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PERFIL| Carmen Alborch, una vida dedicada a la política y la cultura para romper los techos de cristal

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Carmen Alborch tendrá una calle con su nombre en València

VALÈNCIA, 24 Oct. (EUROPA PRESS) –

Doctora en Derecho, profesora, escritora, política y apasionada del mundo de la cultura, además de activa feminista y pionera en la ruptura de ‘techos de cristal’. Así se describe la trayectoria de la exministra socialista Carmen Alborch, que ha fallecido en València a los 70 años de edad.

Nacida en Castelló de Rugat (Valencia) el 31 de octubre de 1947, Carmen Alborch se licenció en Derecho en 1970 y se doctoró tres años después en la Universitat de València, donde fue profesora titular de Derecho Mercantil y la primera mujer decana de la Facultad de Derecho.

Alborch irrumpió en la política en 1987 de la mano del gobierno valenciano de Joan Lerma, asumiendo la Dirección General de Cultura y después la dirección del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) en sus primeros pasos hasta que Felipe González le ofreció el salto a Madrid para hacerse cargo del Ministerio de Cultura entre 1993 y 1996.

Apasionada de la cultura, mantuvo siempre el contacto con este mundo colaborando en publicaciones especializadas y con su habitual presencia en eventos sociales y culturales.

Diputada en el Congreso, senadora y también candidata a alcaldesa de València en 2007, la política ha ocupado gran parte de la vida de una mujer que ha sido calificada por muchos, compañeros y ‘adversarios’ en el mundo de la política como adelantada a su tiempo.

Y es que el feminismo ha sido fuente de inspiración y a su vez destino final en su faceta de escritora. Alborch publicó al principio de siglo títulos como ‘Solas’, ‘Malas’ o ‘Libres’ en los que reflexiona sobre los cambios en la vida de las mujeres y la igualdad, y más recientemente ‘Los placeres de la edad’, en el que ya en 2014 reivindicaba el derecho a vivir con plenitud en la madurez, plasmando el optimismo que la caracterizaba.

Precisamente al recibir la medalla de la Universitat de València en 2017, Alborch agradeció ese «detalle» y aprovechó para hacer balance de su vida, apelando al feminismo que siempre ha reivindicado y mostrándose orgullosa de pertenecer a la generación «entusiasta» del 68.

«Voy a cumplir 70 años y quizás sea el momento de plantearme la edad como aventura (…) Siento que si hay algo que celebrar es la vida misma. Es un buen momento para rebobinar y mirar hacia atrás, estar en paz con el pasado, tener nuevas metas y proyectos, combinar la humildad y la sabiduría», dijo en su discurso, en el que aseguró estar convencida de que «el profundo secreto de la alegría es la resistencia».

Un año después se produjo su última aparición pública, el pasado 9 d’Octubre, Día de la Comunitat Valenciana, en el que recogió visiblemente emocionada la Alta Distinción de la Generalitat, reclamando considerar el feminismo Patrimonio de la Humanidad.

«Al final de una carrera, piensas que ya está todo dicho, pero te das cuenta de que no, de que hay también una mirada retrospectiva de lo que has hecho y hace mucha ilusión», dijo Alborch, que reiteró su apuesta por «construir y luchar por un mundo mejor», trabajando en ese camino «hasta el último suspiro».

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La celda de Sarkozy de 9 metros cuadrados: con minibar, ducha y teléfono

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Así es la celda de Nicolás Sarkozy con minibar, ducha y teléfono en La Santé

El expresidente francés Nicolás Sarkozy, de 70 años, ingresó este martes en la cárcel La Santé de París tras ser condenado a cinco años de prisión por financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007. Su llegada fue acompañada por su esposa, Carla Bruni, ante la atención de numerosos seguidores y medios de comunicación.


La Prisión de La Santé

La Prisión de La Santé, ubicada en el distrito 14 de París, es una de las instituciones penitenciarias más emblemáticas de Francia. Inaugurada en 1867, sus muros históricos han albergado a figuras como Alfred Dreyfus o Carlos, el terrorista venezolano, y tras décadas de deterioro, fue completamente renovada en 2014.

Las obras, que costaron cerca de 210 millones de euros, transformaron el recinto de 2,8 hectáreas en una cárcel moderna sin perder su esencia arquitectónica original. Hoy cuenta con celdas más amplias de 9 m², dotadas de ducha, televisión, frigorífico y cocina de inducción, así como zonas comunes luminosas, espacios para deporte y una sección de máxima seguridad para presos radicalizados.

Además, La Santé se ha convertido en un modelo penitenciario pionero en comunicación y bienestar, al incorporar teléfonos fijos en cada celda y un nuevo sistema inhibidor de móviles, lo que busca fomentar la reinserción social y reducir el estrés y la soledad de los internos.

Una celda con comodidades exclusivas

Según los medios franceses, Sarkozy ocupará una celda de nueve metros cuadrados equipada con baño privado, ducha, minibar, escritorio, televisión y teléfono fijo disponible 24 horas. Se trata de una de las celdas especiales para presos considerados “vulnerables”, separada del resto de reclusos por motivos de seguridad.

Además, el expresidente tendrá acceso a la biblioteca y un espacio para realizar ejercicio físico, así como la posibilidad de recibir tres visitas por semana, frente a la limitación de uno o dos encuentros que tienen otros reclusos.


Lecturas y rutina en prisión

Sarkozy declaró que llevará consigo tres libros durante su estancia, destacando “El Conde de Montecristo”, una novela sobre injusticia y venganza en prisión, que ha sido interpretada como un reflejo simbólico de su situación actual.

La aplicación de estas comodidades ha sido justificada por las autoridades penitenciarias como una medida de seguridad y adaptación a la condición del expresidente.


Recursos legales y apelación

El expresidente ha recurrido la sentencia, y sus abogados han solicitado su puesta en libertad mientras se resuelve el recurso. Según sus letrados, es probable que permanezca en prisión entre tres semanas y un mes antes de que el tribunal se pronuncie sobre su situación.

La entrada de Sarkozy a la cárcel y las condiciones de su celda han generado debate en Francia sobre privilegios para presos de alto perfil y el equilibrio entre seguridad y justicia.


 

Carla Bruni sorprende con una confesión sobre Nicolas Sarkozy: “No quiere divorciarse”

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