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Los alimentos listos para el consumo y la leche cruda posibles causas del aumento de casos de listeriosis

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Juan José Quereda

El brote surgido este verano en productos cárnicos en Andalucía ha alertado sobre esta infección bacteriana, cuyos casos aumentan en la UE desde 2008.  El investigador Ramón y Cajal y profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, Juan José Quereda Torres, uno de los especialistas españoles más destacados en el estudio de la listeriosis, nos explica cuales son los factores que más influyen en el incremento de esta patología.

Para Quereda, entre estos factores están algunas tendencias en alimentación en las que se puede confundir lo “natural” con alimentos no cocinados, no pasteurizados o no sometidos a tratamientos de higienización, necesarios para eliminar la bacteria. Según destaca, los cambios en la fabricación, distribución y preparación de los alimentos, incluyendo el uso de leche cruda y la reducción del contenido de sal en los alimentos preparados, pueden estar detrás del repunte de casos en España y Europa.

El riesgo de los alimentos crudos

El profesor Quereda, miembro del Departamento de Producción y Sanidad Animal, Salud Pública Veterinaria y Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la CEU UCH, explica que “Listeria monocytogeneses un contaminante habitual de la leche cruda, ejemplo de alimento que está de moda en algunos lugares. A esto –añade- habría que sumar el incremento en el consumo de alimentos preparados”. Según destaca el profesor de la CEU UCH, “Listeria puede encontrarse en una gran variedad de alimentos, pero el cocinado a temperaturas superiores a 65° C destruye la bacteria. Por eso el riesgo real está en aquellos alimentos listos para consumo, es decir, los que no se cocinan antes de ser ingeridos, entre ellos los crudos, así como los procesados y hechos con leche no pasteurizada”.

Sin embargo, “la gran diferencia de Listeria respecto a la mayoría de gérmenes es que es un superviviente por definición: resiste a la alta concentración de sal y puede crecer incluso a la temperatura fría de una nevera (4° C). Es por ello que si se compra un alimento con baja cantidad de Listeria y se mantiene a esa temperatura en el frigorífico, la bacteria podría multiplicarse y alcanzar niveles peligrosos para la salud cuando se consume. Por eso el riesgo radica en los alimentos que no cocinamos antes de consumir, sobre todo pescado y productos de pescado, ensaladas, carne y derivados, y quesos”.

Sistema inmune y grupos de riesgo

El investigador Ramón y Cajal y profesor de la CEU UCH Juan José Quereda señala también que el sistema inmune humano tiene muchas estrategias para contener la bacteria en el intestino y limitar la propagación sistémica por la sangre. “De hecho, menos del 20% de las personas que consumen un producto contaminado suelen sufrir enfermedad intestinal lo suficientemente grave como para requerir hospitalización. Y en menos del 5% de los casos la bacteria atraviesa el intestino y llega a la sangre. Es por esto que los neonatos, ancianos o mujeres embarazadas, que tienen el sistema inmune debilitado, son los mayores grupos de riesgo para esta enfermedad. Además, tras sufrir una primera infección por Listeria, se genera inmunidad de memoria que protegerá frente a una segunda infección”.

Aunque la listeriosis es la quinta enfermedad zoonósica por número de casos en la Unión Europea (2.480 casos en 2017, por detrás de campylobacteriosis, salmonelosis, yersiniosis e infecciones por Escherichia coli), es sin embargo la enfermedad zoonósica que más muertes produce (225 muertes en 2017). “Este dato es útil para entender que existen cepas de Listeria altamente patógenas”, destaca el profesor Quereda, especializado en el estudio de esta bacteria.

Controles y detección de Listeria

A su juicio, el Reglamento de la UE para evitar los casos de listeriosis es muy estricto: en alimentos listos para el consumo que pueden favorecer el crecimiento de Listeria, el límite permitido para esta bacteria es de ausencia en 25 gramos de producto. Únicamente se establece un límite de 100 unidades formadoras de colonia/gramo -es decir, 100 Listerias vivas por cada gramo de producto en alimentos listos para consumo, si el fabricante puede demostrar que no se superará este límite de carga bacteriana durante toda la vida útil del producto y siempre que los productos no vayan destinados a lactantes o a usos médicos especiales, en cuyo caso el criterio es ausencia total de la bacteria.

“De esta manera, se asegura que los productos que salen al mercado son seguros. Esto no significa que puntualmente y de forma muy esporádica puedan ocurrir errores en el sistema de vigilancia de seguridad alimentaria y veamos casos como el ocurrido recientemente con alimentos contaminados por Listeria en empresas andaluzas, donde los niveles de Listeria eran más de 150 veces superiores a los permitidos”, explica Quereda.

