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5 tradiciones para vivir la Semana Santa en España
Publicado
hace 8 mesesen
Pese a que siempre se tienen muchas ganas de vacaciones, de desconexión, de tranquilidad… en muchas ocasiones es complicado decantarse por unos planes o por otros cuando de viajar se trata. La Semana Santa en España nos ofrece un gran surtido de actividades y destinos, no solo por la parte estrictamente religiosa que llevan a cabo las hermandades y cofradías, sino también como una oportunidad para conocer la historia y las tradiciones de nuestro país. ¿Os apuntáis?
Quien ha tenido la oportunidad de estar alguna vez, conoce las sensaciones del respetuoso silencio al paso de las imágenes que procesionan. Solemnidad, devoción, tan solo hay que ver las caras de la gente que se acerca hasta pleno corazón de la ciudad. Destaca entre todas sus procesiones la de El Gran Poder, celebrada en la madrugada del Viernes Santo. Un total de 2.400 nazarenos forma la cofradía y poseen el paso más antiguo de cuantos recorren las calles de la ciudad.

A diferencia de las típicas de Cataluña, en la Comunitat Valenciana las monas de Pascua no son de chocolate. La única pieza de chocolate que incorporan puede ser el típico ‘huevo’ de chocolate con sorpresa incorporada. Pero la más tradicional es la que lleva el huevo duro. Es típico escuchar el ‘vamos a comernos la mona’, en niños y no tan niños. De desayuno, almuerzo o merienda, cualquier hora es buena para saborearlas y disfrutar de la compañía de los nuestros.

La madrugada del Viernes Santo también tenemos la opción de acercarnos a Cuenca a disfrutar de la también conocida como La Procesión de las Turbas. Es una curiosa tradición, declarada de Interés Turístico Internacional, durante la cual los ‘turbos’ se burlan de la imagen del redentor, obstaculizando el paso y haciendo sonar las trompetas, de una manera poca afinada. Es típico beber el ‘resolí’, un licor de Cuenca, para hacer frente al frío. Esta peculiaridad es la que le da el nombre de ‘Procesión de los Borrachos’. Puede resultar extraño por sus características, pero en ningún momento se pierde el respeto a la religión. Lo que se hace es rememorar las mofas que sufrió Jesucristo en su camino hacia la cruz.

Imagen: Ayuntamiento de Cuenca
Es difícil encontrar el origen de las torrijas, pero de lo que no cabe la menor duda es que la receta continuará pasando de padres a hijos. Y es que degustar un buen plato de esta bendición es un auténtico placer para el paladar. En cada rincón de la geografía española se preparan de una forma diferente. Hay muchas versiones de este dulce tan típico de la Semana Santa, y sería muy difícil decantarse por uno o por otro. Así que, ¿por qué no buscar la receta de todas y elegir cuál nos gusta más?

Supone un cuadro con mucha simbología de características ancestrales y únicas, integrado dentro de la Procesión de Verges, declarada Fiesta Patrimonial de Interés Nacional. Una peculiar representación teatral de la vida y pasión de Jesucristo. El barrio medieval en el que se celebra favorece y facilita la ambientación de la fiesta. La plaza Mayor y el decorado natural de las murallas y torres de fortificación de la villa medieval le ofrecen un enclave único que da más misticismo a la danza de los cinco esqueletos al son de un tambor. Se trata de una reminiscencia del terror y el constante recuerdo de la muerte en la época de la peste negra. De cierta manera, se busca destacar la esperanza del triunfo del cristianismo sobre la muerte.

Imagen: Jordi Güell
Vivir el Domingo de Ramos en la ciudad ilicitana es sinónimo de disfrutar, no solo del acto religioso, sino del arte que respiran las famosas ‘palmas’. La procesión se declaró Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1997. Todos los años la participación es espectacular, como así lo son las palmas que los fieles llevan en sus manos o cuelgan de ventanas y balcones. Además, para completar la magnífica visita a Elche, pocos días antes de la procesión se celebra el Mercado de la Palma Blanca, otro añadido a la celebración.

