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Salud y Bienestar

¿Conoces los 10 beneficios de la sopa de pescado?

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beneficios de la sopa de pescado
PEXELS

Mucho se habla de la dieta Mediterránea como ejemplo de comida saludable, sin embargo, la dieta Atlántica, además de ofrecer ricas recetas ante el frío invierno con platos sabrosos, proteicos, nutritivos, apetecibles y sobre todo calientes, ayuda también a dotar al cuerpo de fuentes de vitaminas necesarias para nuestro día a día. Así lo señala el restaurante ‘Los Montes de Galicia’ desde donde desvelan los beneficios de la ‘sopa de pescado y marisco‘, es uno de los mejores exponentes de la cocina de ‘frío’ y de la dieta atlántica.

El remedio ideal con el que atemperar el cuerpo y el alma, hacer un poco de ‘detox‘ de los excesos y mantener las buenas costumbres durante la semana.

Estos son los principales beneficios de la sopa de pescado:

1. Fuente de Vitamina B12. Un componente esencial para que el cuerpo pueda seguir el ritmo y esté siempre activo. Se encuentra en el pescado y, por tanto, en todos los platos que lo contienen, como las sopas y caldos que lo llevan como ingrediente esencial de su base.

2. Aporte de Hierro. El Hierro es vital para combatir problemas como la anemia que debilita y sin fuerzas para aguantar el duro invierno y, además, propicia la caída del cabello, la rotura de las uñas…

3. Contiene grasa vital para el desarrollo del cerebro.
El pescado es rico en minerales y grasas que son buenos para estimular la actividad del cerebro y, por tanto, la inteligencia y memoria.

4. Muy saludable cuando tenemos los niveles de colesterol altos. Para todas esas personas que tienen el colesterol alto, es un alimento que ayuda a controlarlo y que incluso ayuda a compensarlo.

5. Ayuda a luchar contra la diabetes. La diabetes no se cura, pero sí se puede controlar. Y el pescado, rico en nutrientes de todo tipo, es uno de los mejores remedios para ello.

6. Aporta pocas calorías.
Es lo mejor para una dieta. Un alimento que llena mucho y sacia tremendamente, pero que tiene un aporte calórico tan bajo, que se hace imprescindible en cualquier plan de adelgazamiento que hagamos.

7. Fuente de Vitamina A, D, fósforo, magnesio, yodo y calcio. Buenas para los huesos, especialmente. Por ello, resulta muy beneficioso para toda la gente que tiene los huesos débiles o que tiene falta de calcio.

8. Aporte de ácido graso. Esto para las mujeres embarazadas es un punto clave. Sus niveles de ácido graso bajan considerablemente en el período de gestación y tomar platos que contengan pescado ayuda a subirlos y contrarrestar todas las faltas.

9. Hidrata el cuerpo. Es un buen remedio para la hidratación del cuerpo, que tanta falta nos hace en épocas duras como el invierno… E incluso el verano. ¡Nunca está de más una buena sopita!

10. Sano y nutritivo. Es sencillo y, nos guste o no, el pescado es uno de los alimentos más completos de la dieta Atlántica.

¿Cuáles son los ingredientes necesarios de la sopa de pescado?:

– Cebolla
– Puerro
– Tomate
– Zanahoria
– Ajo
– Azafrán
– Caldo de pescado
– Vino blanco
– El pescado y marisco que queramos usar

¿Cómo prepararlo?

Según indican ‘Los Montes de Galicia’, comenzamos con los ingredientes con los que haremos la base de esta sopa. Para ello, cortamos en pequeñas piezas toda la verdura (cebolla, zanahoria, tomate, puerro y ajo). Le añadimos un poco de azafrán para darle color y, ante todo, sabor a la combinación… Y le ponemos un chorrito de vino blanco, que también nos aportará un punto muy sabroso en la receta.

Una vez mezclado todo, se pasa por un chino para conseguir una base suave y lo dejamos reducir… Para terminar añadiendo el pescado en la parte superior, así como todos los añadidos que queramos poner, tales como gambas, almejas… Para darle el punto final a este plato, esencial para superar cualquier día de invierno.

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

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¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?
¿Por qué nos ponemos malos en vacaciones?

Cuando llegan las vacaciones todos soñamos con descansar, desconectar del trabajo y disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, muchas personas experimentan justo lo contrario: resfriados, problemas digestivos, dolores de cabeza, alergias o incluso bajones anímicos. Este fenómeno, tan habitual como molesto, tiene una explicación médica y psicológica. Te contamos por qué nos ponemos malos en vacaciones y qué hacer para evitarlo.


El síndrome del ocio o del descanso: la base del problema

Los especialistas lo llaman “síndrome del ocio” o “síndrome del descanso”, un fenómeno que aparece cuando, tras un periodo de alta exigencia física o mental, el cuerpo se relaja bruscamente y aparecen síntomas de enfermedad.

