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Daniel Sancho cumple dos años en la cárcel: vida en celda propia, llamadas sin censura y centrado en sus memorias

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Daniel Sancho cárcel
Los presos tienen que estar semidesnudos en cada registro que realizan en Surat Thani.Mediaset (Código 10)

Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho, cumple dos años en la prisión de Tailandia tras su detención y posterior condena a cadena perpetua por el asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta. El joven chef, de 31 años, afronta su segundo aniversario en el penal con una rutina estable, ciertas condiciones de comodidad poco habituales en el sistema penitenciario tailandés y un objetivo personal claro: escribir sus memorias.

Una vida carcelaria con ciertas comodidades

Según fuentes cercanas a su entorno legal, Daniel Sancho cuenta con una celda individual, una circunstancia inusual en las prisiones tailandesas, conocidas por su alta ocupación. Mantiene el pelo corto y dedica buena parte del tiempo a escribir sus experiencias y reflexiones, un proyecto que ya perfila como libro autobiográfico.

El contacto con el exterior es otro de los aspectos que marcan su día a día. Mantiene videollamadas largas y sin censura:

  • Los lunes y jueves conversa con su abogado, Marcos García-Montes.

  • Los miércoles mantiene comunicación con su padre, Rodolfo Sancho.

  • Los martes habla con un psicólogo amigo de origen estadounidense, clave en su acompañamiento emocional.

Estas comunicaciones, de entre una hora y hora y media, se desarrollan con total naturalidad y sin intervención de los funcionarios de la prisión, algo que, según el equipo legal, le ayuda a mantener un buen estado físico y emocional pese a la dureza de su situación.


La defensa y el horizonte judicial

El equipo jurídico de Daniel Sancho mantiene la esperanza de rebajar la condena o incluso solicitar la repetición del juicio. Si el recurso prospera y las autoridades tailandesas acceden a su revisión, el joven podría regresar a España en un plazo estimado de dos a tres años. No obstante, la decisión final depende del Tribunal de Ko Samui y del pronunciamiento del Ministerio Fiscal tailandés, aún pendientes.

Mientras tanto, el chef sigue enfocado en la escritura de sus memorias, con el objetivo de plasmar sus vivencias desde su detención hasta la actualidad.


Cronología del caso Daniel Sancho

2 de agosto de 2023 – La desaparición de Edwin Arrieta

El cirujano colombiano Edwin Arrieta desaparece en Tailandia. Las autoridades inician una investigación que rápidamente señala a Daniel Sancho, con quien Arrieta mantenía una relación.

4 de agosto de 2023 – Detención de Daniel Sancho

Daniel Sancho es detenido tras confesar su implicación en la muerte de Arrieta, argumentando un supuesto intento de defensa ante una agresión.

agosto – diciembre de 2023 – Investigación y pruebas

La policía tailandesa recopila pruebas forenses y testimoniales, presentando un caso sólido contra el español. Durante este periodo, Sancho permanece en prisión preventiva.

enero de 2024 – Inicio del juicio

Se abre el juicio contra Daniel Sancho en la isla de Ko Samui, donde la fiscalía presenta pruebas de premeditación y descuartizamiento del cadáver de Edwin Arrieta.

julio de 2024 – Sentencia a cadena perpetua

El tribunal declara a Daniel Sancho culpable de asesinato con premeditación y lo condena a cadena perpetua, desestimando la pena de muerte al considerar la colaboración con las autoridades y su confesión inicial.

julio de 2025 – Dos años de prisión y apelación

A punto de cumplir dos años encarcelado, el recurso de su defensa sigue en curso. Sancho mantiene comunicación regular con su familia y equipo legal mientras espera una posible revisión de su condena.


Un caso con gran impacto mediático

El caso de Daniel Sancho ha sido uno de los más mediáticos de los últimos años, tanto por la brutalidad de los hechos como por la notoriedad de su familia. El propio Rodolfo Sancho, actor reconocido, ha hecho declaraciones públicas defendiendo el derecho de su hijo a un proceso justo y expresando su deseo de que pueda cumplir condena en España en un futuro próximo.

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Las frases más duras del rey Juan Carlos sobre Letizia en ‘Le Figaro’

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rey Juan Carlos Le Figaro
Rey Juan Carlos

Con aspecto cansado y apoyado en un bastón tras sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, el rey emérito Juan Carlos I abre las puertas de su refugio en Abu Dabi al medio francés Le Figaro y rompe su silencio tras años de exilio, concediendo una entrevista que ya ha levantado polémica dentro y fuera de España.

En la conversación, el monarca reflexiona sobre su reinado, su legado y su situación actual, marcada por la soledad, la distancia de su familia y el peso de los escándalos. “Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, veo que nunca fui libre”, confiesa.