Imagen: Ayuntamiento de Elche
Fuente: Skyscanner
Publicado
hace 12 horasen
27 noviembre, 2025
Cada cuarto jueves de noviembre, Estados Unidos celebra Acción de Gracias (Thanksgiving), una de las festividades más importantes y emocionantes del país. Considerada por muchos más relevante que la propia Navidad, esta cita reúne a millones de personas en torno a un mismo propósito: agradecer, compartir y reencontrarse con la familia. Tanto es así, que es la semana con más desplazamientos del año en todo el territorio estadounidense.
Aunque hoy la imagen de esta jornada se asocia al pavo asado, las largas sobremesas, el fútbol americano y el desfile de Macy’s, Acción de Gracias tiene una historia fascinante que se remonta al siglo XVII, además de múltiples tradiciones modernas que no todo el mundo conoce.
A continuación, repasamos sus orígenes, el porqué del menú y cinco curiosidades sorprendentes sobre esta centenaria celebración.
El origen más extendido sitúa la primera celebración de Acción de Gracias en 1621, cuando los colonos ingleses de Plymouth (Massachusetts) y los nativos Wampanoag festejaron la primera cosecha exitosa tras un invierno devastador. Aquella reunión, que duró tres días, incluyó pavo, calabaza y frutas secas, aunque también había maíz, venado y marisco.
Sin embargo, existen otros precedentes:
El primer servicio de Acción de Gracias europeo documentado en Norteamérica se celebró en 1578 en Terranova.
Es muy probable que los españoles realizaran ceremonias de agradecimiento incluso antes en Florida.
Mucho antes de la llegada europea, los pueblos indígenas celebraban rituales para asegurar buenas cosechas, como la Danza del Maíz Verde de los cherokee.
A lo largo de los siglos, las celebraciones locales fueron dando paso a una festividad nacional. Tras una propuesta de 1789 para dar gracias por la Constitución, George Washington estableció una primera fecha. Más tarde, la incansable editora Sarah Josepha Hale promovió durante décadas la unificación del festivo, hasta que en 1863 Abraham Lincoln declaró Acción de Gracias como celebración nacional el último jueves de noviembre.
El Congreso fijó definitivamente la fecha en 1941, tal y como se celebra hoy.
El pavo no se convirtió en protagonista por tradición simbólica, sino por practicidad. Para los primeros colonos, el pavo salvaje:
era abundante en la región,
tenía un gran tamaño, ideal para alimentar a grupos numerosos,
no aportaba otros recursos como huevos o leche, por lo que sacrificarlo no afectaba a la economía doméstica.
Con el tiempo, la preparación del pavo se convirtió en un símbolo de abundancia y unión familiar, hasta convertirse en el plato más icónico del día.
Además, cada año el presidente de Estados Unidos indulta un pavo en una ceremonia televisada. Aunque la tradición se formalizó en 1989, surgió de forma espontánea cuando George H. W. Bush, ante el nerviosismo del ave, bromeó con que no terminaría en la mesa de nadie. Desde entonces, los pavos indultados viven en granjas y parques agrícolas convertidos en auténticas “celebridades”.
En 1621, colonos y nativos celebraron durante tres días un banquete de agradecimiento. Aunque se suele relacionar esta fecha con el pavo, el menú incluía venado, pescado, marisco, maíz, calabaza y frutas secas, más cercano a un festín de supervivencia que al típico menú actual.
Mucho antes del banquete familiar, Acción de Gracias era una jornada de reflexión religiosa entre los colonos ingleses. Se trataba de un día para ayunar, rezar y agradecer cosechas o pedir protección. Con el tiempo, el ayuno se convirtió en abundancia y la fiesta tomó un carácter más comunitario y festivo.
Aunque hoy es inmovible, en 1939 y 1940 Franklin D. Roosevelt adelantó la celebración al tercer jueves de noviembre. ¿El motivo? Dar más días de compras a los comerciantes en plena Gran Depresión. La polémica fue tal que en 1941 se fijó definitivamente la fecha actual.
Desde 1970, algunas comunidades indígenas celebran, en paralelo, el National Day of Mourning (Día Nacional de Luto). En vez de dar gracias, denuncian que la llegada de los colonos supuso violencia, epidemias, desplazamientos y pérdida de tierras para los pueblos nativos.
Thanksgiving no sería lo mismo sin:
El desfile de Macy’s, que desde 1924 llena Nueva York de carrozas, globos gigantes y bandas musicales, marcando el inicio de la Navidad.
El fútbol americano, tradición desde 1934, con los Detroit Lions y los Dallas Cowboys como protagonistas.
Las “turkey trots”, carreras populares que se celebran por la mañana en cientos de ciudades para “ganarse la cena”. La más antigua data de 1896 en Buffalo.
Acción de Gracias es mucho más que una gran comida: es una reunión nacional que mezcla historia, familia, memoria y agradecimiento. Cuatro siglos después de aquel primer banquete, sigue siendo una de las celebraciones más queridas y arraigadas de Estados Unidos.
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