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Las plantas antimosquitos que funcionan de verdad
Publicado
hace 1 añoen
Citronela, una antimosquitos con muchas propiedades
Es la planta antimosquitos y antimoscas más conocida por su inconfundible aroma a limón. Se trata de una planta herbácea, con hojas muy largas, estrechas y de un color verde intenso. También tiene propiedades antisépticas y su aceite es muy beneficioso para la salud.
La citronela (Cymbopogon citratus), también conocida por limoncillo o té de limón, es una planta de exterior que necesita cuidados sencillos: le gusta el sol, requiere riegos frecuentes, por lo que hay que hacerlo siempre que detectes que el sustrato está seco, aunque evitando hacerlo durante las horas más soleadas.
Su olor no es muy potente para nosotros pero sí para los mosquitos, seguro que te sonará de multitud de productos repelentes. Si secas las hojas al sol o con ayuda de vapor, puedes obtener el aceite esencial de la citronella.
Geranio limón, la antimosquitos que decora
Este tipo de geranios son característicos por su fuerte aroma a limón, lo que la convierte en un repelente natural contra los mosquitos. Esta planta arbustiva –que no llega a superar los 70 cm– es también muy decorativa gracias a sus pequeñas flores, que pueden ser de color malva, blanco o rosáceo. Para que el Pelargonium crispum prospere correctamente y cumpla su función como planta antimosquitos, hay que colocarla en una zona a pleno sol o con poca sombra.
Todo lo que tienes que saber sobre geranios
Geranio Limón, un remedio natural antimosquitos
Albahaca limón, una planta antimosquitos que sirve como aderezo
La albahaca (Ocimum basilicum) es una hierba aromática que, además de dar sabor a tus recetas y ofrecer una particular y fresca fragancia, es capaz de mantener a los mosquitos alejados. La albahaca de hoja pequeña, también conocida como albahaca limón, es la que mejor repele estos insectos.
La puedes cultivar en maceta o en el suelo, siempre que esté en una zona muy soleada y con calor.
¿Qué beneficios y propiedades medicinales tiene la albahaca?
Cuidados de la Albahaca
Lavanda, color y aroma contra los mosquitos
Es una de las opciones más decorativas y con mejor aroma de entre las plantas antimosquitos. Idónea para tener en el exterior o en el interior, siempre y cuando cuente con muchas horas de luz. Su frecuencia de riego es moderada, con precaución de no encharcar el sustrato. Para que crezca frondosa, también hay que asegurar un buen drenaje, así como un sustrato ácido.
Romero, la antimosquitos más resistente
El romero (Rosmarinus officinalis) también ahuyenta los mosquitos y otros insectos como polillas. Lo mejor es quemar algunas de sus hojas en una vela, de manera que su aroma mantenga alejados a los bichos. Para sus cuidados, hay que situarla en una zona soleada, aunque en zonas con temperaturas muy altas es mejor que no le dé el sol en las horas centrales del día. También hay que evitar las heladas y las temperaturas muy bajas. En cuanto a los riegos, es una planta muy resistente, acostumbrada a zonas de sequía, por lo que hay que regarla moderadamente, evitando el exceso de humedad.
Caléndula, ahuyenta y alivia
La caléndula es muy llamativa por sus flores amarillas con tonos anaranjados –que son las que con su aroma alejan a los bichos–. También es un remedio natural si te pican.
Es una planta perenne y su floración es desde principios del verano hasta finales del otoño, lo que la hace perfecta para disfrutar de tu zona exterior a salvo de las picaduras. Si se planta en verano, puede llegar a florecer en inviernos, siempre y cuando sea una zona en la que no haya heladas. Sus riegos son regulares hasta que termina la floración, cuando hay que limitarlos más. También hay que evitar encharcar el sustrato, que deberá tener un buen drenaje. Colócala en una zona soleada o la floración será más modesta.
Menta, la aromática con diversas propiedades
Uno de los motivos por los que esta planta ahuyenta a los mosquitos es por el aceite de sus hojas, que desprende un aroma fresco y dulce. Además, tiene propiedades antisépticas, por lo que puedes utilizarla en infusión para limpiar y aliviar las picaduras de los insectos.
