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Getafe-Valencia| Mayoral derriba al ‘muro Mamardashvili’ (1-0)

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Getafe-Valencia
El guardameta georgiano del Valencia, Giorgi Mamardashvilli (i), intenta detener el remate del delantero del Getafe, Borja Mayoral (2d). EFE / Zipi Aragón.

Getafe (Madrid), 8 dic (OFFICIAL PRESS- EFE).- Incapaz de batir a Giorgi Mamardashvili durante un buen tramo del partido, y con un hombre más durante casi toda la segunda parte por la expulsión de Gabriel Paulista, el Getafe ganó 1-0 al Valencia gracias a un tanto de Borja Mayoral que impulsó a su equipo hacia la zona noble de la clasificación.

Otra vez Mayoral, el mejor goleador español del curso, apareció para sujetar al Getafe, que sufrió para terminar con la resistencia de un equipo que se encomendó a su portero para sobrevivir al exceso de revoluciones de Gabriel Paulista. Mayoral sumó su noveno tanto del curso y amargó al conjunto ché, que resistió bien después de un duelo espeso hasta la última media hora.

Y es que mucho se esperaba de un partido entre dos equipos abonados a caminar por la mitad de la clasificación y con la perspectiva de dar un salto de calidad para acercarse a la zona más noble de LaLiga EA Sports. Las tertulias previas al duelo se centraron en el reencuentro de José Bordalás con el Valencia y en la cortesía que pidió a su público el técnico azulón para que respetara a Hugo Duro en su tercer encuentro en el Coliseum tras firmar por el Valencia.

Pero no se habló en exceso de fútbol, que fue de lo que adoleció el encuentro en muchas de sus fases. Sobre todo en los primeros 45 minutos, en los que el primer disparo a portería llegó en el tiempo añadido con un intento inocentón de Borja Mayoral que detuvo sin problemas Giorgi Mamardashvili.

Antes, no hubo nada. Mucho centrocampismo, poca profundidad y escaso atrevimiento. Un exceso de tacticismo en ambos bandos que condenó al público del estadio del Getafe, aburrido hasta la médula y sólo entretenido con las celebraciones de sus efemerides: el Getafe cumplía su partido 700 y David Soria el 200.

Sin embargo, es cierto que el Getafe tuvo algo más de presencia. Controló más la pelota. Aunque sin ocasiones, por lo menos intentó generar fútbol. Bordalás tuvo que regenerar su defensa ante la ausencia por sanción de Damián, Alderete y Diego Rico. Apostó por Juan Iglesias Duarte y Jordi Martín, un canterano que debutó en Primera División.

Bordalás chocó contra el mismo equipo que estuvo a punto de derrotar al Girona la pasada jornada. Y también se encontró con algunos de los jóvenes jugadores que debutaron bajo su paraguas en su etapa valencianista: Javi Guerra, Mosquera, Jesús Vázquez, Mamardashvili o el mismo Hugo Duro, todos clave en la nueva hornada de futbolistas que sostienen con dignidad al conjunto ché.

Los once de Rubén Baraja mostraron un orden impenetrable por el Getafe, que, sin saberlo, abriría la primera brecha en la muralla con la cartulina amarilla que vio Gabriel Paulista por protestar al filo del descanso. El central del Valencia, desquiciado por una posible tarjeta que no vio Juanmi Latasa, se marchó apercibido al vestuario.

Esa jugada fue clave, porque en los primeros compases de la segunda parte, un manotazo claro de Paulista sobre el omnipresente Latasa, le costó la segunda cartulina amarilla y la expulsión. Y su acción pudo sentenciar al Valencia, que, con un hombre menos, se resquebrajó durante un cuarto de hora y se encomendó a Mamardashvili para resistir.

El portero georgiano inició su serie de paradas con una buena mano a Duarte en un remate desde dentro del área; continuó con un despeje a un disparo de Milla desde fuera del área y cerró la serie tapando un mano a mano del debutante Jordi Martín.

Ese primer arreón del Getafe dio paso a un periodo de tranquilidad en el que Greenwood lo intentó sin éxito en multitud de ocasiones bien tapado por Yarek, muy acertado y un sustituto más que fiable del lesionado Gayá. El joven internacional español sub-19 tiene mimbres para convertirse en un gran lateral izquierdo. Casi siempre pudo con el británico, sin duda el jugador más desequilibrante del Getafe.

Y así se llegó al último cuarto de hora, en el que Bordalás sacó a toda su artillería: Óscar, Jaime Mata, y Aleñá aparecieron por el verde del Coliseum y se inició el último intento del Getafe de llevarse la victoria. Se esperaba un asedio, pero el Valencia aguantó bien hasta casi el final.

Entonces apareció Mayoral. Fue el único capaz de superar a Mamardashvili. Se convirtió en el héroe de un partido que acabó con más expulsados por hablar demasiado: se fueron Javi Guerra y Duarte. El árbitro condenó su verborrea. Pero eso al Getafe le dio igual. Ya es octavo y sueña con mirar hacia la zona más noble con un nombre ambicioso: Europa.

— Ficha técnica del Getafe-Valencia:

1.- Getafe: Soria; Iglesias, Duarte, Djené (Aleñá, min. 70), Gastón; Greenwood, Milla (Óscar, min. 70), Maksimovic, Jordi Martín (Mitrovic, min. 83); Latasa (Jaime Mata, min. 74), Mayoral y Greenwood.

0.- Valencia: Mamardashvili; Thierry (Yaremchuk, min. 91), Paulista, Mosquera, Yarek (Canos, min. 90); Pepelu, Guerra, Foulquier, Fran Pérez (Diakhaby, min. 54); Diego López (Jesús Vázquez, min. 82) y Hugo Duro.

Gol: 1-0, min. 87: Borja Mayoral.

Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (Comité Balear). Expulsó con doble amonestación a Gabriel Paulista (min. 43 y 50) y por roja directa a Javi Guerra (min. 88) por parte del Valencia y amonestó del mismo equipo a Baraja (min. 54). También vieron cartulina amarilla por parte del Getafe Milla (min. 56) y Djené (min. 62) y expulsó a Duarte con roja directa (min. 91).

Incidencias: partido correspondiente a la decimosexta jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Coliseum de Getafe ante 11.115 espectadores.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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