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La historia de Laura: de casi morir por covid-19 a casarse
Publicado
hace 5 añosen
O Barco (Ourense), 30 dic (EFE).- Para Laura Martínez este 2020 fue el «mejor peor» año de su vida. En marzo estaba ilusionada con elegir vestido para contraer matrimonio con Jairo Couso. Pero se infectó de covid-19. Mucha carga viral, neumonía bilateral aguda, intubada, coma inducido… Se casó, recuperada, en septiembre. Y brindó por «estar viva”.
Es la historia de una valiente mujer que, a sus 34 años, todavía lucha por recuperarse de las secuelas que le ha dejado el virus causante de la pandemia en un «bisiesto» que sin duda va a ser difícil de olvidar. Para ella y para todo el personal sanitario que la ha cuidado y que sigue en ello.
El SARS-CoV-2 la puso contra las cuerdas en la primera ola de la pandemia: entró en la UCI en estado crítico con neumonía bilateral y allí permaneció sedada y con un respirador.
Pese a su edad, el patógeno se extendió por su organismo hasta el punto de que necesitó 49 días de ingreso, 21 de ellos en UCI. Mes y medio después pudo regresar a su hogar y retomar sus planes.
Echando la vista atrás, Laura, que trabaja en un centro de atención de llamadas, aunque actualmente está de baja, define este 2020, en una conversación con Efe, como «raro».
“Ha sido un año raro. Tienes tu vida y, de repente, te da una bofetada de realidad”, observa, y, al ver los contagios que hay en esta nueva fase de la enfermedad, no duda en concluir que «somos nuestro peor enemigo».
Esta afectada por covid de larga duración o persistente cree que ha de preocupar el miedo a enfermar uno pero, sobre todo, el hecho de que por «inconsciencia», por falta de responsabilidad personal, «muera alguien de tu familia».
Es lo que piensa ella, que sabe mejor que nadie lo que es convivir con este minúsculo agente infeccioso que ha puesto en un brete al mundo.
Era 21 de marzo cuando empezó a encontrarse mal, por lo que opina que tuvo que infectarse en la semana del 11 al 16, justo antes de ser decretado el estado de alarma.
Los primeros síntomas fueron parecidos a los de “una faringitis”. Por la insistencia de sus amigos y parientes, al ver que no mejoraba decidió acudir al centro médico.
Allí le hicieron “una analítica completa y una PCR y la analítica ya dio mal”, rememora. Después llegó el calvario. En el hospital de Ourense tuvieron que intubar dado que sus pulmones no respondían adecuadamente por la “gran carga viral” que mostraba.
“Estuve 17 días intubada, en estado muy crítico y en coma inducido. La primera semana no me fui de milagro”, comparte Laura, que asegura que esto es “una lotería” y que a cualquiera le puede tocar.
“Lo más duro de verse en esas no es para nosotros, que no nos enteramos; es para la familia que no nos ve”, sentencia.
Esta es la parte mala de su balance anual, pero hay una muy positiva.
El pasado 26 de septiembre pudo cumplir su sueño de casarse con su pareja, eso sí, siguiendo todas la recomendaciones y los estrictos protocolos sanitarios marcados.
Eligieron una finca amplia para garantizar la preceptiva distancia y hubo que reducir la lista de invitados.
En plena luna de miel afronta Laura la lenta recuperación que le queda por delante. No puede viajar en tren ni en avión, tampoco siquiera realizar grandes esfuerzos.
Con todo, muestra siempre una sonrisa, consciente de que la vida le ha regalado una segunda oportunidad.
En la recta final de las fiestas navideñas se esfuerza en pedir cautela y aguarda que «a alguien llegue» su recomendación.
“Te puedes cargar a alguien”, espeta.
El segundo consejo que da es el de que se muestren más imágenes sobre la dolencia “para concienciar”. «Siguen haciendo falta», remata.
Por Lorena Rodríguez de la Torre
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Alfonso Ussía, uno de los escritores y periodistas más influyentes de la prensa española de las últimas décadas, ha fallecido en Ruiloba, Cantabria, a los 77 años. Su muerte pone fin a una trayectoria marcada por el ingenio, la sátira y una fidelidad absoluta a sus lectores, especialmente en ABC, La Razón y en sus últimos años en El Debate, donde siguió publicando hasta el final de su vida.
Alfonso de Ussía y Muñoz-Seca nació en Madrid el 12 de febrero de 1948 y falleció en Ruiloba, Cantabria, el 5 de diciembre de 2025. Fue escritor, periodista y una de las firmas más reconocidas de la prensa española durante más de cinco décadas. Su estilo satírico, su defensa de la monarquía y su mirada crítica marcaron a generaciones de lectores.
Durante su vida profesional brilló especialmente en ABC y, en los últimos años, en El Debate, donde publicó diariamente hasta sus últimos días. También trabajó en radio, televisión, semanarios y colaboró con diferentes medios. Era autor de la exitosa serie del marqués de Sotoancho, ilustrada por su amigo Barca, con quince volúmenes publicados.
Estaba casado con Pili Hornedo Muguiro, con quien tuvo tres hijos y ocho nietos. Su familia fue decisiva tanto en su vida personal como en su forma de trabajar, especialmente en sus últimos años, cuando ya no podía escribir físicamente y dictaba sus textos.
Su compromiso con la escritura hasta el final
La escritura fue su motor vital. Cuando su salud se debilitó, continuó dictando artículos a su hija Isabel hasta quedarse sin voz. Tras recibir la extremaunción aún siguió escribiendo, convencido de que su columna diaria era su forma de mantenerse en contacto con sus lectores. El último día en que dictó un artículo fue el martes anterior a su fallecimiento.
