Cultura
Daniel Ruiz, escritor: «La nostalgia es un arma muy peligrosa porque lo que hace es anclarte en el pasado y te impide avanzar»
Publicado
hace 4 añosen

Pedro, Lorite, el Rubio, Sebas y Marcelo son amigos desde el instituto. Juntos han superado numerosas vicisitudes, han vivido momentos luminosos y afrontado desgracias. Y a pesar de que tomaron caminos distintos, y de que ya no se ven con la frecuencia de antaño, siguen permaneciendo unidos. Ellos y sus parejas forman el chat de whatsapp llamado «Amigos para siempre». Y esta noche han quedado para celebrar el cincuenta cumpleaños del mayor del grupo, Pedro. El exitoso Pedro, CEO de una compañía industrial, dueño de un chalé en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, casado con la elegante aunque inestable Belén, y aficionado al coleccionismo de arte. Allí acuden Lorite, abogado, y su mujer Aurora; el Rubio, artista del menudeo, y su novia, la joven y atractiva Noelia; Marcelo, profesor de instituto, y Luci, siempre combativa y deslenguada; y Sebas, el soltero gay del grupo, que atraviesa una etapa complicada. Se las prometen muy felices: habrá alcohol, música, buenos amigos, la velada tiene que ser inolvidable. Y lo será, sin duda. La noche más inolvidable de sus vidas…
‘Amigos para siempre’ (Tusquets Editores ) destila gamberrismo, es ácida y con un ritmo que te atrapa. La acción transcurre en tiempo real y el lector acompaña a este grupo de amigos en esta reunión en la que cualquiera de nosotros puede sentirse identificado. Un cóctel de ironía, sarcasmo, humor, nostalgia y dolor, perfectamente preparado y servido para tomar de un solo trago. Porque de un solo trago se bebe esta novela que nos habla de un fiestón. De cuando montas una movida para celebrar los 50, y quieres que supere la de los 25.
Daniel Ruiz, escritor y periodista, es cercano y directo en la conversación y su forma de hablar queda reflejado en las páginas de sus novelas vivas, frescas, con un lenguaje ágil, de calle que pone al lector en situaciones con las que se identifica fácilmente.
Mientras suena el ‘Ritmo de la Noche’, Official Press ha estado hablando con el autor sevillano sobre la edad, la nostalgia, las cenas, los amigos y la vida en general.
¿’Amigos para siempre’ es una novela sobre la nostalgia?
Es una novela sobre nuestra realidad, sobre nuestro paisaje humano cotidiano sobre todo de esa generación, que es en la que yo estoy, de los que nacimos o bien durante los setenta o bien a finales de los sesenta. Se le ha puesto muchos nombres y cada día descubro uno: Generación X o Generación del Baby Boom. Toda esa generación que nacimos en el primer momento de la democracia y crecimos en los rescoldos de la sociedad del bienestar –que estamos perdiendo de manera despiadada los últimos años– y que hemos llegado a la cuarentena y a la cincuentena creyéndonos que seguimos siendo como cuando éramos jóvenes con 20 años. Y tenía muchas ganas de hacer una novela generacional pero desde el punto de vista de balance una vez que hemos llegado la mediana edad: preguntarme cómo hemos llegado hasta aquí, si seguimos manteniendo las ilusiones que tuvimos en otro tiempo, cómo es nuestra relación con la pareja, con el sexo, con el cuidado de los hijos, con las aspiraciones no satisfechas, con el poder, con el dinero, con la política… con todas esas cosas que están un poco ahí en mi novela. La nostalgia juega un papel muy importante porque efectivamente hay un ejercicio de nostalgia en la novela que está muy presente. Pero me atrevería a decir que esa relación de amigos se sustenta sobre todo por la nostalgia es decir, con la vivencia compartida en un pasado común en el que siguen instalados sin darse cuenta de que el tiempo ha pasado y ellos han sido incapaces de refundar su relación.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Pues yo pienso que no. De hecho, han dicho por ahí que la nostalgia es un arma muy peligrosa porque lo que hace es anclarte en el pasado y te impide avanzar. Entonces definitivamente yo creo que hay futuro incluso para la gente que estamos en la cuarentena y en la cincuentena debemos mirar al futuro y no anquilosarnos porque el pasado fue bonito, pero tenemos la obligación de avanzar porque si no estamos como los personajes de la novela, que están un poco muertos.
Las cenas de amigos, ¿las carga el diablo?
(Risas)Las cenas de amigos normalmente están llenas de trampas y al final, sobre todo en amigos que han recorrido mucho camino juntos, al final las reuniones de amigos se convierten casi en una especie de ejercicio de lanzar dardos y pullas. Creo que cuando uno va a una cena de amigos que conoce de hace muchos años debe ir un poco precavido porque pueden ocurrir cosas como las que ocurren en la novela en la que al final todo se desmadra y se vuelve muy feo.
¿Qué tiene la noche que nos confunde como diría aquel y que nos hace decir cosas que por el día no diríamos?
