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Sucesos

Procesado por almacenar explosivos: «Las bombetas que se usan en Fallas son más peligrosas»

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Niños en Oviedo encerrados por sus padres en casa

El teniente coronel de la Guardia Civil retirado al que se juzga en València por almacenar grandes cantidades de explosivos de forma ilícita ha asegurado este lunes que «las bombetas que lanzan los niños en Fallas son más peligrosas» que sus materiales, según la catalogación oficial del Ministerio de Industria.

«En caso de iniciación accidental -de estos explosivos- su efecto no sale de la caja en la que van embalados. De hecho, está permitido llenar la bodega de un avión de pasajeros con ellos siempre que cada bulto no supere los 25 kilos. Tres días antes de este problema llevé 15 kilos a La Palma para volar dos rocas. Siempre he notificado a la Administración y nunca he tenido problemas», ha subrayado este procesado ante el juez.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha celebrado este lunes un juicio que había sido suspendido en varias ocasiones por la dificultad para citar a los investigados, que son padre e hijo.

Ambos se enfrentan a dos años de prisión como responsables de un delito de riesgo por materiales que puedan causar estragos y se reclama también que cada uno de los procesados abone una multa de 5.400 euros, así como que quede inhabilitado durante nueve años para ejercer como técnico, encargado, representante o director de ninguna empresa de material pirotécnico o explosivo.

Según detalla el fiscal en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso EFE, los procesados adquirían gran cantidad de nitrato potásico, perclorato potásico y magnesio que mezclaban en los talleres de una pirotecnia de Turís (Valencia) antes de trasladar las sustancias elaboradas en bidones metálicos hasta Paiporta.

El local donde almacenaban estos explosivos está rodeado por viviendas en sus cuatro flancos, frente a un parque público y en una de las principales vías de la localidad, subraya el fiscal.

Uno de los procesados poseía el carné de experto en manejo de artefactos pirotécnico y el otro, además de poseer la referida titulación, era un teniente coronel en la reserva que había sido responsable de la Intervención de Armas y Explosivos en la Guardia Civil.

Durante la entrada y el registro practicado en el local el 3 de diciembre de 2020, los agentes se incautaron de gran cantidad de producto elaborado y de material confeccionado para cargas explosivas.

En su declaración ante el juez, los procesados han explicado que han desarrollado su actividad en toda España con los informes, licencias y comunicaciones necesarias tanto al Ministerio de Industria como a la Guardia Civil y a las delegaciones del Gobierno durante al menos nueve años sin ningún problema, puesto que no se requiere vehículo especial ni medidas especiales de conservación para dichos materiales.

Estos materiales eran adquiridos en una empresa de Nules (Castellón), proveedora habitual de los pirotécnicos, según ha declarado el padre, y manipulados -mezclados e introducidos en cápsulas- en talleres de pirotecnia.

Estas cápsulas producen un gas que si se encuentra confinado estalla y es útil en la fractura de rocas u otros terrenos, han detallado los procesados.

«Nuestro producto terminado -las cápsulas- se servían por mensajería o las llevábamos nosotros mismos en una furgoneta de alquiler, no se requiere transporte especial. Las bombetas de Fallas tienen más riesgo que nuestro producto», han señalado.

De hecho, han insistido en que «no hay posibilidad de que detone». «En las demostraciones que hacemos a los clientes cogemos una cápsula de 50 o 100 gramos, echamos la mezcla al suelo y tratamos de incendiarla con un mechero para que vean que no explota. Si aplicamos más calor, con un periódico encendido, por ejemplo, la mezcla genera gases, concretamente dióxido de carbono, un poco de monóxido y sobre todo vapor de agua, que no es inocuo pero casi…».

Uno de los guardias civiles que ha sido citado por la Fiscalía como testigo ha contradicho a los procesados al afirmar que sí que habían tenido sanciones administrativas previas, y ha cifrado en unos 3.100 kilos de perclorato potásico y unos 750 de magnesio los materiales que manejaron en 2019 y 2020.

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Sucesos

15 años muerto en su casa sin que nadie lo notara: el caso de Antonio Famoso que ha conmocionado a Valencia

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Encuentran cadáver hombre 15 años muerto casa València
Calle Luis Fenollet de Valencia

El caso de Antonio Famoso: el hombre hallado momificado en Valencia tras 15 años muerto que había roto todo lazo familiar

Una soledad elegida: la historia detrás del hallazgo

El hallazgo del cadáver momificado de Antonio Famoso, un hombre de 86 años que llevaba 15 años muerto en su vivienda de Valencia, ha causado una profunda conmoción en la sociedad. Según informó Informativos Telecinco, su cuerpo fue encontrado entre basura, palomas muertas y excrementos tras unas filtraciones provocadas por las lluvias que alertaron a los vecinos y bomberos del edificio.

El caso ha despertado tanto tristeza como desconcierto: ¿cómo es posible que nadie lo echara en falta durante década y media? La respuesta parece residir en su historia personal marcada por el aislamiento y las rupturas familiares.


Antonio Famoso: un hombre que se alejó de todos

Antonio se separó de su mujer en 1990, y desde entonces, según detalla Informativos Telecinco, decidió romper por completo el contacto con sus dos hijos menores, de 13 y 14 años en aquel momento. Renunció a su custodia, dejándolos en la calle junto a su madre, mientras él permanecía solo en el piso de la calle Luis Fenollet, en el barrio de Patraix.

