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Salud y Bienestar

La Dra. Ana Cobo (IVI) aclara que la congelación de embriones durante la pandemia no ha afectado al éxito de los tratamientos

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El marco sanitario mundial es actualmente noticia de última hora en estado constante. La COVID-19 afecta a todos y cada uno de los sectores del mundo en el que vivimos. En el caso de IVI, en marzo de 2020 se paralizaron los tratamientos de todos los pacientes en sus procesos de reproducción asistida. Debido a esto, muchos embriones que se iban a implantar “en fresco” fueron vitrificados para preservarlos hasta que pudieran ser transferidos de forma segura. Son muchas las preguntas en torno a la calidad de los embriones que han sido vitrificados.

La Dra. Ana Cobo, directora de la Unidad de Criobiología de IVI, puede responder algunas de estas dudas que surgen con esta nueva situación que todos vivimos. La Dra. Cobo lideró en 2008 un estudio sobre la vitrificación de óvulos que se posicionaría desde entonces como investigación pionera a nivel mundial. Se sitúa, además, como uno de los 25 trabajos más importantes de la historia de la Sociedad Americana de la Medicina Reproductiva (ASRM), una de las más relevantes del mundo en el ámbito de la reproducción asistida. En este estudio se explica cómo se seleccionaron ovocitos de una misma donante, se vitrificaron la mitad y descongelaron después de una hora, mientras que la otra mitad de ovocitos permanecieron en la incubadora durante ese periodo de tiempo. Una vez desvitrificados los ovocitos, se fecundaron junto a los frescos, con el mismo semen y en el mismo momento, lo que permitió evaluar el desarrollo de los embriones generados de ovocitos vitrificados y frescos en las mismas condiciones, comparando tasas de fecundación, de división temprana y de desarrollo a blastocisto. “Y fue grata la sorpresa al comprobar que los resultados obtenidos fueron similares en cuanto a estos 3 parámetros, lo cual nos impulsó a empezar a vitrificar ovocitos de donantes con resultados muy alentadores para la evolución de los futuros bancos de óvulos”, explica la Dra. Cobo.

Respecto a la seguridad de los embriones en el periodo de almacenaje a largo plazo, en IVI se cuenta con salas criogénicas de última generación equipadas con tanques con autoalimentación de nitrógeno líquido. Estos tanques cuentan con sistemas de monitorización continua que da información a tiempo real sobre la temperatura de gametos y embriones, y son capaces de emitir una alerta en el caso de cualquier eventualidad. “Por lo tanto, quiero transmitir un mensaje de tranquilidad a todas las pacientes que tienen sus embriones vitrificados y a las que lo harán”, añade la doctora.

La vitrificación y sus avances, además, han hecho posible reducir en gran medida los embarazos múltiples, ya que una vez fecundados los embriones pueden conservarse con la misma calidad y optar así por la transferencia de un único embrión, asemejándose lo máximo posible a la concepción natural.

En los últimos 10 años, las pacientes de IVI de más de 40 años han incrementado un 74% y suponen uno de los grupos más relevantes a la hora de someterse a tratamientos reproductivos.

Pese a su eficacia, no se puede pasar por alto la importancia de la vitrificación de los gametos a una edad temprana, siendo que, actualmente, el 90% de las indicaciones para vitrificar ovocitos son por motivos no médicos. La Dra. Cobo hace hincapié en esta recomendación: “Lo cierto es que, actualmente, la criopreservación de gametos femeninos es una parte esencial de la reproducción asistida, dadas las altas tasas de éxito alcanzadas gracias a la optimización de esta técnica, pero es importante incentivar a las mujeres y concienciarlas de la necesidad de vitrificar sus óvulos antes de los 35 años, ya que a partir de esta edad su fertilidad empieza a mermar y con ella las posibilidades de éxito reproductivo”.

