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Salud y Bienestar

Los efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales, por la Dra. Isabel Mª Ramírez

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efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales

Dra. Isabel Mª Ramírez

Cuando hablamos de Efectos Secundarios de los Anticonceptivos, hablamos del impacto negativo o positivo (efectos perjudiciales o beneficiosos) que los Anticonceptivos hormonales (AH) tienen sobre la salud de las mujeres.

Se ha hablado mucho de los efectos perjudiciales de los AH, pero lo cierto es que los AH, en general, favorecen la salud de las mujeres, y tanto los riesgos como los beneficios, que estos suponen, hay que valorarlos para cada mujer en particular.

Efectos secundarios de los anticonceptivos hormonales

Voy a hablar de los Efectos perjudiciales que nos preocupan mucho.

Algunos,  como las cefaleas leves (dolor de cabeza), nauseas, vómitos, cambios en el sangrado menstrual, varices no complicadas, tensión mamaria, cambios de humor, en general, son poco frecuentes y ninguno supone un riesgo para la salud de la mujer. No son motivo para dejar el anticonceptivo, si en algunos casos, para acudir al profesional para que nos aconseje un cambio en la composición que pueda minimizar estos efectos.

Es bueno conocer que esto nos puede pasar, y que tiene solución. Ya que a veces abandonamos el método porque desconocemos la importancia de estos efectos secundarios.

Hay otros Efectos Perjudiciales mas importantes, porque pueden ser graves, pero que son muy poco frecuentes en mujeres jóvenes en edad reproductiva, hablo de la Trombosis.

La TROMBOSIS es la oclusión de un vaso sanguíneo, arterial o venoso por un trombo, que a su vez es un coagulo de sangre que no se disuelve.

Al quedar enclavado en un vaso sanguíneo obstruye el paso de la sangre y puede afectar:

  • A las extremidades (fundamentalmente a piernas), es una Trombosis Venosa
  • Al cerebro, es un ICTUS
  • Al corazón y  produce un Infarto.

¿Por qué se produce una trombosis?

Porque hay factores que aumentan el riesgo de que ocurra, son situaciones que favorecen que la sangre circule lentamente como:

  • La obesidad
  • El ser fumadora
  • La edad, a medida que somos mayores se incrementa el riesgo.
  • Intervenciones quirúrgicas mayores.
  • La inmovilización:  Periodos de hospitalización (entendiendo por esto guardar cama) de mas de 4 días, inmovilización de una pierna o un brazo con un yeso o un viaje largo transoceánico.
  • Tener aumentado los niveles de estrógenos en sangre, como durante el embarazo y en mucha menor medida durante la toma de medicamentos como anticonceptivos, terapia hormonal durante la menopausia , tratamientos de fertilidad y tratamientos antineoplásicos, como el tamoxifeno.
  • El tener alteraciones genéticas o adquiridas en la sangre  llamadas trombofilias.

¿Qué riesgo hay de padecerlo si tomamos Anticonceptivos Hormonales?

En primer lugar tenemos que saber que hay anticonceptivos hormonales que tienen estrógenos y gestágenos y otros que solo tienen gestágenos.

Los que aumentan el riego son los que tienen estrógenos y gestágenos (anticonceptivos hormonales combinadosAHC), clásicamente “La píldora”, aunque hoy también la encontramos en otras presentaciones: Parches y anillo vaginal. Son a estos a los que nos vamos a referir.

Se estima que el riesgo de padecer una trombosis:

  • En una mujer sana en edad reproductiva es  de……. 4-5/10.000 mujeres año
  • En una mujer que usa anticonceptivos es de…………. 9-10/10.000 mujeres año
  • En el embarazo de…………………………………………………..29/10.000 mujeres año
  • En el postparto inmediato de………………………………..300-400/10.000 mujeres año

Por tanto el riesgo real, en términos absolutos, es muy pequeño y además disminuye después de los primeros meses de uso.

¿Por qué una mujeres tienen más riesgo que otras?

Pues porque para que se produzca una trombosis hace falta que concurran varios factores de riesgo, cuanto más estén presentes mayor es la probabilidad. Por esto antes de usar un anticonceptivo hormonal, debemos consultar a un profesional sanitario que descarte que tengamos otros riesgos que puedan aumentar la posibilidad de tener un trombo.

Por ejemplo una mujer obesa (esto se mide por IMC= Índice de Masa Corporal) con un IMC igual o mayor a 35, tiene un riesgo de trombosis alto, si además usa  un AHC, este riesgo se multiplica, por tanto no deberá tomarlo, salvo que sea preciso con unas medidas de prevención adicionales.

¿Es peligroso tomar un Anticonceptivo hormonal Combinado para una mujer sana?