Bueno la noche al final este grupo de amigos siempre recuerda la noche como algo mágico. La noche es la franja que nos acerca un poco el sueño y está llena de tentaciones y de esa cercanía con lo onírico que es también lo instintivo, lo impulsivo. En este caso este grupo de amigos siempre ha asociado la noche con la fiesta y en este caso la noche va a venir llena de pesadillas, es una noche al final de pesadilla envuelta un poco en este ambiente festivo que se va truncando con las horas.
A la hora de escribir la historia ¿te has inspirado en algún amigo o amiga para crear los personajes? ¿Hay alguien que se pueda sentir identificado?
Eso depende de cada escritor. Yo no escribo nunca con un personaje en la cabeza que se parezca a alguien reconocible. Porque eso sería describir una realidad y a mí me interesa más fabular. Pero evidentemente cada personaje es una adición, es una suma de señas de carácter de mucha gente que he conocido o de la que me han contado, igual que la propia novela las vivencias todas esas cosas que ocurren ahí algunas las he vivido yo personalmente y otras muchas me las han contado. Al final yo creo que el escritor es sobre todo alguien que tiene siempre la antena parabólica encendida y que va tomando un poco de aquí de allá.
Después de leer tu novela, ¿el perro sigue siendo el mejor amigo del hombre?
(Risas)Yo creo que sí, aunque en mi literatura la verdad es que lo he maltratado. Es cierto que me lo tendría que hacer mirar porque en varias de mis novelas la intervención de los perros… de hecho tengo una novela corta que se llama ‘Perrera’, ahí te haces una idea. Siempre me ha interesado la relación del hombre con el perro, con lo cual diría que sí que sigue siendo el mejor amigo del hombre a pesar de mis novelas.
En 2006 tu primera novela ‘Chatarra’ da el salto a la gran pantalla y es preseleccionada a los Oscar como corto cinematográfico. ‘Amigos para siempre’ tiene un formato muy televisivo y cinematográfico…
Realmente sí y eso tiene que ver con mi forma de escribir. Es una cosa que siempre me han dicho. Tengo una forma de escribir como muy rítmica y muy visual. Entonces esos componentes pues lo hacen fácilmente pensable como carne cinematográfico o televisiva. Me encantaría que algún lector fuera director y productor y se atreviera a convertir esta historia en una película o una serie, sería fantástico.
Ironía, sarcasmo, humor. ¿Es el cóctel necesario para preparar una cena de amigos o para escribir una novela?
En mi caso es la única opción posible para afrontar otra más que abordan tramas que abordan cuestiones que resultan desagradables o peliagudas y en este caso pues cuando se trataba de hablar de amigos que se van a sumir juntos, bajo el envoltorio de una fiesta, un acto de desnudamiento, de exorcismo, de catarsis incluso al final de naufragio, la única forma y el único planteamiento que yo creo que podría hacerlo era a través del humor y la ironía. Para mí el humor es una herramienta absolutamente necesaria, y siempre digo que la ironía es la figura retórica más importante que existe en lo literario, porque es una forma de apelar a un lector inteligente estableciendo guiños con él y haciéndolo confidente de lo que cuentan. Sin humor no me interesa nada ni como escritor ni como lector o espectador. Pero desde luego rehúyo del humor de trazo grueso, porque al final acaba resultando antipático, justamente lo contrario. El humor siempre tiene que ser sutil, inteligente porque sino no es humor es justamente lo contrario, es algo desagradable.
¿Qué lee Daniel Ruiz?
Yo soy un lector muy ecléctico. En los últimos tiempos por ejemplo leo mucho ensayo. Tengo que admitir que cada vez leo cosas más raras, probablemente también porque mi resabio de tantos años de lectura me ha llevado otra vez cada vez más por camino un poco extraños. En lo que tiene que ver con la literatura puramente con la novelística leo a los autores que un poco centran su mirada en su contemporaneidad y la abordan de en una manera normalmente irónica, descreída o crítica. Pienso por ejemplo en los últimos tiempos en autores que me han ocupado mucho tiempo, en España por ejemplo Ignacio Aldecoa y en el ámbito norteamericano John Cheever, Nelson Algren, Hubert Selby Jr., Raymond Carver por ejemplo. Intento leer poco de lo contemporáneo porque cada día estamos saturados de la novela que son la última gran genialidad, la novela que va a cambiarlo todo, y al final creo que la lista de novedades –y con esto me estoy haciendo daño a mí mismo porque yo soy novedad– necesitan siempre un poso de tiempo para que el suflé se baje. Por eso intento normalmente no leer muchas novedades que no hayan tenido al menos cinco años atrás, porque es una forma de quitarle el foco de lo nuevo y valorarlo en su justa medida.
Defíneme en una palabra ‘Amigos para siempre’
En una palabra yo diría que es una novela cafre, es un poco una «cafrería» porque es un poco un desahogo; y además es una historia que está muy comprimida espacio-temporalmente que se lee en el tiempo que sucede lo que se lee.
