Firmas
‘¿Cuál es la España que queremos?’, por Jose Antonio Sorzano
Publicado
hace 8 añosen
De
Foro de Opinión: José Luis Sampedro
El otro día, no recuerdo en que cadena televisiva, pude observar una especie de encuesta donde se cuestionaba que políticos habían sido más brillantes para España, en estos últimos 40 años de nuestra Democracia. Pues bien, el resultado dio como ganadores por goleada a los políticos de los distintos partidos políticos que codo con codo hicieron posible una Transición modélica de la Dictadura franquista a la Democracia, coronada finalmente en 1978 con nuestra actual Constitución.
En estos momentos, dentro del mejor periodo que ha vivido nuestro país en los últimos 40 años, es cuando se está cuestionando de nuevo con extrema virulencia la separación de Cataluña del resto de España, a través de un proceso totalmente ilegal e inconstitucional. Proceso, ante el cual los políticos tendrían que dar la talla dentro del marco de sus maravillosos sueldos, y por el contrario no andar enfangados y deambulando como pollos sin cabeza buscándole una posible solución al llamado “Problema Catalán”, como en su día lo denomino el propio Ortega y Gasset.
Mis canas recuerdan no sin cierta nostalgia, siendo que por aquel entonces era un joven profesional en las primeras Cortes Constituyentes, las horas y horas empleadas por aquellos dos monstruos de la Transición política, Fernando Abril Martorell vicepresidente del gobierno de la UCD y Alfonso Guerra , por aquel entonces vicesecretario general del Psoe, dando larguísimos e interminables paseos por el llamado “pasillo de los pasos perdidos” que circunda el hemiciclo del Congreso de los Diputados, intentando consensuar posiciones políticas para poder afianzar nuestra joven Democracia en todos los pueblos de España, incluido por supuesto el pueblo catalán. De aquellos interminables paseos de kilómetros y kilómetros de pasillo, surgió finalmente la luz verde que diera paso a nuestra Carta Magna o Constitución; autentica Ley de Leyes garantista de los derechos de todos los pueblos de España, así como de todos sus ciudadanos por igual.
Pues bien, al igual que al presidente de la República española D.Manuel Azaña, por cierto nada sospechoso de ser un fascista irredento, le pillo a traición y con el pie cambiado, Lluís Companys, encarcelado por la República por golpista, al proclamar unilateralmente el “Estado catalán dentro de la República federal española”, es ahora cuando los descendientes de aquellos próceres catalanes quieren hacer lo mismo, pero esta vez a través de un referéndum para nada contemplado en nuestra Ley de Leyes, llamada Constitución española. Todo ello, ante el desconcierto de toda nuestra clase política que desgraciadamente no paran de decir autenticas incongruencias constitucionales dirigidas siempre a gusto del oyente y consumidor de turno.
Ante todo esto tenemos a un presidente Rajoy, que aun no ha movido ni una sola ficha al respecto. Así como a un Pedro Sánchez, que como no sabe, por lo visto, como meterle mano al Orteguiano ”Problema Catalán”, sin que se le cabreen sus socios del PSC, ahora nos sale a falta de mas y consistentes argumentos, con la copla de una España “nación de naciones” y ole!! Propuesta que haría volverse a la tumba al mismísimo ferrolano y fundador del Psoe, D. Pablo Iglesias, alias “el abuelo”. Todo eso, por no hablar del otro Pablo Iglesias, el Podemita, que pretende cambiarle el nombre al invento apostando por un “novedoso” Estado plurinacional, que viene a ser como el que tenemos de facto. En fin……..
Yo desde luego a todos estos novilleros de la política, los llevaría una semana a aprender un poco de Derecho Constitucional, pues mucho me temo que en esta materia andan un tanto desangelados. A este respecto, yo creo que los unos y los otros lo primero que tendrían que hacer es aprenderse de memoria los conceptos básicos que pretenden proponer, como son el de Nación, Estado, Federalismo y Confederación.
Mezclar el concepto de Nación con el de Estado, según los que realmente saben de esto que son los constitucionalistas, sería como mezclar las “churras con las merinas”, ya que mientras el concepto de Nación no deja de ser únicamente sociológico, reuniendo un número determinado de personas alrededor de una misma cultura común .El concepto de Estado es puramente político y territorial. Por lo tanto, no se comprende un Estado sin la plena soberanía sobre un territorio. Mientras que si se puede contemplar una nación sin un Estado o territorio definido. Lo que nos llevaría a contemplar naciones como por ejemplo la gitana, diseminada por el mundo entre diferentes Estados. O bien, Estados plurinacionales que albergan a una o varias nacionalidades, como puede ser por ejemplo, hoy por hoy, el propio Estado español de las “nacionalidades o regiones” según lo recoge nuestra propia Constitución.
