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El gran silencio en el reencuentro de la familia real por la graduación de Irene Urdangarin

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La graduación de Irene Urdangarin ha vuelto a poner el foco en la familia real. La hija menor de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha completado su etapa de bachillerato, y varios miembros de su familia han decidido viajar a Ginebra para acompañarla en este importante evento. Entre los presentes se encontraban sus hermanos, su prima Victoria Federica, sus padres Cristina e Iñaki, y su abuela paterna, Claire Liebaert. Sin embargo, la incógnita persiste en cuanto a la asistencia de la reina Sofía, el rey Juan Carlos y Froilán. Se descarta por completo la presencia de Leonor y Sofía.

El reencuentro de la familia real en la graduación de Irene Urdangarin

Pablo y Miguel Urdangarin fueron los primeros en ser fotografiados. Los jóvenes, un tanto abrumados por la presencia de los reporteros, caminaban con aparente tranquilidad cerca del hotel donde se alojaban. Optaron por guardar silencio y no hacer declaraciones, intentando lidiar con la situación. Pablo, quien en ocasiones anteriores había sido portavoz no oficial de la familia, cambió su actitud y prefirió mantenerse callado. De confirmarse las expectativas, esta sería la primera vez que podríamos ver al rey Juan Carlos junto a Iñaki Urdangarin desde que estalló el caso Nóos.

La graduación de Irene Urdangarin se convirtió en el gran encuentro  de los miembros de la familia Borbón. Victoria Federica fue la primera en confirmar su asistencia en este día tan importante para su prima. Según informes de «Vanitatis», se esperaba que el rey Juan Carlos y Froilán también se trasladaran juntos para acompañar a la joven Urdangarin. En este encuentro familiar, las polémicas y desavenencias parecen quedar en un segundo plano. Ni la distancia entre Iñaki Urdangarin y el rey emérito, ni el proceso de divorcio de la infanta y su esposo empañarán el gran día de Irene.

Por supuesto, la asistencia de los reyes Felipe y Letizia, así como de sus hijas Leonor y Sofía, queda descartada. La Casa Real prefiere evitar la imagen de los reyes junto al rey emérito e Iñaki Urdangarin. En los últimos meses ha habido varias ocasiones en las que la reina se ha visto obligada a sentarse junto a su suegro, pero parece que esto no se repetirá este viernes 16 de junio. Además, en la reciente graduación de la princesa Leonor, solo estuvieron presentes sus padres y su hermana Sofía.

Medidas de seguridad

Después de la aparición de Pablo y Miguel Urdangarin, fue la infanta Cristina junto a su otro hijo, Juan, y Iñaki acompañado de su hija Irene y su madre Claire, quienes salieron del hotel para dirigirse al lugar donde se llevaba a cabo la graduación. Victoria Federica también estuvo muy cercana a su prima Irene en todo momento. La familia estaba rodeada de estrictas medidas de seguridad para evitar ser captados por las cámaras, aunque resultaba imposible, ya que incluso la salida desde el hotel hacia los vehículos se realizaba al aire libre.

La infanta Cristina se mostraba sonriente ante los medios, a diferencia del resto de la comitiva. Tanto Iñaki Urdangarin como sus hijos tenían un semblante serio y circunspecto, que contrastaba con la emoción del día para la más joven de la familia. En estas primeras imágenes no se pudo ver ni a los reyes eméritos ni al hijo mayor de la infanta Elena. Tampoco parece que la hermana de la infanta Cristina haya viajado a Ginebra para apoyar a sus seres queridos en este delicado momento.

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Diego ‘El Cigala’, condenado a dos años y medio de cárcel por maltrato continuado a su expareja

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La Audiencia de Cádiz confirma la sentencia por violencia de género contra el cantaor flamenco

Cádiz, 3 de julio de 2025 — El reconocido cantaor flamenco Diego Ramón Jiménez Salazar, más conocido como Diego ‘El Cigala’, ha sido condenado a dos años y un mes de prisión por tres delitos de malos tratos y un delito leve de vejaciones continuadas cometidos contra su expareja sentimental. La Audiencia Provincial de Cádiz ha confirmado íntegramente la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 3 de Jerez de la Frontera, desestimando los recursos presentados por la defensa y por la acusación particular.

Sentencia firme y sin posibilidad de recurso

La resolución judicial, con fecha de 30 de junio de 2025, considera probados los hechos y no admite recurso ordinario. El fallo ratifica que el artista cometió episodios de violencia en distintos momentos y lugares:

  • Una bofetada en un hotel de Jerez.

  • Una patada en un hotel de Palafrugell (Girona).

  • Un episodio grave en la vivienda familiar donde, en presencia de sus hijos, la agarró del cuello mientras le gritaba insultos como «me cago en tus muertos».

Además, se le condena por vejaciones reiteradas, consistentes en insultos como “puta”, “perra” o “desgraciada”, así como expulsarla de la casa o de habitaciones durante las discusiones.

Absolución parcial y argumentos de la defensa

El tribunal, sin embargo, ha absuelto al cantaor de otro presunto episodio ocurrido en el aeropuerto de Punta Cana (República Dominicana) en 2017, al no considerar acreditado que la zarandeara cuando ella esperaba un vuelo con su hijo en brazos.

La defensa alegaba errores en la valoración del testimonio de la víctima, pero la Audiencia subraya que este fue “claro, congruente y persistente”, tanto en la denuncia inicial como ante el juzgado y profesionales que la atendieron.

Valoración judicial y pruebas

La sentencia analiza ocho episodios en total, diferenciando los que cuentan con corroboración externa de los que no. La Audiencia resalta el rigor en la motivación de las penas, todas situadas cerca del mínimo legal permitido.

La magistrada también rechazó la petición de indemnización de 3.000 euros solicitada por la acusación particular, ya que la Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIGV) concluyó que la víctima no presenta secuelas psicológicas como consecuencia directa de los hechos.

Una relación marcada por la dependencia y el deterioro

Según la sentencia, la relación entre Diego ‘El Cigala’ y su expareja comenzó en 2014 y tuvieron dos hijos en común. Durante la convivencia, ella dependía económicamente del cantaor, y la relación comenzó a deteriorarse con la llegada del primer embarazo. Las discusiones se volvieron frecuentes y, según el fallo, él ejercía un trato vejatorio y despreciativo, aunque no se acreditó una situación de dominación estructural o asimetría de poder.

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