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Salud y Bienestar

El drama de los pacientes de cáncer en plena pandemia

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València, 30 jun (EFE).- La enfermera Marisa Román acababa de dar a luz cuando le dijeron, tras dos meses de pruebas durante su embarazo, que tenía un melanoma con metástasis. Los rigores de la pandemia hicieron que se enterara cuando ella estaba sola en la consulta, sin ningún acompañante ni familiar a su lado.

Este miércoles, Marisa ha contado su caso durante la presentación del informe «Las caras del cáncer en la Comunitat Valenciana 2020» que ha elaborado la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Valencia, que recoge precisamente las principales dificultades de las personas afectadas por el cáncer durante el pasado ejercicio.

A lo largo de 2020 un total de 29.900 personas fueron diagnosticadas con cáncer en la Comunitat Valenciana, un hecho que se ha agravado porque un mayor porcentaje de estos cánceres ha sido calificado en estadios más tardíos, lo que dificulta su tratamiento.

Así lo ha dado a conocer el vicepresidente de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC Valencia), Antonio Llombart, quien ha atribuido ese retraso en el diagnóstico al miedo del paciente por poder contraer el virus en la consulta y a la saturación de la sanidad durante los últimos meses, y ha resaltado que esto «hay que remontarlo como sea».

UN TESTIMONIO DE PANDEMIA EN PRIMERA PERSONA

Para mostrar la difícil situación de los pacientes diagnosticados con cáncer, la enfermera Marisa Román, paciente en tratamiento activo tras ser diagnosticada con un melanoma, ha contado su testimonio, en el que ha agradecido el apoyo psicológico de AECC Valencia.

Román ha expuesto que el pasado 5 de noviembre se le diagnosticó un melanoma con metástasis, aunque a principios de verano ya se había notado un bulto en la axila, pero le «costó conseguir una consulta presencial».

Embarazada durante ese proceso, ha afirmado que las pruebas «tardaron un par de meses» y que fue a la semana de tener al niño cuando le dijeron que tenía un melanoma, una situación que, ha lamentado, fue «muy dura» ya que se lo dijeron cuando ella estaba sola en la consulta, sin ningún acompañante ni familiar, por los rigores estrictos de la estrategia anticovid.

«La psicóloga le sirvió a mi familia para que hicieran las preguntas que a mí no me querían hacer», ha indicado Román, quien ha señalado que anteriormente al diagnóstico de este melanoma con metástasis, del que se recupera tras diversas sesiones con radioterapia, era a ella a quien le preguntaban todas las cuestiones médicas.

«Lo único que sé es que tuve que insistir mucho en tener una cita presencial con el médico de cabecera y que yo estaba sola cuando me dijeron que tenía un melanoma. No sé si hubiera sido más rápido o no», ha recalcado Ramón.

EL RETO DE UN DIAGNÓSTICO RÁPIDO

Según ha explicado Llombart, la OMS recoge que en 2025 quiere que el 78 % de los cánceres diagnosticados sean precoces, una situación que si bien en España estaba en el 53 % en 2019, «parece que ha bajado por la pandemia».

Así, ha señalado que durante 2020 hubo un retraso de un 20 % en el diagnóstico de los cánceres: «Esto significa que ha habido un importante número de enfermos que han pasado de una fase curable a una fase mucho más difícil de curación».

Asimismo, ha explicado que pese a no tener cifras exactas, «los enfermos oncológicos han sufrido no solo problemas psicológicos sino también laborales, lo que ha repercutido la financiación y lo que agrava la sensación de angustia», al tiempo que ha reivindicado la labor de la asociación «para ayuda psicológica y social, tanto para aconsejarles como para consolarles».

LA AECC DURANTE LA PANDEMIA

La Asociación, a través de la ayuda directa de sus casi 24.000 socios, ha utilizado métodos de prevención, de ayuda psicológica directa a través de nuevos métodos y ha conseguido hacer un trabajo «muy eficiente» para la sociedad valenciana, pese a la dificultad de la presencialidad.

La ayuda ha continuado de manera telemática, y han incrementado en un 36 % las personas atendidas, hasta llegar a las 5.022, así como las sesiones realizadas, que han crecido un 14 % y han sobrepasado las 15.000 sesiones totales.

No obstante, ha mostrado su preocupación por el coronavirus «porque la situación no está solventada» y porque «queda bastante», a la par que ha comentado que la atención primaria está «en dificultades» y la sanidad, «agobiada».

El médico Antonio Llombart ha concluido, tras la intervención de Román, que cree que la situación y el diagnóstico del cáncer no se ha normalizado aún, «porque el cáncer de colon aún lleva retraso, aunque el de mama ya va mucho mejor».

Carlos Rosique

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¿Por qué dormimos peor en Navidad?

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Por qué dormimos peor en Navidad
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La Navidad es una época llena de celebraciones, reencuentros familiares y abundantes cenas, pero también puede ser un período en el que muchas personas experimentan trastornos del sueño. A pesar de que las fiestas deberían ser sinónimo de relajación y descanso, la realidad es que el estrés, las alteraciones en la rutina y otros factores propios de la temporada pueden dificultar un sueño reparador. A continuación, exploramos las razones por las que durante la Navidad muchas personas duermen peor y cómo podemos intentar mejorar la calidad del sueño en estas fechas tan ajetreadas.

