Salud y Bienestar
Las claves para afrontar la llegada de un segundo hijo
Publicado
hace 4 añosen
La llegada de un segundo hijo es tan feliz y especial como la del primero, sin embargo, también representa un reto de organización, paciencia y un golpe para la economía. Estar preparados para los cambios que vendrán es la mejor forma de que los padres y el primogénito disfruten del acontecimiento. Desde Nanas & Co, la empresa de selección de personal doméstico referente en su sector, dan una serie de consejos para sobrevivir a la llegada de un nuevo retoño:
Preparar al primer hijo para convertirse en hermano mayor
Hay que hacerlo partícipe de las experiencias, compartir con él cada situación, las decisiones y ayudarlo a encajar en el proceso. Cada niño es distinto y depende de muchos factores, como la edad o la personalidad, que lo vivan con mayor o menor ansiedad. Hay que explicarle qué va a suceder, cuándo, cómo serán las rutinas una vez el nuevo bebé llegue… y conviene hacerlo antes, para que el niño no asocie un cambio importante que le genere conflicto con la llegada del nuevo miembro.
Dejar que el primogénito exprese sus emociones (del tipo que sean)
Si a pesar de los esfuerzos y de seguir los consejos de los expertos, se da algún episodio de celos o mal comportamiento, hay que facilitar que el niño se exprese; y como padres, hay que escuchar y entender para así poder contener, que no bloquear o reprimir, sus sentimientos negativos, para obtener pistas de lo que le sucede y poder actuar.
Organizarse, planificar las tareas y el presupuesto familiar
Ahora, más que nunca, conviene ser rigurosos con los horarios y las rutinas para poder atender las necesidades y obligaciones de cada integrante. Así como, revisar qué enseres se pueden reutilizar del primer hijo y ajustar el presupuesto económico.
Aprender a delegar y a confiar en otras personas el cuidado de los hijos
La llegada del segundo hijo no consiste únicamente en redoblar los esfuerzos y multiplicar por dos las atenciones a los hijos. En la mayoría de los casos, supone mayor estrés y ansiedad y culpabilidad. Quizá es el momento adecuado para entregarse a manos expertas y contratar a una nanny cualificada que cuide a los pequeños y apoye en las tareas domésticas para no acabar con la paciencia y harmonía familiar.
Aprender a gestionar el estrés
No hay que pretender tenerlo todo bajo control. Con un niño ya resulta difícil, pero con dos, y en edades tempranas, resulta imposible. Hay que tratar de relajarse y disfrutar de esta nueva y preciosa etapa. Los primeros meses será especialmente exigentes y agotadores para los padres; para que no sea un cambio brusco, se pueden ir estableciendo rutinas de alimentación y sueño con el hijo mayor (especialmente si éste tiene menos de dos años de edad), con el objetivo de que cuando nazca el bebé, puedas llevar mejor el cansancio y el estrés de la crianza de los dos niños.
Comunicarse
Al igual que en otros aspectos del matrimonio, una adecuada comunicación es clave. Más que dividir las responsabilidades en el cuidado de los hijos, es importante que los padres hablen y acuerden claramente quién hará qué cosa, además de trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas que surjan.
Pasar tiempo de calidad en pareja
Criar y educar es agotador, pero no hay que olvidar que en la pareja tiene que haber entendimiento, respeto, intimidad y pasión. Conectar emocionalmente con la pareja repercutirá positivamente en el bienestar físico y emocional, y por consiguiente en la propia felicidad y la de la familia, los niños que viven en un núcleo familiar en el que reina la paz, el amor, la comunicación, crecen felices, confiados y seguros de sí mismos.
Dedicarse tiempo a uno mismo
Ya sea porque como padres, la autoexigencia es alta, o porque es lo que la sociedad espera, lo cierto es que, cuando se tienen hijos, se deja para un último lugar darse un respiro. No obstante, para poder cuidar es necesario cuidarse. Por eso, es importante organizarse y buscar tiempo para mantener algún hobby, hacer deporte, darse algún capricho o dejarse mimar en un tratamiento de belleza.
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La Navidad es una época llena de celebraciones, reencuentros familiares y abundantes cenas, pero también puede ser un período en el que muchas personas experimentan trastornos del sueño. A pesar de que las fiestas deberían ser sinónimo de relajación y descanso, la realidad es que el estrés, las alteraciones en la rutina y otros factores propios de la temporada pueden dificultar un sueño reparador. A continuación, exploramos las razones por las que durante la Navidad muchas personas duermen peor y cómo podemos intentar mejorar la calidad del sueño en estas fechas tan ajetreadas.
1. Alteración de las rutinas
Durante las festividades, las rutinas diarias suelen verse interrumpidas. Las cenas, las reuniones familiares y los compromisos sociales pueden hacer que nos acostemos más tarde de lo habitual, lo que afecta negativamente nuestro reloj biológico. El cuerpo humano tiene un ciclo natural de sueño y vigilia que puede desajustarse fácilmente cuando cambiamos nuestros horarios de descanso. Al no seguir un horario regular de sueño, es más probable que nos sintamos cansados o que tengamos dificultades para dormir.
