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El demoledor testimonio de Ana Obregón da una lección de vida: Todas sus frases

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Ana Obregón y Bertín Osborne MI CASA ES LA TUYA

El demoledor testimonio de Ana Obregón en el programa de Bertín Osborne ‘Mi casa es la tuya’ es de los relatos más duros que se recuerdan en televisión. Era la primera vez que Ana relataba al detalle cómo fue todo el proceso del cáncer de su hijo Aless Lequio y su muerte en mayo de 2020 a los 27 años.

Ana Obregón y Bertín Osborne

Ana Obregón y Bertín Osborne tienen una amistad de más de 40 años. La actriz sabía que se enfrentaba a «la entrevista más difícil» de su vida, por eso se la quiso dar a Bertín, su amigo, quien no le soltó de la mano en todo el programa. La abrazó, la acarició y lloró con ella. Una confesión de la presentadora le hizo romperse por completo. «Bertín, yo me perdono la vida todos los días. Me parece tan injusto estar yo aquí y él que no pueda estar, divertirse, trabajar, tener una familia, tener hijos…». «el dolor compartido es necesario».

Ana emocionó a España y dio una auténtica lección de vida. Hizo que muchas personas que están pasando por esta enfermedad se vieran reflejadas en ella. Porque como bien dijo «el cáncer es la pandemia silenciosa que mata a 300 personas al día». 

Las frases de Ana: Lecciones de vida que ha aprendido de su hijo

  • La cantidad de veces que he sido feliz y no lo sabía.
  • Lo único importante que hay ,como decía mi hijo, en un post que no terminó de escribir, es el tiempo y el amor que dedicas a las personas que quieres. Al final es lo que te llevas.
  • Colecciona momentos, no cosas. Colecciona momentos porque eso es lo que te llevas.
  • En una tragedia así las víctimas no somos los familiares. Los héroes y las víctimas son ellos, que son los que han luchado hasta el final.
  • Cuando pierdes un hijo no entiendes el infinito, lo sientes.

La lucha contra el cáncer de Aless

El tumor de Aless es de los más agresivos. Recibió tratamiento en Estados Unidos durante seis meses y, al terminar, el tumor se había reducido en un 90%. Volvieron a España y, tras varias sesiones de quimio, la familia recibió la mejor de las noticias: Aless estaba curado. Pero a los siete meses el cáncer volvió. “Ahí fue cuando él un día me dice ‘mamá, tengo un 20% de posibilidades de vivir’. Fue la única vez que le vi que se vino un poco abajo”.

Volvieron las sesiones de quimioterapia, pero el cáncer no remitía y los médicos le comunicaron a Ana Obregón que poco más se podía hacer. Cuando Aless ya no podía comer ni moverse, tuvieron que llevarle en ambulancia de Madrid a Barcelona para recibir tratamiento. Tenía unos dolores muy fuertes que no se iban ni con morfina. Al recordar esta etapa, la actriz rompió a llorar: “Aless siempre me quería tener cerca porque le daba seguridad. Cómo sufrió, joder”.

En esa etapa, Aless le dijo a Ana las palabras más duras y la actriz todavía se emociona al recordarlas: «¿Sabes qué me llegó a decir? Mamá, perdóname por tener un hijo defectuoso».

La despedida de Aless a sus padres

Ana Obregón quiso destacar en varias ocasiones que, a pesar de todo por lo que estaba pasando, su hijo Aless sonrió hasta el final. Un día que estaban ella y su padre, Alessandro Lequio, con él en el hospital les dijo: “Merece la pena estar así solo por veros a los dos juntos”. “Quiero que la gente sepa lo fuerte y lo valiente que fue hasta el final”, afirmó la actriz.

La familia seguía teniendo esperanza de que Aless se curase, pero un lunes se apagó. “Estaba duchándome para irme corriendo al hospital. Me llama Alessandro y me dice: ‘Vamos a sedarlo para que no sufra”, contó Ana Obregón. Pero, a pesar de todo, “él seguía sonriendo”. “Se fue y yo me fui con él”, terminó.

El duelo: Seis meses encerrada en la habitación

Tras la muerte de Aless, la actriz confesó que pasó seis meses encerrada en su habitación, sin hablar. Se encerró en la meditación y la lectura, dos de sus salvavidas. «Todos nos vamos a morir y nadie se preocupa, en occidente, por entender un poco la muerte. En oriente sí. Me he hecho un estudio de enseñanzas, religiones, del budismo… Es muy bonito porque el alma existe y está demostrado que es energía que no muere sino que se transforma. Creo en que las almas vuelven. Empecé por ahí y acabé hasta con física cuántica», explicó.

 

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Iñaki Urdangarin rompe su silencio en su entrevista más dura: “Perdí prácticamente todo y uno de los amores de mi vida, que es Cristina”

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Iñaki Urdangarin
IÑAKI URDANGARIN/ EUROPAPRESS

Iñaki Urdangarin ha concedido la que ya es su entrevista más impactante desde que fue condenado por el caso Nóos. Durante 55 minutos de conversación en el programa Pla seqüència, de La 2 Cat, el exduque de Palma se ha abierto como nunca y ha repasado, sin filtros, los episodios más dolorosos de su vida reciente: la cárcel, la soledad, la caída personal y profesional y, sobre todo, el final de su matrimonio con la infanta Cristina.

