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Castilla-La Mancha abre la hostelería: Los clientes deberán usar un código QR para facilitar el rastreo en caso de brote

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Toledo, 11 feb (EFE).- El Gobierno de Castilla-La Mancha permitirá reabrir desde este viernes los establecimientos de hostelería hasta las 21:00 horas con un tercio del aforo, aunque se mantiene el toque de queda a las diez de la noche, al tiempo que volverán a abrir las grandes superficies comerciales y se permitirá la movilidad entre municipios y provincias de la comunidad, de la que solo se podrá salir por motivos justificados.

El consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, ha informado de las principales medidas adoptadas en el Consejo de Gobierno extraordinario de este jueves para levantar algunas de las restricciones vigentes desde el pasado 18 de enero, excepto en tres municipios que no han bajado los contagios de coronavirus y en los que se mantienen las mismas medidas: Fuensalida, Torrijos y Casarrubios del Monte, en la provincia de Toledo.

También a partir de esta medianoche podrán abrir, con un tercio de aforo, bibliotecas, museos y archivos, gimnasios y centros de ocio.

Sin embargo, todavía no se permite la entrada o salida de residencias y centros sociosanitarios, y se mantiene en seis el máximo de personas que pueden reunirse.

Las nuevas medidas, que se han podido adoptar al haberse registrado un descenso de la covid-19 tanto en la incidencia acumulada como en la ocupación de camas hospitalarias y de UCI, estarán vigentes por un periodo de diez días desde este viernes, 12 de febrero.

Respecto a los bares, restaurantes y demás establecimientos hosteleros, el consejero ha explicado que, además del aforo de un tercio en el interior -sin que se pueda consumir en barra-, las terrazas podrán abrir al 50 %, en ambos casos con distancia de seguridad entre mesas y con todos los clientes sentados.

Además, estos locales deberán contar con la app «Ocio responsable» para el registro de los clientes, que se tendrán que descargar el código QR con el objeto de estar registrados y facilitar el rastreo en caso de que se produjera un brote.

Los hoteles podrán abrir al 50 % de capacidad con las zonas comunes al 25 %; los mercadillos continuarán con un tercio de los puestos y una distancia de 4 metros entre ellos; y las grandes superficies, que podrán abrir un tercio del aforo, no tendrán limitación en los aparcamientos pero deberán vigilar que no se superen las limitaciones de clientes.

Los datos epidemiológicos que se han tenido en cuenta para tomar estas decisiones son, según ha explicado el consejero, la reducción de casos diarios a cifras similares a las prenavideñas, puesto que ahora se registran 683, casi como el 21 de diciembre (650), tras haber llegado en enero a un pico de 3.006. Se han detectado 22 casos de la cepa británica.

La incidencia acumulada a 14 días ha pasado de los 277 casos por 100.000 habitantes de antes de Navidad, a los 644 de ahora después de haber alcanzado picos de más de 1.300 casos.

Las camas hospitalarias ocupadas por pacientes covid son ahora 1.030, después de haber llegado a las 1.400; las UCI están en 220 pacientes covid, por debajo de los 240 del pico de la ola; y el índice de contagio de persona a persona ha bajado de 1,2 a 0,70 y se sitúa así como la segunda comunidad con índice más bajo.

Las residencias con positivos ha bajado de 68 a 53, y sus usuarios positivos han hecho lo propio de 423 a 318.

«Los datos claramente van bajando, pero no lo suficiente» para relajar más las medidas, que han de ser moduladas y se irán revisando, ha apuntado Fernández Sanz, quien ha añadido que es necesario ir levantando restricciones cuando los datos lo permiten por la «fatiga en que estamos todos inmersos. Esa fatiga hay que tratarla y controlarla».

No obstante, ha vuelto a pedir responsabilidad a los castellano-manchegos: «Permitimos la movilidad, pero no es obligatoria», ha dicho.

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El novio de Ayuso ante el Supremo: “Pasé a ser el delincuente confeso del Reino de España. El fiscal general me había matado públicamente”

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El empresario Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, ha declarado este martes ante el Tribunal Supremo en el juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, acusado de revelación de secretos por la filtración del correo electrónico en el que su defensa admitía “dos delitos fiscales”.


“El fiscal general me había destrozado públicamente”

Visiblemente afectado, González Amador relató ante el tribunal el impacto que tuvo aquella publicación.

