Rosarosae
VÍDEO| El desgarrador discurso de Sara Carbonero hablando por primera vez de su cáncer
Publicado
hace 1 añoen
Sara Carbonero se ha convertido este miércoles en una de las grandes protagonistas de la cuarta edición de ‘ELLE For Hope’, la gala benéfica organizada por la revista ELLE en apoyo a la lucha contra el cáncer. Este evento, celebrado en el Palacio de Santoña en Madrid, ha reunido a numerosos rostros conocidos, como Eva González, Ana Obregón, Isabel Jiménez, Hiba Abouk, Amelia Bono y Cristina Pedroche, así como a la actriz francesa Philippine Leroy-Beaulieu, famosa por su papel en la serie ‘Emily en París’.
A pesar de la presencia de tantas personalidades, fue Sara Carbonero quien acaparó toda la atención durante la noche. La periodista, que fue reconocida con un premio, emocionó profundamente a todos los presentes al ofrecer un discurso lleno de sinceridad y vulnerabilidad, en el que habló por primera vez abiertamente sobre su lucha contra el cáncer.
Carbonero, diagnosticada en 2019 de un tumor en uno de sus ovarios, decidió compartir su experiencia con la enfermedad en un momento cargado de emotividad.
Con la voz entrecortada y las emociones a flor de piel, Carbonero comenzó su intervención admitiendo lo difícil que fue tomar la decisión de subir al escenario: «No ha sido nada fácil para mí estar hoy aquí recogiendo este premio. No por lo que significa, que me encanta, sino porque esta es la primera vez que hablo a corazón abierto y públicamente sobre mi enfermedad, el cáncer, una palabra de la que he huido durante años…».
Ante el aplauso espontáneo del público, la periodista no pudo contener las lágrimas, reflejando la carga emocional que ha llevado durante tanto tiempo. Tras una breve pausa, continuó su relato con valentía: «No me gustaba hacer referencia [al cáncer] porque creía que si no la nombraba, no sería una realidad», confesó, con la voz temblorosa mientras se secaba las lágrimas.
A lo largo de su discurso, Carbonero compartió cómo este proceso de aceptación ha sido largo y lleno de desafíos, pero también de crecimiento personal: «Me ha costado tiempo aceptar, comprender que esto es una carrera de fondo, que voy a ser siempre una paciente oncológica, toda mi vida, y que conviviré con la incertidumbre, e incluso he aprendido a abrazarla».
La periodista también aprovechó para agradecer a ELLE y a Benedetta Poletti, directora de la publicación, por haberla esperado y respetado sus tiempos: «He hecho un gran trabajo personal y me he dado cuenta de que esta travesía se hace mucho mejor acompañada. Hay que normalizar el cáncer, mostrarnos vulnerables no es malo, todo lo contrario. Pero sobre todo, estoy aquí para lanzar un mensaje de esperanza y aliento a todas las personas que estén conviviendo con esta cruel enfermedad».
Entre los momentos más conmovedores de su intervención, Carbonero quiso hacer una mención especial a su familia y, en particular, a sus hijos, quienes han sido una fuente constante de motivación durante su lucha: «Quiero agradecer a mi madre, mi hermana, mis amigas, mis médicos y, por supuesto, a mi razón de ser: mis hijos. Y quiero mandar un mensaje especial a esas mujeres con niños pequeños, a los que aún no les puedes explicar por qué su madre está ocho días en la cama después de cada quimio. A las que no pueden explicarle a sus hijos por qué su madre no tiene la energía de las madres de sus compañeros».
Finalmente, Carbonero cerró su discurso con un mensaje de esperanza para quienes están enfrentando esta enfermedad: «Recordad que hay esperanza, que hay luz al final del túnel. Yo estoy aquí, cinco años después, gracias a la medicina y al amor. Otras personas no han tenido esa suerte, y para ellas también va este premio».
Este testimonio, a corazón abierto, de Sara Carbonero no solo emocionó a los presentes, sino que lanzó un potente mensaje sobre la importancia de visibilizar la lucha contra el cáncer, la vulnerabilidad y el apoyo mutuo en este camino tan difícil.
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Publicado
hace 14 horasen
29 octubre, 2025
Con aspecto cansado y apoyado en un bastón tras sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, el rey emérito Juan Carlos I abre las puertas de su refugio en Abu Dabi al medio francés Le Figaro y rompe su silencio tras años de exilio, concediendo una entrevista que ya ha levantado polémica dentro y fuera de España.
