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Entrevista| Seguridad Social, más allá de «Chiquilla»

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València, 1 mar (OFFICIAL PRESS – EFE).- Con himnos como ‘Chiquilla’ o ‘Quiero tener tu presencia’, pero también tendiendo “puentes con Latinoamérica” o con la rumba, sin miedo a mezclar disciplinas y sin dejar de ser “contestatarios” y “punkis”, el grupo Seguridad Social ha cumplido ya 40 años de trayectoria, un camino que su líder, José Manuel Casañ, dice que los ha mantenido “en cambio continuo”.

 

Viveros acogerá este viernes el concierto que celebrará las cuatro décadas de vida de la banda valenciana. Pero Seguridad Social no estarán solos y contarán con multitud de “amigos” como Sole Giménez (exvocalista de Presuntos Implicados), el DJ y productor Chimo Bayo, Javier Ojeda (Danza Invisible) o Toreros con Chanclas (el ex Toreros Muertos Pablo Carbonell con No me pises que llevo chanclas), entre otros.

Seguridad Social es la imagen de «una generación» y por lo tanto es un homenaje que va más allá del propio grupo. Es una celebración para “felicitar el cumpleaños de todos, porque casi todos llevan ya 40 años haciendo música” en un “sitio clave” para la formación musical del cantante, que recuerda haber visto en ese enclave (los Jardines de Viveros) a muchos grupos que le marcaron.

“Es una forma de mostrar que la gente de nuestra generación sigue vigente, sigue llenando conciertos y en plena forma, no solo con material antiguo sino haciendo discos nuevos”, reivindica en una entrevista.

PUNK, BAKALAO Y ROCK LATINO

La música, cree el líder de Seguridad Social, acompaña a los cambios sociales y se ve una evolución muy grande de la población: “En las letras de las canciones hay un cambio tremendo, cosas que están muy prohibidas ya”, señala el cantante, que apunta a “mucha censura pero mucha concienciación de otras cosas”, ante lo que insta a “no dejar de ser contestatarios y meter el dedo en la llaga de vez en cuando porque, si no, nos hacemos gilipollas”.

Lo dice un artista que, cuando inició su banda, fue tildado de “punki” y que reivindica la necesidad de “ser políticamente incorrecto, sobre todo cuando tienes 18 años” porque si a esa edad “no eres contestatario, estás ya muerto”.

“El punk nos vino muy bien porque era el movimiento que decía: ‘hazlo tú mismo aunque no tengas mucha idea, métele mucha caña’ y eso fue una puerta abierta”, agradece.

Cuando Seguridad Social dejó de ser punki, estaba terminando “la segunda parte de la Ruta del bakalao”, un movimiento que su líder reivindica en la medida en que “al principio podías ir a Barraca y ponían a los Sex Pistols y a Iggy Pop y luego tecno” pero que, en su decadencia, hizo que la banda “se metiera en su reducto, como Astérix” y comenzara a trabajar en Madrid.

La aparición de «Chiquilla»

A partir de entonces, Casañ se dio cuenta de que “disfrutaba tanto de The Clash como de Peret” y el grupo viró del “rock duro” al “torrente” de «Chiquilla» (1991), compuesta en solo 15 minutos y a un “rock bastardo” mezclado con rumba y finalmente orientado al rock latino.

Tras cuatro décadas, no le da tanta importancia a la existencia de “joyas ocultas” en su discografía o a títulos olvidados, sino que asegura que “la mayor joya” es “el espíritu de cambio continuo, de no conformarse con lo que hay y no repetir”.

Es  “suicidamente optimista”

Con ese «leitmotiv», Seguridad Social se desenvolvió como una banda “suicidamente optimista”: “Siempre pensamos que con lo primero que hacíamos íbamos a tocar el cielo, pero no fue así, afortunadamente”.

Su fama iba subiendo “escaloncito a escaloncito” pero, reconoce Casañ, con la publicación de «Chiquilla» “cogió el ascensor”, lo que implicó que la banda pudo profesionalizarse y él mismo pudo dejar de trabajar en la panadería de sus padres.
De esos años recuerda la parte buena, de “sentirse queridos”, pero también las “terapias grupales de collejas en la furgoneta cuando alguien se venía arriba”.

 

UN ANIVERSARIO SIN DESCANSO

Por aquel entonces, sin embargo, no podían haber imaginado un aniversario como el que preparan, entre los Viveros y el “lugar más bonito de València”, la Lonja (Patrimonio de la Humanidad), donde el 29 de abril Seguridad Social dará un concierto acústico acompañado por el dibujante valenciano (y amigo de Casañ) Paco Roca, que ilustrará cada canción mientras dura su interpretación.

El año de la gran celebración terminará con la publicación de un libro-disco con 40 relatos, microrrelatos y poemas escritos por Casañ, ilustrados por nombres como Paco Roca o MacDiego y duetos con otros “amigos” de la banda, esta vez latinoamericanos, para “volver a tender el puente” con el otro lado del océano que la pandemia obligó a abandonar.