“Pasé a ser el delincuente confeso del Reino de España. Estaba muerto. El señor García Ortiz me había matado públicamente”,
declaró, girándose hacia el fiscal general durante su testimonio.

El empresario aseguró que, hasta la filtración, confiaba en resolver el caso “de forma discreta y con una pena asumible”, pero todo cambió “cuando el asunto saltó a la luz pública”.


De una negociación fiscal a un caso mediático

Según explicó ante el Supremo, su intención inicial era alcanzar un acuerdo con la Fiscalía para cerrar el procedimiento por fraude fiscal. Sin embargo, el correo filtrado —en el que su abogado fiscalista, Carlos Neira, reconocía la existencia de “dos delitos contra la Hacienda Pública”— acabó difundido en medios de comunicación en marzo de 2024.

“Cuando vi mi expediente tributario y el correo en la prensa, llamé a mi abogado. Me dijo: ‘La presunción de inocencia se ha roto. Estamos en otra dimensión’”, ha recordado González Amador.

A partir de ese momento, según su testimonio, “todo el Gobierno comenzó a llamarle delincuente confeso”, lo que le causó “un daño irreparable” a nivel personal y profesional.


El juicio a García Ortiz y las tensiones institucionales

El juicio al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, se sigue en el Supremo tras la querella presentada por González Amador por revelación de secretos. El proceso ha vuelto a poner el foco en las tensiones entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid, así como en el papel de la Fiscalía General en casos con implicaciones políticas.

Durante la sesión, se recordaron también las declaraciones previas de altos cargos de la Comunidad de Madrid, como el jefe de Gabinete de Ayuso, que reconoció haber advertido de que “el fiscal general iría p’alante”.

 Un juicio histórico en la democracia española

El juicio a Álvaro García Ortiz, actual fiscal general del Estado, marca un hecho sin precedentes en la historia democrática española.
El proceso, que se celebra en el Tribunal Supremo, estará presidido por siete magistrados de la Sala de lo Penal, encargados de determinar si García Ortiz filtró un correo electrónico del abogado de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, en el que se reconocía una supuesta defraudación a Hacienda.

Pese a la gravedad de la acusación, el juez Ángel Hurtado ha decidido que el fiscal general mantenga su cargo mientras dure el proceso judicial, que se prevé se alargue durante dos semanas.


El origen del caso: el correo del abogado de González Amador

Todo comenzó el 2 de febrero de 2024, cuando Carlos Neira, abogado del empresario Alberto González Amador, remitió a la Fiscalía un correo electrónico con una propuesta de pacto.
En él se reconocía la posibilidad de que su cliente hubiera cometido un delito contra la Hacienda Pública.

Durante más de un mes, el contenido de ese correo permaneció reservado. Sin embargo, el 12 de marzo de 2024, varios medios de comunicación publicaron que la pareja de Ayuso podría haber defraudado dinero al fisco.
Al día siguiente, desde la Comunidad de Madrid, el portavoz Miguel Ángel Rodríguez negó esa versión y aseguró que fue la Fiscalía la que había propuesto el pacto.
Esa misma noche, según la investigación, se habría producido la presunta filtración del correo.


La posición del fiscal general

Durante su declaración ante el Tribunal Supremo, García Ortiz negó “rotundamente” haber filtrado información confidencial.
El magistrado instructor, no obstante, considera que existen “indicios razonables” de que la filtración pudo salir de la Fiscalía.

El propio Alberto González Amador ha asegurado que la publicación del correo electrónico vulneró su derecho a la intimidad y afectó a su reputación:

“Todo eso me ha ido lastrando”, declaró ante el tribunal.


Un proceso sin retransmisión pública

Aunque se trata de un juicio inédito en España, el Tribunal Supremo ha decidido no retransmitir las sesiones en directo.
A lo largo del proceso declararán unos cuarenta testigos, entre ellos políticos, periodistas y miembros de la Guardia Civil.
El último en declarar será el propio Álvaro García Ortiz, quien sigue al frente de la Fiscalía General del Estado durante la vista.


Qué consecuencias puede tener el juicio

Si el Tribunal Supremo declarara culpable al fiscal general, la sentencia podría implicar:

  • Entre 4 y 6 años de cárcel,

  • 12 años de inhabilitación para ejercer un cargo público,

  • y una multa superior a los 400.000 euros.

Por el momento, el proceso continúa abierto, y se espera que el fallo se conozca antes de final de mes.


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