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Valencia

‘Comienza’ el soterramiento de las vías en Malilla que dará paso al bulevar García Lorca

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'Comienza' el soterramiento de las vías en Malilla que dará paso al bulevar García Lorca

La Junta del Gobierno Local ha aprobado este viernes la modificación del convenio del Parque Central de 2003.

Así anunciaba el alcalde de Valencia, Joan Ribó, a través de las redes sociales el parón del proyecto de soterramiento de las vías en Malilla que dará paso la creación del bulevar García Lorca.

«Hoy es un día crucial para la ciudad. Comienza la transformación urbanística más importante para Valencia de las próximas décadas» señalaba Ribó.

Y añade que aprueban en Junta de Gobierno este viernes «el convenio del canal de acceso ferroviario que permitirá pasar de una playa de vías a un gran bulevar verde».

La Junta de Gobierno Local ha aprobado la modificación del convenio del Parque Central firmado en el año 2003 entre el Ayuntamiento de Valencia, el Ministerio de Fomento y la Generalitat, correspondiente a la fase tres del proyecto canal de acceso.

Convenio con el Gobierno Central para soterrar las vías y crear el nuevo bulevar, con una inversión de 550 millones de euros.

Tal como ha explicado el alcalde, Joan Ribó, esta modificación permitirá acelerar las obras del canal de acceso, para que puedan ser aprobadas por Adif, con el objetivo de que estén licitadas a finales de este año y las obras puedan comenzar el año próximo, 2023.

El coste total de la ejecución de la fase tres del canal de acceso asciende a 550 millones de euros, que será financiado en un 50% por Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana), en un 25% por la Generalitat, y el 25% restante por el Ayuntamiento.

La parte total a financiar entre las tres administraciones supone un montante de 531,68 millones, dado que hay otros 18 millones que corresponden a Adif al tratarse de obras exclusivamente ferroviarias. El Ayuntamiento de Valaencia aportará 133 millones.

El alcalde ha recordado que se trata de una obra «muy esperada desde el año 2003» y ha señalado su satisfacción porque el impulso que se da a la licitación del proyecto nos permitirá tener pronto «en lugar de una playa de vías, un gran corredor verde en la ciudad».

En este contexto, Ribó ha reiterado otra reivindicación histórica de la ciudad: el impulso también al proyecto del Túnel pasante, «que –ha señalado- esperamos que se desbloquee muy pronto».

Ribó ha subrayado que la ejecución de este proyecto «también nos permitirá impulsar el Bulevar García Lorca y coser una herida en los barrios del Sur».

Además también prevé el proyecto de estacionamiento de apoyo a la estación Valencia Joaquín Sorolla en el entorno de Fuente de San Luis, y el proyecto de adecuación de los túneles de ancho convencional (en estos dos casos, pendiente de licitar la redacción de los proyectos).

Demora en la ejecución

El alcalde, Joan Ribó, ha explicado que la demora en la ejecución se explica «por la voluntad de acceder a financiación europea para el proyecto. Se prevé que el proyecto pueda beneficiarse de 163,85 millones de financiación con fondos europeos que se han de descontar antes de que concluya en año 2026». Y añade que «este montante se descontará de las aportaciones de cada administración; en el caso del Ayunta35miento, nos descontaremos 41 millones».

Ribó ha subrayado que, dado que la obra tiene un plazo de ejecución previsto de cinco años, y dado que se prevé arrancar las actuaciones el próximo 2023, «las obras estarán acabadas en 2027».

Ribó ha destacado la importancia de esta infraestructura, tanto desde el punto de vista económico, logístico y de impulso al desarrollo de la ciudad, como por su carácter sostenible, al apostar por el desarrollo del ferrocarril como elemento fundamental de movilidad y transporte. «Desde el Plan Sur –ha asegurado- esta es la obra de infraestructura más importante que se ha hecho en Valencia, y es la gran transformación urbanística de las últimas décadas».

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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