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’31 de marzo … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea
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hace 8 añosen
De
José Luis Fortea
…..en 1621, a catorce días de cumplir los 43, fallece en Madrid el rey de España y Portugal, Felipe III, “El Piadoso”, monarca con el que comienza la etapa de la decadencia de la corona de los Habsburgo y que para diferenciarlo de aquellos días de grandeza, prestigio y poder de su padre Felipe II y su abuelo Carlos I, conocidos estos como los “Austrias mayores” y en contraposición a ellos, se les vino a designar como los “Austrias menores” (Felipe III, Felipe IV y Carlos II).
Nació un viernes, 14 de abril de 1578, en el Real Alcázar de Madrid, hijo de Felipe II y su cuarta esposa, su sobrina Ana de Austria (hija de María, la hermana de Felipe II y de su primo Maximiliano I, el hijo de su tío Fernando), de salud quebradiza, y en el que en buena lógica, al tener dos hermanos varones por delante en el orden sucesorio, Fernando con 6 años y Diego de 2, se trataba por tanto de alguien que en un principio no estaba llamado a gobernar.
A los seis meses de este nacimiento, en el mes de octubre, fallecería el infante don Fernando, al que siguió dos años más tarde, víctima de una gripe epidémica, el de la misma reina Ana de Austria y casi cinco años después la muerte del infante don Diego, dejando al pequeño Felipe a sus 4 años de edad, expedito el camino hacia la corona, quedando como único hijo varón y heredero de un rey que por aquellos días ya contaba con 55 años, viudo, y sin ningún anhelo de querer volver a contraer nuevas nupcias, por lo que centró su atención y toda su protección en aquel niño, de salud endeble y delicada.
Un niño que recibiría una muy estricta educación, rodeado siempre de preceptores e instructores de avanzada edad, alejado por tanto de la compañía y los juegos de otros niños, siendo llamado, por el mismo rey, para estos menesteres, el Talaverano capellán don Pedro García de Loaysa quien visto el poco interés que ya el príncipe mostraba por los asuntos de Estado le diría al propio monarca aquello de –“Majestad, el chico es arcilla aguada”- (expresión que se vierte sobre el barro, que por exceso de líquido, queda demasiado blando y suelto, dando a entender que el joven era de espíritu poco vigoroso, débil, desfallecido y flojo), aunque si bien destacaba en el aprendizaje de los idiomas, la música y el arte en general.
El mismo Felipe II, años más tarde, diría sobre esta actitud que ya evidenciaba su hijo aquello de –“El cielo que tantos dominios me ha dado me ha negado un hijo capaz de gobernarlos; temo que me lo gobernarán”-, frase esta lapidaria que se cumpliría años más tarde cuando ya siendo nombrado rey dejará patente esa docilidad, falta de carácter y de decisión, delegando todos los asuntos de gobierno en manos de su favorito, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, dedicándose a la caza de la que era un gran aficionado, al teatro y la pintura, desentendiéndose de los asuntos propios al que a un soberano se le presuponen.
Una muestra de esta carencia de decisión quedó evidenciada cuando llegado el momento de elegir esposa, entre las cuatro hijas del primo del monarca Felipe II, el archiduque Carlos de Austria (hijo de su tío Fernando, el emperador), según habían convenido ambos y recibidos los cuadros relativos a estas, Catalina, Gregoria, Leonor y Margarita, el monarca le aconseja lleve el asunto en privado, en la intimidad propia que le brindan de sus aposentos, donde observando detenidamente los retratos de las candidatas y según los dictados de su parecer, instinto o corazón, proceda a elegir aquella de su gusto y complacencia, porque para estos asuntos del matrimonio, la decisión ha de ser tomada siguiendo los designios del natural impulso de la intuición.
Pero el príncipe, lejos de conducirse según el sabio consejo regio de su padre, le espeta aquello de -“yo padre no tengo más gusto que el de su majestad, quien se ha de servir de elegir, estando cierto que la que vos escogierais me parecerá la más hermosa”-
Estando presente en todo este asunto, su hermana, por parte de padre, Isabel Clara Eugenia , hija predilecta del monarca, habida con su tercera esposa Isabel de Valois, a quien Felipe II prestaría mucha más atención personal en su formación que en la del mismo príncipe de Asturias, propuso para solucionar el asunto, colocar las pinturas de aquellas cuatro pretendientes, aleatoriamente giradas hacia la pared, señalándose aquella que el azar o el destino decidiera, posicionándose los cuadros de esta manera, resultando seleccionado aquel en el que en la diadema mostraba la letra “M”, de Margarita (la menor de las hermanas).
No debió parecerle serio el asunto al propio monarca que decidió pues, ante la falta de resolución de su hijo, elegir la de mayor edad, Catalina. Quiso pues el destino ser de igual forma participe de este asunto, pues saliendo un emisario de la casa real para anunciar al archiduque, aquella que finalmente resulto ser la elegida, partía desde allí, por parte del primo de Felipe II, otro que anunciaba la triste noticia del fallecimiento repentino de la archiduquesa Catalina.
En buena lógica, la siguiente por orden cronológico resultaba ser Gregoria, a la que de la misma manera, fruto de la casualidad, los hados, la fatalidad o el destino quiso que corriera el mismo infortunio, siendo anunciada su selección y casi a la par su fallecimiento.
En aquellos tiempos la tercera de las candidatas, Leonor al encontrarse gravemente enferma e indispuesta quedó descartada, siendo por tanto finalmente la elegida, Margarita, quien tiempo atrás, curiosamente, en un juego de azar había surgido como la candidata elegida.
Quedó finalmente resuelto el matrimonio por poderes en la localidad italiana de Ferrara, en 1599, fruto del que nacerían ocho hijos, de los cuales, el tercero de estos, sería el próximo rey de España, con el título de Felipe IV.
Del gobierno del rey no podemos hablar mucho, ya que los asuntos de Estado fueron dirigidos por otras manos, si bien se puede afirmar que se impuso tal rigurosa etiqueta y protocolo que llegaron a dificultar en mucho las actuaciones cotidianas de palacio, y que consecuencia de la misma, se llegaría a afirmar, fallecería el mismo monarca.
Y es que aquel frío marzo de 1621, obliga a que se coloque, para templar el menudo cuerpo del monarca, cerca de este un brasero, que pronto por su proximidad comenzaría a dar el resultado esperado, acalorando al rey de tal forma que solicita le sea apartado o alejado este. La parafernalia y ritual al que habían llegado los asuntos de la corte impedían al mismo monarca proceder a alejar el mencionado utensilio, solicitando al marqués de Polar, que entra en aquella estancia, realice la mencionada maniobra, quien para su sorpresa, le indica que para dichos menesteres el encargado adecuado y competente es el duque de Uceda, quien en esos instantes no se halla presente, siendo solicitada su presencia de inmediato, quien cuando por fin hace acto de presencia, y logra retirar el brasero, el rey ya se encuentra empapado y bañado en sudores y con fiebre alta.
Aquella noche, del miércoles 31 de marzo, una erisipela, una inflamación de la dermis caracterizada por un color rojo, acompañada de fiebre, acabaría con la vida de este monarca.
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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer
Publicado
hace 2 mesesen
19 septiembre, 2024S.R.A
En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.
El cáncer, un enemigo de todos
¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.
Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.
Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia
La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.
El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.
Innovación tecnológica al servicio de la salud
El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.
La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.
Priorizar la salud pública
En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.
El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.
El camino hacia una mejor sanidad
La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.
A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.
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