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Salud y Bienestar

El miedo al «gran apagón» lleva a conductas compulsivas y no racionales

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El miedo al "gran apagón" lleva a conductas compulsivas y no racionales

Castelló, 20 nov (OFFICIAL PRESS-EFE).- El miedo a un hipotético y no probado «gran apagón» está reactivando la ansiedad y el miedo a la incertidumbre ya vividos con la pandemia del coronavirus y afecta a personas especialmente vulnerables, que sienten la necesidad de hacer acopio de material y enseres dejándose llevar «por una corriente de manera compulsiva y no racional».

El anuncio hecho el pasado octubre por la ministra Austríaca de Defensa, Klaudia Tanneren, el que sentenciaba que se iba a producir un «gran apagón» y lo calificaba de «peligro real», al tiempo que pedía a la población que comprara materiales como combustible, velas baterías, conservas y agua potable, prendió la mecha del miedo en otros países vecinos, incluido España.

El psicólogo valenciano Enric Valls explica a este respecto que este tipo de situaciones pueden tener repercusiones en nuestra salud mental al generarse una «psicosis o histeria colectiva».

En declaraciones a Efe Valls señala que algunos de sus pacientes reconocen que ya han retirado del banco cantidades de dinero en efectivo o le preguntan si «ya he comprado un hornillo».

En su opinión, esas afirmaciones de la ministra austríaca ha iniciado un fenómeno de imitación que, pese a que los expertos han señalado que España no es igual que Austria y no vean riesgo real de que se produzca este apagón, «se empieza a actuar de forma compulsiva y sin raciocinio» y se compra «por si acaso».

Algo que ocurrió por ejemplo en la pandemia con la compra de papel higiénico, un acto «sin ningún tipo de explicación racional», indica Valls, y que fue extrapolable a la compra de armas en EEUU.

El psicólogo pide «racionalizar el pensamiento, tener criterio y abogar por el sentido común», además de no sobreinformarse y contrastar las informaciones que se difunden en redes sociales.

A nivel contextual, señala el experto, «estamos en una época de postpandemia, de crisis energética y de cambio climático» y «estamos hartos». Por ello, mucha gente «se deja llevar por la corriente».

La psicóloga valenciana Gracia Vinagre señala a este respecto que el anuncio de la ministra austriaca «no hubiera calado tanto a nivel social» si no hubiéramos pasado por la pandemia del coronavirus, pero finalmente el gran apagón «se ha convertido en un fenómeno social por la situación sorprendente que ya supuso la crisis sanitaria».

El contexto, «ya muy tenso», se presenta como de «arenas movedizas» para la psicóloga, porque «vemos la incertidumbre de cerca otra vez, los alarmismos y las teorías de la conspiración«.

«Hemos pasado por una situación en la que se ha puesto en marcha el sistema de alarma y no se ha recuperado aún» y, de repente, «nos vuelven a poner delante otro fenómeno similar» cuando además «estamos más vulnerables porque la herida todavía no se ha cerrado», apunta la experta.

Ambos psicólogos abogan por vivir en el tiempo presente, en el corto plazo y tener la «mente positiva», y pensar que si esto ocurre «lo afrontaré de la mejor forma posible», señala Valls.

En este sentido, Vinagre indica que hemos demostrado durante el coronavirus que el ser humano es muy capaz de «buscarse la vida para poder sobrevivir», por lo que aboga por «confiar en nuestro instinto, que normalmente está adormilado cuando tenemos las necesidades básicas cubiertas», pero «estamos preparados para afrontar el miedo» y eso «es muy positivo para la supervivencia».

Valls indica que hay colectivos de la sociedad que son especialmente vulnerables a este miedo no racional como aquellas personas «con rasgos paranoides, con un nivel de ansiedad alto, y aquellos que siempre viven en la anticipación y preocupados por lo que pueda suceder».

Vinagre añade que afecta a personas con tendencia «a tener controladas las cosas y a pensar mucho en el medio y largo plazo, que necesitan estructurar el día después», a las que se les dispara la ansiedad ante una posibilidad como la del apagón.

Esto, «combinado con la cantidad de información que recibimos», que «a veces no sabemos cómo analizarla», y sumado al problema de credibilidad que existe actualmente «nos sitúa en un terreno en el que no hay nada seguro» pero frente a ello, insiste, «hay que intentar vivir al máximo en el presente y las certezas, quedarnos en el corto plazo y confiar en nosotros mismos de cara al futuro».

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Insuficiencia Venosa Crónica: así es la enfermedad que padece Donald Trump

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Imagen de Quirón Salud

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad vascular que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se produce cuando las venas de las piernas no pueden devolver la sangre al corazón de manera eficiente, provocando una acumulación en las extremidades inferiores. Detectarla a tiempo es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.

¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?

La insuficiencia venosa crónica es un trastorno circulatorio en el que las válvulas de las venas de las piernas se debilitan o dañan, dificultando el retorno venoso. Esto genera síntomas como pesadez, hinchazón y dolor en las piernas, que suelen empeorar al final del día.

Causas principales de la insuficiencia venosa

Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar IVC, entre ellos:

  • Herencia genética: antecedentes familiares de varices o problemas venosos.

  • Sedentarismo: la falta de movimiento afecta la circulación sanguínea.

  • Obesidad: el exceso de peso incrementa la presión en las venas.

  • Embarazo: los cambios hormonales y la presión abdominal favorecen la aparición de varices.

  • Edad y sexo: es más frecuente en mujeres y en personas mayores de 40 años.

Síntomas más comunes

Los síntomas de la insuficiencia venosa crónica pueden variar según el grado de avance de la enfermedad. Los más habituales son:

  • Sensación de pesadez en las piernas.

  • Hinchazón (edema) en tobillos y pies.

  • Aparición de varices y arañas vasculares.

  • Dolor, calambres o ardor en las piernas.

  • Cambios en la piel: sequedad, manchas marrones o úlceras venosas en casos graves.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante un examen físico y pruebas como la ecografía Doppler, que permite evaluar el flujo sanguíneo y detectar válvulas dañadas.

Tratamiento de la insuficiencia venosa crónica

El tratamiento depende de la gravedad y puede incluir:

  • Cambios en el estilo de vida: ejercicio regular, evitar el sedentarismo y controlar el peso.

  • Medias de compresión: mejoran la circulación y reducen la hinchazón.

  • Medicamentos venotónicos: fortalecen las paredes de las venas.

  • Procedimientos médicos: escleroterapia, láser endovenoso o cirugía para casos avanzados.

Prevención

Algunas medidas para prevenir la insuficiencia venosa crónica son:

  • Caminar a diario al menos 30 minutos.

  • Elevar las piernas durante el descanso.

  • Evitar permanecer muchas horas sentado o de pie.

  • Mantener una dieta equilibrada y baja en sal.

La insuficiencia venosa crónica es una patología frecuente pero prevenible y tratable. Reconocer sus síntomas a tiempo y adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia en la evolución de la enfermedad. Ante cualquier señal, es recomendable acudir a un especialista en angiología o cirugía vascular.

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