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’22 de marzo y entonces sucedió que…’, por José Luis Fortea #DiaMundialDelAgua

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forteaJosé Luis Fortea

 

 

…… de 2016, de nuevo……….volvieron a hacerlo……. Hoy se cumple un año del atentado perpetrado en Bruselas, “la capital de Europa”, de aquel trágico martes día 22 de marzo, cuando sobre las ocho de la mañana, dos explosiones tenían lugar en el aeropuerto Zaventem de la capital belga, en su terminal de salidas, y una hora más tarde, se producía otra detonación, esta vez en un vagón, en la estación de Maelbek, del metro de Bruselas, ubicado en pleno centro neurálgico de la ciudad, donde se encuentran la mayoría de estamentos de representación de la Unión Europea y cuyo balance final fue de 35 fallecidos y más de 300 personas heridas de diversa consideración.

Este atentado se producía, cuatro meses después de aquellos perpetrados en París, en la noche del viernes 13 de noviembre, cuyos ataques acabaron con la vida de 130 personas y más de 350 heridas, y cuando tan sólo cuatro días antes, el viernes 18 de marzo, las fuerzas especiales de la policía belga habían logrado detener al hombre considerado como el cerebro de estos, Salah Abdeslam, en el municipio de Forest, que según los investigadores era quien había alquilado dos de los coches utilizados en aquel atentado, así como de efectuar la reserva de la habitación del hotel donde se habían preparado los terroristas para ejecutar dichos asaltos, siendo el único superviviente de los diez participantes y por tanto, durante aquellos días, el hombre más buscado de toda Europa.

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……. en 2007, las Cortes aprobaban, un 22 de marzo como hoy, de hace diez años, siendo entonces presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, con 192 votos a favor y la abstención de los 119 diputados del Partido Popular, la Ley Orgánica para la igualdad “efectiva” de mujeres y hombres. Durante el desarrollo de la citada votación, en el  pleno del Congreso, una vez aprobada esta, el presidente del gobierno señalaba que la aludida ley nacía para hacer “justicia a las mujeres” y derogar “cualquier dominación de los ciudadanos”, por lo que resultaba por tanto necesario, para alcanzar ese fin principal y conseguir que esa igualdad fuera real, el ser capaces de eliminar toda discriminación por razón de sexo.

De esta forma, la mencionada Ley Orgánica, entre otros objetivos, buscaba;

-Asegurar unarepresentación equilibrada” de ambos sexos en la composición de los órganos, en los cargos de responsabilidad, de todos los poderes públicos (presencia equilibrada, de mujeres y hombres de forma que, en el conjunto a que se refiera, las personas de cada sexo no superen el 60% ni menos del 40%);

-Abogar por impedir cualquier tipo de discriminación profesional entre los miembros de las fuerzas Armadas y de los cuerpos de seguridad del Estado;

-Establecer medidas efectivas de protección frente al acoso sexual y al acoso por razón de sexo.

-Regular las bajas y los permisos de maternidad y paternidad, facilitando en la medida de lo posible la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, sin menoscabo de la promoción profesional.

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……en 1993, La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 22 de diciembre la resolución A/RES/47/193 por la que el 22 de marzo, de cada año, fuera declarado como el “Día Mundial del Agua”, realizándose la celebración de una serie de actividades concretas para el fomento y la concienciación pública, relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos, así como un uso más responsable del mismo, al estimarse que cerca de cuatro millones de muertes al año son directamente causadas por enfermedades relacionadas por aguas contaminadas, ya que a día de hoy, todavía existen zonas en el planeta que carecen de abastecimiento de agua potable, al que no tienen acceso por tanto, cerca de más de 650 millones de personas.

Para ello, Naciones Unidas, busca la concienciación de todos juntos para que de una manera sostenible, eliminemos vertidos y reduzcamos la contaminación, aumentando su reciclaje y reutilizando este preciado bien.

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……… en 1959, hace de esto por tanto hoy cincuenta y ocho años, el matrimonio Chinnery, formado por Mabel de 44 años y su esposo James, se dirigieron aquel domingo, 22 de marzo, al cementerio de Ipswich en el condado de Suffolk, en el este de Inglaterra, para visitar la tumba de la madre de la señora Chinnery, la señora Ellen Hammel, fallecida hacía una semana.

James, al que todos llamaban Jim, que la lleva, decide esperarla en el automóvil, mientras su esposa, acude al nicho de su madre, para ponerle flores frescas y adecentar un poco aquel sitio, tomando algunas fotografías con su vieja máquina fotográfica.