Su fidelidad a El Debate fue absoluta desde el 1 de octubre de 2021, fecha del relanzamiento del diario. Su audiencia digital demostraba diariamente el enorme seguimiento que conservaba, incluso en los nuevos formatos periodísticos.
Raíces familiares e influencias
Alfonso Ussía nació en una familia con identidad marcada y un legado literario. Su padre era vasco, y de él heredó la lealtad absoluta a la Corona y una profunda admiración por don Juan de Borbón, rey de derecho. Siempre estuvo a su lado, aunque nunca fue cortesano ante don Juan Carlos o don Felipe.
De su madre heredó la brillantez literaria y el espíritu satírico de su abuelo, don Pedro Muñoz Seca, figura clave del teatro español y asesinado en Paracuellos en 1936. Este vínculo marcó profundamente su personalidad, su estilo y su sentido de la responsabilidad cultural.
Formación y primeros pasos
Estudió en los colegios del Pilar y Alameda de Osuna, instituciones que moldearon su carácter. Inició las carreras de Derecho y Periodismo, aunque no llegó a terminarlas porque su vocación real era ser escritor. Esa profesión no tenía titulación oficial, pero sí le permitió vivir holgadamente y convertirse en un referente nacional.
Sus primeros trabajos fueron en los diarios Informaciones, Diario 16 y Ya, hasta que llegó a ABC, donde consolidó la etapa más sólida y reconocida de su carrera.
Poesía satírica y provocación inteligente
Su talento satírico destacaba tanto en prosa como en poesía. Era provocador, versátil y conocedor de los límites según el contexto. Una anécdota habitual recuerda una conferencia en Santander sobre poesía satírica española. Antes de iniciarla, preguntó si podía incluir unos versos polémicos sobre el marqués de Villaverde. Finalmente decidió no hacerlo, atendiendo a la prudencia solicitada.
También vivió una intensa pasión por el deporte, especialmente el Real Madrid, para el que llegó a presentarse como candidato a presidente. Perdió por escaso margen frente a Ramón Mendoza, y más tarde se conocería el escándalo de votos de socios fallecidos. Su ironía resumió aquello con una frase memorable: menos mal, qué follón ser presidente del Madrid.
Estrella indiscutible de ABC
Ussía fue una de las principales estrellas de ABC durante años. Sin embargo, cuando el periódico pasó a ser propiedad del grupo Vocento, su situación profesional se volvió más incómoda. La presión de amenazas terroristas le obligó a pedir seguridad, y él defendía que debía ser el diario quien asumiera esa responsabilidad, en coherencia con el riesgo generado por lo publicado.
Una de sus columnas más polémicas, El cerdo vasco, provocó su salida definitiva del periódico. Tras valorar diferentes propuestas, se incorporó a La Razón, donde volvió a convertirse en figura destacada. En aquella etapa se crearon los Premios Alfonso Ussía, con cinco categorías: Estudiante del año, Héroe del año, Conservación de la naturaleza, Personaje del año y Trayectoria profesional. Tras su marcha, los premios fueron suprimidos.
Su salida estuvo motivada por su negativa a formar parte de un grupo mediático que integraba tanto La Sexta como La Razón bajo la misma propiedad. Esa decisión reafirmó su independencia, pero lo dejó sin grandes apoyos empresariales, limitando sus colaboraciones a pequeños proyectos con los que apenas podía vivir.
El retiro en Ruiloba y una vida nueva
Apoyado siempre por su mujer Pili Hornedo, enfermera jubilada y compañera absoluta, la pareja decidió vender su casa en Madrid y mudarse a su vivienda en Ruiloba, junto a Comillas, en Cantabria. Allí vivían desde hacía años durante los veranos y, con el tiempo, encontraron un refugio definitivo para vivir con serenidad.
Regreso a El Debate en homenaje a su abuelo
El 29 de julio de 2021 fue invitado a almorzar en el Real Club Marítimo de Santander, donde recibió la propuesta de incorporarse al nuevo proyecto de El Debate. Su entusiasmo fue inmediato. La conexión familiar era profunda: don Pedro Muñoz Seca había sido una firma histórica del diario antes de su asesinato.
Aceptó con la única condición de evitar críticas directas al Papa, a lo que accedió sin problema. Su incorporación fue un impulso para el diario y consolidó el relanzamiento de El Debate dentro del panorama digital.
Principios inquebrantables
Alfonso Ussía fue un hombre de principios muy claros: la defensa de la Corona, la identidad nacional, el respeto a las Fuerzas Armadas y una visión cultural conservadora. Su trayectoria fue reconocida con distinciones como la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco y la Cruz de Plata al Mérito de la Guardia Civil.
La última distinción y la despedida
A finales de agosto de 2025, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, viajó hasta su casa en Ruiloba para entregarle el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en Literatura. Era un reconocimiento íntimo, humano y muy emotivo, en un momento en el que ya sufría rotura de cadera y cáncer avanzado.
El encuentro fue breve, pero profundamente significativo. Era evidente que se trataba de su última gran distinción pública.
Semanas después conversó por última vez con amigos. Su voz era débil, pero todavía conservaba humor. La anécdota final que lo alegró especialmente fue la confesión del actor Antonio Resines, quien lo reconoció gracias a su retrato en El Debate y afirmó leerlo cada día. Aquello le emocionó profundamente.
Su muerte deja un vacío inmenso en el periodismo español, en la sátira contemporánea y en la literatura humorística. Para quienes lo siguieron durante décadas, Alfonso Ussía fue una compañía diaria cargada de ingenio, libertad y estilo.
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