 

CHIQUILLA, EL MUSICAL

Por eso, sigue centrado en los escenarios incluso con la producción del musical «Chiquilla», en el que “el guion es una concatenación de canciones” y que quedó “algo parado” con la pandemia pero planea retomar.

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¿Sabes cuál es el patrimonio de la ciudad de Valencia en millones de euros?

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¿Sabes cuál es el patrimonio de la ciudad de Valencia?-Foto: VISIT VALENCIA

A más de 3.700 millones de euros asciende el importe total del patrimonio municipal de la ciudad de Valencia. Concretamente: 3.700.293.921,35 €. La Comisión de Patrimonio ha dado el visto bueno este martes al Inventario General de Bienes y Derechos Reales de la Corporación a fecha 31 de diciembre de 2022, que será aprobado definitivamente en la próxima sesión plenaria del mes de mayo. Se trata de una fotografía detallada del patrimonio que atesora el Ayuntamiento de Valencia, desde monumentos y edificios de un valor incalculable como las Torres de Serrans, la Llotja de la Seda o las Torres de Quart, por ejemplo, hasta parajes como la Dehesa y el real lago de l’Albufera, la colección de pesas y medidas donadas por el conde de Trénor, los Silos de Burjassot o la ermita de Sant Jordi en el término de El Puig.

El inventario municipal es un documento vivo que sufre cambios a través de las altas, las bajas o las modificaciones de los bienes. Tal como marca el Reglamento de Bienes de las Entidades Locales, el Ayuntamiento ha efectuado las operaciones necesarias para actualizar la situación del Inventario a 31 de diciembre de 2022. Para ello, el Servicio de Patrimonio cuenta con una potente aplicación informática: SIGESPA. El Sistema de Gestión Patrimonial se implantó en 1997 y permite instruir con celeridad y eficacia todos los expedientes administrativos vinculados con las variaciones del inventario. Hay que tener en cuenta que los 4.382 bienes inmuebles municipales suponen aproximadamente el 94,32% del valor total de patrimonio del Ayuntamiento de València.

El inventario municipal está distribuido en ocho epígrafes. Los más destacados son los que se corresponden con los inmuebles, los muebles históricos o de considerable valor económico, los vehículos y los 18 caballos de la Policía Local.

Bienes inmuebles

El listado de los bienes inmuebles municipales está encabezado por la Llotja de la Seda, las Torres de Serrans y las de Quart, la Casa Consistorial, el Cementerio General y la Dehesa del Saler. En este apartado se incluyen también parques urbanos, jardines, edificios públicos, mercados, cementerios, fuentes y todo tipo de parcelas municipales. El valor global a 31 de diciembre de 2022 supera los 3.490 millones de euros.

Aunque la legislación actual obliga a indicar “el valor que correspondería en venta al inmueble” es evidente que los monumentos históricos declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) son edificios únicos e insustituibles, están fuera de mercado y no se pueden poner a la venta. Así sucede, por ejemplo, con la Llotja de la Seda y las Torres de Serrans y de Quart, que fueron declarados “monumentos histórico-artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional” por el gobierno español en junio de 1931.

Entre los parajes que figuran en el inventario destacan, sin duda, las 778 hectáreas del monte de la Dehesa del Saler y las 2.964 hectáreas del real lago de l’Albufera. Desde el punto de vista medioambiental e histórico tienen un valor, literalmente, incalculable.

Inventario municipal de 1925

El primer inventario municipal elaborado por el Ayuntamiento data del 31 de diciembre de 1925, en la época de Luis Oliag como alcalde de la ciudad. El valor del patrimonio municipal de hace un siglo era de poco más de 38 millones de pesetas. Para hacerse una idea del coste de la vida en 1925, una consulta a la prensa valenciana en la Hemeroteca Municipal nos revela que el precio de la entrada de butaca para disfrutar de una zarzuela en el teatro Apolo, en la Nochevieja de 1925, era de tres pesetas.

Los esforzados funcionarios que elaboraron el primer inventario municipal en 1925 se encontraron con muchas dificultades técnicas y lamentaron no haber anotado la colección de cuadros existentes en la Casa Natalicia de San Vicente Ferrer y no haber valorado tampoco la colección conquiliológica municipal, entre otros elementos. Eso sí, le otorgaron un valor económico a inmuebles como la Llotja de la Seda (dos millones de pesetas), Torres de Serranos (500.000 ptas.); Palacio Municipal (450.000 ptas.); Cementerio General (300.000 ptas.); Torres de Quart (200.000 ptas.) o El Almudín (150.000 ptas.).  Se trata, en definitiva, de una muestra del patrimonio municipal de València, tanto histórico como artístico, que no tiene precio para los vecinos y vecinas de la ciudad.

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