Cuando regresa hacia el coche, viendo que aún le quedan fotos por hacer, saca la última instantánea a su marido, sentado allí, al volante, en el asiento del conductor, quien esboza una ligera sonrisa.

Al día siguiente, lunes, Jim llevó la máquina para efectuar el revelado de las fotos,  recogiéndolas a los pocos días, observando con asombro, al visionar estas, algo que le  llama poderosamente la atención, precisamente en la última fotografía, en aquella que le hizo Mabel, su mujer, mientras le esperaba en el coche, porque detrás de él, apaciblemente sentada, donde acostumbraba a hacerlo, aparecía “la figura de su suegra”.

Sometida esta a estudio y análisis se determinó que en ella no había ninguna doble exposición ni reflejo alguno (obviamente adjuntamos esta en la reseña gráfica que acompañamos a este, cuanto menos, misterioso suceso), y que se le conoce como, “el fantasma de Ipswich” o “del asiento trasero”.

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Qué pasó un 22 de julio

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Qué pasó un 22 de julio

José Luis Fortea

………….corría el verano de 1975, aquel en el que no cesaba de sonar en las radios el Bimbó de Georgie Dann, que acabaría siendo declarada oficialmente la canción del verano, aquel en el que Televisión Española emitía su series detectivescas de moda, las de “Tony Baretta” y “Kojak” y que amenizaba desde el pasado mes de abril, la noche de los sábados, con un nuevo programa llamado “Directísimo”, presentado por un joven bilbaíno de treinta y tres años, de grandes bigotes, llamado José María Íñigo Gómez.

Bernard Thévenet

Aquel verano, en el que ganaba el tour, contra todo pronóstico, el francés Bernard Thévenet, imponiéndose a un Eddy Merckx, líder desde la sexta jornada, que había sido golpeado por un espectador en su costado derecho en el ascenso al Puy de Dome, presentando desde entonces unas molestias que le harían perder a partir de aquella etapa, la decimocuarta, el maillot amarillo y que no lo volvería a recuperar, de un periodo estival más que sofocante y tórrido, en el que una caña en aquellos días costaba entonces diez pesetas, de aquel verano, el del 75, el último del jefe del Estado español, que fallecería cinco meses más tarde.

Qué pasó un 22 de julio

El martes 22 de julio, de un día como hoy, de hace más de cuarenta años , a unos cincuenta y tres kilómetros de Sevilla, en el término municipal de Paradas, iba a tener lugar uno de los sucesos más trágicos de los últimos tiempos, que acabaría por convulsionar la vida de sus cerca de ocho mil habitantes, de un terrible episodio que en los juzgados terminaría conociéndose como el expediente 20/75.

A unos cuatro kilómetros de la mencionada población de Paradas, se encuentra la finca de los Galindos, perteneciente, desde hace seis años, a Gonzalo Fernández de Córdoba y Topete, marqués de Grañina, donde suele acudir esporádicamente, en tiempo estival, sin la compañía de su mujer, María de las Mercedes Delgado Durán. Al frente del aludido inmueble, se encuentra Manuel Zapata Villanueva, de cincuenta y nueve años, antiguo legionario y miembro de la Guardia Civil, que allí vive junto a su mujer Juana Martín Macías, de cincuenta y tres años, desempeñando las tareas de capataz, en unos terrenos dedicados principalmente al cultivo de la aceituna.

En el cortijo trabajan siete personas, tres tractoristas y cuatro temporeros, que a eso de las ocho de la mañana, de aquel martes día 22, ya se encuentran allí para ponerse a bregar, antes de que el sol les ajusticie con esos 49 ºC que alcanzarán a lo largo de aquella misma mañana. Zapata, como de costumbre, es quien distribuye “la faena”, mandando a las alpacas, a medio kilometro de la finca, al tractorista José González Jiménez, a un segundo tractor, junto con tres braceros, a la parte posterior del cerro y al tercer tractorista Ramón Parrilla a regar garrotes (que son los troncos de los olivos metidos en bolsas con tierra) de una jornada laboral que se prolongará hasta la una, momento en el que harán un alto en el camino para almorzar, durante cerca de media hora, y proseguir hasta eso de las cuatro de la tarde, cuando el mercurio se encarame en lo más alto de los termómetros respondiendo al calor abrasivo de esos casi cincuenta grados.

