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Daniel Monzón: Nací para ser cineasta, sobre todo después de ver «King Kong»

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Daniel Monzón: Nací para ser cineasta, sobre todo después de ver "King Kong"

València, 7 ago (EFE/Carla Aliño).- El cineasta Daniel Monzón (Palma de Mallorca, 1968, y residente en Rocafort, Valencia) explica en una entrevista con EFE que su vida gira en torno al séptimo arte desde que vio «King Kong» con 8 años, que en su tiempo libre también le gusta pasear con su perra, Lluna, leer y escuchar música, y que necesita sentir el mar cerca para vivir.

PREGUNTA: ¿De pequeño era muy peliculero?

RESPUESTA: Siempre lo he sido. De pequeño dibujaba películas en una cosa que se llamaba Cine NIC que ahora no existe. Eran una tiras de papel vegetal en las que hacías dibujos y los proyectabas en la pared y adquirían cierto movimiento. Yo grababa las bandas sonoras con mi propia voz, con efectos especiales, metía música y luego llamaba a mis vecinos de escalera y les proyectaba estas películas. Esos fueron mis primeros pasitos en el cine.

P: ¿De dónde cree que le viene esta afición por el cine?

R: Desde muy pequeño mis padres me contaban todas las noche un cuento para que me durmiera. Yo procuraba no dormirme, así que no solo era uno sino que acaban siendo hasta tres. Les gustaba cambiar los cuentos, modernizarlos, meter elementos divertidos. Ese era el momento del día que más me gustaba y me convirtió en un narrador nato.

Esto se mezcla con que mi abuela me llevó a los 8 años a un cine club que había en la Finca Roja de València a ver «King Kong», la antigua (1933). Fue una especie de epifanía, me trasladé a otro universo, viví la aventura, me identifiqué claramente con el gorila y salí de esa sesión completamente transformado. No sabía lo que había ocurrido ni lo que era el cine, pero sí que quería dedicar mi vida a eso. Fue una especie de llamada. Desde ese momento no cejé en mi empeño de hacer cine algún día.

P: ¿En su tiempo libre también le gusta ir al cine?

R: Sí, sin duda. En mi tiempo libre escucho música, leo, me gusta mucho pasear, viajar y ver cine, tanto en televisión como en sala, aunque procuro ir mucho a la sala porque la experiencia inmersiva que te proporciona es diferente a verla en televisión.

P: Dice que le gusta pasear, y creo que tiene una buena compañera de paseos.

R: Me muevo mucho y viajo mucho por trabajo, pero también me gusta cierta paz y recogimiento frente a tanto tumulto. Venir a Rocafort (Valencia) -el lugar donde reside- es como un bálsamo, y pasear por la huerta y sentir el cambio de las estaciones me encanta, y especialmente hacerlo con Lluna, mi perra.

Me ayuda mucho a pensar, a dar vueltas a historias que tengo en la cabeza, a sopesar alternativas y en ese momento entre película y película, en el que tengo que decidir meterme en algo que de verdad me gusta y apasiona porque me va a acompañar mucho tiempo de vida.

P: Sus inicios fueron como crítico de cine. Después de eso ¿es de los que aceptan bien las críticas?

R: Cuando te pasas al otro lado, no puedes estar en misa y repicando. No he vuelto a practicar la crítica. Sobre aceptarla, el haber sido cocinero antes que fraile te ayuda a entender que una crítica no deja de ser la opinión de una persona, y me interesan todas las opiniones pero no me interesa la del crítico más que la de una persona que me encuentro por la calle.

La positiva siempre te hace más gracia pero lo suyo es procurar que ni la positiva te alegre demasiado ni la mala te hunda, porque no dejan de ser opiniones de una persona.

P: ¿Qué autor, actriz y director de cine clásico le habría gustado conocer?

R: Mis grandes héroes de la infancia fueron Alfred Hitchcock, Orson Welles y Luis Buñuel. A cualquiera de los tres habría sido un sueño conocerlos.

Un actor con al que me hubiera encantado conocer y trabajar con él es Pepe Isbert, creo que es una de las grandes figuras del cine español. Y una actriz… Estaba enamorado de Grace Kelly o Gene Tierney.

P: ¿Qué película de las que ha visto le gustaría haber hecho?

R: «El hombre elefante», de David Lynch, es una película que me emociona muchísimo. Me entusiasma.

P: ¿Cuál es la última serie que ha visto?

R: La última temporada de «Stranger Things». Es excelente. Ha cogido una fuerza tremenda, los guiones están terriblemente bien concebidos y estructurados. (Los hermanos Duffer) han conseguido coger todo el universo que habían creado e insuflarle una energía y una capacidad de diversión y originalidad que me parece estupenda.