Es de crecimiento rápido, además de una trepadora, por lo que es mejor controlarla en una maceta o una zona acotada del jardín. Puedes colocarla en una zona de semisombra siempre que las temperaturas sean elevadas, así como regarla con frecuencia –evitando encharcar el sustrato–.
Menta poleo
Es capaz de aliviar dolores de estómago o relajar los nervios. Pero también será tu aliada frente a los ataques de chupópteros. Si hierves en agua unas cuantas hojas y, tras dejar reposar, pulverizas el líquido resultante en una estancia, conseguirás un estupendo insecticida natural. Aunque también puedes hacer como en la antigua Roma, que obtenían el mismo resultado quemando sus hojas o frotándo sus hojas directamente sobre la piel.

Menta de caballo o silvestre
Pertenece a la familia de las mentas (como la hierbabuena y el poleo), pero se caracteriza por los bordes dentados de sus hojas y una fragancia más penetrante. También es conocida por ahuyentar roedores.
Hierba gatera
Conocida como menta gatera, desprende un fuerte olor a menta que tanto disgusta a los mosquitos. ¡Cuidado con tu mascota y sus efectos relajantes!
Laurel, el condimento que aleja a los mosquitos
Su aceite sirve para ahuyentar a los insectos y si quemas las hojas secas del laurel, su humo mantendrá a los mosquitos alejados. Para consumirla hay que esperar a que las hojas estén secas, de lo contrario podrían ser tóxicas.
El laurel (Laurus nobilis) es un arbusto leñoso de hoja perenne que puede llegar a crecer hasta 10 metros. Sus cuidados son muy sencillos: hay que protegerlo de las heladas y del sol directo y regarlo con moderación y sin encharcar el sustrato.
Tomillo limonero, resistente y antimosquitos
Corta sus hojas y frótalas entre las manos y después por los brazos y el cuello –es recomendable asegurarse primero de que no causan irritación– para que su fragancia a limón repela los mosquitos.
El tomillo limonero (Thymus citriodorus) es muy resistente, tanto a las heladas como a las altas temperaturas. Si se coloca en una zona muy soleada, se recomienda mantener el sustrato siempre húmedo (sin encharcar).
Se diferencia del tomillo normal por sus hojas alargadas y ovaladas con bordes amarillos.
¿Cómo cuidar y cultivar tomillo?
Melisa, relajante y repelente
Su olor es capaz de ahuyentar los mosquitos. Para su crecimiento es necesario que el terreno esté bien drenado y sea arenoso. Sus flores son blancas y con forma de tubo, aunque son sus hojas de un verde intenso las encargadas de mantener a los insectos alejados. Esto es porque su aroma se compone de citronelol, un olor que no gusta a los mosquitos. Si se coloca a la luz, sus propiedades contra los bichos aumentan. Se recomienda un riego constante, pero sin encharcar la tierra.
Eucalipto
Conocido por su poder balsámico, es un árbol que podemos encontrar fácilmente en floristerías, además resulta muy económico y duradero. ¡Y es lo último en decoración!
Crisantemo
Sus hojas contienen Piretrina, compuesto químico del cuál se obtienen sustancias empleadas para matar o neutralizar organismos vivos. Sus flores secas ya se usaban hace 3.000 años en China para acabar con mosquitos, piojos e incluso insectos que atacaban al ganado y los cultivos.
Fuente: Leroy Merlin
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El día más corto del año: cuándo es el solsticio de invierno en 2025 y por qué es tan importante
Publicado
hace 8 horasen
17 diciembre, 2025
Cada mes de diciembre, el calendario señala una fecha clave que va mucho más allá de una simple curiosidad astronómica. El solsticio de invierno marca el día con menos horas de luz del año y simboliza un punto de inflexión natural: a partir de ese instante, las jornadas comienzan a alargarse de forma progresiva, aunque casi imperceptible al principio.
Este fenómeno, seguido desde hace miles de años por civilizaciones de todo el mundo, continúa despertando interés tanto por su significado científico como por su carga simbólica. En 2025, el solsticio volverá a producirse puntualmente en diciembre, dando inicio al invierno astronómico en el hemisferio norte.
¿Cuándo se produce el solsticio de invierno en 2025?
En 2025, el solsticio de invierno tendrá lugar el 21 de diciembre a las 15:03 horas (hora peninsular española). Es importante matizar que el solsticio no dura un día entero, sino que es un instante exacto, el momento en el que el Sol alcanza su menor altura aparente sobre el horizonte en el hemisferio norte.
