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Valencia

La ‘Crida’ de las Fallas 2024 deja 43 atendidos por lipotimias, ansiedad e intoxicaciones

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Crida Fallas 2024 atendidos
Foto: Toni Cortés

El acto de la ‘Crida’ de las Fallas 2024, celebrado este domingo en las Torres de Serranos, ha dejado con 43 personas atendidas por Cruz Roja, la mayoría por lipotimias, ansiedad e intoxicaciones, según se desprende del informe de Cruz Roja.

Durante el acto que ha dado el inicio a las fiestas falleras de este año, se han atendido a 30 mujeres y 13 hombres. Del total, 13 personas han sido asistidas por lipotimias, 10 por crisis de ansiedad, siete por intoxicaciones y otras siete por cuerpo extraño en ojo.

Los efectivos de Cruz Roja han asistido a dos personas por traumatismo, a una por patología cardíaca y a otra por herida, y han evacuado hasta centros sanitarios a dos personas en ambulancia de tipo C, a una en ambulancia tipo B, una persona ha sido trasladada por sus medios y otra por motivo no especificado. De ellos, uno ha sido por arritmia, otro por posible ictus y otro por una crisis convulsiva.

En total, han conformado el dispositivo del acto seis vehículos de Cruz Roja –dos vehículos de transporte, dos ambulancias tipo C, una ambulancia tipo B y un vehículo de coordinación– y nueve miembros del personal sanitario –cuatro enfermeros, dos médicos y tres coordinadores–.

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Valencia

VÍDEO| El desgarrador testimonio de Santiago Posteguillo, afectado por la DANA

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Santiago Posteguillo DANA
Santiago Posteguillo

Santiago Posteguillo denuncia la falta de ayuda tras la DANA en Valencia: «Es muy cruel no avisar, pero aún más no ayudar»

El escritor valenciano expresa su indignación por la inacción institucional tras la catástrofe

El reconocido escritor de novela histórica Santiago Posteguillo, uno de los afectados por la DANA que azotó Valencia, compartió su experiencia personal ante el Senado. En un emotivo discurso, Posteguillo relató el desamparo vivido en Paiporta, donde reside a escasos metros del barranco del Poyo, y criticó la falta de apoyo de las instituciones, calificando de «cruel» no solo la falta de avisos ante el desastre, sino sobre todo la ausencia de ayuda tras el mismo.

Un relato de desesperación y abandono institucional

Durante su intervención en la Cámara alta, Posteguillo destacó la «sensación de abandono» experimentada por él y muchos otros en las zonas afectadas por las inundaciones. En su relato, mencionó que al día siguiente de la catástrofe, y después de enfrentar seis horas de torrente ininterrumpido, esperaba la llegada de cuerpos de rescate, sin embargo, «al amanecer no había nadie».

La situación era tan extrema que en plena plaza encontró el cadáver de una joven con su madre, sin que la Policía o el Ejército acudieran al lugar.

Posteguillo hizo hincapié en la falta de coordinación y respuesta institucional, recordando que no fue hasta el tercer día que comenzaron a llegar los primeros voluntarios, mientras los vecinos enfrentaban «saqueos», «coches volcados» y «barro por todas partes».

«Es incomprensible que en un escenario del siglo XXI, en una ciudad como Valencia, la respuesta haya sido tan lenta y tan insuficiente», reflexionó el autor.

La crítica a la actuación de las instituciones en plena catástrofe

En su discurso, el escritor comparó la reacción de los representantes públicos actuales con los de la antigua Roma, ironizando que, mientras hace 2.000 años los dirigentes «se mataban entre ellos», hoy «apuñalan al pueblo».

La contundente declaración refleja el sentimiento de indignación de miles de valencianos, quienes, según Posteguillo, se han sentido «traicionados» por las instituciones que, en teoría, debían protegerlos.

Un escape entre la devastación y la autogestión de los vecinos

Describiendo escenas de una devastación que «no había visto en la vida», Posteguillo relató su recorrido a pie hacia su residencia en Valencia. A su paso, encontró «colas de personas con cubos en busca de agua», edificios destrozados y cadáveres que aún no habían sido retirados.

«No se pueden imaginar lo que está pasando esta gente en Paiporta, Algemesí y Alfafar», explicó el novelista, lamentando la escasez de recursos para aquellos que necesitan «más que solo palas» para limpiar calles y reanudar la vida cotidiana.

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