1. Alteración de las rutinas

Durante las festividades, las rutinas diarias suelen verse interrumpidas. Las cenas, las reuniones familiares y los compromisos sociales pueden hacer que nos acostemos más tarde de lo habitual, lo que afecta negativamente nuestro reloj biológico. El cuerpo humano tiene un ciclo natural de sueño y vigilia que puede desajustarse fácilmente cuando cambiamos nuestros horarios de descanso. Al no seguir un horario regular de sueño, es más probable que nos sintamos cansados o que tengamos dificultades para dormir.

2. Estrés y preocupaciones navideñas

Aunque la Navidad es sinónimo de alegría para muchos, también puede generar estrés. Las compras de último minuto, las celebraciones familiares, la planificación de viajes y la presión por cumplir con todas las expectativas sociales pueden causar ansiedad. Esta tensión emocional puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta la capacidad del cuerpo para relajarse y conciliar el sueño. Las preocupaciones sobre los regalos, las cenas o incluso los compromisos laborales pueden mantener nuestra mente activa durante la noche, dificultando el descanso.

3. Comidas copiosas y alcohol

Las cenas y comidas abundantes son parte esencial de las celebraciones navideñas, pero la cantidad y el tipo de alimentos consumidos pueden influir negativamente en la calidad del sueño. El consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares puede aumentar la actividad digestiva durante la noche, provocando molestias estomacales y dificultando que el cuerpo entre en un estado de relajación necesario para dormir. Además, el alcohol, aunque inicialmente pueda inducir somnolencia, interrumpe los ciclos de sueño y reduce la calidad del descanso, lo que puede provocar despertares frecuentes a lo largo de la noche.

4. Falta de ejercicio físico

Durante las fiestas navideñas, muchas personas disminuyen su nivel de actividad física debido a las vacaciones o a las celebraciones. El ejercicio regular es esencial para un sueño saludable, ya que favorece la relajación del cuerpo y la liberación de endorfinas. Sin embargo, en Navidad, el sedentarismo aumenta debido a la cantidad de tiempo que pasamos en reuniones o en actividades que no requieren esfuerzo físico. Esto puede dificultar la conciliación del sueño, ya que el cuerpo no está lo suficientemente cansado para descansar de manera profunda.

5. Cambios en el ambiente de sueño

Las visitas a familiares o la llegada de familiares a nuestra casa también pueden alterar nuestro entorno de descanso. Dormir en un lugar diferente al habitual o compartir espacio con otras personas puede generar incomodidad y dificultar el sueño. Además, la decoración navideña, con luces brillantes y colores llamativos, puede interferir con el ambiente relajante necesario para dormir bien. Las luces intensas, como las de los árboles de Navidad o las decoraciones externas, pueden alterar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.

6. Sobrecarga de estímulos sensoriales

La Navidad es una época cargada de estímulos visuales, auditivos y emocionales. Las luces brillantes, la música festiva y el bullicio de las reuniones familiares pueden mantenernos en un estado de alerta constante. Este exceso de estímulos puede dificultar que nuestra mente se relaje antes de acostarnos, retrasando la conciliación del sueño. Además, el ruido generado por las celebraciones o los fuegos artificiales puede interferir en un descanso tranquilo y reparador.

7. Cambios en la exposición a la luz natural

En invierno, los días son más cortos y la exposición a la luz natural disminuye, lo que puede alterar la producción de melatonina y afectar nuestro ritmo circadiano. Este desajuste de la luz natural y artificial, sumado a los cambios en los horarios durante las festividades, puede dificultar la sincronización de nuestro reloj biológico y empeorar la calidad del sueño. El aumento del uso de pantallas electrónicas (como smartphones, tabletas y televisores) por la noche también puede inhibir la producción de melatonina debido a la luz azul emitida por estos dispositivos.

¿Cómo mejorar el sueño en Navidad?

A pesar de que la Navidad puede traer consigo una serie de factores que afectan el sueño, hay varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso durante estas fechas:

  • Mantener una rutina de sueño regular: Intenta mantener los horarios de acostarte y levantarte lo más consistentes posible, incluso durante las vacaciones.
  • Evitar comidas copiosas y alcohol antes de acostarse: Trata de cenar de forma ligera y no consumir alcohol en exceso en las horas previas al sueño.
  • Realizar actividad física: Aun durante las vacaciones, intenta incorporar ejercicio físico moderado durante el día para ayudar a tu cuerpo a relajarse por la noche.
  • Crear un ambiente relajante: Asegúrate de que tu espacio de descanso sea cómodo, oscuro y silencioso. Si es necesario, usa tapones para los oídos o una máscara para los ojos.
  • Limitar los estímulos antes de acostarse: Reduce el uso de dispositivos electrónicos y baja la intensidad de las luces al menos una hora antes de dormir.
  • Practicar técnicas de relajación: La meditación, la lectura o tomar un baño caliente pueden ayudarte a calmar tu mente y preparar tu cuerpo para el sueño.

Conclusión

La Navidad puede ser una época de mucha diversión y alegría, pero también puede alterar nuestros hábitos de sueño debido al estrés, la interrupción de las rutinas, la comida y la bebida en exceso, y la sobrecarga de estímulos. Para disfrutar de unas fiestas más relajadas y descansar mejor, es fundamental prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables que nos ayuden a mantener la calidad del sueño.

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