Rosarosae
Así fue el peor momento de Jorge Javier Vázquez en televisión
Publicado
hace 7 añosen
MADRID, 11 May. (CHANCE) –
Bertín Osborne ha vuelto a la casa de Jorge Javier Vázquez para entrevistarle tras el ictus sufrido. Una visita que se producía meses después de la primera entrevista que ambos realizaron. Ya recuperado, el catalán se abría en cuerpo y alma para contar cómo había vivido este punto de inflexión en su vida.
«Cuando la gente me iba a ver al hospital se pensaban que iba a estar con el pelo rapado y mala cara. Fue todo muy rápido porque a mí me operaron por la ingle», explicaba el presentador de Supervivientes antes de remontarse a los días previos al infarto: «Justo antes de empezar a hacer GH DÚO estuve a punto de irme a urgencias. Durante el programa era tremendo el dolor de cabeza que sentía».
Un dolor que le llevó a pensar en la muerte de su padre y en la triste pérdida del diseñador David Delfín: «Yo tenía mucho miedo porque me acordaba del tumor de mi padre y me acordaba de David delfín. Y yo ya decía: ‘Esto tiene que ser algo fuera de lo normal'».
Y es que si una cosa le sigue doliendo a Jorge Javier Vázquez es recordar el fallecimiento de su progenitor: «Hay una cosa que no se me olvida (de cuando murió su padre) y es ese grito de mi madre que le salió de las entrañas y la frase de ‘que se lo llevan, que se lo llevan'».
LAS DOS ÉPOCAS MÁS CONVULSAS DE JORGE JAVIER VÁZQUEZ
Más allá de este tremendo susto, Jorge Javier explicó que ha tenido dos épocas muy complicadas en su vida, una de ellas fue la de Aquí hay tomate: «La época de Aquí hay tomate fue una historia muy dura, muy convulsa. Me considero un superviviente ha habido dos momentos complicados, uno era Aquí hay tomate en el que lo he pasado muy mal, fue una época muy complicada, cometimos errores. Cuando se acabó aquí hay tomate sentí felicidad».
Y el otro momento fue en Sálvame una época en la que el presentador reconoce que «no podía más, me costaba ir a trabajar, habíamos perdido el humor. Llegaba los domingos cuando empieza a caer la tarde y el lunes tenía que ir a trabajar… Mi ex ha aguantado los dos peores momentos de mi vida personal, me da pena».
Dos malos momentos que han quedado en el olvido, y es que si ahora le dijesen que no tiene que volver más a Mediaset no le molestaría: «Si ahora me llaman de Telecinco y me dicen no vuelvas mañana, diré solo: gracias».
BELÉN ESTEBAN Y ANA ROSA QUINTANA, SUS DOS GRANDES COMPAÑERAS Y AMIGAS
De todos sus años de profesión, Jorge Javier guarda en un lugar especial a Ana Rosa Quintana: «Jamás la he visto perder los papeles en un plato, es la alegría personificada. Hay una cosa que siempre la estaré agradecido, siempre que he necesitado trabajo, siempre me lo ha ofrecido».
Una debilidad que también siente por Belén Esteban. Su gran amiga del alma no dudó en reconocer en el programa de Bertín que Jorge le hace mucho de rabiar con el tema de su boda, porque le dice que le va a regalar una yogurtera, aún así le tiene un cariño muy especial, algo mutuo pues él ha estado en los peores momentos de la princesa del pueblo: «Ni en nuestros mejores sueños jamás pudiéramos haber imaginado que estuviera ahora tan bien. Tiene una inteligencia y una rapidez… Ella está al día de todo».
Una entrevista donde Jorge Javier abrió su corazón y se mostró tal y como es, más allá de los focos de Supervivientes, Sálvame o Gran Hermano.
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Rosarosae
8 años sin Chiquito, el creador del idioma ‘Grijarder’
Publicado
hace 12 horasen
19 noviembre, 2025
Como cada año por estas fechas, los medios de comunicación sacaremos las «listas del año»: que si las mejores películas, las canciones más escuchadas en la plataforma de moda. Incluso hay recuento de las palabras más utilizadas en cada país.
Precisamente, por estas fechas, un día como hoy de hace cinco años fallecía un humorista capaz de revolucionar por completo el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
Necesitábamos revolucionar nuestro lenguaje, sin necesidad de que lo hicieran desde fuera con nuevos vocablos. Y de eso se encargó, por la gloria de mi madre, Chiquito de la Calzada.
El humorista, cantaor y actor cómico revolucionó nuestra lengua. Todo el mundo niños, mayores, ancianos; ricos y pobres; perros y gatos. Nadie podía evitar contagiarse de esos vocablos que nos traía ese hombre y su nueva lengua, el grijander. Porque si esta persona fue capaz por aquel entonces de batir con más de cuatro millones de espectadores de audiencia un partido de Champions del todopoderoso Real Madrid, seguro que es capaz de terminar con la lengua de Shakespeare en un abrir y cerrar de ojos.
Así creo que sería justo que Chiquito de la Calzada tuviera una silla en la Real Academia Española (RAE) para darle aires nuevos a nuestra lengua y dejar de tomar palabras de otras.
¿Para qué queremos el spanglish? Ya puestos a inventar e incluir palabras nuevas prefiero que por lo menos sean graciosas.
Aquí van los motivos que refrendan el movimiento #chiquitoalarae
Palabra de Chiquito (de la Calzada)
Te das cuen; Quietorr; por la gloria de mi madre; al ataquerr; cobarde; pecador de la pradera; Bambino; jaaarl; era el año 4; ese caballo que viene de Bonansa; mamarl; no puedorl; asexuar; no te digo trigo por no llamarte Rodrigo; apitican de morenau; no puede sé; torpedor; y un largo, largo etcétera.
