La ciudad de València disfruta contra el reloj de las últimas horas de sus Fallas en un ambiente desapacible, con llovizna intermitente y frío, a pesar del cual impera el ruido constante de explosiones y petardos, el sonido de las bandas de música de los pasacalles y mareas peatonales entre falla y falla.
La noche de este sábado acabarán las primeras Fallas «normales» desde antes de la pandemia, de la que apenas se ven resquicios más allá de las mascarillas obligatorias en aglomeraciones e interiores y algunos ninots y referencias literarias en numerosas fallas, que este año han preferido centrarse en otras alegorías sarcásticas y emotivas antes que regodearse artísticamente en el propio coronavirus.
La lluvia que tanto ha marcado estas fiestas de 2022, las primeras que se celebran íntegramente en marzo desde las de 2019 -las de 2020 se suspendieron el día 10 y las de 2021 se aplazaron a septiembre para celebrar solo cinco días de actos falleros de mínimos- y que quedarán para la historia como las más lluviosas en 84 años, sigue condicionando las Fallas en su último día grande, aunque no tan gravemente como los días previos.
La mascletà del 19 de marzo a las dos de la tarde en la plaza del Ayuntamiento a cargo de Pirotecnia Hermanos Caballer, de Almenara (Castellón), ha recibido en el balcón consistorial la ministra de Ciencia y Tecnología, la socialista Diana Morant, y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (Ciudadanos), así como el president de la Generalitat, Ximo Puig, el alcalde, Joan Ribó, y otros cargos políticos e institucionales.
Será la última mascletà del ciclo oficial pero este domingo habrá nueva cita pirotécnica en la llamada «catedral de la pólvora», pues el Ayuntamiento ha empezado a reprogramar los disparos que el mal tiempo obligó a cancelar: mañana será el turno de la Pirotecnia Nadal-Martí, a la que la meteorología frustró el espectáculo del lunes 7 de marzo, y para los próximos meses se programarán las mascletaes de los días 14 (Zarzoso) y 17 (Aitana).
La pirotecnia, además, vivió esta madrugada su momento culminante de las noches falleras con la tradicional Nit del Foc en el paseo de la Alameda, desde el antiguo cauce del Turia, donde Pirotecnia Valenciana alumbró durante veinte minutos el aún invernal cielo de la ciudad con 1.500 kilos de pólvora con 4.000 órdenes de tiro y que vieron, entre muchos miles de personas, las falleras que acababan de finalizar la Ofrenda floral a la Virgen, cuyo manto de claveles dibuja un ave fénix que resurge tras la pandemia sobre el lema PAX.
Y esta mañana, a las ocho en punto, todos los barrios han comenzado a retumbar con las «despertaes«, en las que miles de petardos, cohetes y tracas anuncian la festividad de San José durante más de una hora y preparan a los valencianos para su último día de fiestas patronales, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Precisamente esta mañana han tenido lugar otras tradiciones religiosas de las Fallas, como la misa en honor a San José en la Catedral, a la que acuden cientos de falleros con sus mejores galas en otra cita para la devoción y a pocos metros del enorme catafalco con su patrona, la Mare de Déu dels Desamparats, la «Geperudeta», que preside la céntrica plaza de la Virgen ante el paso de miles de personas, muchas de ellas turistas, no solo nacionales sino también extranjeras, que apenas se vieron en las «miniFallas» de 2021.
Las previsiones hoteleras apuntaban, antes de la borrasca Celia, que se lograrían cifras de ocupación similares ya a las de antes de la pandemia, aunque la meteorología ha cancelado al menos un 10 % de las reservas para este fin de semana, algo que también está sufriendo la hostelería aunque habrá que esperar unos días para conocer el alcance real que ha tenido el mal tiempo sobre esos negocios.
Esta tarde, la Cabalgata del Fuego recorrerá desde las seis la céntrica calle Colón con sus demonios y alegorías infernales para, a partir de las ocho, comenzar la Cremà de las fallas infantiles repartidas por toda València.
Carlos Bazarra
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