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Juan Villalonga, expresidente de Telefónica, se divorcia de su tercera mujer

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Juan Villalonga
Imagen: sabemos.es.

El expresidente de Telefónica, Juan Villalonga, ha hecho pública la noticia de su reciente divorcio de la baronesa Vanessa Von Zitzewitz, después de compartir 13 años de matrimonio juntos. La revelación fue hecha por Villalonga en una entrevista con LOC, donde expresó su deseo de mantener su vida privada en un plano muy discreto. Según sus palabras, «Mi vida es totalmente privada y ahora todavía más».

Este anuncio llega en un momento en el que Villalonga, a sus 71 años, sigue estando activo y lleno de proyectos. En sus propias palabras, «Estoy fenomenal, estoy trabajando más que nunca en mi vida. Me estoy divirtiendo y haciendo cosas». La noticia del divorcio marca el fin de una etapa significativa para Villalonga y Von Zitzewitz, quienes se conocieron en febrero de 2010 durante una cena en Gstaad, Suiza, y se comprometieron diez días después. La pareja tuvo un hijo juntos, Rodrigo, en 2012.

Juan Villalonga tiene una rica historia familiar, siendo padre de siete hijos y abuelo de seis nietos de su matrimonio anterior con Concha Tallada. Su relación con Von Zitzewitz representó una nueva fase en su vida personal y profesional después de su matrimonio previo.

Juan Villalonga

Villalonga es conocido por su destacada carrera en el ámbito empresarial, particularmente por su tiempo como presidente de Telefónica. Durante su mandato, fue una figura clave en la expansión internacional y el crecimiento de la compañía. Su vida ha estado marcada por una serie de asociaciones y eventos significativos, tanto en el ámbito empresarial como personal.

La relación de Villalonga con Von Zitzewitz se convirtió en tema de interés público desde sus inicios, especialmente después de la llegada de su hijo Rodrigo. A pesar de la atención mediática, Villalonga ha mantenido una postura reservada en cuanto a su vida personal, lo que se refleja en su reciente declaración sobre el divorcio.

Es importante destacar que este nuevo capítulo en la vida de Juan Villalonga no ha disminuido su espíritu emprendedor. Según sus propias palabras, sigue involucrado en numerosos proyectos y disfrutando de una etapa activa y productiva. A sus 71 años, muestra una determinación y vitalidad que reflejan su pasión por la vida y los desafíos.

En resumen, el anuncio del divorcio de Juan Villalonga y Vanessa Von Zitzewitz marca el cierre de un capítulo en la vida de un líder empresarial notable, mientras continúa avanzando hacia nuevos horizontes y oportunidades.

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La ‘jeta’ de Bertín Osborne: de negar a su hijo a exhibirlo en una portada 

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Bertín Osborne hijo portada
Portada de ¡Hola!

De villano a padre ejemplar en cuestión de meses. Así parece que quiere venderse ahora Bertín Osborne, que tras negar a su hijo David, pedir una prueba de paternidad y asegurar que no quería volver a ser padre a los 70, aparece sonriente en la portada de ¡Hola! abrazando al pequeño. Todo bajo el argumento de que no quiere que «sea un niño escondido».

La jugada huele a lo de siempre: negocio, blanqueo de imagen y un reportaje bien pagado. Osborne no se conforma con el perdón íntimo de Gabriela Guillén, la madre del niño, sino que lo convierte en espectáculo mediático, el mismo que él mismo alimentó con sus desplantes.

El padre ausente que ahora posa de revista

Que Bertín quiera presentarse como un padre orgulloso no borra la hemeroteca. Cuando se filtró el embarazo, el artista se desentendió y dudó de Guillén públicamente. Ahora, con el niño ya crecido y diciendo «papá», Osborne asegura: «Con el niño estoy encantado. Estoy muy contento de conocerlo, de compartir con él momentos. El niño es una monada, cariñosísimo, un amor».

El contraste es brutal: el hombre que en su día declaró que «nunca quiso ser padre otra vez» es el mismo que ahora afirma querer «conocerlo, que me conozca, estar y que sepa quién es su padre». Una contradicción que resulta difícil de digerir para quienes recuerdan su reacción inicial.

Gabriela Guillén: dignidad frente al espectáculo

Guillén también aparece en el reportaje, aunque no hay ninguna foto de los tres juntos «para evitar confusiones», según explican. La empresaria se muestra cordial, pero sus palabras siguen cargadas de verdad: «Quiero que mi hijo sea lo más feliz posible y que tenga una normalidad. Que, independientemente de que sus padres no estén juntos, él sienta el amor de los dos».

Una declaración que contrasta con la confesión de su propio pasado: «Tener un padre es muy necesario. Yo no lo tuve. Por eso, no le quiero privar a mi hijo de ese derecho, porque él sí lo tiene». Una frase que evidencia lo mucho que ella ha cedido para facilitar esta relación y lo poco que Osborne asumió al principio.

El discurso de Osborne: entre excusas y resignación

En la entrevista, Osborne reconoce que «ejercer de padre es complicado a estas alturas de mi vida, pero el niño no tiene culpa de nada». Una frase que muchos interpretan como una justificación tibia, que no encaja con el desplante inicial ni con el giro posterior hacia el escaparate de revista.

Además, habla de Gabriela como «una mujer estupenda, discreta, trabajadora, responsable», aunque no evita subrayar que nunca quiso volver a tener hijos: «Ahora ayudaré a que el niño tenga sus estudios estupendos y que viva lo mejor que pueda». Palabras que suenan más a compromiso económico que a verdadera implicación emocional.

La estrategia de Osborne: del escándalo al “padre modelo”

Lo llamen “reconciliación” o “presentación oficial”, lo que hay detrás es: un reportaje supuestamente rentable y una nueva narrativa para Bertín, que quiere pasar página con una sonrisa y unas declaraciones amables. El problema es que la memoria colectiva no es tan frágil: cuesta olvidar la prueba de paternidad, los desplantes y las frases hirientes.

Lo que ahora Osborne presenta como un acto de normalidad suena más a marketing que a amor paternal. Y la pregunta queda en el aire: ¿de verdad busca ser un padre presente o simplemente otro titular que engorde su ya larga lista de portadas? Lo que sí parece confirmarse es que la imagen de Bertín será difícil de recuperar.

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