Que levante la mano aquel que no haya dicho ninguna palabra salida de esa brillante y lúcida mente.
Mi duda es, si la gente hizo suyo ese lenguaje, ¿por qué ninguno de esos términos está en el diccionario?
El idioma Grijander o chiquitistaní
En un país como España en el que todo el mundo tiene nivel medio de inglés aunque luego no sepa ni preguntar la hora, el grijander sería el segundo idioma que tanto nos exigen. Porque Chiquito tiene un método mucho mejor que Vaughan.
Ya imagino esos diccionarios de Español-Grijander/ Grijander-Español.
¿Podría ser el grijander ese idioma esperanto con el que todo el mundo pudiera entenderse con un simple “¡Jaaarl!”?
Su conjugación y formación de palabras es muy sencilla: simplemente basta con añadir las terminaciones “rr” (¿cómorr?), “rl” (fuegorl),… y otras muchas que el espíritu chiquitistaní nos sugiera.
Con el idioma Grijander no existirían las discusiones de si hay que llevar una canción a eurovisión en español o en inglés. Imaginad una versión del “La, la, la” de Massiel. No sería difícil: “Jarl, jarl, jarl”. ¡Nos votarían hasta los países del este! (Que tomen nota los del BenidormFest)
El doctor Grijander
Si hay un médico famoso en nuestro país, ese es el doctor Grijander.
Pupitas en el fistro de abajo; revisiones del diodeno; amatomas sexuales;… no había especialidad que se le resistiera.
Por muy asustado que estuviera el paciente, el doctor Grijander siempre sabía cómo tranquilizarlo con su “¡reláaajese usted!” o el “¡Ten cuidadín no te hagas pupita en el fistro duodenaaal!”
Insultar con gracia
Chiquito te ofrecía la posibilidad de decirle a tu jefe en toda su cara “Me cago en tus muelars… Eres un fistro-pecador-cobarde” Y no solo no te despedía, sino que te subían el sueldo y te ascendían a director.
Fácil de aprender (no requiere de un nivel alto de estudios)
Por aquel entonces sin internet, wikipedias, ni redes sociales, todos sabíamos de memoria sus consignas ya fueras muy listo o no tan listo. Tal vez no recordáramos ya los afluentes del Tajo pero sí que el sastre de Tarzán trabajaba poco; que había un hombre que había nacido después de los dolores; que había gente que en vez del graduado tenía una etiqueta de anís del mono o que se podía freír un huevo con saliva.
Gromenauer, Peich,… números y letras fáciles de recordar. ¿Para cuándo unos Cuadernos Rubio?
Sensualidad y sexualidad
Las novelas eróticas que están tan de moda en la actualidad no serían los mismo si se escribiera en el idioma de Chiquito (serían mejores):
“El señor Grey la recibirá ahora para borrarle el cerito mientras hacen guarreridas españolas con el fistro sexual. Después irán en helicopteror hasta su habitación roja donde allí le hará la caidita de Roma varias veces hasta que grite: ¡Por la gloriaa de mi madrer!”.
¿Y los anuncios de colonias? También cambiarían ligeramente. La imagen en blanco y negro de ese hombre perfectamente esculpido en busca de su camisa en un interminable vestidor mientras camina dando pequeños saltitos con la mano en sus lumbares. Una vez vestido, mirada a cámara frunciendo el ceño en plan malote y grito: ¡¡¡Al ataaqueeerrr!!!
¿Os imagináis a Kate Moss en un anuncio de “A-canemor”, la fragancia para ella”?
El movimiento chiquito
No me refiero a ningún partido, moda o grupo social. Me refiero a esos pequeños saltitos que hacía el señor Chiquito para caminar con la mano colocada en las lumbares como si tuviera un terrible dolor. Esa perfecta coreografía no era algo banal ni superfluo, era una forma de ser. Una forma de vida. One lifestyle que dirían otros.
Si el siglo XXI nos ha traído a los metrosexuales y a los hipster, los últimos años del siglo pasado nos dejó el chiquitismo como forma de ver las cosas y afrontar el día a día. ¿Por qué no recuperarlo ahora?
Si el chiquitismo hubiera surgido hoy en día en pleno auge de las redes sociales y sus vídeos virales, estoy seguro que hasta el mismísimo Obama habría aparecido en la portada de la revista Time con el titular: “I can´t, can´t”.
Incluso las crisis económicas se podrían afrontar de una manera bien distinta.
–Periodistas: ¿Cómo esta el asunto?
–Político: La cosa está muy malitaaaar.
–Periodistas: ¿Sabría decirnos cuándo saldremos de la crisis?
–Político: No puedorr, no puedorr… ¡jaaaarl!
Y la sociedad ante eso habría reaccionado de otra manera seguro: “nos hemos quedado sin trabajo pero ¡nos hemos reído!”, comentarían por las calles los ciudadanos entre lágrimas de alegría.
Expresiones llenas de sabiduría popular
Tengo más nervios que un filete de cinco pesetas; Trabajas menos que el sobaco de un churrero; Te mueves más que los precios;…
Son solo unos pocos ejemplos de las cientos y cientos de expresiones que a mediados de los 90 invadieron nuestras conversaciones. Contar la comparación más ocurrente se convirtió en deporte nacional, creciendo de paso el ingenio lingüístico de los españoles.
Por eso, desde aquí pido (exigir me parece demasiado) una silla en la RAE para don Chiquito de la Calzada, con el fin de salvar nuestra lengua de la invasión anglosajona.
Él que tanto hizo revolucionando nuestro lenguaje merece un asiento o incluso un tresillo. El de la letra Peich.
¡Hasta luego… Lucas!
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