En una charla íntima, en catalán y con un periodista al que le une una amistad de más de 30 años, Urdangarin ha mostrado una faceta desconocida para el gran público, marcada por la autocrítica, la emoción y el reconocimiento de las pérdidas que arrastra desde hace más de una década.

“Lo peor de mi condena fue perder a mi mujer”

La pregunta fue directa y la respuesta, demoledora. Al ser interrogado por el momento más duro de su etapa en prisión, Iñaki Urdangarin no dudó:
“Lo que perdí en prisión fue mucho tiempo. Materialmente perdí prácticamente todo. Y después hay una pérdida muy grande, uno de los amores de mi vida, que es Cristina”.

El exmarido de la infanta Cristina reconoció que el proceso judicial y la posterior condena no solo le arrebataron su libertad, sino también su estabilidad emocional y familiar. “Fue un periodo muy duro. Lo pasamos muy mal durante toda esa época y hubo consecuencias. Me da pena porque es una mujer a la que quiero mucho”, confesó, visiblemente emocionado.

Cataluña, el lugar desde el que decide hablar

Urdangarin explicó que eligió este formato y este idioma por una razón muy personal. Cataluña es el territorio donde creció, donde fue feliz y donde nacieron sus cuatro hijos. “La vinculación con esta tierra es muy importante. Mis hijos son catalanes y ahora estoy a medio caballo entre Vitoria y Barcelona”, señaló al inicio de la entrevista.

Esa cercanía emocional marcó el tono de toda la conversación, en la que se mostró tranquilo, aunque con nervios inevitables al enfrentarse por primera vez a una entrevista televisada tras años de silencio.

El día que supo que entraría en prisión

Uno de los momentos más reveladores llegó al recordar el instante exacto en el que supo que su ingreso en prisión era inevitable. “Estaba comiendo con mi mujer, Cristina, en Ginebra. Yo había trabajado 16 años para darle la vuelta a las acusaciones. Hasta el último momento pensamos que podíamos lograrlo”, relató.

Tras conocer la sentencia, reunió a sus hijos en Suiza para explicarles la situación y decidir juntos cómo afrontar lo que estaba por venir. Un episodio que, según él, marcó un antes y un después en su vida familiar.

“El primer día en la cárcel fue el peor”

Iñaki Urdangarin describió su llegada a prisión como un golpe devastador. “Cuando entras te das cuenta de que se ha acabado una etapa y empieza otra larga y dura. Todo cae. No tienes teléfono, no tienes nada. Los tres primeros meses lo pasé muy mal”, aseguró.

Por motivos de seguridad, eligió cumplir su condena en la prisión de mujeres de Brieva, donde vivió prácticamente aislado. “Era estar en un módulo vacío. Fueron mil noches dentro, con sus mil días”, recordó, reconociendo que no gestionó bien emocionalmente aquel periodo.

“Lloré muchísimo y entré en un bucle negativo”

El exdeportista olímpico no escondió su vulnerabilidad al hablar de su estado psicológico. “No estoy orgulloso de cómo gestioné emocionalmente mi situación. Lloré muchísimo y preocupé a la gente que estaba fuera”, confesó.

Con el paso del tiempo, encontró en la escritura una vía de escape. Durante meses llenó cuadernos con pensamientos, miedos y reflexiones que le ayudaron a recomponerse. No descarta que algún día esos escritos puedan convertirse en unas memorias, siguiendo la estela de otros miembros de la familia real.

El apoyo clave: su madre y sus hijos

Si hubo una figura esencial durante su caída, esa fue su madre, Claire Liebaert. “Ha sido mi primer apoyo siempre. Ella me conoce, igual que mis hijos”, afirmó. Urdangarin insistió en que su entorno más cercano nunca dudó de él: “Mi madre y mis hijos saben que es imposible que yo tuviera voluntad de delinquir”.

Una afirmación con la que vuelve a defender su versión de los hechos y su papel en el caso Nóos, aunque asegura que hoy vive sin rencor.

“El rencor no te ayuda, solo te resta energía”

El cierre de la entrevista estuvo marcado por un mensaje de aprendizaje personal. Urdangarin explicó que el rencor fue uno de los sentimientos que más trabajó en prisión. “Tienes que repasar honestamente lo que has hecho bien y lo que has hecho mal, aceptar dónde estás y darte cuenta de que el rencor no te ayuda. Eso se quedó allí, cuando se cerró la puerta de la prisión”, concluyó.

Con esta entrevista, Iñaki Urdangarin rompe definitivamente su silencio y ofrece su testimonio más crudo hasta la fecha, poniendo palabras al coste personal, familiar y emocional de uno de los mayores escándalos de la historia reciente de la familia real española.

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