2. Estrés y preocupaciones navideñas
Aunque la Navidad es sinónimo de alegría para muchos, también puede generar estrés. Las compras de último minuto, las celebraciones familiares, la planificación de viajes y la presión por cumplir con todas las expectativas sociales pueden causar ansiedad. Esta tensión emocional puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta la capacidad del cuerpo para relajarse y conciliar el sueño. Las preocupaciones sobre los regalos, las cenas o incluso los compromisos laborales pueden mantener nuestra mente activa durante la noche, dificultando el descanso.
3. Comidas copiosas y alcohol
Las cenas y comidas abundantes son parte esencial de las celebraciones navideñas, pero la cantidad y el tipo de alimentos consumidos pueden influir negativamente en la calidad del sueño. El consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares puede aumentar la actividad digestiva durante la noche, provocando molestias estomacales y dificultando que el cuerpo entre en un estado de relajación necesario para dormir. Además, el alcohol, aunque inicialmente pueda inducir somnolencia, interrumpe los ciclos de sueño y reduce la calidad del descanso, lo que puede provocar despertares frecuentes a lo largo de la noche.
4. Falta de ejercicio físico
Durante las fiestas navideñas, muchas personas disminuyen su nivel de actividad física debido a las vacaciones o a las celebraciones. El ejercicio regular es esencial para un sueño saludable, ya que favorece la relajación del cuerpo y la liberación de endorfinas. Sin embargo, en Navidad, el sedentarismo aumenta debido a la cantidad de tiempo que pasamos en reuniones o en actividades que no requieren esfuerzo físico. Esto puede dificultar la conciliación del sueño, ya que el cuerpo no está lo suficientemente cansado para descansar de manera profunda.
5. Cambios en el ambiente de sueño
Las visitas a familiares o la llegada de familiares a nuestra casa también pueden alterar nuestro entorno de descanso. Dormir en un lugar diferente al habitual o compartir espacio con otras personas puede generar incomodidad y dificultar el sueño. Además, la decoración navideña, con luces brillantes y colores llamativos, puede interferir con el ambiente relajante necesario para dormir bien. Las luces intensas, como las de los árboles de Navidad o las decoraciones externas, pueden alterar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
6. Sobrecarga de estímulos sensoriales
La Navidad es una época cargada de estímulos visuales, auditivos y emocionales. Las luces brillantes, la música festiva y el bullicio de las reuniones familiares pueden mantenernos en un estado de alerta constante. Este exceso de estímulos puede dificultar que nuestra mente se relaje antes de acostarnos, retrasando la conciliación del sueño. Además, el ruido generado por las celebraciones o los fuegos artificiales puede interferir en un descanso tranquilo y reparador.
7. Cambios en la exposición a la luz natural
En invierno, los días son más cortos y la exposición a la luz natural disminuye, lo que puede alterar la producción de melatonina y afectar nuestro ritmo circadiano. Este desajuste de la luz natural y artificial, sumado a los cambios en los horarios durante las festividades, puede dificultar la sincronización de nuestro reloj biológico y empeorar la calidad del sueño. El aumento del uso de pantallas electrónicas (como smartphones, tabletas y televisores) por la noche también puede inhibir la producción de melatonina debido a la luz azul emitida por estos dispositivos.
¿Cómo mejorar el sueño en Navidad?
A pesar de que la Navidad puede traer consigo una serie de factores que afectan el sueño, hay varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso durante estas fechas:
- Mantener una rutina de sueño regular: Intenta mantener los horarios de acostarte y levantarte lo más consistentes posible, incluso durante las vacaciones.
- Evitar comidas copiosas y alcohol antes de acostarse: Trata de cenar de forma ligera y no consumir alcohol en exceso en las horas previas al sueño.
- Realizar actividad física: Aun durante las vacaciones, intenta incorporar ejercicio físico moderado durante el día para ayudar a tu cuerpo a relajarse por la noche.
- Crear un ambiente relajante: Asegúrate de que tu espacio de descanso sea cómodo, oscuro y silencioso. Si es necesario, usa tapones para los oídos o una máscara para los ojos.
- Limitar los estímulos antes de acostarse: Reduce el uso de dispositivos electrónicos y baja la intensidad de las luces al menos una hora antes de dormir.
- Practicar técnicas de relajación: La meditación, la lectura o tomar un baño caliente pueden ayudarte a calmar tu mente y preparar tu cuerpo para el sueño.
Conclusión
La Navidad puede ser una época de mucha diversión y alegría, pero también puede alterar nuestros hábitos de sueño debido al estrés, la interrupción de las rutinas, la comida y la bebida en exceso, y la sobrecarga de estímulos. Para disfrutar de unas fiestas más relajadas y descansar mejor, es fundamental prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables que nos ayuden a mantener la calidad del sueño.
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