“La democracia no cayó del cielo”

El rey emérito recuerda la Transición española como “uno de los logros más importantes de su vida” y defiende su papel como garante de la democracia.

“La democracia no cayó del cielo”, afirma, insistiendo en que “si pudo llegar a ser rey, fue gracias a Franco”.

Una declaración que sorprendió al periodista francés, quien le advirtió de la polémica que podrían generar sus palabras. Juan Carlos responde con naturalidad:

“¿Por qué mentir, si fue una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto?”.

Estas afirmaciones forman parte de su nuevo libro, Reconciliación, una obra de 500 páginas que se publicará el 5 de noviembre en Francia y en diciembre en España. Según el propio monarca, Felipe VI mostró su preocupación por el tono “sin filtros” del texto.

“Quienes esperen revelaciones trascendentales se sentirán decepcionados”, advierte el emérito, que asegura haber dudado antes de escribir sus memorias:
“Me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían idea de quién era Franco ni de la Transición democrática. Creí necesario dar testimonio directo de lo que viví durante treinta y nueve años de servicio a mi país”.


La melancolía del exilio

Sentado entre olivos centenarios en el jardín de su residencia en la isla de Nurai —una propiedad cedida por el jeque Mohammed Ben Zayed, presidente de Emiratos Árabes—, Juan Carlos I se muestra melancólico y nostálgico.

“Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. Hay días de desesperación y de vacío”, admite.

Desde su marcha en agosto de 2020, el rey apenas ha tenido contacto con su familia, salvo con su nieto Froilán, que vive con él en Abu Dabi. Reitera que su autoexilio fue voluntario, para “no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones soberanas”.

Aun así, deja entrever una fractura emocional con Felipe VI:

“Mi hijo me dio la espalda por sentido del deber. Entiendo que, como rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí su insensibilidad”.

El emérito recuerda una conversación con su hijo durante la Navidad de 2020, que define como “encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor”.


Juan Carlos I: errores, decepciones y la “debilidad” de Corinna Larsen

Entre la nostalgia y el arrepentimiento, el monarca asume haber cometido errores.

“Soy consciente de haber decepcionado. Tengo numerosas debilidades”, confiesa, señalando que fue víctima de “errores de juicio nacidos del amor y la amistad”.

Sobre sus relaciones más controvertidas, hace una referencia directa a Corinna Larsen, a quien califica como “un grave error”.

“Fue un grave error haber aceptado el regalo de cien millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí, pero todos los procesos judiciales han sido desestimados y no se me ha imputado nada”.

Reconoce también que fue “cegado por un cierto séquito malévolo” y que confió en empresarios que lo involucraron “en un embrollo financiero que se escapó de sus manos”.


Letizia y Sofía: la otra cara de la monarquía

El rey dedica unas líneas a las dos reinas de su vida. De Sofía, habla con afecto y nostalgia:

“La llamo ‘Sofi’. Lamento que no me acompañe en mi vida en Abu Dabi”.

Sin embargo, su tono cambia al referirse a la reina Letizia.

“Tengo un desacuerdo personal con Letizia. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”, admite.

Esta confesión, una de las más comentadas de la entrevista, deja entrever el distanciamiento histórico entre el emérito y la actual reina consorte, cuya llegada a la familia real marcó un cambio de estilo y tensiones en el entorno monárquico.


La herencia a Leonor y el mensaje a Felipe VI

En un tono más conciliador, Juan Carlos envía un mensaje a su hijo Felipe VI:

“España no es automáticamente un país monárquico. Es responsabilidad del rey moldear la monarquía cada día”.

También dedica unas palabras a la princesa Leonor, heredera al trono:

“Que tenga seguridad en sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea garante del respeto a la Constitución Española”.


“Hubo tres golpes el 23-F”

El capítulo sobre el golpe de Estado del 23-F es uno de los más reveladores. Juan Carlos I asegura que no fue un solo golpe, sino tres:

“El golpe de Tejero, el de Armada y el de los cargos electos cercanos al franquismo”.

“Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quise mucho, y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, explica.

El monarca también recuerda que, durante sus primeros años de reinado, tuvo el poder de refrendar penas de muerte, aunque nunca tuvo que ejercerlo:

“Si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”.


“Nunca fui libre”

En el cierre de su entrevista con Le Figaro, el rey Juan Carlos hace una reflexión que resume su sentir:

“A pesar de mis problemas de movilidad y los intentos de desacreditarme, desde mi nacimiento no he sido dueño de mi destino. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”.

Con esta confesión, el emérito deja claro que, a sus 87 años, se siente prisionero de su propia historia, atrapado entre el peso de su legado y las consecuencias de sus decisiones personales.

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