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Ale-Hop: la historia de la tienda de la vaca más exitosa

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Ale-Hop
Darío Grimalt, uno de los hijos del fundador de Ale-Hop, junto a la característica vaca que da la bienvenida a sus tiendas, en una imagen facilitada por la compañía. EFE
València, 23 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- Hace más de medio siglo comenzó vendiendo capazos y sombreros de Gata de Gorgos, su pueblo natal; veinte años después cambió a artículos de menaje, decoración, regalos y gestión de listas de boda, bautizos y comuniones, y a principios de este siglo diversificó su abanico de productos con una marca conocida por su vaca de bienvenida, hoy en día con 6.000 referencias a la venta: Ale-Hop.

Vicente Grimalt es el fundador de Ale-Hop y a sus 73 años trabaja todos los días en la oficina de la empresa porque no contempla la jubilación, y ayuda a sus hijos a seguir adelante en una compañía con sede en Bellreguard (Valencia) que factura 170 millones de euros (en 2022), tiene 1.800 trabajadores («HOPers», como se denominan) y continúa en crecimiento con la reciente apertura de dos tiendas propias en Italia (Rávena y Cesenatico).

Con estas, serán más de 280 puntos de venta los que tiene en España, Croacia, Portugal, México e Italia, y tres centros logísticos en total en Pedreguer, Ondara y Bellreguard, a los que se sumará a finales de año otro en Oliva.

El impacto de la pandemia fue «un duro golpe» por el cierre de las tiendas «de un día para otro», que dio paso a meses de «mucho trabajo, poco dormir, muchísimas reuniones y toma de decisiones muy complicadas», según relata a EFE Darío Grimalt, uno de los hijos del fundador.

Los empleados preguntaban por los planes de futuro a corto plazo de la compañía, algo «imposible de responder con tantísima incertidumbre», una situación inestable a nivel mundial que se ha prolongado hasta 2022, en la que Ale-Hop todavía no ha podido recuperar las ventas de 2019 a superficie constante.

Factura 170 millones al año

El año pasado cerró con una facturación de 170 millones de euros, un incremento que ha sido resultado de aumentar los puntos de venta. Desde 2020, ha abierto tiendas en España enfocadas al cliente local y al turismo nacional, dentro de una estrategia «cauta y paulatina».

Entre las fórmulas para superar estos años difíciles, la compañía ha desarrollado nuevos productos, ha ajustado precios, ha buscado la eficiencia de procesos (mayor digitalización y análisis de costes) y ha aumentado la formación para la atención al cliente.

Grimalt, consejero de la empresa, espera que este año no sea peor que 2022 y asegura: «Venga lo que venga, nos adaptaremos y lucharemos para que cada vez haya más vacas repartidas por todo el mundo, seamos más HOPers, tengamos más clientes y crezcamos con nuestros proveedores. Estamos muy ilusionados y con ganas de hacer un Ale-Hop mejor y más grande».

Desde artículos de fiesta a electrónica

De los productos con los que empezó, no queda ninguno, y si los hay, han ido evolucionando con las temporadas. Actualmente más del 50 % de los productos que vendía hace dos años ya no están a la venta.

Invierte recursos en innovación, investigación, estudio de tendencias y pruebas de aplicación, aplicado a los diseños e identidad de marca. En los últimos dos años ha reforzado el equipo del departamento de compras y de diseño, y dispone de una sala de i+D, un espacio de 2.000 m2 dedicado al estudio de implantación de producto, el proyecto «Talent-HOP» en colaboración con la Universitat de València o la creación del departamento de prescripción.

Dispone de siete categorías de producto: fiestas y diversión, infantil, papelería, moda, hogar, deporte y bienestar, y electrónica, que incorporan novedades todas las semanas, hasta un total de 6.000 referencias a la venta.

Ofrecer novedades y aplicar las tendencias es prioritario para Ale-Hop. Con dos grandes campañas (verano e invierno), hay altas y bajas de producto todas las semanas, siempre de diseño propio y exclusivo de la marca.

¿Y cuál es su perfil de comprador? Un público amplio que acude a la tienda a buscar «el regalo perfecto» o disfrutar de la experiencia y que asocia la marca a momentos divertidos y de entretenimiento, ya sean turistas internacionales o cliente local.

El cliente gasta de media entre 8 y 13 euros, en función del tipo de producto que se ofrezca, fuerza de venta y ubicación de cada tienda.

Ale-Hop: su historia

En 1968, muy joven, Grimalt empezó con la venta ambulante de productos propios de Gata de Gorgos (Alicante) como capazos y sombreros; en 1990 fundó con dos trabajadores Clave Dénia S.A., dedicada a la venta al por mayor, y poco después nació la primera tienda Clave para la venta al por menor de artículos de hogar y decoración.