En cuanto a la incidencia de la COVID-19 en los tratamientos de reproducción asistida, surgen dudas respecto a si existe posibilidad de transmisión mediante estos procesos. Por lo que respecta a la posibilidad de transmisión del virus tras la transferencia de embriones congelados, aunque no hay un conocimiento y experiencia extensos en este punto, en IVI se cuenta con una amplia trayectoria con pacientes infectados con otros virus como la Hepatitis o el VIH. De hecho, en 2012 se publicó un artículo en el cual se analizaba la probabilidad de contagio del virus tras la transferencia de embriones de pacientes infectadas con estos virus, concluyendo que esta probabilidad es prácticamente inexistente, entre otras cosas, por aspectos técnicos inherentes al procedimiento de vitrificación y desvitrificación, que permitirían eliminar las partículas virales si estuviesen presentes y también por la escasa posibilidad de encontrar partículas virales en los gametos y embriones.

“El nivel de contención biológica necesario para trabajar con muestras de pacientes infectados con estos virus, incluyendo la COVID-19, es muy alto y las clínicas IVI están muy preparadas para ofrecer a las pacientes las mayores garantías y seguridad en su camino hacia la maternidad”, concluye la Dra. Cobo.

Debemos estar tranquilos y confiar en que la vitrificación de los embriones en IVI es la solución más segura para garantizar los mejores resultados cuando así se estime por indicación médica.

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Síndrome del intestino irritable: descubren la dieta más efectiva para aliviar el dolor abdominal

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Un nuevo estudio del Reino Unido revela que la dieta mediterránea puede ser una de las estrategias más efectivas para reducir el dolor abdominal y otros síntomas del síndrome del intestino irritable (SII), una condición crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.


El síndrome del intestino irritable afecta a 1 de cada 10 personas

El síndrome del intestino irritable (SII) se caracteriza por dolor abdominal, hinchazón y alteraciones en los hábitos intestinales, como diarrea o estreñimiento. Aunque su causa exacta aún no se conoce, los expertos señalan que el desequilibrio entre el intestino y el cerebro juega un papel clave en el desarrollo de los síntomas.

Según estimaciones médicas, hasta 1 de cada 10 personas sufre esta afección, que puede llegar a alterar significativamente la calidad de vida.


La dieta mediterránea, más eficaz que la dieta tradicional

Un ensayo clínico aleatorizado de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) comparó los efectos de la dieta mediterránea con las recomendaciones dietéticas tradicionales utilizadas para controlar el SII.

El estudio, publicado en la revista científica Annals of Internal Medicine, concluyó que la dieta mediterránea no solo no es inferior, sino que resulta superior a la dieta convencional para aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable.

Esto convierte a la dieta mediterránea en una alternativa viable como primera línea de tratamiento dietético para pacientes con SII.


Cómo se realizó el estudio

Los investigadores analizaron a 110 adultos de entre 18 y 65 años diagnosticados con síndrome del intestino irritable. Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno siguió una dieta mediterránea, y el otro, una dieta tradicional durante seis semanas.

El principal criterio de evaluación fue la reducción de al menos 50 puntos en la Escala de Gravedad de los Síntomas del SII (IBS-SSS), una herramienta clínica que mide la intensidad del dolor y las molestias digestivas.

  • Resultados destacados:

    • El 62% de los pacientes que siguieron la dieta mediterránea experimentaron una mejoría significativa, frente al 42% del grupo con dieta tradicional.

    • Los participantes que adoptaron el patrón mediterráneo también registraron menor frecuencia e intensidad del dolor abdominal y una mejor calidad de vida.


Por qué la dieta mediterránea puede ayudar al intestino

La dieta mediterránea se basa en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, aceite de oliva virgen extra, pescado y frutos secos. Este patrón alimentario es rico en fibra, antioxidantes y grasas saludables, componentes que ayudan a reducir la inflamación intestinal y mejorar el equilibrio del microbioma intestinal, factores clave en la evolución del SII.

 

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