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Salud y Bienestar

ESTUDIO| ¿Por qué algunos fumadores no desarrollan cáncer de pulmón?

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fumadores cáncer de pulmón

Los fumadores son los que más riesgo tienen de desarrollar un cáncer de pulmón. Sin embargo, algunos no llegan a enfermar de dicha patología. Un estudio, publicado en ‘Nature Genetics’, recoge el porqué detrás de este grupo.

¿Por qué algunos fumadores no desarrollan cáncer de pulmón?

La investigación, liderada por científicos de la Facultad Albert Einstein (Nueva York), refleja que algunos fumadores tienen un mecanismo que ayuda a limitar las mutaciones en los pulmones. Esto les ayuda a no desarrollar tumores cancerosos en los pulmones. Aún así, siguen teniendo más probabilidades de tener cáncer de pulmón. Como explicación, los investigadores señalan a que podrían tener un sistema que repare el daño producido en el ADN de las células pulmonares. No obstante, han añadido que se necesitan más estudios para confirmarlo.

«Nuestros datos sugieren que estos individuos pueden haber sobrevivido durante tanto tiempo a pesar de haber fumado mucho porque lograron suprimir una mayor acumulación de mutaciones. Este equilibrio de mutaciones podría deberse a que estas personas tienen sistemas muy competentes para reparar el daño del ADN«, ha explicado el coautor del estudio, el doctor Simon Spivack.

Parón de las mutaciones

Los investigadores ―como esperaban― hallaron notablemente más mutaciones en las células pulmonares de los fumadores. Además, el documento incide en que el número de mutaciones estaba relacionado estrechamente con la cantidad de cigarrillos que la persona había fumado durante su vida.

«Los fumadores más empedernidos no tenían mayor carga de mutaciones», ha añadido Spivack. En el estudio analizaron a 33 voluntarios de entre 11 y 86 años. La escala de antecedentes de tabaquismo iba desde no haber fumado nunca hasta 116 paquetes de tabaco al año. A más cigarros, más mutaciones. Pero a los 23 paquetes de exposición, el incremento de mutaciones se detuvo.

El tábaco y el cáncer

Si le pidieran que explicara el vínculo entre el tabaco y el cáncer, probablemente pensaría en el cáncer de pulmón. Es verdad que fumar productos de tabaco (incluidos los cigarrillos y los puros) es la causa de casi 9 de cada 10 casos de cáncer de pulmón. Pero el consumo de tabaco puede causar cáncer en casi cualquier parte del cuerpo, como por ejemplo:

  • Vejiga.
  • Sangre (leucemia mielógena aguda).
  • Cuello uterino.
  • Colon y recto.
  • Esófago.
  • Riñón y pelvis renal.
  • Hígado.
  • Pulmones, bronquios y tráquea.
  • Boca y garganta.
  • Páncreas.
  • Estómago.
  • Laringe.

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¿Por qué dormimos peor en Navidad?

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Por qué dormimos peor en Navidad
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La Navidad es una época llena de celebraciones, reencuentros familiares y abundantes cenas, pero también puede ser un período en el que muchas personas experimentan trastornos del sueño. A pesar de que las fiestas deberían ser sinónimo de relajación y descanso, la realidad es que el estrés, las alteraciones en la rutina y otros factores propios de la temporada pueden dificultar un sueño reparador. A continuación, exploramos las razones por las que durante la Navidad muchas personas duermen peor y cómo podemos intentar mejorar la calidad del sueño en estas fechas tan ajetreadas.

1. Alteración de las rutinas

Durante las festividades, las rutinas diarias suelen verse interrumpidas. Las cenas, las reuniones familiares y los compromisos sociales pueden hacer que nos acostemos más tarde de lo habitual, lo que afecta negativamente nuestro reloj biológico. El cuerpo humano tiene un ciclo natural de sueño y vigilia que puede desajustarse fácilmente cuando cambiamos nuestros horarios de descanso. Al no seguir un horario regular de sueño, es más probable que nos sintamos cansados o que tengamos dificultades para dormir.

2. Estrés y preocupaciones navideñas

Aunque la Navidad es sinónimo de alegría para muchos, también puede generar estrés. Las compras de último minuto, las celebraciones familiares, la planificación de viajes y la presión por cumplir con todas las expectativas sociales pueden causar ansiedad. Esta tensión emocional puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que afecta la capacidad del cuerpo para relajarse y conciliar el sueño. Las preocupaciones sobre los regalos, las cenas o incluso los compromisos laborales pueden mantener nuestra mente activa durante la noche, dificultando el descanso.