Otra serie que me gustó muchísimo es una que tendrá ocho años, «Bron». Un «thriller» sueco que es verdaderamente ejemplar. Es tenso, fantásticamente realizado, interpretado y muy ingenioso.

P: Si no se hubiera dedicado al mundo del cine, ¿qué le habría gustado ser?

R: Si te soy sincero, creo que nací para esto. Es maravilloso, este oficio es el mejor del mundo y me siento un privilegiado por poder hacer aquello que me gusta. No le pongo ningún pero, y aunque muchas veces conlleva una carga de angustia y de lidiar con muchísimos problemas, todo esto me apasiona tanto que lo llevo con gusto.

Con mi primera película me entró el miedo, no de hacerlo bien o mal, sino de pensar a ver si esto era todo una majarada infantil. Pero el primer día de rodaje sentí que había nacido para esto. Así que si no hubiera sido director de cine habría sido posiblemente un vegetal.

P: Cuando tiene un minuto libre ¿con quién o con qué le gusta pasarlo?

R: Con mi mujer, con mi hija, con mis amigos, con la gente a la que quiero. Lo mejor de la vida es eso. La gente que te quiere y a la que quieres.

P: ¿Novela, ensayo o poesía?

R: Leo muchas largas entrevistas o biografías de directores de cine, también leo revistas de cine. Pero la novela me encanta y leo mucha, y también leo ensayos y cómics.

Cuando ruedo una película leo muchísimo. Procuro dormir entre siete y ocho horas y la única manera de conciliar el sueño es cogiendo una novela. En un rodaje igual me leo veinte libros. Mi mesilla tiene dos columnas de libros.

P: Nació en Palma, se trasladó de niño a Valencia y ahora vive entre Valencia, Madrid y Barcelona. ¿Es más de mar o de montaña?

R: Necesito el mar pero me encanta la montaña. Mi padre nació en un pueblo de Teruel, en Mora de Rubielos, y todos los veranos iba a pasar buena parte del verano allí. He disfrutado enormemente en la montaña y me encanta, pero necesito vivir en un sitio donde el mar esté cerca.

No necesariamente tengo que ver el mar pero sí tengo que sentir que está cerca. La visión del mar me inspira, me equilibra, me calma, me inunda, me llena. No sé lo que tiene pero me resulta terriblemente inspirador.

P: Si se perdiera, ¿dónde habría que encontrarlo?

R: Si me perdiera adrede, procuraría que nadie me encontrara.

P: ¿Con qué tipo de música se identifica más?

R: Estoy abierto a todo. Soy un gran coleccionista de música de cine, de bandas sonoras, son parte la música clásica del siglo XX y aun del XXI. Los compositores rusos de música clásica me encantan, pero también el pop, el rock y el jazz.

Conozco todo lo que es de mi generación en profundidad pero ahora afortunadamente mi hija, que va a cumplir 16 años este año y es muy melómana y con un oído y cultura musical sorprendente para su edad, me está enseñando muchas cosas de música de ahora que me mantienen joven y conectado con fenómenos actuales.

P: ¿Algún defecto confesable?

R: No voy a tirar piedras contra mi propio tejado, hay muchos defectos pero que sean los demás los que los digan. Hay algo que creo que es un defecto pero en el caso de un director de cine puede ser una virtud: soy obsesivo. Si no tuviera una película entre manos o algo que hacer, a lo mejor eso podría ser una pesadilla para la vida normal.

P: ¿Y alguna manía o superstición?

R: No soy supersticioso porque trae mala suerte. Juego a veces a ser supersticioso. En el fondo no me lo creo pero cuando el río suena…

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Los fracasos de España en Eurovisión

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Los últimos fracasos de España en Eurovisión

España es junto a Noruega, Alemania y Austria uno de los países con más fracasos en Eurovisión. Irlanda es el más exitoso con 7 victorias, seguido por Suecia, con 6. El estudio también constató cuáles son los países ‘mejores amigos’ que suelen entregar su voto a España y viceversa. Portugal es históricamente el país que más vota a los participantes españoles. Los españoles suelen entregar su voto preferentemente a los alemanes.