En la conversación, el monarca reflexiona sobre su reinado, su legado y su situación actual, marcada por la soledad, la distancia de su familia y el peso de los escándalos. “Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, veo que nunca fui libre”, confiesa.
El rey emérito recuerda la Transición española como “uno de los logros más importantes de su vida” y defiende su papel como garante de la democracia.
“La democracia no cayó del cielo”, afirma, insistiendo en que “si pudo llegar a ser rey, fue gracias a Franco”.
Una declaración que sorprendió al periodista francés, quien le advirtió de la polémica que podrían generar sus palabras. Juan Carlos responde con naturalidad:
“¿Por qué mentir, si fue una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto?”.
Estas afirmaciones forman parte de su nuevo libro, Reconciliación, una obra de 500 páginas que se publicará el 5 de noviembre en Francia y en diciembre en España. Según el propio monarca, Felipe VI mostró su preocupación por el tono “sin filtros” del texto.
“Quienes esperen revelaciones trascendentales se sentirán decepcionados”, advierte el emérito, que asegura haber dudado antes de escribir sus memorias:
“Me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían idea de quién era Franco ni de la Transición democrática. Creí necesario dar testimonio directo de lo que viví durante treinta y nueve años de servicio a mi país”.
Sentado entre olivos centenarios en el jardín de su residencia en la isla de Nurai —una propiedad cedida por el jeque Mohammed Ben Zayed, presidente de Emiratos Árabes—, Juan Carlos I se muestra melancólico y nostálgico.
“Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. Hay días de desesperación y de vacío”, admite.
Desde su marcha en agosto de 2020, el rey apenas ha tenido contacto con su familia, salvo con su nieto Froilán, que vive con él en Abu Dabi. Reitera que su autoexilio fue voluntario, para “no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones soberanas”.
Aun así, deja entrever una fractura emocional con Felipe VI:
“Mi hijo me dio la espalda por sentido del deber. Entiendo que, como rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí su insensibilidad”.
El emérito recuerda una conversación con su hijo durante la Navidad de 2020, que define como “encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor”.
Entre la nostalgia y el arrepentimiento, el monarca asume haber cometido errores.
“Soy consciente de haber decepcionado. Tengo numerosas debilidades”, confiesa, señalando que fue víctima de “errores de juicio nacidos del amor y la amistad”.
Sobre sus relaciones más controvertidas, hace una referencia directa a Corinna Larsen, a quien califica como “un grave error”.
“Fue un grave error haber aceptado el regalo de cien millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí, pero todos los procesos judiciales han sido desestimados y no se me ha imputado nada”.
Reconoce también que fue “cegado por un cierto séquito malévolo” y que confió en empresarios que lo involucraron “en un embrollo financiero que se escapó de sus manos”.
El rey dedica unas líneas a las dos reinas de su vida. De Sofía, habla con afecto y nostalgia:
“La llamo ‘Sofi’. Lamento que no me acompañe en mi vida en Abu Dabi”.
Sin embargo, su tono cambia al referirse a la reina Letizia.
“Tengo un desacuerdo personal con Letizia. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”, admite.
Esta confesión, una de las más comentadas de la entrevista, deja entrever el distanciamiento histórico entre el emérito y la actual reina consorte, cuya llegada a la familia real marcó un cambio de estilo y tensiones en el entorno monárquico.
En un tono más conciliador, Juan Carlos envía un mensaje a su hijo Felipe VI:
“España no es automáticamente un país monárquico. Es responsabilidad del rey moldear la monarquía cada día”.
También dedica unas palabras a la princesa Leonor, heredera al trono:
“Que tenga seguridad en sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea garante del respeto a la Constitución Española”.
El capítulo sobre el golpe de Estado del 23-F es uno de los más reveladores. Juan Carlos I asegura que no fue un solo golpe, sino tres:
“El golpe de Tejero, el de Armada y el de los cargos electos cercanos al franquismo”.
“Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quise mucho, y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, explica.
El monarca también recuerda que, durante sus primeros años de reinado, tuvo el poder de refrendar penas de muerte, aunque nunca tuvo que ejercerlo:
“Si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”.
En el cierre de su entrevista con Le Figaro, el rey Juan Carlos hace una reflexión que resume su sentir:
“A pesar de mis problemas de movilidad y los intentos de desacreditarme, desde mi nacimiento no he sido dueño de mi destino. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”.
Con esta confesión, el emérito deja claro que, a sus 87 años, se siente prisionero de su propia historia, atrapado entre el peso de su legado y las consecuencias de sus decisiones personales.
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