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Esto es lo que ha dicho LaLiga sobre el caso Diakhaby

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EFE

Madrid, 9 abr. (EFE).- LaLiga comunicó este viernes que no ha encontrado «en ninguno de los soportes disponibles» prueba alguna de que el jugador del Cádiz Juan Cala insultara en los términos denunciados al del Valencia Mouctar Diakhaby en el partido de la última jornada disputado el pasado domingo.

«Tras el análisis de los elementos, se concluye que no se ha encontrado en ninguno de los soportes disponibles en LaLiga prueba alguna de que el jugador Juan Torres Ruiz (Juan Cala) insultara en los términos denunciados a Mouctar Diakhaby», señaló en un comunicado.

En este explicó que «concretamente, han sido examinados los archivos audiovisuales y digitales disponibles, se han analizado los audios del encuentro, las imágenes emitidas y lo difundido en las diferentes redes sociales».

También indicó que «para poder complementar el informe, se ha contratado a una empresa especializada, que ha realizado un análisis de lectura de labios de las conversaciones y un estudio del comportamiento de los jugadores Juan Torres Ruiz (Juan Cala) y Mouctar Diakhaby».

El organismo que preside Javier Tebas señaló que ha compartido estos informes tanto con el Cádiz como con el Valencia y las autoridades correspondientes, «para que formen parte de los expedientes que están en este momento en marcha».

En su nota LaLiga agregó que «reitera su condena contra el racismo en todas sus formas y mantiene su compromiso de lucha permanente contra cualquier tipo de manifestación en este sentido, que se ha materializado en la presentación de numerosas denuncias por delitos de odio, incluso como acusación particular, en anteriores procedimientos».

«Desde LaLiga y todos los clubes se continuará trabajando en todos los niveles y con todos los estamentos representativos de nuestro deporte con el fin de hacer todo lo necesario para proteger los valores de igualdad y respeto que prevalecen en nuestra competición del fútbol profesional español».

El Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol abrió hace dos días expediente extraordinario por el caso del presunto insulto racista del cadista Juan Cala contra el defensa francés del Valencia Mouctar Diakhaby.

Según denunció el jugador valencianista, el pasado domingo, a los 29 minutos del encuentro que ambos equipos disputaban en el Ramón de Carranza, Cala le llamó «negro de mierda», lo que hizo que el equipo de Javi Gracia se retirara del terreno de juego, aunque posteriormente regresó sin Diakhaby para reanudar el partido.

El Valencia mantiene su apoyo a Diakhaby y espera que el caso sirva para una nueva normativa

El Valencia reiteró este viernes su «total apoyo» a su jugador Mouctar Diakhaby pese a que el informe de LaLiga no haya encontrado pruebas del insulto racista del que acusó al jugador del Cádiz Juan Cala, resaltó que la investigación lo que no ha podido demostrar es que el futbolista del club andaluz dijera “todas” las palabras que se le atribuyeron, y mostró su esperanza de que lo ocurrido impulse un cambio normativo.

“Según los vídeos y las pruebas de sonido disponibles, la investigación no puede confirmar “TODAS” las palabras que Diakhaby escuchó en el minuto 28 del partido Cádiz CF-Valencia CF disputado el pasado domingo. Que no se hayan encontrado pruebas, no significa que no se produjera ese hecho”, señala el comunicado del club.

“En ningún caso el club cambia su opinión sobre lo que sucedió durante el partido y mantiene su total apoyo a Diakhaby”, reitera la entidad.

El Valencia insiste en que su objetivo “es ver un cambio, ver una respuesta apropiada a este incidente tan grave, ver movimiento para cambiar las normativas y las actitudes a la hora de hacer frente a este tipo de problemas cada vez que surjan”.

“El Valencia, del mismo modo, considera positivo el hecho de que se hayan iniciado conversaciones para establecer nuevos protocolos necesarios para hacer frente al racismo en el fútbol. Estamos muy orgullosos de Diakhaby, de los capitanes, de los jugadores, del entrenador y su ‘staff’ técnico por su reacción durante el partido contra el Cádiz”, señala la entidad.

“Fue un episodio sin precedentes en el fútbol, pero estamos convencidos de que va a servir para impulsar un cambio real en la normativa. Llegados a este punto es necesario continuar trabajando con LaLiga, las instituciones y el resto de los clubes para asegurar que este tipo de incidentes racistas no se repitan nunca más”, añade el escrito.

El Valencia destaca que la Liga haya intentado esclarecer lo sucedido y explica que además del informe final se les ha explicado cómo se ha desarrollado la investigación.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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