Los últimos fracasos de España en Eurovisión

España, entre los países con más canciones que han sido un fracaso en las votaciones

Lamentablemente, el máximo de puntos no se puede otorgar a todos y en algunas ocasiones ocurre que hay canciones que obtienen cero votos. Noruega encabeza la lista de los países que más veces (4) se ha ido para casa con las manos vacías. España ha participado en tres ocasiones con canciones que no las ha votado nadie, la primera ‘Llámame’, en 1962 interpretada por Víctor Balaguer, la segunda en 1965, titulada ‘¡Qué bueno, qué bueno!’, por Concha Bautista y la tercera, ‘Quién maneja’, en 1983 con Remedios Amaya.

Aunque la mayoría de las canciones con cero puntos corresponden al siglo XX, Alemania y Austria se fueron a casa sin nada en 2015.

Víctor Balaguer en Eurovisión 1962.

El debut de España en Eurovisión en 1961 no fue muy exitoso. La candidatura de RTVE apenas logró ocho puntos y una novena posición con una canción que, sin embargo, ha perdurado con el paso de los años. La canción «Estando contigo» de Conchita Bautista precedió al primer gran fracaso de España en el certamen, cuando un año después Víctor Balaguer recibió el primer cero en la historia del país en Eurovisión.

El barcelonés interpretó su canción «Llámame» en el Villa Louvigny de Luxemburgo, pero no consiguió que ninguno de los jurados le otorgara los 1, 2 o 3 puntos que repartía cada país participante en ese momento. Así comenzó una de las peores rachas históricas de España en Eurovisión, ya que en los dos años siguientes obtuvo el puesto 12 con 2 y 1 punto, respectivamente.

Conchita Bautista en Eurovisión 1965.

Tras hacer historia como la primera representante española en el concurso organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), Conchita Bautista regresó al festival en 1965 decidida a mejorar su posición anterior. Lo intentó con «¡Qué bueno, qué bueno!», pero desafortunadamente acabó en la última posición con el segundo cero en la historia de España en Eurovisión.

Braulio en Eurovisión 1976.

Tras el revés de Conchita Bautista en Nápoles, España vivió su racha más exitosa en la historia de Eurovisión durante la siguiente década, sin salir del top 10 y logrando dos victorias (1968 y 1969) y dos segundos puestos (1971 y 1973).

Esta buena racha se detuvo en 1976 con la participación de Braulio y su canción «Sobran las palabras». Sin embargo, no faltaron puntos, ya que el cantante regresó a casa con apenas 11 puntos y el puesto 16 de 18 participantes.

Remedios Amaya en Eurovisión 1983.

En 1983, Remedios Amaya se preguntó quién manejaba su barca en el Rudi-Sedlmayer-Halle de Múnich. A pesar de que su actuación fue ovacionada por el público, ninguno de los jurados le otorgó puntos, sumando otro cero histórico para España en el festival.

Patricia Kraus en Eurovisión 1987.

El famoso tenor Alfredo Kraus fue el padrino excepcional de la candidatura española en Eurovisión 1987. Él mismo presentó en un programa de televisión a su hija, Patricia Kraus, como representante española en esa edición.

La joven, entonces con 22 años, defendió la canción «No estás solo», pero solo obtuvo 10 puntos, otorgados por el jurado de Grecia, quedando en el puesto 19 entre 22 propuestas.

Lydia en Eurovisión 1999.

La actuación de Lydia en Eurovisión 1999 es una de las más recordadas de la historia de España, pero no precisamente por su resultado. La cantante interpretó «No quiero escuchar» con un vestido diseñado por Ágatha Ruiz de la Prada que recibió críticas, vinculándolo incluso con el mal resultado de aquel año: última posición con un solo punto.

A pesar del tropiezo, Lydia tiene el curioso honor de ser la única representante española que ha ganado el Premio Barbara Dex, que premiaba a los peores vestidos de la edición.

Raquel del Rosario, vocalista de El Sueño de Morfeo, en Eurovisión 2013.

Raquel del Rosario desafió las supersticiones en 2013 al salir al escenario descalza y vestida de amarillo. Lo hizo junto a su grupo, El Sueño de Morfeo, para interpretar «Contigo hasta el final», la canción elegida por los espectadores de TVE para representar a España en Malmö.

Aunque no se sabe si fue mala suerte, España recibió su peor puntuación desde 1999 y quedó penúltima con ocho puntos.

Barei en Eurovisión 2016.

La última década no ha sido especialmente buena para España en Eurovisión. Por eso, cuando Barei se posicionó quinta en las apuestas tras actuar en Estocolmo, muchos soñaban con volver al esplendor de antaño y rozar una victoria que se había resistido durante demasiados años.

Sin embargo, esa ilusión quedó truncada y el resultado de ese año fue doloroso: vigesimosegunda posición con 77 puntos. Además, posteriormente la artista criticó duramente a la delegación de RTVE y aseguró que se vivía un ambiente tenso ante la posibilidad de que pudiera ganar, ya que, según ella, la cadena no quería organizar el festival al año siguiente.