3. Comidas copiosas y alcohol

Las cenas y comidas abundantes son parte esencial de las celebraciones navideñas, pero la cantidad y el tipo de alimentos consumidos pueden influir negativamente en la calidad del sueño. El consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares puede aumentar la actividad digestiva durante la noche, provocando molestias estomacales y dificultando que el cuerpo entre en un estado de relajación necesario para dormir. Además, el alcohol, aunque inicialmente pueda inducir somnolencia, interrumpe los ciclos de sueño y reduce la calidad del descanso, lo que puede provocar despertares frecuentes a lo largo de la noche.

4. Falta de ejercicio físico

Durante las fiestas navideñas, muchas personas disminuyen su nivel de actividad física debido a las vacaciones o a las celebraciones. El ejercicio regular es esencial para un sueño saludable, ya que favorece la relajación del cuerpo y la liberación de endorfinas. Sin embargo, en Navidad, el sedentarismo aumenta debido a la cantidad de tiempo que pasamos en reuniones o en actividades que no requieren esfuerzo físico. Esto puede dificultar la conciliación del sueño, ya que el cuerpo no está lo suficientemente cansado para descansar de manera profunda.

5. Cambios en el ambiente de sueño

Las visitas a familiares o la llegada de familiares a nuestra casa también pueden alterar nuestro entorno de descanso. Dormir en un lugar diferente al habitual o compartir espacio con otras personas puede generar incomodidad y dificultar el sueño. Además, la decoración navideña, con luces brillantes y colores llamativos, puede interferir con el ambiente relajante necesario para dormir bien. Las luces intensas, como las de los árboles de Navidad o las decoraciones externas, pueden alterar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.

6. Sobrecarga de estímulos sensoriales

La Navidad es una época cargada de estímulos visuales, auditivos y emocionales. Las luces brillantes, la música festiva y el bullicio de las reuniones familiares pueden mantenernos en un estado de alerta constante. Este exceso de estímulos puede dificultar que nuestra mente se relaje antes de acostarnos, retrasando la conciliación del sueño. Además, el ruido generado por las celebraciones o los fuegos artificiales puede interferir en un descanso tranquilo y reparador.

7. Cambios en la exposición a la luz natural

En invierno, los días son más cortos y la exposición a la luz natural disminuye, lo que puede alterar la producción de melatonina y afectar nuestro ritmo circadiano. Este desajuste de la luz natural y artificial, sumado a los cambios en los horarios durante las festividades, puede dificultar la sincronización de nuestro reloj biológico y empeorar la calidad del sueño. El aumento del uso de pantallas electrónicas (como smartphones, tabletas y televisores) por la noche también puede inhibir la producción de melatonina debido a la luz azul emitida por estos dispositivos.

¿Cómo mejorar el sueño en Navidad?

A pesar de que la Navidad puede traer consigo una serie de factores que afectan el sueño, hay varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del descanso durante estas fechas:

  • Mantener una rutina de sueño regular: Intenta mantener los horarios de acostarte y levantarte lo más consistentes posible, incluso durante las vacaciones.
  • Evitar comidas copiosas y alcohol antes de acostarse: Trata de cenar de forma ligera y no consumir alcohol en exceso en las horas previas al sueño.
  • Realizar actividad física: Aun durante las vacaciones, intenta incorporar ejercicio físico moderado durante el día para ayudar a tu cuerpo a relajarse por la noche.
  • Crear un ambiente relajante: Asegúrate de que tu espacio de descanso sea cómodo, oscuro y silencioso. Si es necesario, usa tapones para los oídos o una máscara para los ojos.
  • Limitar los estímulos antes de acostarse: Reduce el uso de dispositivos electrónicos y baja la intensidad de las luces al menos una hora antes de dormir.
  • Practicar técnicas de relajación: La meditación, la lectura o tomar un baño caliente pueden ayudarte a calmar tu mente y preparar tu cuerpo para el sueño.

Conclusión

La Navidad puede ser una época de mucha diversión y alegría, pero también puede alterar nuestros hábitos de sueño debido al estrés, la interrupción de las rutinas, la comida y la bebida en exceso, y la sobrecarga de estímulos. Para disfrutar de unas fiestas más relajadas y descansar mejor, es fundamental prestar atención a las necesidades de nuestro cuerpo y adoptar hábitos saludables que nos ayuden a mantener la calidad del sueño.

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