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‘ 6 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea
Publicado
hace 7 añosen
De
José Luis Fortea
…en 1808, un día 6 de junio, como hoy, de hace por tanto doscientos nueve años, tuvo lugar en la localidad manchega de Valdepeñas, uno de los episodios bélicos de resistencia más heroicos llevados a cabo en la lucha por la independencia española frente a las tropas francesas de Napoleón, siéndole concedida posteriormente, por esta gesta, por el rey Fernando VII a sus habitantes, el título de “Muy Heroica” Villa.
La localidad de Valdepeñas fundada por orden de la reina Berenguela tras la batalla de las Navas de Tolosa, allá por el año de 1212, constituía sin duda un enclave geográfico estratégico al estar ubicada en la zona de la meseta sur, perteneciente a la localidad manchega de Ciudad Real, en la cabecera de la entrada de la Sierra de Andújar y de la Sierra de Cazorla, en mitad del conocido como camino real que conducía desde Madrid hacia Andalucía, lugar de paso hacía Córdoba y Jaén.
Durante el anterior mes de mayo, se habían producido los levantamientos de la población, contra la ocupación francesa, por las calles de Madrid y la consiguiente represión posterior de las fuerzas galas mediante los fusilamientos, del día 3, en la montaña del Príncipe Pío.
Y haciendo bueno aquel dicho de “Valdepeñas ciudad bravía, más de cien tabernas y una sola librería”, es allí, a la entrada de la misma Villa de Valdepeñas, donde la familia de los Galán regentaban un pequeño albergue con fonda, para dar servicio a los no más de tres mil vecinos que vivían por la zona en aquellos tiempos, y para los viajeros que encontraban en el citado negocio familiar, un buen lugar donde encontrar cobijo, alimentarse y poder descansar, reponiendo fuerzas para reanudar sus caminos. Será la hija mayor de esta familia, de nombre Juana María Galán Heredia, más conocida como la Galana, una de las protagonistas sin duda de aquel día.
Era pues aquel mesón de los Galán, lugar de confluencia de quienes iban o venían a la capital, o que procedentes desde Jaén, Úbeda, Linares o La Carolina, hacían su pequeño alto en el camino, intercambiándose noticias y comunicándose sucesos y acontecimientos que habían visto, oído o les habían contado.
Y así, un día a comienzos del mes de junio de ese año de 1808, una santera a la que en la zona conocían con el remoquete de “la Fraila”, mujer viuda que atendía y cuidaba la ermita de la localidad de Consolación (la antigua Villanueva) en la pedanía de Aberturas, enclavada a una distancia de quince kilómetros de Valdepeñas, diese la primera voz de alarma, al haber sido esta saqueada, durante la jornada del lunes día 30 de mayo, por tropas francesas comandadas por el general Pierre Antoine Dupont, que camino de Andalucía, se dirigían como refuerzos para la ocupación del sur peninsular (y que posteriormente formarían parte de una contienda que tendría lugar el mes siguiente, el de julio, en la localidad de Bailén).
Dupont se trasladó hacia el sur desde Consolación, obviando Valdepeñas, y dirigiéndose a la localidad de Santa Cruz de Mudela, en donde mandó instalar un “parque y centro de abastecimiento y material de intendencia”.
El domingo 5 de junio los santacruceños se alzan en armas contra aquel contingente de soldados franceses, recientemente instalados en su población, dando muerte a muchos de estos, en una acción que probablemente ni aquellos hubieran imaginado podría llegar a suceder al decidir asentarse allí. Algunos lograrían escapar de la revuelta vecinal dirigiéndose hacia el norte, hacia Valdepeñas, a unos veinticinco kilómetros, donde alertados sus habitantes, desde el mismo púlpito de la capilla en la iglesia por el cura de la localidad, el padre Juan Antonio León Vezares (a quien en el pueblo llamaban el cura Calao) haría posible que estos se organizaran rápidamente mediante la creación de una Junta Local de Defensa, compuesta por diez personas, entre las que sobresalen el mencionado padre Juan Antonio, Miguel de Gregorio “el mercader” o Manuel Madero (a quien por su antigua ocupación llamaban “el contrabandista”) con la firme y decidida intención de no dar cobijo ni prestar auxilio a aquellos soldados.
