La Policía Nacional investiga a una pandilla de diez jóvenes, armados con palos y encapuchados, que causaron graves lesiones a un alumno del distrito Marítim. El menor sufrió traumatismo craneoencefálico y requirió hospitalización.
Un ataque planificado y extremadamente violento
Seis adolescentes de entre 14 y 17 años han sido detenidos en València como presuntos autores de una brutal agresión ocurrida el pasado 14 de abril frente a un centro educativo del distrito Marítim. La víctima, un estudiante del colegio, fue atacada por una manada de diez encapuchados, que lo golpearon con palos —algunos con clavos— y a puñetazos. También le arrojaron objetos del mobiliario urbano, como expositores de un comercio cercano.
El ataque fue tan violento que el menor tuvo que refugiarse en un estanco para escapar. Sufrió múltiples lesiones en la cabeza y un traumatismo craneoencefálico, por lo que permaneció varios días ingresado en el hospital y recibió siete puntos de sutura.
Una pandilla juvenil reincidente
La investigación, a cargo de la Brigada Provincial de Información especializada en bandas juveniles, ha revelado que los mismos agresores ya fueron investigados en febrero por amenazar a otro alumno en un centro diferente. Este patrón de conducta preocupa a las autoridades, que trabajan en localizar a los cuatro agresores restantes aún no identificados ni detenidos.
Las detenciones actuales se enmarcan en una ofensiva policial contra la violencia juvenil organizada, especialmente la vinculada a pandillas que operan en zonas urbanas escolares.
1. Consecuencias legales para los agresores
Aunque los detenidos tienen entre 14 y 17 años, y por tanto son menores de edad, pueden enfrentarse a medidas judiciales serias contempladas en la Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor (LORPM):
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Internamiento en centro de menores (cerrado o semiabierto), si se considera que el delito ha sido especialmente grave.
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Libertad vigilada, con medidas educativas obligatorias.
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Prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima.
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Prestaciones en beneficio de la comunidad.
Además, el uso de palos con clavos y el carácter premeditado del ataque podrían agravar la situación judicial de los implicados.
2. Posibles consecuencias para los padres o tutores
En España, los padres o tutores legales de los menores pueden ser responsables civiles subsidiarios por los daños causados. Esto significa que podrían:
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Tener que indemnizar a la víctima por lesiones, secuelas psicológicas y daños morales.
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Enfrentarse a una vigilancia judicial si se determina negligencia en la supervisión de sus hijos.
3. Consecuencias para la víctima
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Físicas: traumatismo craneoencefálico, cicatrices, posibles secuelas neurológicas.
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Psicológicas: estrés postraumático, ansiedad, depresión, miedo a regresar al colegio o al entorno escolar.
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Podría requerir apoyo psicológico especializado a medio/largo plazo.
4. Consecuencias para los centros escolares involucrados
Aunque la agresión ocurrió fuera del centro, si se demuestra que había antecedentes o avisos previos, puede haber:
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Exigencia de medidas preventivas por parte de Educación o Inspección.
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Revisión de los protocolos de seguridad, convivencia y prevención de acoso o violencia juvenil.
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Presión por parte de familias o AMPAs para reforzar la seguridad escolar.
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