Durante los meses de trabajo o estudio, el organismo mantiene un nivel elevado de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. Estas sustancias ayudan a mantenernos activos, aunque también reducen la eficacia del sistema inmunológico. Cuando llega el descanso, los niveles de estrés caen en picado y el cuerpo aprovecha para mostrar todo aquello que llevaba tiempo acumulando.


Factores que explican por qué enfermamos en vacaciones

1. Bajada de defensas tras el estrés

El estrés crónico provoca que las defensas trabajen a menor rendimiento. Durante semanas o meses aguantamos gracias a la tensión diaria, pero cuando el cuerpo se relaja es más vulnerable a virus y bacterias. De ahí que sea común pillar un resfriado o una infección leve justo al inicio de las vacaciones.

2. Cambios bruscos de rutina

En vacaciones solemos alterar horarios de sueño, alimentación y ejercicio. Dormir menos o demasiado, saltarse comidas, consumir más alcohol o comidas copiosas, y la falta de actividad física repercuten directamente en el bienestar. El cuerpo, acostumbrado a un ritmo regular, reacciona con malestares digestivos, cansancio o dolor de cabeza.

3. Viajes y exposición a nuevos entornos

El hecho de viajar implica cambios de clima, altitud, huso horario y contacto con bacterias y virus diferentes. Todo ello supone un desafío para el organismo, que debe adaptarse rápidamente. Por eso, diarreas, alergias y problemas respiratorios son más frecuentes en vacaciones.

4. El “efecto rebote” del estrés acumulado

Muchos trabajadores llegan al periodo vacacional en estado de agotamiento físico y mental. Al desconectar, el cuerpo interpreta que ya puede bajar la guardia, lo que se traduce en un “reajuste” que en algunos casos se manifiesta como malestar general, dolores musculares o incluso ansiedad.

5. Problemas psicosomáticos

La salud mental también influye. La llegada de las vacaciones, con más tiempo libre y menos obligaciones, puede hacer que afloren preocupaciones que antes se mantenían en segundo plano. Esto se traduce en síntomas físicos como insomnio, dolores de estómago, migrañas o tensión muscular.


Enfermedades más frecuentes en vacaciones

  • Resfriados y gripes leves: fruto de la bajada de defensas.

  • Problemas digestivos: gastroenteritis, diarrea del viajero, indigestiones o acidez.

  • Dolores musculares y de espalda: consecuencia del estrés acumulado y cambios en la rutina de ejercicio.

  • Alergias: al polvo de hoteles, al polen en nuevas zonas geográficas o a ciertos alimentos.

  • Problemas dermatológicos: como quemaduras solares, reacciones alérgicas o eccemas.

  • Trastornos del sueño: derivados de los cambios de horario, viajes largos o exceso de actividad nocturna.


Cómo prevenir ponernos malos en vacaciones

Mantener hábitos saludables antes y durante el descanso

Lo ideal es no esperar a las vacaciones para cuidar el cuerpo. Mantener una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y practicar ejercicio con regularidad ayuda a que el sistema inmunológico no sufra tanto el cambio de ritmo.

Evitar los excesos

Aunque es normal disfrutar de comidas especiales, alcohol o trasnochar, conviene hacerlo con moderación. Los excesos son una de las principales causas de problemas digestivos y fatiga durante el verano.

Preparar los viajes con antelación

Si el destino implica cambios de clima, altitud o alimentación, es recomendable llevar un botiquín básico, hidratarse con frecuencia y dar tiempo al cuerpo para adaptarse. En destinos internacionales, conviene revisar las vacunas necesarias.

Escuchar al cuerpo

Muchas veces el organismo avisa antes de caer enfermo. Síntomas como cansancio extremo, insomnio, irritabilidad o dolores de cabeza recurrentes son señales de que necesitamos parar antes de que aparezca una enfermedad.

Proteger la piel y el sistema respiratorio

El uso de crema solar, ropa adecuada y medidas de higiene básicas (lavado de manos, evitar agua contaminada) reducen el riesgo de problemas en vacaciones.


Vacaciones como oportunidad de resetear el cuerpo

Aunque resulte paradójico, ponerse malo en vacaciones puede ser la forma que tiene el cuerpo de “resetearse”. El descanso permite que afloren desequilibrios que estaban escondidos bajo la rutina del estrés. Lo importante es entender este fenómeno, cuidarse y no verlo como una mala suerte, sino como una llamada de atención a la necesidad de equilibrar trabajo y salud durante todo el año.


Conclusión: disfrutar de las vacaciones sin enfermar es posible

Ponerse enfermo en vacaciones es más habitual de lo que pensamos, y no se debe únicamente a la casualidad. El estrés acumulado, los cambios de rutina y la bajada de defensas son factores clave que explican este fenómeno. La buena noticia es que, con una preparación adecuada y hábitos saludables, se puede reducir considerablemente el riesgo y disfrutar de un descanso reparador.

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