Los franceses se movilizan y envían al general Louis Liger Belair al frente de doscientos cincuenta soldados de caballería que parten raudos hacia aquella zona del conflicto, mientras los habitantes de la villa proceden a realizar los preparativos para la defensa de esta, no sin disensiones entre los propios vecinos que consideran, algunos de estos, la simple idea de enfrentarse a las tropas de Napoleón, una imprudencia y todo un dislate.
Entre los más críticos se encuentra el mismo alcalde, don Francisco Osorio que avisa de su intención de no querer ser partícipe de un desafío de estas características, por el otro lado y entre sus principales valedores al enfrentamiento directo, destaca sobre todos ellos una mujer, por su arrojo, decisión y valentía, “la Galana”, que a sus veinte años, organiza a las mujeres para que hagan frente al enemigo, instándoles a echar agua y aceite hirviendo por los ventanales de sus casas sobre aquellos, saliendo ella a las mismas puertas de su vivienda, del pasaje de San Marcos, maza en mano, para golpear y rematar a cuanto soldado galo herido cayera de su caballo.
Es entonces, cuando los lugareños, armados con todo tipo de instrumentos y utensilios de labranza, azadas, hoces, y cuchillos y soterrando rastrillos y clavos en las calles de los principales accesos, para derribar de esta forma de sus monturas a aquellos soldados, se dispusieron el lunes día 6 de junio de 1808, a defenderse, teniendo lugar la batalla de Valdepeñas, decisiva por su trascendencia final.
Y así, mientras los franceses iban rodeando la localidad con el redoblar de sus tambores, los valdepeñeros hicieron repicar sus campanas, acompañando al tañido de estas el grito unísono de –“Muerte a los franceses”-, –“¡¡Viva la Virgen de la Consolación!!”-.
Sabiéndose el destacamento francés, superiores en cuanto al número de contingente, y por su armamento y su formación militar, se ordenó entrar en el pueblo al galope, sable en mano, siendo para sorpresa de aquellos, repelidos con ladrillos, piedras y todo tipo de objetos que arrojaban sin miramiento alguno. Ante aquellas acometidas se producían los consiguientes rechazos, minando la voluntad del ejército enemigo, que desesperados dieron orden de incendiar el pueblo y disparar sobre quienes intentasen huir.
Aquellos fuegos y los consecuentes humos tornaron en irrespirable las calles de la localidad, pero a pesar de ello, estos no se amedrentaron y las refriegas continuaron cuerpo a cuerpo, no dándose en ningún momento por vencidos. La Galana remató varios jinetes galos que heridos habían caído por los suelos, soltando certeros golpetazos con su garrote de madera.
Otro joven de la localidad, Francisco Abad Moreno a quien llamaban “el Chaleco” al ver morir a su padre y hermano, henchido de rabia e ira, provocó la muerte de varios soldados, contagiando de rabia a sus paisanos, que no cejaron en su defensa, en una jornada que se prolongaría durante casi nueve horas, con numerosas bajas en ambos bandos, llegándose al final de aquel día sin haber podido conquistar aquella plaza, siendo entonces cuando aquel general francés, no dando crédito de lo allí acontecido, aceptase pactar una tregua con aquellos heroicos y bravos ciudadanos, destacando entre ellos, por su valentía, arrojo y decisión la figura de doña Juana María Galán Heredia, que de igual forma hizo valer aquel refrán que señala que “Las mujeres de la Mancha, mucho arresto y buena planta”.
Al mes siguiente, el 19 de julio, tuvo lugar la batalla de Bailén, en la que las tropas de Napoleón sufrieron su primera derrota en campo abierto de la historia.
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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer
Publicado
hace 2 mesesen
19 septiembre, 2024S.R.A
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El cáncer, un enemigo de todos
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Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.
Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia
La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.
El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.
Innovación tecnológica al servicio de la salud
El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.
La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.
Priorizar la salud pública
En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.
El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.
El camino hacia una mejor sanidad
La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.
A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.
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