Manel Navarro en Eurovisión 2017.

El camino de España hacia Eurovisión 2017 estuvo marcado por la polémica desde el principio. Manel Navarro ganó Objetivo Eurovisión después de que el jurado rompiera el empate con la favorita, Mirela. El artista dedicó un gesto obsceno al público que coreaba «tongo» en el plató de RTVE, siendo uno de los episodios más bochornosos de nuestra historia en el certamen europeo.

La actuación de Manel en Kiev también dejó un momento histórico: un desafortunado gallo que se volvió viral al instante y causó gran pesar emocional al representante, quien luego confesaría que no había podido cantar la versión de «Do it for your lover» que realmente quería. Su posición fue una de las peores de la trayectoria española: último con cinco puntos.

Blas Cantó en Eurovisión 2021.

La pandemia obligó a Blas Cantó a esperar dos años para poder representar a España en Eurovisión. Finalmente, pudo hacerlo en Róterdam en 2021 con el tema «Voy a quedarme», una balada que presentó con una puesta en escena desconcertante coronada por una luna hinchable gigante.

El artista tuvo que enfrentarse al hecho de que el televoto le otorgó c

ero puntos, aunque los seis puntos del jurado (cuatro de Bulgaria y dos de Reino Unido) le permitieron evitar el último lugar por poco. Blas Cantó quedó antepenúltimo y hasta el momento tiene el último gran fracaso de España en Eurovisión.

España, 52 años sin conocer la victoria en Eurovisión

España ha ganado dos veces el festival, la primera el año 1968, en Londres, con la canción ‘La, la la’, interpretada por Massiel, y la segunda, al año siguiente, en 1969, con ‘Vivo Cantando’ bajo la voz de Salomé.

Han pasado ya 52 años desde la última victoria de España en este certamen, por lo que se encuentra entre los países que más tiempo llevan sin ganarla. La victoria más reciente es de los Países Bajos, que con 5 trofeos en total, tiene potencial para escalar hasta el segundo puesto.

Los países con más talento en Eurovisión

Que Irlanda sea el país que más ha ganado el certamen no le convierte en el más talentoso. De hecho, Reino Unido ha sido el receptor de la mayor cantidad de votos de primer lugar y ocupa el segundo lugar junto a Francia como el país que ha llegado a más finales. Irlanda les sigue en la tercera posición.

España, en tanto, ha participado en el concurso en 60 ocasiones, ganando dos veces y quedando en otras 28 oportunidades entre los diez primeros. Sin embargo, nunca se ha llegado a una final sin ganarla.

En cuanto a la proporción de puntuaciones máximas, Australia es el país más talentoso, ya que consiguió más puntuaciones máximas en las cinco finales que llegó. Esto significa que, si bien Australia solo ha alcanzado cinco finales, en comparación con las 62 que participaron Reino Unido y Francia, acumuló más puntos que cada país, respectivamente.

Mejores amigos en Eurovisión

Los mejores amigos no solo existen entre personas, también entre países. Año tras año, la naturaleza política de Eurovisión sale a jugar y los países a menudo votan por su mejor amigo en lugar del más talentoso. Hay algunos de ellos que parecen estar unidos con pegamento como es el caso de Grecia y Chipre, los cuales se apoyan mutuamente, aunque parece que Chipre está más comprometido con la amistad a largo plazo, ya que le han dado el máximo de puntos 7 veces más que Grecia a Chipre.

En el caso de España y Portugal resulta curioso. Se podría hablar de una amistad no correspondida. Portugal le ha dado sus puntos máximos en 11 oportunidades a España, sin embargo, los españoles han votado con puntuación máxima en 12 oportunidades a Alemania. Italia es el segundo país más votado por España, seguido por Portugal en la tercera posición y Reino Unido, en la cuarta.

Puntos necesarios para ganar

Debido a que en su primera edición participaron sólo 7 países, los puntos necesarios para ganar fueron mucho menores que en los últimos años. Si en 1957 se necesitaron sólo 31, en 2019 el ganador consiguió la victoria con 498 unidades.

En la actualidad la competencia es mucho más dura, ya que los ganadores necesitan conseguir cada vez más votos para hacerse con la victoria.

Este año se volverá a ver una gran competencia entre los países favoritos y los que, en principio, no lo son. Sin embargo, Eurovisión cada año sorprende al mundo con nuevos talentos de países que no figuraban entre los favoritos.

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