En 2001 decidió cambiar de enfoque y creó la marca Ale-Hop con la vaca como símbolo diferenciador, con una primera tienda en la calle La Paz de València.

Hoy en día mantiene la estructura y el carácter familiar, y cuenta con un consejo de empresa, otro de familia y un comité en los que están el padre y sus hijos Darío, Sergi y Raul.

Ale-Hop, palabra que remite a salto o acrobacia, se pronuncia fácilmente en cualquier idioma y es una expresión utilizada internacionalmente.

La vaca fue «un amor a primera vista» del fundador, cuando en uno de sus viajes se encontró con un expositor con animales a tamaño real, entre ellos la vaca en blanco y negro, que representa los colores de la marca y valores positivos. «¡Cuidamos mucho de la vaca y queremos que siga dándonos leche!», apostilla Darío.

Inmaculada Martínez

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Estos son los beneficios de vivir en un pueblo

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pueblo más bonito Comunitat Valenciana

Explorando los Encantos Rurales: Beneficios de Vivir en un Pueblo

En un mundo cada vez más urbanizado y conectado, la vida en un pueblo puede parecer anacrónica para muchos. Sin embargo, estos rincones de tranquilidad y comunidad ofrecen una serie de beneficios que las bulliciosas ciudades a menudo no pueden igualar. Desde la serenidad de los paisajes naturales hasta la conexión interpersonal más auténtica, aquí exploramos por qué vivir en un pueblo puede ser una elección gratificante.

1. Tranquilidad y Naturaleza

Los pueblos suelen estar rodeados de impresionantes paisajes naturales, desde colinas ondulantes hasta densos bosques y ríos serpenteantes. La tranquilidad que proporciona este entorno natural es invaluable para aquellos que buscan escapar del estrés y el ajetreo de la vida urbana. Respirar aire fresco y disfrutar de la serenidad de la naturaleza puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional.

2. Comunidad y Conexión Personal

En un pueblo, la comunidad es más que una palabra; es una realidad tangible. Las relaciones interpersonales son más cercanas y significativas, ya que los residentes suelen conocerse entre sí y se apoyan mutuamente en tiempos de necesidad. Los lazos comunitarios más fuertes pueden generar un sentido de pertenencia y seguridad que es difícil de encontrar en entornos urbanos más grandes y anónimos.

3. Costo de Vida y Calidad

En general, los costos de vida en los pueblos tienden a ser más bajos que en las ciudades. Los precios de la vivienda, la alimentación y otros gastos cotidianos suelen ser más asequibles, lo que puede permitir a los residentes disfrutar de una mejor calidad de vida con menos presión financiera. Además, en muchos pueblos, las distancias más cortas y la menor congestión vehicular pueden traducirse en menos tiempo perdido en desplazamientos y más tiempo para disfrutar de la vida.

4. Estilo de Vida Más Relajado

La vida en un pueblo a menudo sigue un ritmo más lento y relajado. Las prisas y el estrés asociados con la vida urbana disminuyen, lo que permite a los residentes tomarse el tiempo necesario para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Desde paseos tranquilos por el campo hasta tardes tranquilas en la plaza del pueblo, la vida en un entorno rural puede ofrecer una sensación de calma y serenidad que es difícil de encontrar en la vorágine de la ciudad.

5. Valor Cultural e Histórico

Los pueblos suelen estar impregnados de historia y cultura, con edificios antiguos, tradiciones arraigadas y una rica herencia que se remonta a siglos atrás. Esta conexión con el pasado puede ofrecer una sensación de arraigo y pertenencia a los residentes, así como oportunidades para explorar y aprender sobre la historia local y las tradiciones únicas de la región.

Contrastando con la Vida Urbana

Aunque los pueblos ofrecen una serie de beneficios atractivos, es importante reconocer que no son para todos. Las ciudades tienen sus propias ventajas, como una mayor diversidad cultural, una amplia oferta de entretenimiento y oportunidades profesionales. Además, algunas personas prefieren el ritmo acelerado y la emoción constante de la vida urbana.

En última instancia, la decisión de vivir en un pueblo o una ciudad depende de las preferencias individuales y las necesidades de cada persona. Para algunos, la tranquilidad y la conexión comunitaria de un pueblo son invaluables, mientras que para otros, el bullicio y la diversidad de la ciudad son irresistibles. Lo importante es encontrar el entorno que mejor se adapte a tu estilo de vida y te haga sentir más feliz y realizado.

 

 

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