Riesgos en la industria y en casa

Además, según explica el profesor de la CEU UCH Juan José Quereda, “la formación de biofilms es una estrategia adaptativa de Listeria que le protege de la acción de los agentes adversos, como los desinfectantes. Por eso, en ocasiones, Listeria no está contaminando todas las máquinas o utensilios de una industria alimentaria; puede ser que solo contamine una máquina que corta o envasa el producto final, siendo esto suficiente para contaminar el alimento que se va a consumir finalmente. Esto significa que, si se toman para análisis muestras de los lugares no idóneos, la contaminación por esta bacteria podría pasar inadvertida”.

Al riesgo de contaminación por Listeria en las empresas de alimentación,  se añade el de una posible mala manipulación y conservación de los alimentos en casa o en empresas de restauración, que pueden hacer que aumenten las bajas cantidades de Listeria que podrían contener los alimentos en su origen, haciendo que esta carga bacteriana se incremente y pueda suponer un problema de salud para el ser human

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El precio de la gasolina da un giro radical: el diésel registra su mayor subida en meses

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Importante aviso de Repsol y Cepsa por el descuento en el precio de la gasolina este verano

El inicio de noviembre rompe con la tendencia a la baja y encadena la primera subida significativa tanto en el gasóleo A como en la gasolina SP95.

El precio de la gasolina y el diésel en España ha experimentado un cambio de tendencia con la llegada de noviembre. Tras un mes de descensos consecutivos impulsados por el abaratamiento del petróleo y la estabilidad en Oriente Medio, ambos carburantes registran ahora un repunte generalizado, con el gasóleo A liderando la subida.

Según los últimos datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio medio del litro de diésel se sitúa esta semana en 1,408 euros, lo que supone un incremento del 1%. Por su parte, la gasolina sin plomo 95 (SP95) sube un 0,54%, alcanzando una media de 1,472 euros por litro, después de cinco semanas consecutivas de bajadas.


Dónde es más barato el diésel en España

Pese al aumento, las gasolineras low cost siguen ofreciendo precios muy por debajo de la media nacional. En tres provincias el litro de gasóleo A se mantiene por debajo del euro, y en otras dos no supera los 1,10 euros. Sin embargo, solo en 11 provincias se puede repostar por menos de 1,20 euros, frente a las 23 de la semana anterior.

Excluyendo Canarias —donde en Las Palmas se paga a 0,94 €/l y en Tenerife a 0,95 €/l—, Córdoba vuelve a ser la provincia con el diésel más barato de la península, con un precio mínimo de 0,96 €/l. Le siguen Murcia (1,01 €/l), Huesca (1,17 €/l) y varias provincias como Teruel, Asturias, Sevilla, Ciudad Real o Toledo, con precios en torno a 1,19 €/l. En Melilla, el litro se paga a 1,09 €/l, mientras que en Baleares se registra el precio más alto, con 1,359 €/l en estaciones low cost.

Con estos valores, llenar un depósito medio de 55 litros cuesta actualmente 77,44 euros, lo que supone un euro más que la semana pasada y 94 céntimos más que hace un año, cuando el coste era de 76,50 euros.


La gasolina SP95 también cambia de tendencia

En el caso de la gasolina sin plomo 95, la subida ha sido más moderada. Canarias sigue siendo la región con los precios más bajos (0,95 €/l en Las Palmas y Tenerife), mientras que en la península Murcia ofrece el precio más económico, con 1,24 €/l.

En Valencia y Córdoba, el litro se vende a 1,25 €/l, mientras que Tarragona lo mantiene en 1,26 €/l. En una decena de provincias —entre ellas Barcelona, Lleida, Navarra, Soria, Alicante, Albacete, Jaén, Granada, Badajoz y Sevilla—, el precio ronda los 1,27 €/l.
En el extremo opuesto, Baleares vuelve a registrar los precios más altos de las estaciones low cost, con 1,438 €/l, más de dos céntimos por encima de la media de octubre.

Llenar un depósito medio de 55 litros de gasolina cuesta actualmente 80,96 euros, unos 2,8 euros menos que hace un año, cuando el precio superaba los 82,77 euros.


Claves del repunte en los carburantes

El aumento se explica por la recuperación del precio del crudo Brent, que vuelve a situarse cerca de los 90 dólares por barril, así como por el incremento de la demanda previo al invierno y la inestabilidad en el mercado energético internacional.
Las previsiones apuntan a que los precios podrían mantenerse al alza durante las próximas semanas si continúa la presión sobre el mercado del petróleo.

 

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