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La ilicitana Milena Smit, nueva ‘chica Almodóvar’: En dos años ha pasado de recepcionista en un hotel a candidata a un Goya

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Madrid, 15 feb (EFE).- Hace poco más de dos años, Milena Smit (Elche, 1996) trabajaba como recepcionista en un hotel. Hoy es candidata al Goya a la mejor actriz revelación por su primera película, «No matarás», y Almodóvar la ha fichado para protagonizar «Madres paralelas», junto a Penélope Cruz y Aitana Sánchez Gijón.

«Siempre he intentado no crearme muchas expectativas, todo lo que ha venido ha sido desde la ilusión, la emoción y la sensación de vértigo», dice a Efe la actriz alicantina, sin tiempo para asimilar tantas buenas noticias, pero con mucha calma al hablar.

Nacida en Elche un poco por casualidad, su madre es manchega y su padre holandés. Creció entre la costa de Alicante y Murcia y hace cuatro años se vino a Madrid a buscarse la vida. «Empecé a trabajar, a conocerme a mi misma», afirma, «no tengo una carrera, pero tengo unas tablas en la vida que me han hecho llegar a donde estoy».

Asegura que nunca se planteó «ser modelo, ni actriz ni nada por el estilo». Nunca soñó con ello. «Iba más al día, no me preocupaba por el futuro; al terminar bachiller con 17 años, no me veía capacitada para decidir a qué me quería dedicar el resto de mi vida, me encontraba bastante perdida en ese ámbito».

Lo de la moda empezó porque a los 15 años, en Murcia, se apuntó a una pasarela en un centro comercial. A raíz de eso le empezaron a llegar propuestas, entre ellas un videoclip con Los Planetas y algunos cortos.

Un día le entró una propuesta de «casting» a través de Instagram. Nunca había preparado un personaje o un texto. «Me pidieron una prueba en vídeo y lo hice lo mejor que pude, ahora la veo y es horrorosa».

Pero a las dos horas le contestaron y convocaron para una prueba presencial. David Victori (Manresa, 1982) buscaba a la protagonista femenina de su opera prima, «No matarás», la Mila sensual e inestable que seduce a Mario Casas en la película estrenada en cines en octubre pasado.

La prueba de verdad vino después. «Le había encajado mi perfil físico, pero (David) quería saber si podía trabajar conmigo», explica Smit. «Estuvimos cuatro horas haciendo una prueba, había preparado una serie de ejercicios de interpretación, meditaciones (…), me quité la coraza y salió algo muy bonito».

Cuando aún no había superado la resaca del estreno de «No matarás», Almodóvar llamó a su puerta en la búsqueda de actrices para el reparto de «Madres paralelas», de la que sólo ha trascendido por el momento que será un «drama intenso» sobre «madres imperfectas».

«No puedo decir absolutamente nada», se apresura a señalar casi antes de escuchar la pregunta. De lo que sí puede hablar por fin, tras haber mantenido el secreto durante semanas, es del proceso de selección.

«Empezamos hace dos o tres meses y yo sabía que iba bien, enseguida empaticé con el personaje», indica, «iba saliendo todo sobre ruedas y al final nos dieron la noticia, estaba deseando compartirla».

De Almodóvar asegura que es un sueño trabajar con él: «Admiro muchísimo su trabajo y jamás pensé que iba a estar viviendo algo así, es una persona y un director maravilloso y estoy superagradecida de que haya decidido contar conmigo para este proyecto y deseando empezar».

Pero antes de que suene la claqueta, el 6 de marzo se desvelará si se lleva el Goya a la mejor actriz revelación, que se disputa con Jone Laspiur («Ane»), Paula Usero («La boda de Rosa») y la argentina Griselda Siciliani («Sentimental»).

Serán unos Goya diferentes, en la distancia, ya que los nominados no podrán trasladarse a Málaga para asistir a la ceremonia que presentarán Antonio Banderas y María Casado.

«Es una pena, pero tenemos que apoyar a la Academia, es una situación muy complicada la que estamos viviendo, un momento de incertidumbre y de miedo y queremos ser responsables con lo que intentamos representar, que la cultura sea segura y evitar posibles contagios», sostiene.

Smit hace gala de esa madurez temprana que le ha dado la vida y, cuando le preguntan por sus cualidades, destaca «la responsabilidad, la disciplina y saber que realmente uno está con uno mismo el resto de lo que te queda de vida».

Magdalena Tsanis

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Cultura

La leyenda de la llorona del Río Turia de Valencia

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La leyenda de la llorona del Río Turia de Valencia

En las tranquilas y serenas orillas del majestuoso río Turia, una leyenda ancestral se ha arraigado en el tejido cultural de Valencia, susurrando historias de dolor y melancolía a lo largo de los siglos. Esta es la leyenda de la Llorona, una figura etérea envuelta en misterio y lamento, cuya presencia ha intrigado y cautivado a los habitantes de Valencia durante generaciones.

Orígenes de la Leyenda de la llorona

Las raíces de la leyenda de la Llorona se entrelazan con las tradiciones orales de la región, transmitidas de generación en generación a través de cuentos y relatos. Se dice que la Llorona era una mujer hermosa, vestida de blanco, cuyo corazón estaba consumido por el dolor y la pérdida.

La leyenda varía en detalles según quien la cuente, pero el núcleo de la historia permanece constante: la Llorona lamenta la pérdida de sus hijos, y su espíritu atormentado busca consuelo en las aguas del río Turia.

Encuentros con la Llorona

A lo largo de los años, han surgido numerosos relatos de encuentros con la Llorona en las orillas del río Turia. Testimonios de pescadores nocturnos, caminantes solitarios y curiosos aventureros han alimentado la leyenda, añadiendo capas de misterio a una figura que se desvanece entre la bruma de la noche.

Se dice que aquellos que han tenido el privilegio (o la desdicha) de encontrarse con la Llorona describen una presencia etérea y desgarradora, acompañada por el sonido de lamentos y sollozos que perforan el silencio de la noche.

Algunos afirman haber visto su figura fantasmal entre los árboles que bordean el río, mientras que otros reportan haber sentido su fría y penetrante mirada desde la oscuridad del agua.

Interpretaciones y Significados

La leyenda de la Llorona en el río Turia ha sido objeto de interpretaciones diversas a lo largo del tiempo. Algunos ven en ella una metáfora de la tragedia y el sufrimiento que han marcado la historia de Valencia, desde las antiguas batallas hasta las inundaciones devastadoras que han afectado a la región.

Otros interpretan su presencia como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la pérdida.

Independientemente de las interpretaciones individuales, la leyenda de la Llorona en el río Turia sigue siendo un símbolo poderoso de la conexión entre el pasado y el presente de Valencia, evocando emociones de nostalgia, melancolía y, en ocasiones, temor.

Su presencia fantasmal en las orillas del río sirve como un recordatorio tangible de la riqueza de la tradición oral y la capacidad de las leyendas para capturar la imaginación y la esencia de una cultura.

La Llorona sigue flotando
En última instancia, la leyenda de la Llorona en el río Turia trasciende su condición de simple cuento popular para convertirse en una parte integral del alma y la identidad de Valencia. A medida que el río serpentea a través de la ciudad, llevando consigo los ecos del pasado y las sombras del presente, la figura etérea de la Llorona sigue flotando en las corrientes de la memoria colectiva, recordándonos la fragilidad y la belleza de la existencia humana.

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