Pero lo peliagudo viene cuando se intenta tratar ese concepto de federalismo asimétrico defendido por el Psoe, para intentar mantener sus votos en Cataluña. Consiguiendo con esto únicamente aplicar desigualdad entre todos los territorios dentro del mismo Estado federal. Olvidándose de este modo, de que la base del federalismo es precisamente la total igualdad en obligaciones y derechos entre las personas que integran el Estado soberano. No pudiéndose contemplar por tanto, la más mínima posibilidad de secesión o independencia de ningún territorio que compone dicho Estado federal por muy “asimétrico” que este sea o se llame.
Aquí la única y cruda realidad que viene a simplificarlo todo, seria que el fin último de los independentistas tanto catalanes como vascos, se sustentaría, como mínimo, en conseguir una “confederación asimétrica de estados independientes del País Vasco y Cataluña, con el resto España”. Logro, que les daría alas y base juridica suficiente para irse del Estado español cuando ellos quisieran.
Y yo me pregunto? Para que nos ha servido más de cinco siglos desde la reunificación de las coronas de Castilla y Aragón, para forjar un Estado fuerte y vigoroso, como es España, para que después de todo este tiempo nos vengan ahora a intentar trocearla como un pastel de manzana. Pues bien, si después de quinientos años se quiere trocear mi país, patria, nación, Estado o como se le quiera llamar, yo EXIJO como republicano de pro, participar igualmente con mi voto en la decisión última y democrática de todo el pueblo español. Entre otras razones, porque ni España es nada sin el País Vasco y Cataluña, ni estos dos territorios son nada sin España.
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José Luis Fortea
………….corría el verano de 1975, aquel en el que no cesaba de sonar en las radios el Bimbó de Georgie Dann, que acabaría siendo declarada oficialmente la canción del verano, aquel en el que Televisión Española emitía su series detectivescas de moda, las de “Tony Baretta” y “Kojak” y que amenizaba desde el pasado mes de abril, la noche de los sábados, con un nuevo programa llamado “Directísimo”, presentado por un joven bilbaíno de treinta y tres años, de grandes bigotes, llamado José María Íñigo Gómez.
Bernard Thévenet
Aquel verano, en el que ganaba el tour, contra todo pronóstico, el francés Bernard Thévenet, imponiéndose a un Eddy Merckx, líder desde la sexta jornada, que había sido golpeado por un espectador en su costado derecho en el ascenso al Puy de Dome, presentando desde entonces unas molestias que le harían perder a partir de aquella etapa, la decimocuarta, el maillot amarillo y que no lo volvería a recuperar, de un periodo estival más que sofocante y tórrido, en el que una caña en aquellos días costaba entonces diez pesetas, de aquel verano, el del 75, el último del jefe del Estado español, que fallecería cinco meses más tarde.
Qué pasó un 22 de julio
El martes 22 de julio, de un día como hoy, de hace más de cuarenta años , a unos cincuenta y tres kilómetros de Sevilla, en el término municipal de Paradas, iba a tener lugar uno de los sucesos más trágicos de los últimos tiempos, que acabaría por convulsionar la vida de sus cerca de ocho mil habitantes, de un terrible episodio que en los juzgados terminaría conociéndose como el expediente 20/75.
A unos cuatro kilómetros de la mencionada población de Paradas, se encuentra la finca de los Galindos, perteneciente, desde hace seis años, a Gonzalo Fernández de Córdoba y Topete, marqués de Grañina, donde suele acudir esporádicamente, en tiempo estival, sin la compañía de su mujer, María de las Mercedes Delgado Durán. Al frente del aludido inmueble, se encuentra Manuel Zapata Villanueva, de cincuenta y nueve años, antiguo legionario y miembro de la Guardia Civil, que allí vive junto a su mujer Juana Martín Macías, de cincuenta y tres años, desempeñando las tareas de capataz, en unos terrenos dedicados principalmente al cultivo de la aceituna.
En el cortijo trabajan siete personas, tres tractoristas y cuatro temporeros, que a eso de las ocho de la mañana, de aquel martes día 22, ya se encuentran allí para ponerse a bregar, antes de que el sol les ajusticie con esos 49 ºC que alcanzarán a lo largo de aquella misma mañana. Zapata, como de costumbre, es quien distribuye “la faena”, mandando a las alpacas, a medio kilometro de la finca, al tractorista José González Jiménez, a un segundo tractor, junto con tres braceros, a la parte posterior del cerro y al tercer tractorista Ramón Parrilla a regar garrotes (que son los troncos de los olivos metidos en bolsas con tierra) de una jornada laboral que se prolongará hasta la una, momento en el que harán un alto en el camino para almorzar, durante cerca de media hora, y proseguir hasta eso de las cuatro de la tarde, cuando el mercurio se encarame en lo más alto de los termómetros respondiendo al calor abrasivo de esos casi cincuenta grados.
