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¿Hay ‘tensión no resuelta’ entre Ana Guerra y Miguel Ángel Muñoz?

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MADRID, 15 Abr.- Ana Guerra y Miguel Ángel Muñoz han dejado ver el saludable momento que atraviesa su relación con varios chistes a través de sus redes sociales que han disparado la tensión entre sus seguidores. Y es que, todo empezó en la noche del domingo, con la emisión en La 2 de la película ‘Tensión sexual no resuelta’ de Miguel Ángel Lamata.

La cantante ha puesto la leña publicando un tuit con las siglas de la película y un divertido emoji que daba a entender que estaba contando un secreto. En ese momento, sus fans comenzaron a especular y sacar conclusiones si esa publicación escondía algún mensaje referente a su relación con Miguel Ángel Muñoz. El actor intervino una hora después al comentar el tuit de la cantante de Bajito, convirtiendo la leña puesta por ella en fuego ardiente.

Está claro que tanto Miguel Ángel y Ana Guerra les gusta meterse en camisas de once varas, lejos de ver la película juntos, han decidido que todo el mundo se enterase y que saque sus propias conclusiones. ¿Acaso es lo que les está pasando? ¿Tienen una tensión sexual no resuelta?

Con toda esta polémica, sus seguidores piensan que entre ellos hay precisamente eso. Y es que, si las redes ya ardían, en ese momento los internautas comenzaron a hablar de la relación entre la extriunfita y el actor. Cosa que seguramente no era la intención de los ambos, pero ‘¿Manolete si no sabes torear, para qué te metes?’.

Con lo discretos que son en sus salidas y viajes, nos extraña un poco que hayan compartido estos tipos de mensajes con los internautas, pero parece ser que su amor va viento en popa.

Fuente: Europa Press

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La ‘jeta’ de Bertín Osborne: de negar a su hijo a exhibirlo en una portada 

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Bertín Osborne hijo portada
Portada de ¡Hola!

De villano a padre ejemplar en cuestión de meses. Así parece que quiere venderse ahora Bertín Osborne, que tras negar a su hijo David, pedir una prueba de paternidad y asegurar que no quería volver a ser padre a los 70, aparece sonriente en la portada de ¡Hola! abrazando al pequeño. Todo bajo el argumento de que no quiere que «sea un niño escondido».

La jugada huele a lo de siempre: negocio, blanqueo de imagen y un reportaje bien pagado. Osborne no se conforma con el perdón íntimo de Gabriela Guillén, la madre del niño, sino que lo convierte en espectáculo mediático, el mismo que él mismo alimentó con sus desplantes.

El padre ausente que ahora posa de revista

Que Bertín quiera presentarse como un padre orgulloso no borra la hemeroteca. Cuando se filtró el embarazo, el artista se desentendió y dudó de Guillén públicamente. Ahora, con el niño ya crecido y diciendo «papá», Osborne asegura: «Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos. El niño es una monada, cariñosísimo, un amor».

El contraste es brutal: el hombre que en su día declaró que «nunca quiso ser padre otra vez» es el mismo que ahora afirma querer «conocerlo, que me conozca, estar y que sepa quién es su padre». Una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes recuerdan su reacción inicial.

Gabriela Guillén: dignidad frente al espectáculo

Guillén también aparece en el reportaje, aunque no hay ninguna foto de los tres juntos «para evitar confusiones», según explican. La empresaria se muestra cordial, pero sus palabras siguen cargadas de verdad: «Quiero que mi hijo sea lo más feliz posible y que tenga una normalidad. Que, independientemente de que sus padres no estén juntos, él sienta el amor de los dos».

Una declaración que contrasta con la confesión de su propio pasado: «Tener un padre es muy necesario. Yo no lo tuve. Por eso, no le quiero privar a mi hijo de ese derecho, porque él sí lo tiene». Una frase que evidencia lo mucho que ella ha cedido para facilitar esta relación y lo poco que Osborne asumió al principio.

El discurso de Osborne: entre excusas y resignación

En la entrevista, Osborne reconoce que «ejercer de padre es complicado a estas alturas de mi vida, pero el niño no tiene culpa de nada». Una frase que muchos interpretan como una justificación tibia, que no encaja con el desplante inicial ni con el giro posterior hacia el escaparate de revista.

Además, habla de Gabriela como «una mujer estupenda, discreta, trabajadora, responsable», aunque no evita subrayar que nunca quiso volver a tener hijos: «Ahora ayudaré a que el niño tenga sus estudios estupendos y que viva lo mejor que pueda». Palabras que suenan más a compromiso económico que a verdadera implicación emocional.

La estrategia de Osborne: del escándalo al “padre modelo”

Lo llamen “reconciliación” o “presentación oficial”, lo que hay detrás es: un reportaje supuestamente rentable y una nueva narrativa para Bertín, que quiere pasar página con una sonrisa y unas declaraciones amables. El problema es que la memoria colectiva no es tan frágil: cuesta olvidar la prueba de paternidad, los desplantes y las frases hirientes.

Lo que ahora Osborne presenta como un acto de normalidad suena más a marketing que a amor paternal. Y la pregunta queda en el aire: ¿de verdad busca ser un padre presente o simplemente otro titular que engorde su ya larga lista de portadas? Lo que sí parece confirmarse es que la imagen de Bertín será difícil de recuperar.

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