Desde ese preciso segundo, la duración del día empieza a aumentar poco a poco. Aunque durante los días posteriores el amanecer aún puede retrasarse ligeramente, el número total de minutos de luz diurna comienza a crecer, marcando el inicio del llamado “retorno de la luz”.
Qué ocurre exactamente durante el solsticio de invierno
La palabra solsticio procede del latín sol (Sol) y sistere (detenerse), y hace referencia a la sensación de que el Sol “se detiene” en su recorrido antes de invertir su trayectoria aparente.
La explicación científica
El fenómeno se explica por la inclinación del eje terrestre, que se mantiene en unos 23,5 grados respecto al plano de su órbita alrededor del Sol. Esta inclinación es la responsable de que las estaciones existan y de que la cantidad de luz solar que recibe cada hemisferio varíe a lo largo del año.
Durante el solsticio de invierno en el hemisferio norte:
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El Sol se sitúa perpendicularmente sobre el Trópico de Capricornio, en el hemisferio sur.
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En el sur se vive el día más largo del año.
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En el norte se registra la noche más larga y el día más corto.
Por qué la fecha del solsticio cambia cada año
Aunque suele producirse entre el 20 y el 22 de diciembre, el solsticio de invierno no cae siempre el mismo día ni a la misma hora. La razón está en que el calendario gregoriano no encaja de forma perfecta con el año solar real.
La Tierra tarda aproximadamente 365 días y casi seis horas en completar una órbita alrededor del Sol. Ese desfase se corrige con los años bisiestos, que añaden un día extra cada cuatro años. Además, influyen otros factores como:
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Pequeñas variaciones en la órbita terrestre.
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La precesión del eje terrestre, un lento movimiento similar al de una peonza.
Todo ello provoca ligeros cambios en la fecha y hora exactas de los solsticios a lo largo del tiempo.
El día más corto del año según la latitud
El impacto del solsticio no se percibe de la misma forma en todos los lugares del planeta. La duración del día depende directamente de la latitud:
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En España, el 21 de diciembre de 2025:
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En Madrid, el día durará algo más de nueve horas.
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En el norte peninsular, la luz será todavía más escasa.
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En latitudes próximas al Círculo Polar Ártico, el Sol no llega a salir, dando lugar a la conocida noche polar, visible en zonas de Noruega, Finlandia o Islandia.
Cuanto más al norte, menos horas de luz; cuanto más al sur, mayor duración del día durante el solsticio invernal del hemisferio norte.
¿El solsticio marca realmente el inicio del invierno?
Esta es una de las dudas más habituales. Existen dos formas oficiales de definir las estaciones, y ambas conviven:
Invierno meteorológico
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Se basa en criterios climáticos y estadísticos.
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Tiene fechas fijas.
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Comienza el 1 de diciembre y termina el 28 o 29 de febrero.
Invierno astronómico
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Depende de la posición de la Tierra respecto al Sol.
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Comienza con el solsticio de invierno.
-
Finaliza con el equinoccio de primavera.
Por eso, aunque muchas previsiones meteorológicas hablan de invierno desde principios de diciembre, el invierno astronómico no arranca hasta que se produce el solsticio.
El solsticio a lo largo de la historia y su simbolismo
El solsticio de invierno ha sido observado, medido y celebrado desde la antigüedad. Numerosas culturas lo consideraban un momento sagrado ligado a la renovación y al ciclo de la vida.
Monumentos como:
-
Stonehenge, en Reino Unido.
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El Templo del Sol de Machu Picchu, en Perú.
están alineados con la posición del Sol durante el solsticio, lo que demuestra la importancia que este evento tenía para los calendarios agrícolas, los rituales religiosos y la organización social.
Un punto de inflexión en el año
Hoy, aunque la ciencia ha explicado con precisión qué ocurre durante el solsticio de invierno, su significado sigue intacto. Representa el final del descenso de la luz y el inicio de un nuevo ciclo, un recordatorio natural de que incluso tras el día más oscuro del año, la claridad siempre regresa poco a poco.
El 21 de diciembre de 2025 volverá a marcar ese instante exacto en el que el Sol “se detiene” para empezar, lentamente, a ganar altura en el cielo.
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