No. Estos riesgos nos los describen muy bien:

La Agencia Europea del Medicamento (AEM) Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios ( AEMPS), en 2013-2014  hicieron un estudio exhaustivo de toda la evidencia científica que había disponible y concluyeron:

  • Que los Anticonceptivos hormonales son un método muy eficaz en la prevención de embarazos no deseados y sus beneficios superan sus posibles riesgos.
  • No existe ninguna razón para dejar de tomar el anticonceptivo hormonal combinado si no ha experimentado ningún problema.
  • El riesgo de sufrir un tromboembolismo venoso durante el uso de anticonceptivos es  bajo y su aparición es más frecuente durante el primer año de uso y cuando se comienza de nuevo después de haber estado al menos 4 semanas sin utilizar un anticonceptivo hormonal combinado.
  • Existen ligeras diferencias en la frecuencia de aparición del tromboembolismo venoso según el progestágeno que contenga el anticonceptivo hormonal combinado.
  • A la hora de decidir con su médico  el anticonceptivo más adecuado, se debe tener en cuenta lo anterior junto con otros factores que contribuyen a la posible aparición de un tromboembolismo, como fumar, sobrepeso, mayor edad, sufrir migrañas, antecedentes familiares de tromboembolismo venoso o un parto reciente.
  • Es importante que conozca los síntomas de tromboembolismo venoso como dolor y/o aumento del grosor de una pierna, dolor en el pecho, tos de causa inexplicada, respiración acelerada o sensación súbita de dificultad para respirar y síncope. Debe consultar a su médico si experimenta estos síntomas.
  • Se recomienda a las mujeres que lean el prospecto de su medicamento para una información más completa, consultando a su médico cualquier duda sobre su situación particular.

Por tanto podemos concluir con que:

  • Los AHC son métodos muy eficaces, cuyos beneficios superan a los riesgos.
  • El riesgo de Trombosis, es muy poco frecuente en mujeres jóvenes, en edad reproductiva.
  • Antes de usarlos, debemos consultar con un profesional que determine que no tengamos otros riesgos añadidos.

BIBLIOGRAFIA

  1. Conferencia de Consenso de la SEC 2011. Actualización en el manejo clinico de la AH, intrauterina y de urgencia. Madrid: Grupo editorial Entheos; 2012.
  2. RCOG 40 Royal College of Obstetricians and Gynaecologists. Venous Thromboembolism and Hormonal Contraception (Green-Top 40). July 2010.
  3. RCOG 40 Royal College of Obstetricians and Gynaecologists. Combined Hormonal Contraception Clinical Effectiveness Unit. October 2011.
  4. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios AEMPS . SEGURIDAD DE LOS ANTICONCEPTIVOS HORMONALES COMBINADOS Información para ciudadanos.2013

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Qué significa tener hambre al rato de comer: la señal de que algo va mal

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Dieta Bioimis
FREEPIK

¿Te ha pasado que terminas de comer y, apenas una hora después, sientes otra vez hambre? No estás solo. Tener hambre al rato de comer es una sensación más común de lo que parece, y puede estar relacionada tanto con lo que comes como con cómo come tu cuerpo. En este artículo te explicamos por qué ocurre, qué causas pueden estar detrás y qué puedes hacer para controlarlo sin pasar hambre ni ansiedad.


¿Es normal tener hambre poco después de comer?

Sentir hambre poco tiempo después de comer puede ser normal en determinadas circunstancias, pero también puede indicar que algo no está funcionando correctamente en tu metabolismo, tus hormonas o tus hábitos alimenticios.

El hambre es un mecanismo fisiológico controlado por una compleja red de hormonas (como la grelina y la leptina), neurotransmisores y señales del sistema digestivo. Cuando el cuerpo necesita energía, se libera grelina, la “hormona del hambre”, que avisa al cerebro de que es hora de comer. Tras una comida completa, deberían aumentar los niveles de leptina y otras hormonas de saciedad, lo que envía al cerebro la señal contraria: la de estar satisfecho.

Si esa sensación de saciedad dura poco o desaparece enseguida, puede que el cuerpo no esté recibiendo los nutrientes o las proporciones adecuadas para mantenerse estable.


Causas más frecuentes del hambre poco después de comer

1. Comidas bajas en proteínas o grasas saludables

Uno de los errores más comunes es comer platos con muchos carbohidratos simples (pan blanco, arroz, pasta o dulces) y pocas proteínas o grasas saludables.
Estos alimentos provocan picos rápidos de glucosa en sangre que, tras una subida, se desploman en poco tiempo. Esa caída brusca de azúcar activa de nuevo el apetito y genera la sensación de hambre, aunque el estómago esté lleno.

Solución: incluye en cada comida una fuente de proteína (pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva virgen extra). Te ayudarán a mantener la glucosa estable y a prolongar la sensación de saciedad.


2. Exceso de azúcares o carbohidratos refinados

Los productos ultraprocesados, los zumos industriales o los cereales azucarados generan lo que se conoce como “montaña rusa de glucosa”. Este fenómeno hace que, tras un pico energético momentáneo, tu cuerpo reclame más comida rápidamente.

