José Antonio Sorzano Escavy
Foro de Opinión: José Luis Sampedro
Visto la autentica fanfarria o festival que tienen montado en el Psoe, aquellos que aspiran a seguir en el machito del poder interno de este partido, a uno le viene a la cabeza los duelos a espada con cazoleta salva manos que, con su habitual maestría y exquisitez literaria, nos viene a relatar Alejandro Dumas, en su obra maestra referida a los mosqueteros de la Francia del XVII.
Tal y como va desarrollándose esta historia, a este folletín sociata solamente cabria incluirle, poco a poco, según le convenga a la trama, algunos de los personajes que Dumas contempla en su obra. Por ejemplo, Susana Díaz, personalizaría perfectamente Milady de Winter, aliada incondicional del maquiavélico y brillante, cardenal duque de Richelieu, en este caso, Felipe González, autoerigido por su propia gracia, no por la de Dios, guardián del oficialismo y esencias socialistas.
Ante el ese demacrado oficialismo caduco y fuera de lugar en los tiempos que corren, tenemos a un Pedro Sánchez que, eso sí, un tanto impetuoso por su juventud, como D, Artagnan, quiere batirse a través de su mejor esgrima regeneradora con los mosqueteros oficiales del continuismo de Richelieu-González. Todo ello, al ver como otro mosquetero colado de rondón en esta obra, como es Pablo el «Coleta», le está robando discurso y protagonismo a las históricas siglas del socialismo español, el Psoe; hasta hace poco el más claro referente de la izquierda en nuestro país.
Y en tercer lugar, tenemos a Patxi López que, como el mosquetero Aramís, especie de primun inter pares del grupo, pretende «pescar» en las aguas revueltas de su partido a base de mostrar su mejor cara «buenista», pactista y conciliadora, sin darse cuenta de que los tiempos de los paños calientes y el contubernio entre buenos, se han acabado desde la irrupción de Pablito » El Coleta» en el teatro de operaciones de la izquierda.
Si bien, el escoramiento hacia el centro hasta la fecha le ha ido bien al Psoe, en consonancia con la bonanza económica que anteriormente atravesaba nuestro país, ahora, con la irrupción de la crisis económica, los interminables casos de corrupción generalizada en casi todos los partidos , el paro y las escasas expectativas de futuro de nuestra cada día mejor formada juventud, ha provocado un alarmante distanciamiento de los sectores más desfavorecidos y puteados de nuestra sociedad hacia las posiciones de izquierda más radicales y reivindicativas de los «Podemitas» de Pablo el «Coleta».
Como partido de izquierdas, yo creo que el Psoe, sin abandonar sus principios socialdemócratas, si que debería táctica y estratégicamente volver con urgencia a esos mismos planteamientos de izquierda que, en octubre del año 82, en una situación de emergencia como la de ahora, lo encumbro al poder con 202 diputados; el mayor número de diputados obtenidos jamás por ningún otro partido en la historia de la Democracia.
El actual oficialismo socialista, mirándose continuamente su ombligo e imbuido en la pomposidad de sus mieles y oropeles, por lo visto aun no se ha dado cuenta de la profunda crisis y declive de la Internacional Socialista en Europa, a causa de la manifiesta perdida de esa identidad de izquierdas que siempre la ha caracterizado. Crisis, que incluso ha llevado al ex primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, a fundar otro partido de izquierdas.
Los tiempos de aquellos primeros espadas del socialismo europeo se han acabado. Desgraciadamente para la izquierda europea ya no podemos echar mano para la construcción de Europa, del francés Mitterrand, del alemán Helmut Schmidt, del italiano Craxi, del británicoWilson y, por supuesto, de nuestro Felipe González, antes de integrarse en el sistema de las puertas giratorias. Y así, de todos aquellos que gobernaron con excelencia sus respectivos países, ayudando y dando pie a la construcción de esta nueva Europa.
Decía Pedro Sánchez, no sin razón, que si el Psoe quiere volver a ser lo que históricamente ha sido siempre, cada día debe de parecerse menos al PP, acercándose más a sus votantes naturales de izquierdas, hoy emigrados, integrados y amamantados en las ubres de ese nuevo tinglado o batiburrillo llamado Podemos.
Por lo tanto, si el Psoe no quiere ir poco a poco hacia la extinción de sus históricas siglas, debería de cambiar drásticamente su discurso, recuperando urgentemente desde la total unidad interna y la suficiente credibilidad, esos 5 millones de votos abducidos y retenidos por Pablo el «Coleta» y Cia. Para lo cual, el próximo día 21 su militancia tiene la última palabra.
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