Y es entonces, sobre esa hora de las cuatro de la tarde, cuando el grupo de los tres temporeros que se encuentran en la parte del cerro observan salir un humo negro y espeso del cortijo, dirigiéndose rápidamente hacia allí.

Al llegar al lado de la verja de la entrada, encuentran restos de lo que parece un reguero de sangre, que les hace presagiar que alguien pudiera haber resultado herido, de un rastro abundante que dibujando un movimiento sobre la tierra serpenteante poco a poco se va diluyendo hasta llegar a desaparecer, por lo que Antonio Escobar, uno de aquellos trabajadores, acude raudo hacia el cuartel de la Guardia Civil, para dar el pertinente aviso, mientras Antonio Fenet Pastor, que lleva cinco años trabajando las tierras de Los Galindos, divisa lo que le da la sensación son dos cuerpos mutilados en aquel fuego que acelerado con gasolina desprende un olor más que nauseabundo, decidiendo no indagar más, hasta la llegada de la Benemérita.

No tardan mucho en personarse en el cortijo el cabo Raúl Fernández acompañado de un número de la Guardia Civil, para realizar las primeras diligencias de investigación. Al entrar en la casa, observan, al lado de una mesa camilla, otro gran charco de sangre, cuyo rastro se dirige pasillo arriba, hacia donde se encuentra la puerta de una habitación cerrada con un candado, colocado en la parte exterior, que fuerzan para poder acceder a su interior, encontrándose una vez dentro, el cuerpo de Juana Martín, la mujer del capataz, con la cabeza destrozada, golpeada por algún objeto romo, no hallándose nada más reseñable en la vivienda.

En el exterior, donde todavía permanece encendido aquel fuego, aparecen los restos casi calcinados del tractorista José González, Pepe, de 27 años y su esposa Asunción Peralta, seis años mayor que él, de 34 años, a quien al parecer había ido a recoger al pueblo para traerla allí, en algún momento de aquel día, aparcando su seiscientos de color crema en la entrada del cortijo, desconociéndose los motivos.

En la cuneta del llamado Camino de Rodales, cubierto con un montón de paja, se descubre un cuarto cuerpo sin vida, el del jornalero Ramón Parrilla, de 40 años de edad, tractorista eventual de la finca, muerto de un disparo de escopeta.

De Zapata, el capataz de la finca de Los Galindos, no hay rastro alguno, por lo que las primeras sospechas recaen sobre este, emitiéndose incluso, a la mañana siguiente, por el recién llegado juez del juzgado de Écija (al estar el de Carmona de vacaciones) Andrés Márquez Aranda la pertinente orden de busca y captura.

Al parecer, en los mentideros del pueblo, se decía que las relaciones entre el capataz y el tractorista Pepe no eran todo lo buenamente deseables que podían ser, fruto de un intento de José González por cortejar a una de las hijas de Zapata, negándose este a dicha relación, enemistando en cierta manera a ambos. Lo cual fue considerado como un posible móvil de aquel crimen, aunque no resolvía las dudas existentes sobre las restantes muertes.

Y fue entonces cuando tres días más tarde, el 25 de julio apareció el cadáver del capataz, que tras la autopsia realizada determinaría que había resultado ser la primera de las víctimas de aquel crimen que ya sumaba con esta, cinco muertes, desarbolando la hipótesis que se había venido considerando como probable.

El sumario del caso, el denominado expediente número 20 de 1975, con más de mil trescientos folios, ha dado a lo largo de la historia numerosas elucubraciones y teorías que no han podido resultar finalmente probadas, recayendo durante años las sospechas, tras haber sido encontrado el cuerpo de Manuel Zapata, sobre José González Jiménez que juzgado y condenado por el pueblo tendría que esperar hasta la exhumación de los cadáveres mediante orden emitida por el juez Heriberto Asensio que acabaría determinando que el “sospechoso” era, de igual forma, triste víctima de este suceso, y que además en opinión del prestigioso médico forense Luis Frontela Carreras, estudiando aquellas manchas de sangre en el piso encontradas, concluiría que a –“Juana la arrastraron desde el comedor hasta el dormitorio entre dos personas por lo menos”- .

Transcurrido los plazos legales previstos sin encontrarse el culpable de estos hechos, la causa quedaría archivada en el año 1988, y siguiendo el principio que extingue la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo, siendo para este tipo de delitos el previsto de veinte años, fue por tanto declarado su prescripción en 1995, a los veinte años de haberse cometido.

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