Y es entonces, sobre esa hora de las cuatro de la tarde, cuando el grupo de los tres temporeros que se encuentran en la parte del cerro observan salir un humo negro y espeso del cortijo, dirigiéndose rápidamente hacia allí.
Al llegar al lado de la verja de la entrada, encuentran restos de lo que parece un reguero de sangre, que les hace presagiar que alguien pudiera haber resultado herido, de un rastro abundante que dibujando un movimiento sobre la tierra serpenteante poco a poco se va diluyendo hasta llegar a desaparecer, por lo que Antonio Escobar, uno de aquellos trabajadores, acude raudo hacia el cuartel de la Guardia Civil, para dar el pertinente aviso, mientras Antonio Fenet Pastor, que lleva cinco años trabajando las tierras de Los Galindos, divisa lo que le da la sensación son dos cuerpos mutilados en aquel fuego que acelerado con gasolina desprende un olor más que nauseabundo, decidiendo no indagar más, hasta la llegada de la Benemérita.
No tardan mucho en personarse en el cortijo el cabo Raúl Fernández acompañado de un número de la Guardia Civil, para realizar las primeras diligencias de investigación. Al entrar en la casa, observan, al lado de una mesa camilla, otro gran charco de sangre, cuyo rastro se dirige pasillo arriba, hacia donde se encuentra la puerta de una habitación cerrada con un candado, colocado en la parte exterior, que fuerzan para poder acceder a su interior, encontrándose una vez dentro, el cuerpo de Juana Martín, la mujer del capataz, con la cabeza destrozada, golpeada por algún objeto romo, no hallándose nada más reseñable en la vivienda.
En el exterior, donde todavía permanece encendido aquel fuego, aparecen los restos casi calcinados del tractorista José González, Pepe, de 27 años y su esposa Asunción Peralta, seis años mayor que él, de 34 años, a quien al parecer había ido a recoger al pueblo para traerla allí, en algún momento de aquel día, aparcando su seiscientos de color crema en la entrada del cortijo, desconociéndose los motivos.
En la cuneta del llamado Camino de Rodales, cubierto con un montón de paja, se descubre un cuarto cuerpo sin vida, el del jornalero Ramón Parrilla, de 40 años de edad, tractorista eventual de la finca, muerto de un disparo de escopeta.
De Zapata, el capataz de la finca de Los Galindos, no hay rastro alguno, por lo que las primeras sospechas recaen sobre este, emitiéndose incluso, a la mañana siguiente, por el recién llegado juez del juzgado de Écija (al estar el de Carmona de vacaciones) Andrés Márquez Aranda la pertinente orden de busca y captura.
Al parecer, en los mentideros del pueblo, se decía que las relaciones entre el capataz y el tractorista Pepe no eran todo lo buenamente deseables que podían ser, fruto de un intento de José González por cortejar a una de las hijas de Zapata, negándose este a dicha relación, enemistando en cierta manera a ambos. Lo cual fue considerado como un posible móvil de aquel crimen, aunque no resolvía las dudas existentes sobre las restantes muertes.
Y fue entonces cuando tres días más tarde, el 25 de julio apareció el cadáver del capataz, que tras la autopsia realizada determinaría que había resultado ser la primera de las víctimas de aquel crimen que ya sumaba con esta, cinco muertes, desarbolando la hipótesis que se había venido considerando como probable.
El sumario del caso, el denominado expediente número 20 de 1975, con más de mil trescientos folios, ha dado a lo largo de la historia numerosas elucubraciones y teorías que no han podido resultar finalmente probadas, recayendo durante años las sospechas, tras haber sido encontrado el cuerpo de Manuel Zapata, sobre José González Jiménez que juzgado y condenado por el pueblo tendría que esperar hasta la exhumación de los cadáveres mediante orden emitida por el juez Heriberto Asensio que acabaría determinando que el “sospechoso” era, de igual forma, triste víctima de este suceso, y que además en opinión del prestigioso médico forense Luis Frontela Carreras, estudiando aquellas manchas de sangre en el piso encontradas, concluiría que a –“Juana la arrastraron desde el comedor hasta el dormitorio entre dos personas por lo menos”- .
Transcurrido los plazos legales previstos sin encontrarse el culpable de estos hechos, la causa quedaría archivada en el año 1988, y siguiendo el principio que extingue la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo, siendo para este tipo de delitos el previsto de veinte años, fue por tanto declarado su prescripción en 1995, a los veinte años de haberse cometido.
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