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El ‘procés’: Mucho ruido y pocas plumas, por @frandisiz

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Paco FerrandisPaco ferrandis

Cada vez más, la política española se parece al Juego de la Oca. Aunque el tiempo y la sociedad avancen sin remisión, de vez en cuando tropezamos con determinados obstáculos que nos hacen volver a estadios históricos ya superados.

Podemos pasar por alto los intentos de enmendar los males de la Transición, que alguien pretende identificar con el régimen franquista, de ahí que las fuerzas progresistas en el Congreso de los Diputados hayan propuesto remover los huesos de Franco en un intento de reivindicar la fallida II República y de vencer en la Guerra Civil que ganó un dictador, nombrado Jefe del Estado el 1 de octubre de 1936, y muerto en la cama de forma natural, tras su última aparición en público que tuvo lugar en la plaza de Oriente de Madrid, también un día 1 de octubre, pero de 1975, el mismo día en que nació oficialmente la organización armada GRAPO .

Sin embargo, ya es casualidad que, con la victoria Pedro Sánchez en las primarias socialistas, el PSOE vuelva a la casilla de salida de su convulsa guerra interna, que tuvo lugar en la posada socialista de Ferraz el día 1 de octubre de 2016, cuando el entonces Secretario General (el mismo Pedro Sánchez) fue defenestrado en un patético Comité Federal.

Para un año justo después, el 1 de octubre de 2017, el Molt Honorable President de la Generalitat Catalana Carles Puigdemont, ha anunciado -que no convocado como publicaba la televisión pública española en un alarde de inocencia política-, pues Puigdemont no convoca ya que no firma nada, sino que, con boca nada más, pretende marcar un hito político que, en todo caso, debe plasmarse sobre el papel mediante la utilización de una pluma, o de cualquier otro artilugio destinado al efecto.

Con esta forma de hacer política que tiene el independentismo catalán, en su afán de tirar la piedra y esconder la mano, el procés para la independencia (virtual) de Cataluña, iniciado por el AstutMas y continuado por su heredero -nombrado a dedo- para establecer la República Catalana, Carles Puigdemont, retorna al punto de origen de la creación de tan extenso, penoso y pesado procés, cargado de anuncios de bravatas y que añade más suspense a la ya de por sí inestable situación política actual.
Así como en el mundo del deporte no hay otra información más que la relativa al Real Madrid (y al Barça, como principal adversario), la Cataluña-que-quiere-decidir ha garantizado su protagonismo exclusivo en la agenda político-mediática española.
De este modo, la vida y los problemas de otras personas y de otros pueblos no existen para los medios de comunicación. Y eso significa un empobrecimiento del sistema democrático, porque la democracia no se reduce a votar de vez en cuando, sino que (para ser más completa) debe conllevar una atención directa a los problemas de la gente, de la mayoría de las personas y colectivos, aunque se trate de entidades minoritarias. Además, las personas y los colectivos solo se sentirán identificados con un sistema que les haga visibles y les reconozca su dignidad individual y colectiva.
El Sr. Puigdemont (y Cia.), deberían ser consciente de que el resto de los humanos esparcidos por la piel de toro estamos enfermos de bits sobre un proceso soberanista que no para de lanzar anuncios de retos al sistema democrático español y, a la hora de la verdad, esconde la pluma con la que firmar la convocatoria de un referéndum solo anunciado, a la manera de Artur Mas, su tutor político, experto en marear la perdiz en estos asuntos. Si lo necesario para cumplir su destino supremo es una buena pluma, seguro que, con una buena campaña en las redes sociales, podrá obtener alguno de los modelos más sobresalientes.

Por otra parte, el marco elegido para la Anunciación (del -presunto- referéndum) no puede resultar más adecuado: El Pati dels Tarongers de la Generalitat de Catalunya señala el papel asignado a la Comunidad naranjera por excelencia: la Valenciana, la única pobre (cuya renta per cápita es inferior a la media española), que termina por ser pagana (es contribuyente según el sistema de financiación autonómica).

 

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Ortifus, portada del libro El finançament valencià, de Vicent Cucarella

Pues, el procés solo puede acabar de dos formas, ambas negativas para los intereses del pueblo valenciano:

  • Aunque resulte fallido, en cuanto a la consecución de la independencia de Cataluña, ha tiempo que no cesa de chorrear el grifo de las inversiones del Estado hacia esa Comunidad Autónoma.
  • Si, por una de esas casualidades de la vida, las fuerzas soberanistas lograran la casi imposible desconexión catalana de España, Cataluña saldría del marco de las comunidades contribuyentes al sistema autonómico, con lo que se incrementaría la presión contributiva sobre la Comunidad Valenciana, la más pobre de las paganas, pero a la que el Estado Español siempre ha tenido por más muelle.

Una vez las fuerzas anunciantes del apocalipsis catalán han abandonado el escenario del crimen (contra la Constitución Española), queda solo en el Pati dels Tarongers Armando, el pollo valenciano, corriendo de un lado para otro descabezado, y cuyo único destino es condimentar la paella que ha de ser ofrecida en homenaje a catalanes, vascos, canarios, y “españoles todos”.