Solución: opta por carbohidratos complejos y de bajo índice glucémico, como avena, arroz integral, legumbres o pan de centeno, que se digieren más lentamente y mantienen estables los niveles de energía.


3. Comer demasiado rápido

Cuando comes con prisa, el cerebro no tiene tiempo de procesar la señal de saciedad. El cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos para activar la respuesta hormonal que indica que has comido suficiente. Si terminas antes, es muy probable que al poco rato vuelvas a tener hambre.

Solución: mastica despacio, evita distracciones como el móvil o la televisión y da tiempo a tu cuerpo a “registrar” la comida.


4. Falta de fibra en la dieta

La fibra es uno de los componentes más importantes para regular el apetito. Aumenta el volumen de los alimentos en el estómago, ralentiza la digestión y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.
Si tu dieta es pobre en frutas, verduras o cereales integrales, es normal que la sensación de saciedad desaparezca enseguida.

Solución: añade más fibra soluble (presente en avena, manzana, lentejas o chía) para mantenerte lleno durante más tiempo.


5. Desequilibrio hormonal

En mujeres, especialmente en etapas de perimenopausia o síndrome premenstrual, los niveles de estrógenos y progesterona pueden alterar las señales de hambre y saciedad.
También en hombres y mujeres con resistencia a la insulina o hipotiroidismo, el apetito puede dispararse incluso tras comidas completas.

Solución: si notas que este patrón se repite con frecuencia, consulta con un endocrino. Un análisis hormonal puede detectar desequilibrios que estén afectando tu metabolismo.


6. Deshidratación

A menudo confundimos hambre con sed. El hipotálamo —la parte del cerebro que regula ambas sensaciones— puede enviar señales similares cuando el cuerpo necesita agua.

Solución: antes de picar algo, bebe un vaso de agua y espera unos minutos. Si la sensación desaparece, probablemente tu cuerpo solo necesitaba hidratarse.


7. Falta de sueño y estrés

Dormir poco o vivir en estado de estrés continuo aumenta la grelina (hormona del hambre) y reduce la leptina (hormona de la saciedad). El resultado: más apetito, más ansiedad por comer y más dificultad para controlar los impulsos, sobre todo por alimentos calóricos y dulces.

Solución: procura dormir entre 7 y 8 horas por noche y busca técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como el ejercicio físico, la meditación o pasear al aire libre.


8. Consumo excesivo de alcohol o cafeína

El alcohol inhibe temporalmente la producción de leptina, mientras que la cafeína puede alterar el equilibrio del azúcar en sangre. Ambos factores provocan un efecto rebote de hambre tras su consumo.

Solución: reduce el alcohol y limita la cafeína a dos tazas de café al día. Si te apetece una bebida caliente, elige infusiones naturales o descafeinadas.


Cómo saber si lo que sientes es hambre real o emocional

A veces, el hambre no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino con una respuesta emocional.
El hambre emocional aparece repentinamente, suele dirigirse hacia un tipo concreto de alimento (dulce, salado o ultraprocesado) y no desaparece aunque comas.

Por el contrario, el hambre fisiológica crece gradualmente y puede satisfacerse con casi cualquier tipo de comida.

Truco: antes de comer, pregúntate si es hambre o aburrimiento, ansiedad, estrés o cansancio. Identificar la diferencia es clave para mantener una relación sana con la comida.


Consejos para evitar tener hambre al poco tiempo de comer

  1. No te saltes comidas. Saltar comidas desequilibra tus hormonas y aumenta el riesgo de atracones.

  2. Incluye proteínas y grasas saludables en cada plato. Ayudan a mantener estable el azúcar en sangre.

  3. Prioriza alimentos reales. Evita ultraprocesados y apuesta por frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

  4. Mantente hidratado. Muchas veces el cuerpo pide agua, no comida.

  5. Descansa lo suficiente. Dormir bien mejora el control del apetito.

  6. Gestiona el estrés. Evita que el cortisol dispare el hambre emocional.

  7. Escucha a tu cuerpo. Come despacio, sin distracciones y solo hasta sentirte satisfecho.


Cuándo consultar con un especialista

Si sientes hambre de forma constante después de comer, incluso tras menús equilibrados y con horarios regulares, puede ser un signo de resistencia a la insulina, hipoglucemia reactiva o alteraciones hormonales.
Un endocrino o nutricionista puede ayudarte a encontrar la causa exacta y ajustar la dieta a tus necesidades metabólicas.


Conclusión: el hambre temprana es una señal que el cuerpo envía, no un fallo

Tener hambre poco después de comer no siempre es un problema, pero sí una alerta de que algo puede mejorarse en tu alimentación, tu descanso o tu equilibrio hormonal.
Escuchar al cuerpo, elegir alimentos saciantes y mantener hábitos saludables son las claves para controlar el apetito sin renunciar al placer de comer.

Cuando el cuerpo recibe los nutrientes adecuados, el hambre deja de ser una lucha y se convierte en un mensaje de equilibrio interno.

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