, los puntos necesarios para ganar fueron mucho menores que en los últimos años. Si en 1957 se necesitaron sólo 31, en 2019 el ganador consiguió la victoria con 498 unidades.

En la actualidad la competencia es mucho más dura, ya que los ganadores necesitan conseguir cada vez más votos para hacerse con la victoria.

Este año se volverá a ver una gran competencia entre los países favoritos y los que, en principio, no lo son. Sin embargo, Eurovisión cada año sorprende al mundo con nuevos talentos de países que no figuraban entre los favoritos.

Continuar leyendo