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Ana Julia Quezada se convierte en la primera mujer condenada a pena de prisión permanente revisable

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Ana Julia Quezada intentó envenenar a su compañera de celda

Almería, 30 sept. – La Audiencia de Almería ha condenado a la pena de prisión permanente revisable a la mujer que asesinó a un menor en la localidad almeriense de Níjar, según declaró probado un jurado popular. En la sentencia, notificada este lunes a las partes, se la considera autora de un delito de asesinato con la circunstancia agravante de parentesco.

También ha sido condenada por dos delitos de lesiones psíquicas cometidos en las personas de los padres del menor a tres años de prisión en la persona del padre, por la concurrencia de la agravante de parentesco, y a dos años y nueve meses de prisión en la persona de la madre. Y por dos delitos contra la integridad moral a un año y seis meses en la persona del padre, al concurrir la agravante de parentesco, y un año en la persona de la madre.

En concepto de responsabilidad civil, la sentencia la obliga a abonar por daños morales a los padres del menor la cantidad de 250.000 euros a cada uno de ellos. Tampoco podrá acercarse a ellos a menos de 500 metros por un periodo de 30 años. Junto a ello, tendrá que abonar los gastos ocasionados al Estado en las labores de búsqueda del menor, que ascienden a la suma de 200.203 euros.

La sentencia recoge los hechos probados por unanimidad por el jurado popular. Así, recuerda la relación sentimental de la acusada con el padre del menor y como ésta había generado confianza en el menor, ya que estaba “íntimamente vinculada a su entorno familiar desde que inició la relación con su padre”. Por este motivo, el menor accedió a acudir con la acusada a la finca de Rodalquilar. La sentencia recoge que la acusada era consciente de su superioridad con respecto al niño por la diferencia de edad y complexión. Allí en esa finca, la acusada dio muerte al menor de manera “intencionada, súbita y repentina”. El menor falleció “como consecuencia de la oclusión de los orificios respiratorios, por asfixia mecánica por sofocación”.

La resolución recuerda en los hechos probados que durante los 11 días que duró la búsqueda del menor, la acusada “simuló encontrarse afligida y compungida, alentando los ánimos de los familiares, y generando falsas expectativas sobre la aparición del niño, involucrándose en las labores de búsqueda, desarrollando una actitud de simulación, fingimiento y farsa pública y notoria”.

Además, la acusada realizó todos esos actos tras la muerte del menor “queriendo y siendo consciente de que aumentaba el sufrimiento de los padres, menoscabando su salud psíquica, e igualmente con ellos quiso de modo deliberado vilipendiar, humillar y vejar a ambos padres”.

Así, la resolución explica que “actos como el colocar la camiseta del menor sobre unas matas en un cañaveral, reconocido por la acusada o el de desenterrar el cuerpo del pequeño y envolverlo en una toalla, para esconderlo a su vez en el maletero de su vehículo, y con absoluto menosprecio hacia el menor, cuyo cuerpo sin vida transportaba”, constituyen un daño aún mayor para los padres del menor.

La sentencia indica que los hechos declarados probados por el jurado popular por unanimidad son legalmente constitutivos de un delito de asesinato con alevosía consumado, dos delitos de lesiones psíquicas y dos delitos contra la integridad moral.

Así, respecto al delito de asesinato, el jurado consideró que se trató de una muerte alevosa, delito que es castigado con una pena de prisión de 15 a 25 años, si bien al concurrir que la víctima es menor de 16 años, se le ha impuesto la pena de prisión permanente revisable.

En este sentido, la sentencia explica la procedencia de esta pena “pues la alevosía apreciada por los miembros del Jurado se basa en la forma de comisión delictiva, sorpresiva, inopinada, y en la relación de confianza que existía hacia la persona de la acusada por parte del menor”. Así, en este caso, “hay alevosía con independencia de la edad del menor. Y es procedente la hipercualificación prevista en el artículo 140.1.1 del Código Penal en atención, ahora sí, a la edad del pequeño (8 años)”.

Junto a ello, por este delito, se impone a la acusada la “privación del derecho a residir y acudir al término municipal de Níjar (lugar en el que se ha cometido el delito), así como al lugar donde residen los padres del menor y su familia, por tiempo de 30 años”. En el mismo sentido se impone a la acusada la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la persona, domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro en el que se encuentren, y prohibición de comunicar con los padres del menor también por un periodo de 30 años.

Además, la sentencia le impone una medida de libertad vigilada por tiempo de cinco años en atención a la “entidad y gravedad de los hechos, reveladores de la ausencia en la acusada, de los más elementales valores y escrúpulos”, una vez cumplida la condena privativa de libertad.

Contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Almería, cabe recurso ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en el plazo de diez días.

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Un año de la catástrofe de la DANA: el antes y el después en imágenes de la tragedia que cambió Valencia

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aniversario dana
Comparativa entre el antes y el después del paso de la dana del 29 de octubre de 2024 en una calle de Paiporta en Valencia. Rober Solsona / Europa Press

Europa Press repasa el aniversario de la dana, a través de un recorrido fotográfico, cómo han cambiado los escenarios devastados por la DANA del 29 de octubre de 2024, que dejó 237 víctimas mortales en España, 229 de ellas en la provincia de Valencia

Madrid, 26 de octubre de 2025.
El próximo martes, 29 de octubre, se cumple un año de la DANA más trágica de la historia reciente en España, una catástrofe que dejó 237 víctimas mortales, de las cuales 229 se concentraron en la provincia de Valencia. Aquella jornada, marcada por lluvias torrenciales, desbordamientos y colapsos generalizados, quedó grabada en la memoria colectiva de los valencianos y en las imágenes que recorrieron el mundo entero.

Con motivo del aniversario, los fotógrafos de Europa Press han regresado a algunos de los escenarios más afectados por el temporal para ofrecer una comparativa visual entre el antes y el después. El objetivo: mostrar cómo ha cambiado el paisaje urbano y humano un año después de la tragedia.

Valencia, una provincia que aún cicatriza sus heridas

El recorrido fotográfico arranca en Paiporta, uno de los municipios más golpeados por la DANA. Allí, las calles que hace un año se convirtieron en ríos de barro y destrucción hoy muestran señales de reconstrucción, aunque la memoria de la tragedia sigue viva entre los vecinos.

Las imágenes muestran un contraste impactante: donde antes se veían coches arrastrados por el agua y viviendas anegadas, ahora se observan fachadas repintadas, pavimentos nuevos y pequeños negocios que, poco a poco, han logrado reabrir sus puertas. Sin embargo, muchos residentes coinciden en que la normalidad aún no ha vuelto del todo.

En el polígono industrial de Ribarroja, las instantáneas revelan la magnitud de la recuperación. Naves que quedaron completamente inutilizadas por el barro han sido reconstruidas o reubicadas, mientras algunas zonas siguen mostrando los restos de la catástrofe. Empresarios y trabajadores reconocen que el proceso ha sido largo y costoso, pero insisten en la importancia de recordar lo ocurrido para exigir medidas de prevención más eficaces.

El corredor metropolitano, símbolo de la destrucción

Otro de los puntos clave del reportaje es la autopista V-30, una de las vías más afectadas por el colapso del sistema de drenaje durante la tormenta. Las imágenes del “antes” muestran kilómetros de carretera completamente anegados, con vehículos abandonados y un caos que paralizó el tráfico durante más de 48 horas.

Un año después, la V-30 luce reconstruida y operativa, aunque las imágenes de la catástrofe siguen siendo un símbolo de la vulnerabilidad del área metropolitana de Valencia ante fenómenos meteorológicos extremos. Expertos en urbanismo han insistido en que la falta de infraestructuras de drenaje adecuadas y el crecimiento urbano descontrolado contribuyeron a la magnitud del desastre.

El centro comercial Bonaire, una de las imágenes más recordadas

El reportaje también revisita la entrada al aparcamiento del centro comercial Bonaire, en Aldaia, uno de los puntos más virales durante aquellos días. Las fotografías tomadas por Rober Solsona, que mostraban coches completamente sumergidos y accesos colapsados, se convirtieron en símbolo de la tragedia y del desconcierto colectivo.

Doce meses después, el aparcamiento luce completamente rehabilitado y operativo. Sin embargo, en el subsuelo aún se pueden ver pequeñas marcas de humedad y algunas zonas reformadas que recuerdan la magnitud del desastre.

Un año después, la memoria sigue viva

Este recorrido fotográfico no solo busca documentar la recuperación física de los lugares, sino también mantener viva la memoria de las víctimas. A lo largo de los próximos días, se celebrarán en distintos municipios actos de homenaje, exposiciones y vigilias para recordar a quienes perdieron la vida durante aquella DANA que cambió para siempre la historia reciente de la Comunitat Valenciana.

Las imágenes de Europa Press se convierten así en testimonio visual de la resiliencia valenciana, de un territorio que, pese a las heridas, ha demostrado su capacidad de reconstruirse sin olvidar.

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