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Salud y Bienestar

Investigadores valencianos diseñan una novedosa lente contra la presbicia

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Así son las personas según el color de sus ojos

Investigadores e investigadoras del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe), de la Universitat Politècnica de València, de la Universitat de València y las empresas AJL Ophthalmic SA y Aiken-Tecnología ocular Preventiva SL han diseñado un nuevo tipo de implante intracorneal para corregir la presbicia o vista cansada.
Con un diseño novedoso, basado en una lente difractiva con microperforaciones que permiten el flujo de nutrientes en el estroma corneal, este nuevo tipo de prótesis permite un tratamiento personalizado de la presbicia (vista cansada). A diferencia de sus homólogos comerciales, la prótesis se puede implantar en ambos ojos sin crear problemas de visión binocular. El diseño, en el que han participado la doctora Patricia Udaondo y el doctor Salvador García-Delpech, del servicio de Oftalmología del Hospital Univesitari i Politècnic La Fe de València, permite, además, su fácil adaptación a la forma de lente intraocular o lente de contacto.
Según ha explicado Juan Antonio Monsoriu, investigador del Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València, hasta la fecha, el tratamiento para la vista cansada se ha abordado desde distintas perspectivas: gafas y lentes de contacto bifocales y progresivas, lentes intraoculares multifocales, etc. Entre las alternativas más recientes destaca la utilización de implantes intracorneales. Sin embargo, «estas prótesis están limitadas por la disminución de la calidad de la imagen retiniana debido al efecto de la difracción de la luz a través de las microperforaciones necesarias para el paso de nutrientes», ha apuntado Monsoriu.
Redistribución de las microperforaciones en la lente
Para paliar estos efectos no deseados de la difracción de la luz, los investigadores e investigadoras han planteado como solución una redistribución de las microperforaciones de la lente, convirtiendo de este modo la difracción producida por los agujeros en un factor beneficioso. Además, en este caso es posible implantarlo en ambos ojos sin crear problemas de visión binocular, lo cual no es viable con los implantes que se emplean actualmente.
«En nuestra invención la distribución de dichas microperforaciones está concentrada en anillos que se corresponden con las de una placa zonal, pero, además, esta nueva lente presenta un diseño muy versátil ya que admite una densidad variable de agujeros en cada zona que depende de la intensidad relativa que se pretenda conseguir entre los distintos focos generados por la lente y/o para corregir aberraciones oculares», ha indicado el grupo de investigación.
En su forma de implante intracorneal para ojos emétropes, es más segura que la cirugía LASIK, ya que no es necesaria la remoción de tejido corneal. Sin embargo, para pacientes présbitas con alguna ametropía es completamente compatible con dicha técnica.
Entre sus principales ventajas, permite a los pacientes présbitas ver con nitidez los objetos cercanos, pero además admite un diseño personalizado en función de las necesidades visuales del paciente: distancia de trabajo, diámetro pupilar, intensidad relativa de los focos etc. Ofrece la posibilidad de emplearse en ambos ojos sin crear problemas de visión binocular y, al proporcionar un incremento de la profundidad de foco tanto para el foco de cerca y el foco de lejos, garantiza un rango optimizado de visión nítida de objetos cercanos y lejanos.
El trabajo del grupo de investigación de la UPV, la UV, La Fe fue publicado en el Journal of Biophotonics y forma parte del Plan de Acción UPV-La Fe que apoya e impulsa la realización de proyectos de investigación e innovación en los que participen, de manera conjunta y coordinada, personal científico de ambas entidades.

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Cuando llegan las vacaciones todos soñamos con descansar, desconectar del trabajo y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, muchas personas experimentan justo lo contrario: resfriados, problemas digestivos, dolores de cabeza, alergias o incluso bajones anímicos. Este fenómeno, tan habitual como molesto, tiene una explicación médica y psicológica. Te contamos por qué nos ponemos malos en vacaciones y qué hacer para evitarlo.


El síndrome del ocio o del descanso: la base del problema

Los especialistas lo llaman “síndrome del ocio” o “síndrome del descanso”, un fenómeno que aparece cuando, tras un periodo de alta exigencia física o mental, el cuerpo se relaja bruscamente y aparecen síntomas de enfermedad.

Durante los meses de trabajo o estudio, el organismo mantiene un nivel elevado de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. Estas sustancias ayudan a mantenernos activos, aunque también reducen la eficacia del sistema inmunológico. Cuando llega el descanso, los niveles de estrés caen en picado y el cuerpo aprovecha para mostrar todo aquello que llevaba tiempo acumulando.


