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Salud y Bienestar

Investigadores valencianos crean un sistema para medir la deformación craneal de los bebés desde el móvil

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VALÈNCIA, 20 Ago. (EUROPA PRESS) –

Photomedas es el nombre de un nuevo sistema no invasivo que ayudará a medir la deformación craneal en lactantes –desde recién nacidos, hasta bebés de 12 meses–. La herramienta se compone de una aplicación para móviles y un gorro de malla y ha sido desarrollado por investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) junto a especialistas del Hospital La Fe.

La aplicación de este sistema en la práctica médica conllevaría «grandes ventajas» para los bebés. La principal, resaltan impulsores del proyecto a Europa Press, es que «eliminaría la necesidad de realizar TAC o resonancias, con lo que se evitaría exponer al niño a las radiaciones que estas pruebas conllevan».

El sistema ha sido patentado, después de cuatro años de trabajo y sus últimos resultados se han publicado en la revista ‘Measurement’.

La deformación craneal en bebés es un problema común en las consultas pediátricas. Las metodologías de diagnóstico por imágenes médicas más precisas son la tomografía computarizada (TC) y la imagen de resonancia magnética (IRM).

Sin embargo, estas tecnologías de imágenes radiológicas conllevan muchas molestias y requieren de la aplicación de una dosis de radiación a los bebés.

Por ello, se utilizan solo para casos graves, mientras que los casos más leves se evalúan utilizando metodologías menos precisas, como calibradores o cintas de medir.

«CERO MOLESTIAS Y CERO RADIACIÓN»
«Photomedas supone cero molestias y cero radiación en los lactantes.
Se trata de una solución no invasiva, fiable y sencilla de utilizar, que ofrece unos resultados cien por cien fiables», destaca el profesor José Luis Lerma, director del Grupo de Investigación en Fotogrametría y Láser Escáner (GIFLE), del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la UPV.

El sistema desarrollado por los investigadores de la UPV combina técnicas tradicionales de fotogrametría y modelado 3D, con la grabación de un video del cráneo del lactante, que se hace con el móvil.

«El gorro incorpora una serie de dianas codificadas y la app lo que hace es registrar la imagen grabada de cada una de esas dianas y guardar sus coordenadas. Posteriormente procesa todos los datos y genera la imagen 3D del cráneo del bebé», apunta Inés Barbero García, investigadora también del grupo GIFLE-UPV.

Además de los beneficios para el propio bebé, la información proporcionada por el análisis fotogramétrico resulta de gran importancia para el clínico.

Photomedas ayuda a cuantificar de forma objetiva y de forma muy rápida y sencilla el grado de deformidad craneal, planificar las estrategias más adecuadas de tratamiento y evaluar sus propios resultados.

«Photomedas es un sistema de ayuda a los profesionales; ofrece a los pediatras, neurocirujanos o ortopedistas un modelo 3D exacto del cráneo del bebé, que pueden comparar con otros modelos de referencia.

SEGUIMIENTO MÁS EXHAUSTIVO
Además, como es un sistema muy fácil de usar, no invasivo, ayuda también a hacer un seguimiento más exhaustivo de la evolución del paciente, en este caso, los bebés», añade José Luis Lerma.

Para el desarrollo de Photomedas, los investigadores de la UPV contaron con la colaboración del grupo liderado por el doctor Pablo Miranda, neurocirujano pediátrico del Hospital Universitari i Politècnic La Fe.

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ESTUDIO| El envejecimiento del cerebro comienza a los 57 años

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envejecimiento cerebro
Los investigadores observaron que los cambios no eran lineales con el aumento de la edad, sino que se observaban tres picos con cambios abruptos, relacionados con cambios metabólicos a los 57 años; pérdidas cognitivas y de movimiento a los 70, y fragilidad neuronal en torno a los 78. / Adobe Stock

El avance en la longevidad humana ha hecho cada vez más común superar los 90 años y alcanzar el siglo de vida. Sin embargo, más allá de vivir más tiempo, el desafío está en preservar la lucidez y la calidad de vida. Un reciente estudio publicado en Nature Aging ha identificado que el envejecimiento del cerebro comienza a los 57 años, con picos adicionales a los 70 y 78 años. Estas edades podrían ser claves para implementar intervenciones que mitiguen el deterioro neurológico.

El deterioro cerebral, vinculado frecuentemente con enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, representa un obstáculo significativo. Según el Ministerio de Sanidad, el riesgo de padecer alzhéimer se duplica cada cinco años a partir de los 65, pasando de un 1 % de afectados al 40 % a los 90 años.

Los puntos de inflexión del envejecimiento cerebral

El estudio, liderado por Wei Cheng, de la Facultad de Medicina de Shanghái, se basó en muestras humanas de plasma sanguíneo obtenidas del Biobanco del Reino Unido. Los investigadores seleccionaron 13 proteínas relacionadas con el envejecimiento cerebral. Ocho de estas proteínas, vinculadas a la matriz extracelular y los factores de crecimiento celular, aumentan con la edad. Las otras cinco, relacionadas con la degradación de proteínas, disminuyen durante el proceso de envejecimiento.

Dos de estas proteínas, Brevican (BCAN) y el factor de diferenciación del crecimiento 15 (GDF15), han sido asociadas no solo con el envejecimiento, sino también con condiciones como la demencia, el ictus y la función motora deteriorada. Esto evidencia que las concentraciones de proteínas cambian a lo largo del tiempo, reflejando la salud cerebral en edades clave.

¿Por qué comienza el envejecimiento cerebral a los 57 años?

El análisis incluyó datos de imágenes cerebrales de 10.949 adultos sanos para estimar la brecha de edad cerebral (BAG, por sus siglas en inglés), un indicador del declive cognitivo. Según Cheng, a los 57 años se observan cambios relacionados con la inmunidad adaptativa y el metabolismo, dos factores esenciales en el inicio del envejecimiento cerebral.

Cambios no lineales en el deterioro cerebral

Jesús Ávila, neurocientífico del CSIC, señala que el declive cerebral no es lineal, sino que presenta picos abruptos:

  • A los 57 años, cambios metabólicos.
  • A los 70 años, pérdidas cognitivas y de movimiento.
  • A los 78 años, fragilidad neuronal.

A los 70 años, las proteínas asociadas están directamente vinculadas con la demencia y el ictus, según Cheng. Por ello, esta etapa es crucial para adoptar un estilo de vida saludable y prevenir posibles trastornos cerebrales.

La importancia de la prevención

Los expertos destacan que ciertos trastornos neurodegenerativos pueden prevenirse mediante hábitos saludables, como el ejercicio regular, una dieta equilibrada y el contacto social. No obstante, serán necesarios más estudios para validar estos biomarcadores y explorar su viabilidad en la prevención del deterioro cerebral.


Referencias:

  • Liu et al. Plasma proteomics identify biomarkers and undulating changes of brain aging. Nature Aging (2024).
  • Fuente: SINC. Derechos: Creative Commons.

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