¿Tu próxima novela?
Mi próximo proyecto realmente no lo tengo definido porque yo digo siempre que yo no escribo sobre algo, sino que escribo normalmente contra algo, es decir escribo siempre cuando algo que me sobreviene, que me produce extrañeza, me produce repugnancia o sorpresa. Todas mis novelas siempre han sido una especie de reacción frente a cuestiones que me producen inquietud o me preocupan. Ahora mismo estoy esperando que venga el suceso que me revuelva las tripas para volver a escribir con lo cual ahora mismo no tengo nada en mente estoy absolutamente vacío.
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Cultura
¿Sabes cuál es el patrimonio de la ciudad de Valencia en millones de euros?
Publicado
hace 2 díasen
18 mayo, 2025
A más de 3.700 millones de euros asciende el importe total del patrimonio municipal de la ciudad de Valencia. Concretamente: 3.700.293.921,35 €. La Comisión de Patrimonio ha dado el visto bueno este martes al Inventario General de Bienes y Derechos Reales de la Corporación a fecha 31 de diciembre de 2022, que será aprobado definitivamente en la próxima sesión plenaria del mes de mayo. Se trata de una fotografía detallada del patrimonio que atesora el Ayuntamiento de Valencia, desde monumentos y edificios de un valor incalculable como las Torres de Serrans, la Llotja de la Seda o las Torres de Quart, por ejemplo, hasta parajes como la Dehesa y el real lago de l’Albufera, la colección de pesas y medidas donadas por el conde de Trénor, los Silos de Burjassot o la ermita de Sant Jordi en el término de El Puig.
El inventario municipal es un documento vivo que sufre cambios a través de las altas, las bajas o las modificaciones de los bienes. Tal como marca el Reglamento de Bienes de las Entidades Locales, el Ayuntamiento ha efectuado las operaciones necesarias para actualizar la situación del Inventario a 31 de diciembre de 2022. Para ello, el Servicio de Patrimonio cuenta con una potente aplicación informática: SIGESPA. El Sistema de Gestión Patrimonial se implantó en 1997 y permite instruir con celeridad y eficacia todos los expedientes administrativos vinculados con las variaciones del inventario. Hay que tener en cuenta que los 4.382 bienes inmuebles municipales suponen aproximadamente el 94,32% del valor total de patrimonio del Ayuntamiento de València.
El inventario municipal está distribuido en ocho epígrafes. Los más destacados son los que se corresponden con los inmuebles, los muebles históricos o de considerable valor económico, los vehículos y los 18 caballos de la Policía Local.
Bienes inmuebles
El listado de los bienes inmuebles municipales está encabezado por la Llotja de la Seda, las Torres de Serrans y las de Quart, la Casa Consistorial, el Cementerio General y la Dehesa del Saler. En este apartado se incluyen también parques urbanos, jardines, edificios públicos, mercados, cementerios, fuentes y todo tipo de parcelas municipales. El valor global a 31 de diciembre de 2022 supera los 3.490 millones de euros.
Aunque la legislación actual obliga a indicar “el valor que correspondería en venta al inmueble” es evidente que los monumentos históricos declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) son edificios únicos e insustituibles, están fuera de mercado y no se pueden poner a la venta. Así sucede, por ejemplo, con la Llotja de la Seda y las Torres de Serrans y de Quart, que fueron declarados “monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional” por el gobierno español en junio de 1931.
Entre los parajes que figuran en el inventario destacan, sin duda, las 778 hectáreas del monte de la Dehesa del Saler y las 2.964 hectáreas del real lago de l’Albufera. Desde el punto de vista medioambiental e histórico tienen un valor, literalmente, incalculable.
Inventario municipal de 1925
El primer inventario municipal elaborado por el Ayuntamiento data del 31 de diciembre de 1925, en la época de Luis Oliag como alcalde de la ciudad. El valor del patrimonio municipal de hace un siglo era de poco más de 38 millones de pesetas. Para hacerse una idea del coste de la vida en 1925, una consulta a la prensa valenciana en la Hemeroteca Municipal nos revela que el precio de la entrada de butaca para disfrutar de una zarzuela en el teatro Apolo, en la Nochevieja de 1925, era de tres pesetas.
Los esforzados funcionarios que elaboraron el primer inventario municipal en 1925 se encontraron con muchas dificultades técnicas y lamentaron no haber anotado la colección de cuadros existentes en la Casa Natalicia de San Vicente Ferrer y no haber valorado tampoco la colección conquiliológica municipal, entre otros elementos. Eso sí, le otorgaron un valor económico a inmuebles como la Llotja de la Seda (dos millones de pesetas), Torres de Serranos (500.000 ptas.); Palacio Municipal (450.000 ptas.); Cementerio General (300.000 ptas.); Torres de Quart (200.000 ptas.) o El Almudín (150.000 ptas.). Se trata, en definitiva, de una muestra del patrimonio municipal de València, tanto histórico como artístico, que no tiene precio para los vecinos y vecinas de la ciudad.
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