Con el paso del tiempo, la distancia se convirtió en un abismo. Cuando sus hijos cumplieron la mayoría de edad, fueron desheredados formalmente. Según recoge el diario Las Provincias, Antonio no volvió a interesarse por ellos: nunca hizo una llamada, ni envió una carta, ni dio señales de querer retomar la relación.

Ese aislamiento, que comenzó como una decisión personal, acabaría convirtiéndose en una soledad definitiva, tanto en vida como en la muerte.


15 años de silencio absoluto

Durante los años previos a su fallecimiento, los vecinos recuerdan a Antonio como un hombre huraño y reservado, que apenas hablaba con nadie pero que acudía puntualmente a las juntas de la comunidad. Algunos lo recuerdan bajando la basura o limpiando el rellano, pero de un día para otro dejó de aparecer.

Con el paso del tiempo, los pocos que aún lo recordaban pensaron que se habría trasladado a una residencia de mayores. Otros ni siquiera se dieron cuenta de su ausencia.

Según Informativos Telecinco, las cuentas bancarias y facturas de suministros seguían al día, lo que explica por qué nadie sospechó nada. El pago automático de los recibos permitió que el piso siguiera en aparente normalidad durante más de una década.


El hallazgo del cadáver

El descubrimiento se produjo tras las intensas lluvias torrenciales que afectaron a Valencia a principios de octubre de 2025. Los vecinos alertaron de filtraciones y malos olores, lo que llevó a los bomberos a entrar en el domicilio.

Allí encontraron el cuerpo de Antonio Famoso en el suelo, entre la cama y el armario, con la puerta cerrada desde dentro con pestillo. El cadáver, en avanzado estado de momificación, se hallaba rodeado de kilos de basura, restos de comida y palomas muertas.

Las autoridades creen que Antonio murió por causas naturales en torno al año 2010, y que la falta de ventilación, el clima seco y el cierre hermético del piso favorecieron el proceso de momificación natural del cuerpo.


Un caso que pone el foco en la soledad crónica

El caso de Antonio Famoso ha reabierto el debate sobre la soledad no deseada y el aislamiento social, un problema creciente en España. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 2,7 millones de personas mayores de 65 años viven solas, y de ellas, un 43% no tiene contacto diario con familiares o amigos.

Expertos en sociología y salud mental coinciden en que el aislamiento prolongado puede tener efectos devastadores, tanto físicos como psicológicos. No obstante, también existe una minoría de personas —como Antonio— que eligen vivir solas por decisión propia, sin desear contacto alguno.


Los vecinos: entre el desconcierto y la tristeza

Los residentes del edificio de la calle Luis Fenollet siguen conmocionados. “Nadie imaginaba algo así. Era una persona callada, pero siempre estaba al corriente de los pagos. Pensábamos que se había ido al pueblo o a un geriátrico”, contaba una vecina al ser entrevistada por medios locales.

Otro vecino recuerda que Antonio “nunca aceptaba ayuda” y que, aunque parecía autosuficiente, “vivía completamente encerrado en su mundo”.

Las autoridades locales, tras el levantamiento del cadáver, informaron que no existían denuncias de desaparición ni alertas familiares activas sobre él.


La paradoja de una vida invisible

El caso de Antonio Famoso simboliza la cara más extrema de la soledad urbana: un hombre que muere en su casa, sin que nadie lo eche en falta, y cuyos restos son descubiertos solo por accidente, quince años después.

Como señalan desde Informativos Telecinco, la investigación policial confirma que no hubo indicios de violencia ni robo, y que el piso permaneció cerrado todo este tiempo. Las llaves estaban puestas por dentro, y ningún familiar reclamó su paradero.

Para los expertos, casos como este evidencian la necesidad de reforzar las redes comunitarias y de detección social, especialmente entre personas mayores o con pocos vínculos familiares.


Soledad elegida o abandono social

Aunque Antonio parecía haber elegido la soledad, su historia también revela la ausencia de mecanismos de acompañamiento y seguimiento social. Desde servicios sociales de Valencia reconocen que “existen protocolos para detectar casos de aislamiento, pero muchos no llegan a activarse porque el entorno ignora la situación”.

Los vecinos han pedido que el Ayuntamiento estudie el caso como ejemplo de prevención de la exclusión social silenciosa, un fenómeno que crece en las grandes ciudades y que afecta especialmente a personas mayores de 70 años.


Un final triste para una vida marcada por el aislamiento

El cuerpo de Antonio Famoso fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia, donde se le practicó la autopsia. Según los informes iniciales, no hay signos de violencia, y la muerte se produjo de manera natural hace más de una década.

Sus hijos, desheredados y sin contacto con él desde hace más de 30 años, no han reclamado aún los restos. El Ayuntamiento estudia la posibilidad de enterrarlo en una fosa municipal, mientras el vecindario intenta asimilar lo ocurrido.


El caso de Antonio Famoso, que ha impactado a toda España, no solo muestra la historia de un hombre que eligió desaparecer, sino también la de una sociedad que —a veces— no ve la soledad hasta que se convierte en tragedia.

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