Factores que explican por qué enfermamos en vacaciones

1. Bajada de defensas tras el estrés

El estrés crónico provoca que las defensas trabajen a menor rendimiento. Durante semanas o meses aguantamos gracias a la tensión diaria, pero cuando el cuerpo se relaja es más vulnerable a virus y bacterias. De ahí que sea común pillar un resfriado o una infección leve justo al inicio de las vacaciones.

2. Cambios bruscos de rutina

En vacaciones solemos alterar horarios de sueño, alimentación y ejercicio. Dormir menos o demasiado, saltarse comidas, consumir más alcohol o comidas copiosas, y la falta de actividad física repercuten directamente en el bienestar. El cuerpo, acostumbrado a un ritmo regular, reacciona con malestares digestivos, cansancio o dolor de cabeza.

3. Viajes y exposición a nuevos entornos

El hecho de viajar implica cambios de clima, altitud, huso horario y contacto con bacterias y virus diferentes. Todo ello supone un desafío para el organismo, que debe adaptarse rápidamente. Por eso, diarreas, alergias y problemas respiratorios son más frecuentes en vacaciones.

4. El “efecto rebote” del estrés acumulado

Muchos trabajadores llegan al periodo vacacional en estado de agotamiento físico y mental. Al desconectar, el cuerpo interpreta que ya puede bajar la guardia, lo que se traduce en un “reajuste” que en algunos casos se manifiesta como malestar general, dolores musculares o incluso ansiedad.

5. Problemas psicosomáticos

La salud mental también influye. La llegada de las vacaciones, con más tiempo libre y menos obligaciones, puede hacer que afloren preocupaciones que antes se mantenían en segundo plano. Esto se traduce en síntomas físicos como insomnio, dolores de estómago, migrañas o tensión muscular.


Enfermedades más frecuentes en vacaciones

  • Resfriados y gripes leves: fruto de la bajada de defensas.

  • Problemas digestivos: gastroenteritis, diarrea del viajero, indigestiones o acidez.

  • Dolores musculares y de espalda: consecuencia del estrés acumulado y cambios en la rutina de ejercicio.

  • Alergias: al polvo de hoteles, al polen en nuevas zonas geográficas o a ciertos alimentos.

  • Problemas dermatológicos: como quemaduras solares, reacciones alérgicas o eccemas.

  • Trastornos del sueño: derivados de los cambios de horario, viajes largos o exceso de actividad nocturna.


Cómo prevenir ponernos malos en vacaciones

Mantener hábitos saludables antes y durante el descanso

Lo ideal es no esperar a las vacaciones para cuidar el cuerpo. Mantener una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y practicar ejercicio con regularidad ayuda a que el sistema inmunológico no sufra tanto el cambio de ritmo.

Evitar los excesos

Aunque es normal disfrutar de comidas especiales, alcohol o trasnochar, conviene hacerlo con moderación. Los excesos son una de las principales causas de problemas digestivos y fatiga durante el verano.

Preparar los viajes con antelación

Si el destino implica cambios de clima, altitud o alimentación, es recomendable llevar un botiquín básico, hidratarse con frecuencia y dar tiempo al cuerpo para adaptarse. En destinos internacionales, conviene revisar las vacunas necesarias.

Escuchar al cuerpo

Muchas veces el organismo avisa antes de caer enfermo. Síntomas como cansancio extremo, insomnio, irritabilidad o dolores de cabeza recurrentes son señales de que necesitamos parar antes de que aparezca una enfermedad.

Proteger la piel y el sistema respiratorio

El uso de crema solar, ropa adecuada y medidas de higiene básicas (lavado de manos, evitar agua contaminada) reducen el riesgo de problemas en vacaciones.


Vacaciones como oportunidad de resetear el cuerpo

Aunque resulte paradójico, ponerse malo en vacaciones puede ser la forma que tiene el cuerpo de “resetearse”. El descanso permite que afloren desequilibrios que estaban escondidos bajo la rutina del estrés. Lo importante es entender este fenómeno, cuidarse y no verlo como una mala suerte, sino como una llamada de atención a la necesidad de equilibrar trabajo y salud durante todo el año.


Conclusión: disfrutar de las vacaciones sin enfermar es posible

Ponerse enfermo en vacaciones es más habitual de lo que pensamos, y no se debe únicamente a la casualidad. El estrés acumulado, los cambios de rutina y la bajada de defensas son factores clave que explican este fenómeno. La buena noticia es que, con una preparación adecuada y hábitos saludables, se puede reducir considerablemente el riesgo y disfrutar de un descanso reparador.

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