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Carlos Mazón: Un líder comprometido en la batalla contra el cáncer

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Carlos Mazón comprometido batalla cáncer
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, en una imagen de archivo. EFE/Miguel Ángel Polo

S.R.A

En un momento en el que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, resulta vital que los líderes políticos prioricen la lucha contra esta enfermedad. En la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha demostrado un compromiso ejemplar al situar la lucha contra el cáncer en el centro de su agenda. Este enfoque no solo responde a una necesidad urgente, sino que también refleja la sensibilidad de un político que comprende la importancia de poner la salud y el bienestar de los ciudadanos en primera línea de objetivos.

El cáncer, un enemigo de todos

¿Quién no ha sufrido la pérdida de un ser querido debido al cáncer? Esta enfermedad, que parece expandirse a más velocidad cada día, no discrimina entre edades ni condiciones. Las estadísticas son devastadoras: en España, el cáncer es la segunda causa de muerte, con miles de nuevos diagnósticos cada año. En este contexto, es más urgente que nunca que los gestores de la calidad de vida de las personas adopten medidas para combatir esta crisis de salud pública.

Durante el primer Debate de Política General de su legislatura, celebrado en Les Corts, Carlos Mazón dejó claro que no pretende quedarse de brazos cruzados ante esta amenaza. Entre las múltiples iniciativas anunciadas, una de las más destacadas es la creación de una nueva planta especializada en protonterapia en el Hospital Universitario La Fe de Valencia, una infraestructura crucial en la lucha contra el cáncer.

Inversión en infraestructuras y tecnología de vanguardia

La nueva planta de La Fe, que supone una inversión de 50 millones de euros, no solo moderniza el sistema de radioterapia con la incorporación de la protonterapia—una técnica que reduce la irradiación del tejido sano circundante y mejora la precisión del tratamiento—, sino que también marca un hito en la historia sanitaria de la Comunitat Valenciana. Este tipo de tratamiento es especialmente eficaz en tumores cerebrales, de cabeza, cuello y médula espinal, y es especialmente relevante para pacientes pediátricos, cuyas necesidades requieren un enfoque aún más cuidadoso.

El presidente Mazón, en colaboración con la Fundación Amancio Ortega, ha logrado que este proyecto avance tras tres años de parálisis, colocando a la Comunitat Valenciana a la vanguardia de la lucha contra el cáncer en España. Con una superficie de 5.491 metros cuadrados, esta infraestructura atenderá no solo a los valencianos, sino también a pacientes de comunidades limítrofes, mejorando la calidad de vida de miles de personas.

Innovación tecnológica al servicio de la salud

El compromiso de Mazón no se detiene en la construcción de infraestructuras. Uno de los puntos más innovadores de su plan es la incorporación de inteligencia artificial (IA) en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Mazón ha avanzado la aplicación de IA para la lectura de mamografías en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia y el General de Castellón. Esta tecnología también se aplicará al tratamiento del cáncer de próstata, marcando un salto cualitativo en la atención médica oncológica.

La integración de la inteligencia artificial en el diagnóstico permitirá una detección precoz, algo que puede salvar innumerables vidas. La IA no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también alivia la carga sobre los profesionales de la salud, acelerando los procesos y proporcionando un tratamiento más eficiente para los pacientes.

Priorizar la salud pública

En un contexto político donde a menudo las prioridades parecen centrarse en lo urgente y no en lo importante, es un alivio ver a un líder como Carlos Mazón priorizar la sanidad pública y, específicamente, la lucha contra el cáncer. La salud de una sociedad es su pilar fundamental, y al reforzar el sistema sanitario valenciano, Mazón está garantizando que las generaciones futuras puedan enfrentarse con mejores herramientas a esta enfermedad devastadora.

El cáncer es una enfermedad que ha tocado la vida de casi todos, y la lucha contra él requiere un esfuerzo conjunto de todos los sectores de la sociedad. Al posicionar este tema como uno de los ejes de su mandato, Mazón no solo responde a una necesidad urgente, sino que también envía un mensaje claro: la prevención, el diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos de vanguardia son derechos esenciales que todos los valencianos merecen.

El camino hacia una mejor sanidad

La apuesta firme por mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios, reducir las listas de espera y construir nuevas infraestructuras son muestras del compromiso del gobierno del cambio liderado por Mazón. No se trata solo de una declaración de intenciones, sino de acciones concretas que buscan mejorar la vida de miles de pacientes que enfrentan la dura batalla contra el cáncer.

A medida que la Comunitat Valenciana avanza en la implantación de estas políticas, es esperanzador ver cómo se coloca la salud pública en el lugar que merece. La batalla contra el cáncer es larga, pero con personas comprometidos como Carlos Mazón, el futuro se vislumbra más prometedor para quienes hoy luchan y para aquellos que podrán prevenirlo mañana.

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