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Psicología

Cómo mejorar la autoestima en 5 pasos prácticos

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cómo mejorar la autoestima

Tener una buena autoestima es esencial para vivir con plenitud, tomar mejores decisiones y mantener relaciones sanas. Si alguna vez te has sentido inseguro o con baja confianza, no estás solo. La buena noticia es que la autoestima puede desarrollarse con práctica diaria.

A continuación, te comparto 5 pasos prácticos para mejorar tu autoestima y fortalecer tu bienestar emocional.


1. Identifica tus pensamientos negativos

La autoestima comienza en la mente. Muchas veces nos hablamos con dureza o nos enfocamos solo en nuestros defectos.

¿Qué puedes hacer?

  • Lleva un diario y anota tus pensamientos autocríticos.

  • Cuestiónalos: ¿son ciertos? ¿Dirías eso mismo a alguien que quieres?

  • Sustitúyelos por afirmaciones más compasivas y realistas.

🔁 Ejemplo: Cambia “soy un fracaso” por “hoy fallé, pero estoy aprendiendo”.


2. Practica el autocuidado consciente

Cuidarte físicamente también tiene impacto en cómo te sientes contigo mismo. Dormir bien, alimentarte de forma equilibrada y moverte son pilares del amor propio.

¿Cómo aplicarlo?

  • Establece rutinas de descanso y alimentación.

  • Encuentra actividades físicas que disfrutes (no tienen que ser intensas).

  • Dedica tiempo para ti, aunque solo sean 15 minutos al día.

💡 Tip: El autocuidado no es egoísmo, es una necesidad básica.


3. Rodéate de personas que te valoran

El entorno influye fuertemente en la percepción que tenemos de nosotros mismos. Si te rodeas de personas críticas o tóxicas, tu autoestima puede resentirse.

¿Qué puedes hacer?

  • Evalúa tus relaciones actuales: ¿te apoyan o te desgastan?

  • Acércate a quienes te valoran y te hacen sentir bien.

  • Aprende a poner límites cuando sea necesario.

🌱 Recuerda: Tu valor no depende de la aprobación de otros.


4. Establece metas pequeñas y realistas

Lograr objetivos, por más pequeños que sean, refuerza tu confianza y te demuestra que eres capaz.

¿Cómo empezar?

  • Elige una meta sencilla (leer 10 minutos al día, salir a caminar 3 veces por semana).

  • Cúmplela con constancia.

  • Celebra tus logros sin minimizar su importancia.

🎯 La autoestima se alimenta del progreso, no de la perfección.


5. Habla contigo mismo con amor

La forma en la que te hablas a ti mismo influye en tu estado de ánimo y autoestima. Desarrolla una voz interior amable.

Técnicas útiles:

  • Escribe cartas de aliento a ti mismo.

  • Utiliza afirmaciones positivas (ej: “soy suficiente tal como soy”).

  • Perdónate por tus errores y enfócate en lo que puedes aprender.

💬 Tú eres la persona con la que más hablas al día. Haz que esa voz sea tu aliada.

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Psicología

Si duermes con la puerta cerrada, la psicología tiene algo que decir sobre ti

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El somnífero natural de Mercadona por menos de 4 euros
PIXABAY

Cerrar o no la puerta del dormitorio al dormir es un hábito cotidiano que puede parecer trivial, pero que tiene implicaciones psicológicas, emocionales y de bienestar. De hecho, varios estudios y expertos en psicología han analizado este gesto tan cotidiano y sus posibles efectos sobre la calidad del sueño, la percepción de seguridad y la personalidad.

¿Qué dice la psicología sobre cerrar la puerta al dormir?

Desde el punto de vista psicológico, cerrar la puerta del dormitorio puede estar relacionado con:

  • Búsqueda de seguridad: muchas personas sienten una mayor sensación de protección al dormir con la puerta cerrada, lo que reduce la ansiedad y facilita un sueño más profundo.

  • Necesidad de intimidad: quienes valoran su espacio personal suelen cerrar la puerta para evitar interrupciones, ruidos externos o la sensación de estar expuestos.

  • Control del entorno: algunas personas con tendencia a la organización o a la planificación suelen cerrar la puerta como parte de su rutina de control del espacio.

Por otro lado, quienes duermen con la puerta abierta pueden estar más relajados frente a su entorno y tienden a sentir menos preocupación por posibles imprevistos.

Beneficios de dormir con la puerta cerrada

  1. Mayor privacidad: evita que otros miembros del hogar o mascotas entren y alteren el descanso.

  2. Reducción de ruidos externos: ayuda a minimizar el impacto del ruido, especialmente en viviendas con varias estancias ocupadas.

  3. Sensación de refugio: psicológicamente, una puerta cerrada genera un entorno más controlado, lo que disminuye el estrés y la ansiedad nocturna.

  4. Aislamiento térmico: aunque no es un factor psicológico, mantener la puerta cerrada puede ayudar a conservar la temperatura del dormitorio, creando un ambiente más cómodo para dormir.

Aspectos de personalidad asociados

Según algunos estudios de psicología ambiental y de hábitos domésticos:

  • Personas que cierran la puerta: suelen ser más introspectivas, organizadas y buscan mantener un espacio privado seguro.

  • Personas que duermen con la puerta abierta: pueden ser más extrovertidas, confiadas y con menor preocupación por la seguridad física.

Por supuesto, estos son patrones generales y no determinan la personalidad de forma absoluta.

¿Influye en la calidad del sueño?

Dormir con la puerta cerrada puede ayudar a reducir estímulos externos, mejorando la profundidad del sueño. Un entorno controlado, silencioso y con menos interrupciones facilita que el cerebro entre en fases de sueño reparador más fácilmente.

Sin embargo, en casos de claustrofobia o ansiedad por encierro, dormir con la puerta abierta puede ser una mejor opción para evitar despertares nocturnos causados por la sensación de confinamiento.

Conclusión: un pequeño hábito con gran impacto psicológico

Cerrar la puerta al dormir puede parecer un gesto cotidiano sin importancia, pero para la psicología puede reflejar cómo percibimos nuestro espacio, nuestra seguridad y nuestra necesidad de intimidad. Si este hábito te ayuda a sentirte más tranquilo y descansar mejor, seguir cerrando la puerta puede ser una práctica positiva.

En cambio, si sientes ansiedad al hacerlo, mantenerla abierta no significa algo negativo, sino simplemente una preferencia personal. En definitiva, este pequeño detalle revela más de nuestra mente y nuestros hábitos de lo que podríamos imaginar.

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